Oysiao cierra. Abre “El Pulpo en el Vaso”

Después de casi 15 años pongo en pausa este blog. No se borrará, ni su contenido desaparecerá.

Pero aparece uno nuevo: El pulpo en el vaso. Dónde a partir de ahora intentaré escribir con mayor frecuencia que en los últimos años de este blog. Ya tiene su imagen (generada por IA) y su primera entrada (generada por mi).

Y, no. No es ninguna inocentada.

Juliana López (Colombia): La música me hace recordar momentos como lo harían los olores

 


¿Qué opinas de la situación actual de los músicos y los cantantes? 

Yo creo que gracias al internet, muchos artistas que eran infravalorados ahora salen a la luz, y muchas personas de cualquier lugar del mundo pueden escuchar y descubrir toda la variedad de músicos que hay hoy en día 

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Probando Tomplay, el lector de partituras interactivo.

Desde que la humanidad hace música los intérpretes han preferido tocar en grupo. Pero no siempre existía la posibilidad así que cuando comenzaron a popularizarse los primeros discos grabados, en seguida empezaron muchos a utilizarlos para tocar mientras la música sonaba. Pero tenían un problema y es que «no había hueco» para ellos, debían doblar una de las voces (o crear las suyas propias).

Pero frente a los problemas siempre hay emprendedores inquietos que ven posibilidades de negocio comercializando soluciones, de modo que no tardaron en comenzar a publicarse discos de música expresamente grabados para facilitar el tocar por encima.

En 1950 nació Minus One Music, la empresa más popular de entre las que se dedicaron a este tipo de grabaciones (marca hoy absorbida por la editora Hal Leonard) , y como su propio nombre expresa, eran grabaciones completas «menos un instrumento» ofreciendo en sus publicaciones música especialmente concebida para que cualquier persona con un tocadiscos en su casa pudiera tocar su instrumento, o cantar, con el disco sonando de fondo.

Al principio, muchas de estas grabaciones se basaban principalmente en ritmos, con estructuras de temas estándar de algún estilo concreto, de manera que uno podía, o bien las melodías de ese estilo, o bien improvisar sus propias frases y ritmos. Es curioso que abundaban estilos como el jazz, ritmos latinos y otras músicas populares en la época, y no tanto de música clásica.

Disco de vinilo de ritmos latinos de 1970. Fuente: Discogs.com

Vinilo de ritmos minus one
interior Vinilo de ritmos minus one
dorso Vinilo de ritmos minus one
etiqueta Vinilo de ritmos minus one

Disco de vinilo con ritmos de standards de jazz para instrumentos solistas. Fuente: Discogs.com

Pronto los amantes de la música clásica empezaron a disponer también de partituras con grabaciones de acompañamiento para practicar o simplemente disfrutar: desde un simple piano hasta una orquesta sinfónica completa, estos discos resultaban un recurso muy valioso, no especialmente caro en comparación con tener que contratar a un pianista para poder ensayar.

El repertorio de Minus One fue aumentando poco a poco con intérpretes y orquestas de reconocida calidad, tanto de música clásica como de jazz o incluso pop, rock, bandas sonoras, etc., hasta albergar cientos de títulos para todo tipo de instrumentos.

También había versiones de los discos en formato casette, aunque el paso importante en la evolución de estos recursos se produjo con la llegada en los años ochenta del formato Compact Disc, que supuso un avance en comodidad y posibilidades, no sólo por la mayor facilidad al controlar las diferentes pistas, sino porque, con la llegada de los ipods y otros dispositivos de reproducción mp3, permitía descargar los temas y llevarlos encima con unos sencillos auriculares.

Partituras música clásica Minus One

Estas son algunas de mis viejas compras de publicaciones Minus One, con partituras + CD de audio.

La tecnología digital del Compact Disc abrió puertas a nuevas posibilidades que parecían un sueño años atrás: en los primeros dos mil se comercializaban aparatos que podían cambiar el tempo o incluso la tonalidad de la música de cualquier CD. Podías guardar esos cambios y grabar tu propio CD con la configuración elegida. Recuerdo cuando vi las características de este aparato, que me pareció brujería poder cambiar el tempo de la música sin que cambiara el tono, así que fui corriendo a ver cuánto pedían por esta maravilla: más de mil euros de la época. Visto en perspectiva creo que hubiera sido un gasto exagerado porque, en muy poco tiempo, aparecieron programas sencillos que permitían hacer todo eso con las pistas de audio que subías a tu ordenador, y que luego a su vez también podías grabar en un CD.

Este folleto que acompañaba a muchas de las publicaciones de Minus One presenta «La máquina de los sueños de cualquier músico». 

En este artículo podéis leer una crítica del aparato.

music minus one reproductor grabador tempo variable

PSD300, la pequeña maravilla que me tentó en los primeros 2000

Y es que las posibilidades de la digitalización del audio y de la web 2.0 acababan de abrir un mundo de posibilidades que no tardaron en materializarse en servicios on-line que ofrecían todo lo que necesitas (partitura, audio de acompañamiento, herramientas para modificar audio) integrado en un solo servicio de suscripción. Al principio de un modo más básico, poco a poco este tipo de servicios se fue sofisticando, hasta llegar a ofrecer funcionalidades como la que proporcionaba la hoy desaparecida iniciativa española Practiceyourmusic.com, que no sólo permitía elegir qué músicos activar/desactivar de una agrupación para sustituirlo, sino que mostraba en vídeo a a los músicos tocando la pieza. Lamentablemente, este estupendo proyecto parece no haber alcanzado la rentabilidad, quizá por costoso de producir, por exceso de ambición, y terminó desapareciendo.

practiceyourmusic 4

Así lucía la estupenda aplicación española on-line Practiceyourmusic

Y es que no basta con ofrecer un gran producto si su comercialización o su gestión no son funcionales. Muchos otros servicios parecidos surgieron y desaparecieron igualmente. Otros muchos perduran y pelean por mantenerse populares y rentables. Y entre estos últimos encontramos la aplicación de la que en realidad quería hablar desde el principio: Tomplay.

Tomplay

Tomplay comenzó a popularizarse con su aplicación para iPad de 2015, y poco a poco ha ido creciendo hasta ser probablemente la más conocida de su tipo. Ofrece básicamente lo mismo que el resto de servicios de partituras+acompañamiento, pero sus más de 40.000 piezas de catálogo lo hacen sobresalir del resto.

Es especialmente nutrida su fondo de música clásica, pero también abarca muchos otros estilos y nichos, su selector de estilos incluye:

  • Anime
  • Barroco
  • Principiante
  • Blues
  • Broadway
  • Navidad
  • Disney
  • Funerales
  • Gospel
  • Jazz
  • Infantil
  • Música Latina
  • Himnos Nacionales
  • Películas
  • Studio Ghibli
  • Tango
  • Videojuegos

Algo que echo en falta es una sección de temas folk o tradicionales, en mi opinión un ámbito más relevante que el de «funerales» o «himnos nacionales».

Cómo funciona Tomplay

 

pantalla de partituras interactivas tomplay

Pantalla de la interfaz de Tomplay en Mac

Sólo he podido probar Tomplay en un iPhone 11 (mediante app) y en un iMac (mediante navegador y mediante app), porque mi vieja tableta android no cumplía los requisitos para la instalación, pero en ambos casos ha funcionado perfectamente.

En el caso del iPhone, aunque pensé que no iba a poder prácticamente utilizarlo debido a su tamaño, he de decir que, dado que la aplicación va mostrando pentagrama a pentagrama con una buena sincronización, es perfectamente funcional, aunque obviamente puede resultar cansino leer durante mucho rato en un dispositivo tan pequeño.

En la pantalla de arriba podemos ver las opciones de que dispone la aplicación:

  • Seleccionar el tipo de audio que nos acompaña: acompañamiento+solista / acompamiento solo / solista solo.
  • Seleccionar tempo.
  • Reproducir audio y partitura sincronizada.
  • Grabar nuestra interpretación.
  • Activar metrónomo.
  • Activar diapasón para afinación.
  • Realizar todo tipo de anotaciones y cambios (digitación, reguladores, matices, arcos, etc) y guardarlas en una versión propia de la partitura.
  • Seleccionar una sección concreta de la partitura para que se reproduzca en bucle y podamos practicar pasajes especialmente difíciles.
  • Imprimir la partitura.
  • Configurar diversos parámetros de la reproducción para que se adapte a nuestro dispositivo y preferencias.

Como veis, las opciones abarcan todas las necesidades básicas que podríamos pedir a un servicio de partituras interactivas.

Puntos positivos

El sistema se desenvuelve muy bien en todas las pruebas que he realizado, con una buena sincronización de audio y partitura, unas grabaciones de calidad realizadas por artistas de gran nivel (aunque los de grandes figuras sólo con acompañamiento de piano) y un efectivo sistema de previsualización en los saltos de pentagrama / página. Además, la interfaz es relativamente simple e intuitiva, de modo que en seguida sabemos todo lo necesario para desenvolvernos con ella.

Pegas

En el capítulo de las pegas, realmente no las hay muy grave: desde el punto de vista de un violinista, podríamos pedir partituras con más anotaciones de golpes de arco, digitaciones, etc. También hablaría, como ya he mencionado antes, de la ausencia de algunos tipos de música importantes, la carencia de la función de cambiar la afinación en la versión web, un límite de número de impresión de partituras/año en mi opinión algo restrictivo (48 impresiones al año) y un precio que podría ser un poco más accesible:

Precios

Comprando piezas sueltas, cada partitura cuesta entre 2€ y 18€, dependiendo de la duración y complejidad de la pieza. Por ejemplo, un dueto corto cuesta entre 2€ y 4€, mientras que un concierto con acompañamiento orquestal cuesta 10€ y 18€.

También hay una modalidad de suscripción que ofrece acceso ilimitado a todo el catálogo (más de 50.000 títulos) por 14.99€al mes o 119.99€ al año. Además, profesores verificados y sus estudiantes tienen opciones de un descuento. En cuanto a restricciones de uso, se pueden conectar hasta tres dispositivos a tu cuenta de Tomplay.

Otras características

Tomplay afirma que añade doscientas nuevas partituras cada semana.

Está disponible en todos los dispositivos (iPhone, iPad, Android Tablet, PC y Mac).

Conclusión

Llevaba un tiempo con curiosidad por este sistema de partituras interactivas y finalmente he tenido tiempo de probarlo durante los 15 días de prueba gratuita que ofrece. Me ha parecido un servicio muy solvente y completo, con todo lo que podría necesitar para disponer de música en partitura y con acompañamiento de todo tipo, aunque con carencias de algunos estilos para mí muy importantes y restricciones para imprimir y compartir partituras con otras personas.

Lo recomiendo para profesores y para estudiantes con tendencia al autoaprendizaje, sobre todo para música clásica, pop, jazz o de películas, porque es realmente cómodo disponer de una sola herramienta donde encontrar todo lo que necesitamos.

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