Probando Biomecánica del violín, de Tomás Cunsolo

Explicaba Dominique Hopenot, en su famoso libro «El violín interior» que, en su carrera profesional como violinista y pedagoga había conocido dos tipos de estudiantes de violín:

Por un lado se encuentran los intuitivos, los que trabajan siguiendo su instinto, sus sensaciones, sin pararse demasiado a pensar o racionalizar, esperando simplemente estar ese día «inspirados» o «en forma» y dejándose llevar por la emoción.

Por otro lado estaban los racionales, aquellos que racionalizan el proceso de aprendizaje y de interpretación de un instrumento mediante el análisis lo más objetivo posible de factores concretos y mensurables: buscan la perfección en una postura exacta, una almohadilla o barbada específica, un método, una falange en una posición adecuada, etc.

Pero ambos vivirían según Hopenot atrapados en una frustración ante algo que se les escapa.

¿No os recuerda esta situación a la fábula de los tres hermanos de Silvio Rodríguez?

Pero todos tendemos a alguna de estas actitudes. Y es que nuestro carácter debería casar con la forma en la que se nos enseña. A cada persona le gusta un tipo de práctica, de trabajo, y se siente cómodo con un acercamiento diferente a la música y al estudio. Alguien muy concienzudo y metódico no soporta carecer de unas guías, unas pautas seguras sobre las que construir sus aptitudes; por el contrario, una persona impulsiva y emocional probablemente se vea agobiado por un exceso de reglas, pautas y análisis que coarten sus impulsos y sus ganas de simplemente dejarse llevar. Y si no tenemos en cuenta esas tendencias naturales es cuando surgen los problemas ¿Acaso no hay infinidad de estudiantes que abandonan por, o bien no soportar el exceso de reglas o, en otros casos, por la ausencia de unas explicaciones detalladas sobre técnica?

Me han venido a la cabeza estas reflexiones a raíz de la lectura del trabajo que he estado leyendo estos últimos días: Biomecánica del violín, de Tomás Cunsolo.

De Tomás Cunsolo, profesor de violín, ya publiqué un artículo hace un tiempo en el que analizaba al detalle el vibrato de Vengerov. Por lo que le conozco, por haber seguido con interés su actividad, siempre ha sido un exhaustivo investigador y analizador de todos los factores, de todos los pequeños detalles que intervienen en la interpretación de violín. A menudo me llegaba a sorprender el nivel de profundidad en los análisis fisiológicos, la infatigable sistematización de cada músculo, movimiento, distancia o acción. Frente a cierta visión mística de los violinistas, poseídos y guiados por el genio la musa, Tomás Cunsolo nos muestra las cuestiones puramente racionales, con una minuciosidad de relojero.

Y es en el prefacio de la obra donde el autor explica el porqué de esa obsesión analítica. Quizás hasta podría considerarse spoiler lo que me dispongo a contar del libro así que, si prefieres no saber detalles mejor salta el siguiente párrafo.

Tomás Cunsolo vivía con una obsesión, una obsesión que le hacía creer que en sus dedos había algún tipo de deformidad que le impedía tocar bien el violín. Vivió muchos años con esta idea que le angustiaba y le hacía tocar con tensión y desazón hasta que un día un médico le diagnosticó trastorno obsesivo compulsivo, el famoso TOC, uno de cuyos síntomas es precisamente pensar que se posee una deformidad en uno de los miembros del cuerpo. A raíz de este descubrimiento, el autor se liberó de su complejo, al tiempo que aprovechó su tendencia al análisis obsesivo para «analizar exhaustivamente cada movimiento que se realiza al tocar el violín». Recurrió a expertos en anatomía y física, indagó e investigó, dejando fluir su obsesiva meticulosidad para desarrollar una teoría y una práctica del violín desarrollada desde cero con el único apoyo y guía del análisis científico.

«…deberíamos empezar a tratar el arte como una extensión de la ciencia, no sólo en lo que concierne al análisis de los sonidos sino también a la anatomía y la mecánica.»

De modo que de este planteamiento parte este trabajo, cuyo inicio incluye diagramas, músculos aductores, extensores, lumbricales, flexores, movimientos de supinación o pronación que pueden resultar abrumadores en un primer acercamiento.

gráficos para tocar el violín

Pero no hay que dejarse impresionar porque son sólo unas pocas páginas, aunque muy densas. Hay que reseñar este manual, aunque incluye sus propios ejercicios, está concebido para utilizarlo como preparación y en combinación y con el libro Estudios para violín, op. 8 de Otakar Ševcík, obra que se puede descargar libremente desde ISMLP, y si no, aquí abajo también lo podéis leer:

A partir de aquí se incluyen una buena cantidad de  ejercicios muchos de ellos basados en trabajos de viejos conocidos de los estudiantes de violín como Dounis, Wholfhart, Galamian, Fischer y Auer. Ejercicios de inicio para cambios de cuerda que hay que afrontar solamente una vez hayamos interiorizado y estudiado exhaustivamente los movimientos correspondientes de los músculos de la mano explicados al inicio.

Conclusión

Para ser sinceros creo que no debería opinar sobre un método de aprendizaje sin haberlo realmente probado a conciencia. Pero confieso que no es posible en mi situación vital y creo que tampoco esta orientado a una persona mayor como yo que ya lleva muchos años tocando mal y sólo busca seguir pasándolo bien tocando con amigos y haciendo algunos eventos.

Pero sí lo recomiendo a diversos tipos de público: profesores que quieran buen tener material pedagógico y deseen saber rigurosamente que los consejos técnicos que dan son científicamente exactos; alumnos ambiciosos que no se conformen con las cuatro recetas sencillas de toda la vida y quieran profundizar en el porqué y el cómo (y que dominen al menos la primera posición); estudiosos e interesados como yo a los que les apasiona todo enfoque nuevo sobre la pedagogía del violín. Eso sí, es conveniente que estos materiales se desarrollen con supervisión o ayuda de un profesor.

A todos ellos creo que les será útil este nuevo trabajo, un primer volumen al que, imagino, seguirán otros orientados a otras cuestiones técnicas de la interpretación del violín.

Y es que hay que tener en cuenta que en este volumen se trata solamente el brazo y mano izquierdos. Pero tocar el violín es una actividad que inmiscuye el cuerpo entero, un cuerpo que debe estar en armonía y equilibrio en toda su extensión, desde los pies a la cabeza, de tal manera que no hay movimiento en una parte del cuerpo que no repercuta en otra.

Por eso, y conociendo al autor, estoy seguro de que vendrán más capítulos de esta investigación: por supuesto el brazo derecho y la sujeción del arco, pero también el cuello y los hombros, la columna, cómo asentarse en el suelo, la relajación, las dinámicas corporales y equilibrio general, etc.

Estaremos atentos para hacernos con sus siguientes trabajos.

El libro se podía comprar en físico en la Editorial de Música Boileau, pero debo avisar que las últimas veces que he visitado su web, esta había sido hackeada, de modo que visitad la página con cuidado, intentadlo en persona en tienda, o bien comprad la partitura para descargar en ePartituras.

Probando cursos online: Fiddlenautics

Soy muy asiduo a cursos y talleres de violín alternativos, esos que ponen el foco de atención en estilos o técnicas que no siempre se asocian de forma natural a nuestro instrumento. Sobre todo en España es llamativo el poco apego que los frotadores de cuerda dedicamos a nuestro patrimonio musical: es más fácil encontrar gente que sepa tocar una giga irlandesa que una jota castellana.

Por eso me alegró mucho encontrar esta nueva iniciativa que se centra precisamente en eso: estilos alternativos que probablemente no visitarás mucho en el conservatorio.

Fiddlenautics es una plataforma que ha decidido precisamente desarrollar una serie cursos online temáticos enfocados a esos estilos alternativos de violín, principalmente del ámbito hispano.

Así se presentan ellos:

«El equipo de Fiddlenautics está formado por personas apasionadas por el mundo de la cuerda frotada.  

Abordamos este mundo con una mirada amplia y creativa que traspasa fronteras.

Por eso hemos creado nuestra escuela online, Fiddlenautics. A tu ritmo, accesible, diferente.

En esta búsqueda de inspiración y conocimiento, estamos descubriendo músicos enormemente creativos que exploran tradiciones y estilos diversos, poco comunes y cuya sabiduría aspiramos a compartir con vosotros. 

Nuestro objetivo es saciar la curiosidad de las mentes musicalmente despiertas, abrir nuevos horizontes a músicos de todo el planeta.

¡Bienvenidos, apasionados de lo poco común!»

Y empiezan con una bien elegida batería de profesores y temas: Blanca Altable con violín castellano; Begoña Riobó con violín gallego; Simón García con violín flamenco; y Gabriel Vieira con violín brasileño.

Curiosamente he recibido estupendas clases presenciales de todos ellos así que me alegré mucho cuando vi este elenco, y no pude dejar de apuntarme a alguno. En esta ocasión decidí probar el de violín flamenco, estilo que me tiene intrigado desde hace un tiempo y del que no termino de conocer ni una ínfima parte, por su complejidad y por su amplitud.

De Simón García ya había recibido un taller de live looping hace tiempo, y conocía su gran versatilidad como músico (participa en infinidad de proyectos, desde el clásico al jazz, el konnakol indio, folk nacional, kpanlongo de Ghana, folk brasileño… y por supuesto flamenco), así que sabía que estaba en buenas manos.

¿Y cómo es este curso online?

Pues se estructura en tres ramas principales, cada una de las cuales está dedicada a aprender un tema de un palo específico del flamenco:

Cada uno de los temas que aprenderemos se tratan en unas diez o doce video-lecciones en las que se tratará brevemente un aspecto técnico importante del palo flamenco que estamos estudiando, y de cómo tratarlo al violín: estructura rítmica y su ejecución en el violín, estructura armónica, tono, cómo imitar el cante, la guitarra u otros instrumentos, fraseos, falsetas, etc.

Los vídeos son muy breves, apenas de entre uno y dos minutos la mayoría, pero lo cierto es que, dado el carácter heterodoxo y a la vez estricto del flamenco, interiorizar estos ritmos y estructuras requiere dedicar mucho tiempo de estudio a estas pequeñas píldoras técnicas: compases de amalgama, armonía modal, acentuaciones y síncopas inesperadas y difíciles de asegurar si no estás acostumbrado a escuchar flamenco.

Y eso es algo a tener en cuenta para los que estén interesados en adentrarse en el flamenco pensando que en este curso: Simón te enseña muchas de las claves que hacen al flamenco tan especial, pero es que cada uno de esos aspectos tratados en, tal vez, un minuto y medio de vídeo, pueden llevarte muchos días de trabajo por tu cuenta tener dominados.

Y es que probablemente una de las dificultades de este estilo viene de no ser aficionado y no tener interiorizados por tanto de forma natural los diferentes palos y sus caracteres, porque esa es la mejor manera de aprender flamenco: escuchándolo y participando donde se produce desde muy joven.

Pero vaya, no es ese mi caso y aun así sigo interesado en este endiablado y fascinante mundo, de modo que me ha gustado mucho el curso porque, aunque no voy a poder dedicarle el tiempo que requeriría, sí he conocido detalles y técnicas interesantes que enriquecen como intérprete.

¿Recomendaría este curso?

Antes que nada avisar de que el público objetivo es de estudiantes o intérpretes de nivel medio o alto y preferiblemente con buenos conocimientos teóricos. Si no, se te va a hacer un poco frustrante. Y sobre todo, tendrás mucho ganado si has escuchado flamenco por gusto y tienes en tu subconsciente esos ritmos y maneras.

Si no, lo que Simón García te proporcionará es un montón de piezas de un puzzle que deberás conocer, dominar e investigar después más allá para realmente llegar a familiarizarte con este estilo. El curso podría ser un hall de entrada, pero el camino luego tendrás que recorrerlo por ti mismo.

Para los que quieran simplemente aprender tres temas flamencos, decir que el curso proporciona partituras de las tres lecciones, aunque ya os aviso que es más aconsejable aprenderlas antes de oído que intentar reproducir directamente de las partituras.

Pero bueno, también hay otros cursos, probablemente más accesibles, que pueden interesarte.

Otros cursos disponibles:

Blanca es una referencia en su instrumento en el ámbito de la música tradicional castellana. Si estás interesado en este estilo no encontrarás mejor guía. Y con el acompañamiento de Chuchi Alcuadrado a la guitarra.

Lo mismo que decíamos de Blanca Altable en Castilla, podemos afirmarlo de Begoña Riobó en Galicia. Sin querer desmerecer a los muchos buenos violinistas que hay por allí, la profesionalidad y talento pedagógico de Begoña la hacen ideal para este curso. Y también tenemos a Chuchi Alcuadrado en esta ocasión.

Tuve la suerte de recibir una clase sobre violín brasileño en persona de Gabriel Vieira, y tengo que decir que fue una gran experiencia, no sólo por su conocimiento de la materia sino también su gran amabilidad y empatía. En esta ocasión con el refuerzo del no menos talentoso João Silva.

La plataforma web.

Fiddlenautics está alojado bajo la plataforma Hotmart, que ofrece una sencilla interfaz para ir simplemente viendo un vídeo tras otro y descargar alguna partitura. Realmente no se necesita mucho más, pero he echado en falta, por ejemplo, muestras en partitura de los ejercicios rítmicos y ejemplos armónicos a realizar para poder tenerlos y no sólo hacerlos de memoria o en el momento de ver el vídeo. 

El coste de los cursos es de 55€, con una supuesta garantía de devolución de 15 días si finalmente no te convence. Los vídeo-cursos están profesionalmente grabados e impartidos. Quizás son muy cortos (aunque intensos), podrían parecer faltos de contenido si lo que buscas es un curso amplio e intensivo, pero son un buen combustible para comenzar a conocer en serio esos estilos a los que nunca nos hemos atrevido a acercarnos.

¿Has hecho algún otro de los cursos de la plataforma? Si es así, no dejes de comentar qué te ha parecido.

Nuevo Método para cuerdas basado en música tradicional latinoamericana

Vivimos en una realidad en la que los referentes culturales y artísticos provienen en su inmensa mayoría del mundo anglosajón. Ya sea a través del omnipresente cine y televisión estadounidense, de la música pop y rock, de las series, incluso de las artes visuales, gran parte de nuestros referentes son creaciones suyas. La facilidad de su industria para crear productos que todo el mundo quiere comprar es fascinante. Y en el ámbito del que trata esta nuestra/vuestra web, la música de violín, sucede lo mismo.

Porque no sorprende que, si buceamos entre el gran catálogo actual de publicaciones pedagógicas no relacionadas con la música clásica para nuestro instrumento, comprobamos que una gran cantidad tratan estilos anglosajones: música celta, música country, música folk, bluegrass, blues, rock, podemos encontrar muchos libros con temas de cualquiera de esos estilos. Pero si intentamos encontrar otros estilos tradicionales de otros países con tradiciones tan ricas o más que la anglosajona, el panorama es bastante desolador: la fantástica música india, la rica tradición árabe y persa, los estilos asiáticos y, por supuesto, los innumerables ritmos y melodías hispanas y latinoamericanas.

Porque ¿qué hace un violinista cuando quiere aprender a tocar flamenco con su instrumento, o una cumbia, una raga, un maqam persa? Hasta ahora estas tradiciones se han transmitido de forma oral, de maestro a alumno, o simplemente escuchándolo mucho en nuestro entorno, pero con muy poco material pedagógico moderno.

Por eso es siempre una gran noticia la aparición de un nuevo material que cubre uno de esos espacios tan poco tratados, como es en este caso: la música tradicional latinoamericana.

«…todas las obras que aprendía a tocar eran de compositores europeos y mi aspiración era que me enseñaran con música venezolana, por su profusión de ritmos y métricas; una variedad impresionante para hacer técnicamente todo lo necesario para un violinista”

Este es un pensamiento que Mark Contreras Gómez tuvo cuando, con trece años, se encontraba estudiando violín con su maestro en San Cristobal, Venezuela. Una idea que comunicó a su profesor y que guardó consigo a lo largo de una creciente carrera musical en Venezuela primero, y en España después, donde desarrolló una intensa labor musical y pedagógica.

Y es aquí donde finalmente se animó a intentar materializar su sueño. Hizo una lista de treinta ritmos latinoamericanos: salsa, mambo, cueca, bambuco, gaita, cumbia, tonada, joropo y un largo etcétera, a partir de los cuales desarrolló temas propios nuevos que ilustraban los diferentes estilos.

“Una vez que tuve los treinta ritmos con su pequeña reseña de por qué se llamaba así, empecé a crear canciones nuevas, pero que suenaran al ritmo. De allí salieron tangos, sambas, choros, ska, música norteña, tonadas, cumbia, mariachi, bambucos, bossa nova y una infinidad de música típica de cada país de América Latina”.

En un verano había conseguido crear los treinta temas con sus respectivos acompañamientos e inició la labor de buscar una editorial interesada en publicar una obra tan singular. Decidió centrarse en Estados Unidos donde hay un mayor público potencial.

“Envié alrededor de 25 correos diarios durante un mes, y solo obtuve respuestas negativas. Respondían las editoriales más grandes, me decían que el proyecto era interesante pero que no tenían previsto nueva música. Llegó un momento en que se me acabó la lista y no continué buscando”.

Pero el trabajo honesto e inteligente nunca cae en saco roto, y meses después, mientras el proyecto aguardaba aparcado en un cajón, una editorial le contactó para llevarlo adelante. Pero estaban interesados en algo de mayor envergadura, que incluyera además versiones para viola y cello, con lo que tuvo que rehacer y transportar el material a los nuevos instrumentos, tarea que le llevó otros tres meses.

“haber logrado la publicación de esta obra me produce una alegría enorme, porque es algo que no existía, no hay una metodología que empiece desde cero para estos instrumentos de cuerda con música latinoamericana. Y ahí es donde está lo innovador, pues para los latinoamericanos es aprender a tocar el violín con música que sienten como propia y en Estados Unidos es aprender con música que les suena muy interesante y les gusta”.

Así que finalmente ya tenemos disponible un método de aprendizaje del violín desde el inicio basado en la rica cultura musical tradicional latinoamericana. Un pequeño hito que espero que tenga mucho éxito y que sea ejemplo y acicate para nuevas iniciativas, nuevas aventuras que exploren otras músicas, otros estilos, otros lugares que esperan a ser descubiertos y valorados.

Algunos ejemplos de audios del Método de Mark Contreras:

Tom & Vini (Bossa nova)

por Mark Contreras | The Latin American String Collection (Violín)

Got salsa (Salsa)

por Mark Contreras | The Latin American String Collection (Viola)

Barú (Cumbia)

por Mark Contreras | The Latin American String Collection (Cello)

Curso «Introducción al Método O’Connor» en Qarbonia

En este taller se profundizará en cómo integrar el Método O’Connor en la Enseñanza de instrumentos de cuerda.

Calle Tribaldos 12,
28043 Madrid

¿A quién va dirigido este taller?

Este taller está dirigido a dirigido a profesores/as de violín, viola y violonchelo interesados en aprender acerca del método O’Connor como una herramienta complementaria en sus clases grupales o individuales, así como también a estudiantes de cualquier edad que quieran participar con su instrumento.

¿Dónde se realiza y cuánto dura?

El taller se impartirá el sábado día 18 de febrero a las 11:00 y durará aproximadamente entre dos y tres horas.

Es presencial y tendrá lugar en la sala de ensayo de Qarbonia, en su tienda del barrio de Hortaleza en Madrid (C/ Tribaldos 12).

¿Cómo está organizado el taller?

Este taller será ameno, dinámico y eminentemente práctico.

Se dividirá en tres partes:

1 – Introducción:

Qué es el método O’Connor, en qué consiste y qué elementos lo diferencian de otros métodos.

2 – Se escogerán cuatro canciones del libro 1 para explicar diferentes ejercicios y enfoques. 

Boil’em Cabbage Down: Creando variaciones
Oh Susanna – Qué es la música Minstrel y sus implicaciones culturales.
When the Saints go Marching in – De dónde proviene este estilo – Call and response
Old Joe Clark – La importancia de la modalidad

3 – Puesta en común, preguntas, aclaración de dudas e intercambio de ideas. 

¿Cómo reservar plaza?

La sala tiene aforo limitado de 20 personas, que es el número máximo de asistentes que se podrá admitir. Las plazas se reservarán por estricto orden de pago.

Para realizar la reserva basta con escribir por email a info@qarbonia.com o poniéndose en contacto via WhatsApp ( 625067462 ) solicitando la reserva.

 ¿Cuánto cuesta y cómo realizar el pago?

El precio para asistir al taller es de 25,00 €, que se abonarán previamente para que la reserva de plaza se haga efectiva.

Si eres miembro de ESTA (European String Teachers Association) España, tendrás un precio especial de 20,00 € para este taller.

El pago se puede realizar por Bizum o transferencia bancaria con los datos que te facilitaremos al ponerte en contacto con nosotros.

Sobre Leonor Falcón

Sobre Leonor Falcón

Violinista y pedagoga

Leonor Falcón es una artista polifacética. Su intensa actividad de divide en varias facetas como violinista, violista, compositora, improvisadora, intérprete y pedagoga.

Creció en Venezuela, donde recibió una formación clásica y formó parte de orquestas desde temprana edad. Entre sus profesores destacan Iván Pérez y Virginie Roibilliard, del conservatorio Emil Friedman y el Mozarteum de Caracas.

En su país natal formó parte del aclamado grupo de música de cámara Virtuosos de Caracas y fue miembro de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, al tiempo que perfeccionaba sus habilidades en el jazz y la improvisación. Como artista independiente, participó activamente en la escena musical local actuando con numerosos grupos de pop, rock y música latina, así como en numerosas sesiones de grabación.

En 2007, Leonor fue aceptada en el Master en Interpretación Musical del Conservatorio de Ginebra, Suiza, donde se formó con Margarita Piguet-Karafilova, graduándose en 2010. Tras este periodo, decidió perseguir su pasión por el jazz y se mudó a Nueva York, donde completó su Master en Jazz Performance en Queens College en 2013, con Antonio Hart, David Berkman, Christian Howes y Mark Feldman.

En Nueva York, Leonor ha formado parte de agrupaciones que se dedican al jazz, la música latina y la clásica. Algunas colaboraciones y actuaciones incluyen la banda de Willie Colon, el cuarteto de cuerda de Akua Dixon, Sirius Quartet, Camila Meza y la Nectar Orchestra, Arturo O’Farrill Latin Jazz Orchestra, Maelo Latinoexperimental Project, Karl Berger Improvisers Orchestra, OKwarteto o Sarah Bernstein’s Veer quartet, entre otros.

Algunos de sus proyectos recientes son Peach and Tomato, un dúo experimental de cuerdas con la violinista Sana Nagano que ha sacado su álbum debut «The Ultimate Pairing» en septiembre de 2019, su álbum debut en solitario Imaga Mondo, junto a los músicos Juanma Trujillo, Christof Knoche y Juan Pablo Carletti que salió en 2017 -y hasta ahora ha sido muy bien recibido por críticos como Bruce Gallanter (Downtown Music Gallery) y Troy Dostert (All about Jazz)-, CHAMA, un proyecto de avant-rock con un primer disco publicado en 2016 y tres singles en 2020, así como varias actuaciones con el Solar String Quartet, Veer Quartet y OKwarteto, tocando respectivamente jazz, música nueva original y música brasileña. Actualmente está trabajando en el lanzamiento de Imaga Mondo Vol. II, un segundo álbum con Peach and Tomato, un nuevo lanzamiento con CHAMA y un disco a dúo con su marido y guitarrista/compositor Juanma Trujillo.

En su faceta como pedagoga, Leonor ha estado enseñando en Nueva York desde 2010 a estudiantes de todas las edades, principalmente usando el método O’Connor, del que es profesora certificada y para el cual se ha convertido en parte de la facultad para su campamento de verano en NYC y Charlotte NC desde 2016

Leonor es endorser de los micrófonos para cuerda REMIC desde 2019.

Recientemente reside en Cataluña.

Más información e inscripciones

Probando Tomplay, el lector de partituras interactivo.

Desde que la humanidad hace música los intérpretes han preferido tocar en grupo. Pero no siempre existía la posibilidad así que cuando comenzaron a popularizarse los primeros discos grabados, en seguida empezaron muchos a utilizarlos para tocar mientras la música sonaba. Pero tenían un problema y es que «no había hueco» para ellos, debían doblar una de las voces (o crear las suyas propias).

Pero frente a los problemas siempre hay emprendedores inquietos que ven posibilidades de negocio comercializando soluciones, de modo que no tardaron en comenzar a publicarse discos de música expresamente grabados para facilitar el tocar por encima.

En 1950 nació Minus One Music, la empresa más popular de entre las que se dedicaron a este tipo de grabaciones (marca hoy absorbida por la editora Hal Leonard) , y como su propio nombre expresa, eran grabaciones completas «menos un instrumento» ofreciendo en sus publicaciones música especialmente concebida para que cualquier persona con un tocadiscos en su casa pudiera tocar su instrumento, o cantar, con el disco sonando de fondo.

Al principio, muchas de estas grabaciones se basaban principalmente en ritmos, con estructuras de temas estándar de algún estilo concreto, de manera que uno podía, o bien las melodías de ese estilo, o bien improvisar sus propias frases y ritmos. Es curioso que abundaban estilos como el jazz, ritmos latinos y otras músicas populares en la época, y no tanto de música clásica.

Disco de vinilo de ritmos latinos de 1970. Fuente: Discogs.com

Vinilo de ritmos minus one
interior Vinilo de ritmos minus one
dorso Vinilo de ritmos minus one
etiqueta Vinilo de ritmos minus one

Disco de vinilo con ritmos de standards de jazz para instrumentos solistas. Fuente: Discogs.com

Pronto los amantes de la música clásica empezaron a disponer también de partituras con grabaciones de acompañamiento para practicar o simplemente disfrutar: desde un simple piano hasta una orquesta sinfónica completa, estos discos resultaban un recurso muy valioso, no especialmente caro en comparación con tener que contratar a un pianista para poder ensayar.

El repertorio de Minus One fue aumentando poco a poco con intérpretes y orquestas de reconocida calidad, tanto de música clásica como de jazz o incluso pop, rock, bandas sonoras, etc., hasta albergar cientos de títulos para todo tipo de instrumentos.

También había versiones de los discos en formato casette, aunque el paso importante en la evolución de estos recursos se produjo con la llegada en los años ochenta del formato Compact Disc, que supuso un avance en comodidad y posibilidades, no sólo por la mayor facilidad al controlar las diferentes pistas, sino porque, con la llegada de los ipods y otros dispositivos de reproducción mp3, permitía descargar los temas y llevarlos encima con unos sencillos auriculares.

Partituras música clásica Minus One

Estas son algunas de mis viejas compras de publicaciones Minus One, con partituras + CD de audio.

La tecnología digital del Compact Disc abrió puertas a nuevas posibilidades que parecían un sueño años atrás: en los primeros dos mil se comercializaban aparatos que podían cambiar el tempo o incluso la tonalidad de la música de cualquier CD. Podías guardar esos cambios y grabar tu propio CD con la configuración elegida. Recuerdo cuando vi las características de este aparato, que me pareció brujería poder cambiar el tempo de la música sin que cambiara el tono, así que fui corriendo a ver cuánto pedían por esta maravilla: más de mil euros de la época. Visto en perspectiva creo que hubiera sido un gasto exagerado porque, en muy poco tiempo, aparecieron programas sencillos que permitían hacer todo eso con las pistas de audio que subías a tu ordenador, y que luego a su vez también podías grabar en un CD.

Este folleto que acompañaba a muchas de las publicaciones de Minus One presenta «La máquina de los sueños de cualquier músico». 

En este artículo podéis leer una crítica del aparato.

music minus one reproductor grabador tempo variable

PSD300, la pequeña maravilla que me tentó en los primeros 2000

Y es que las posibilidades de la digitalización del audio y de la web 2.0 acababan de abrir un mundo de posibilidades que no tardaron en materializarse en servicios on-line que ofrecían todo lo que necesitas (partitura, audio de acompañamiento, herramientas para modificar audio) integrado en un solo servicio de suscripción. Al principio de un modo más básico, poco a poco este tipo de servicios se fue sofisticando, hasta llegar a ofrecer funcionalidades como la que proporcionaba la hoy desaparecida iniciativa española Practiceyourmusic.com, que no sólo permitía elegir qué músicos activar/desactivar de una agrupación para sustituirlo, sino que mostraba en vídeo a a los músicos tocando la pieza. Lamentablemente, este estupendo proyecto parece no haber alcanzado la rentabilidad, quizá por costoso de producir, por exceso de ambición, y terminó desapareciendo.

practiceyourmusic 4

Así lucía la estupenda aplicación española on-line Practiceyourmusic

Y es que no basta con ofrecer un gran producto si su comercialización o su gestión no son funcionales. Muchos otros servicios parecidos surgieron y desaparecieron igualmente. Otros muchos perduran y pelean por mantenerse populares y rentables. Y entre estos últimos encontramos la aplicación de la que en realidad quería hablar desde el principio: Tomplay.

Tomplay

Tomplay comenzó a popularizarse con su aplicación para iPad de 2015, y poco a poco ha ido creciendo hasta ser probablemente la más conocida de su tipo. Ofrece básicamente lo mismo que el resto de servicios de partituras+acompañamiento, pero sus más de 40.000 piezas de catálogo lo hacen sobresalir del resto.

Es especialmente nutrida su fondo de música clásica, pero también abarca muchos otros estilos y nichos, su selector de estilos incluye:

  • Anime
  • Barroco
  • Principiante
  • Blues
  • Broadway
  • Navidad
  • Disney
  • Funerales
  • Gospel
  • Jazz
  • Infantil
  • Música Latina
  • Himnos Nacionales
  • Películas
  • Studio Ghibli
  • Tango
  • Videojuegos

Algo que echo en falta es una sección de temas folk o tradicionales, en mi opinión un ámbito más relevante que el de «funerales» o «himnos nacionales».

Cómo funciona Tomplay

 

pantalla de partituras interactivas tomplay

Pantalla de la interfaz de Tomplay en Mac

Sólo he podido probar Tomplay en un iPhone 11 (mediante app) y en un iMac (mediante navegador y mediante app), porque mi vieja tableta android no cumplía los requisitos para la instalación, pero en ambos casos ha funcionado perfectamente.

En el caso del iPhone, aunque pensé que no iba a poder prácticamente utilizarlo debido a su tamaño, he de decir que, dado que la aplicación va mostrando pentagrama a pentagrama con una buena sincronización, es perfectamente funcional, aunque obviamente puede resultar cansino leer durante mucho rato en un dispositivo tan pequeño.

En la pantalla de arriba podemos ver las opciones de que dispone la aplicación:

  • Seleccionar el tipo de audio que nos acompaña: acompañamiento+solista / acompamiento solo / solista solo.
  • Seleccionar tempo.
  • Reproducir audio y partitura sincronizada.
  • Grabar nuestra interpretación.
  • Activar metrónomo.
  • Activar diapasón para afinación.
  • Realizar todo tipo de anotaciones y cambios (digitación, reguladores, matices, arcos, etc) y guardarlas en una versión propia de la partitura.
  • Seleccionar una sección concreta de la partitura para que se reproduzca en bucle y podamos practicar pasajes especialmente difíciles.
  • Imprimir la partitura.
  • Configurar diversos parámetros de la reproducción para que se adapte a nuestro dispositivo y preferencias.

Como veis, las opciones abarcan todas las necesidades básicas que podríamos pedir a un servicio de partituras interactivas.

Puntos positivos

El sistema se desenvuelve muy bien en todas las pruebas que he realizado, con una buena sincronización de audio y partitura, unas grabaciones de calidad realizadas por artistas de gran nivel (aunque los de grandes figuras sólo con acompañamiento de piano) y un efectivo sistema de previsualización en los saltos de pentagrama / página. Además, la interfaz es relativamente simple e intuitiva, de modo que en seguida sabemos todo lo necesario para desenvolvernos con ella.

Pegas

En el capítulo de las pegas, realmente no las hay muy grave: desde el punto de vista de un violinista, podríamos pedir partituras con más anotaciones de golpes de arco, digitaciones, etc. También hablaría, como ya he mencionado antes, de la ausencia de algunos tipos de música importantes, la carencia de la función de cambiar la afinación en la versión web, un límite de número de impresión de partituras/año en mi opinión algo restrictivo (48 impresiones al año) y un precio que podría ser un poco más accesible:

Precios

Comprando piezas sueltas, cada partitura cuesta entre 2€ y 18€, dependiendo de la duración y complejidad de la pieza. Por ejemplo, un dueto corto cuesta entre 2€ y 4€, mientras que un concierto con acompañamiento orquestal cuesta 10€ y 18€.

También hay una modalidad de suscripción que ofrece acceso ilimitado a todo el catálogo (más de 50.000 títulos) por 14.99€al mes o 119.99€ al año. Además, profesores verificados y sus estudiantes tienen opciones de un descuento. En cuanto a restricciones de uso, se pueden conectar hasta tres dispositivos a tu cuenta de Tomplay.

Otras características

Tomplay afirma que añade doscientas nuevas partituras cada semana.

Está disponible en todos los dispositivos (iPhone, iPad, Android Tablet, PC y Mac).

Conclusión

Llevaba un tiempo con curiosidad por este sistema de partituras interactivas y finalmente he tenido tiempo de probarlo durante los 15 días de prueba gratuita que ofrece. Me ha parecido un servicio muy solvente y completo, con todo lo que podría necesitar para disponer de música en partitura y con acompañamiento de todo tipo, aunque con carencias de algunos estilos para mí muy importantes y restricciones para imprimir y compartir partituras con otras personas.

Lo recomiendo para profesores y para estudiantes con tendencia al autoaprendizaje, sobre todo para música clásica, pop, jazz o de películas, porque es realmente cómodo disponer de una sola herramienta donde encontrar todo lo que necesitamos.

Más información: