En el mundo de la música es importante desarrollar una buena competencia a la hora de cantar o tocar un instrumento. Se puede decir que es el paso número uno para poder estar en un contexto profesional. Una buena preparación permite desarrollar la profesión de una manera sana física y mentalmente.
La adquisición de esta competencia musical no acaba nunca, un cantante debe estar continuamente trabajando, mejorando y evolucionando y el estudio, se puede decir que, no acaba.
Por otro lado, he conocido a muchos músicos con una gran preparación y en cambio no han alcanzado ciertas metas profesionales y eso me ha llevado a preguntarme el por qué.
Tras mucha reflexión me he dado cuenta de que a estas personas les faltan herramientas personales y profesionales para poder desenvolverse en el contexto profesional. Otras veces carecen de una actitud enfocada al logro. Y cuando hablo de estas herramientas me refiero a:
- Habilidades sociales: son personas a las que les cuesta relacionarse con otros, mantener una red de contactos viva y saber detectar oportunidades y comunicar aquello que ellos pueden aportar a un determinado proyecto.
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Habilidades tecnológicas: son personas que subestiman el poder de la comunicación en redes sociales. En mi rol de "periodista" me he encontrado, tras asistir a un concierto, que era imposible poder contactar con un artista: ni web, ni facebook, ni linkedin, ni correo... imposible. Esas personas no son conscientes de que matan el interés que otras personas desconocidas puedan tener en su trabajo.
- Desconocimiento del funcionamiento del sector: muchos cantantes y músicos no conocen los canales ni las formas para presentar sus ideas y proyectos artísticos a las personas que pueden contratarles y esperan en su casa el milagro del agente.
- Limitaciones mentales: sienten que no están suficientemente preparados, tienen miedo al rechazo, tienen miedo a que les digan que no son suficientemente buenos, etc.
Y todos estos aspectos lamentablemente no se fomentan en los centros educativos musicales.