Pizzicato y mecanografía

PizzicatoLos instrumentos de cuerda frotada suelen tocarse con el arco, un artilugio formado por una vara de madera en la cual está tensado un manojo de crines de cola de caballo que, previamente embadurnadas de resina para aumentar su fricción con las cuerdas, provocan la vibración de éstas. Sin embargo a veces el compositor inserta algunas notas que tienen que ejecutarse sin el arco, esto es, pulsando las cuerdas como si se tratara de una guitarra o un arpa.

Para definir esa manera de producir el sonido se utiliza la palabra italiana pizzicato, que literalmente quiere decir pellizcado. El compositor advierte al intérprete de que hay que ejecutar ciertas notas de esa manera escribiendo en la partitura: pizz antes de la primera nota pizzicata y con l’arco cuando hay que volver a frotar las cuerdas.

El único instrumento de cuerda frotada que hace un uso bastante frecuente del pizzicato es el contrabajo en la música jazz. Sin embargo, en el violín y los demás instrumentos de su  familia (viola y violonchelo) el pizzicato no se emplea muy a menudo, ya que su sonoridad seca y de muy breve duración no permite la misma expresividad del arco, quedándose relegado a momentos puntuales en los que se usa como efecto.

Hay estupendas excepciones de obras que utilizan el pizzicato desde el comienzo hasta el final, como es el caso de la Pizzicato Polka de los hermanos Joseph y Johann Strauss o de esta otra pieza, interpretada por Paganinus, una orquesta infantil portuguesa, cuyo título es Plink, plank, plunk!

El autor de esta obra tan divertida es Leroy Anderson, un compositor estadounidense que recordamos hoy por ser el 35º aniversario de su muerte.

Su catálogo está compuesto principalmente por piezas breves y ligeras, de fácil escucha y generalmente cargadas de cierto humor, como es el caso de su obra más famosa: La máquina de escribir, interpretada por el percusionista Martin Breinschmid acompañado por la Strauss Festival Orchestra de Viena.

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Gabriel Fauré y la sordina del violín

SordinasLa sordina es un artilugio que permite no sólo disminuir el volumen sonoro producido por un instrumento, sino también (y  éso es lo más importante) modificar su timbre para conseguir determinadas atmósferas.

Las sordinas más conocidas tal vez sean las de la trompeta, pues además de transformar totalmente el timbre del instrumento, se colocan en la parte más visible desde el punto de vista del público, es decir en el pabellón.

Menos conocidas son las sordinas de los instrumentos de cuerda frotada, principalmente por dos razones: la primera es que hay pocas obras en las que se utilicen en un instrumento solista, empleándose con más frecuencia en las partes de la orquesta, en las que la modificación tímbrica es menos evidente; la otra razón es que, debido a su menor tamaño y a su forma más discreta, suelen pasar desapercibidas  a simple vista.

Las sordinas de los cuatro instrumentos de cuerda frotada de la orquesta moderna, el violín, la viola, el violonchelo y el contrabajo, son parecidas en cuanto a forma, aunque obviamente su tamaño es proporcional al tamaño del instrumento mismo. Todas ellas se colocan en el puente, que es la pieza de madera en la cual se apoyan las cuerdas en el extremo opuesto al mango del instrumento. El puente, además de sostener las cuerdas, transmite la vibración de éstas a la caja de resonancia. La sordina, al obstaculizar la oscilación del puente, reduce la vibración de la madera de la caja de resonancia misma y del aire contenido en ésta.

Existen distintos tipos de sordinas que se diferencian sobre todo por su forma y, lo más importante, por su peso. Para tocar como solista generalmente se utiliza una sordina de peso intermedio, hecha en madera dura (ébano, boj o similar) o en metal, que proporcionan un timbre intimista sin reducir tanto el volumen sonoro como para dificultar la audición de la parte principal. Las hay también tan pesadas que casi impiden la vibración del puente: éstas no se usan en público sino que sólo se utilizan para estudiar en horas y lugares inadecuados (p.e. hoteles durante las giras de conciertos). Finalmente las hay también más ligeras, de goma o plástico, que, renunciando a una mínima parte de calidad tímbrica, proporcionan la comodidad de quedar enganchadas a las cuerdas sin molestar su vibración cuando no las necesitemos y de poderse colocar en el puente con extrema rapidez cuando haga falta. Este tercer tipo se usa sobre todo en orquesta.

Gabriel FauréEntre las poco numerosas obras para violín con sordina he elegido la Berceuse op.16 de Gabriel Fauré. Su título se puede traducir al español como canción de cuna o nana.

La elección de esta pieza se debe a dos razones. La primera es que hoy es el aniversario de este compositor y pedagogo francés, maestro, entre otros, de Maurice Ravel y Nadia Boulanger: Fauré nació hace exactamente 165 años. La segunda razón es que ésta es la primera obra que toqué en público, hace ya alrededor de tres décadas, por lo que la recuerdo con especial cariño.

En el siguiente vídeo, además de poder ver el empleo de una sordina en un violín y  escuchar  su efecto, podemos disfrutar de la estupenda interpretación del violinista Daniel Zisman y de la pianista Christina Bauer.

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350º aniversario de Alessandro Scarlatti

Alessandro ScarlattiAlessandro Scarlatti es uno de los músicos que para ser identificados necesitan del nombre, además del apellido, para que no les confundamos con su hijo, como es el caso de Leopold Mozart, o de su  padre, como les ocurre a Carl Philipp Emanuel, Johann Christian o cualquier otro de los numerosos hijos de Johann Sebastian  Bach.

En efecto, Domenico es mucho más famoso que él, y aquí en España aún más, tanto por haber vivido aquí gran parte de su vida, hasta el final, por haber conocido, valorizado y empleado el folclore musical español en su música y por haber sido maestro de la reina Bárbara de Braganza y de Antonio Soler, quien continuó su brillante estilo clavecinístico.

Por otro lado, de Alessandro, del que hoy se cumplen los 350 años del nacimiento, se conoce sólo una mínima parte de su obra, a pesar de ser ésta impresionante, tanto por cantidad como por calidad: más de un centenar de óperas (algunas de las cuales se perdieron), decenas de oratorios y varios centenares de cantatas que han sido fundamentales en el desarrollo de la escuela napolitana y de dos formas musicales, la sinfonía u obertura italiana, precursora de la sinfonía clásica, y el aria col da capo.

Esta última tiene una estructura tripartita (ABA’): la parte central contrasta armónicamente con la primera sección, que a su vez vuelve, variada con adornos, para cerrar la pieza.

Un ejemplo bastante conocido de aria col da capo de Alessandro Scarlatti es O cessate de piagarmi, de la ópera Pompeo. La fama de esta aria se debe, más que a las muy raras representaciones o grabaciones de la ópera a la que pertenece, a estar incluida, junto con otras obras de la escuela napolitana, en una colección didáctica muy empleada en las clases de canto de todo el mundo, recopilada por Alessandro Parisotti y publicada por Ricordi en 1890 bajo el título de Arie antiche.

El texto, de Nicola Minato, es el lamento de un amante no correspondido (la traducción sólo quiere comunicar el significado del texto y no pretende transmitir su sentido poético):

O cessate di piagarmi,
o lasciatemi morir!
Luci ingrate,
dispietate,
Più del gelo e più de’ marmi
fredde e sorde a’ miei martir.
Più d’un angue, più d’un aspe
crudi e sordi a’ miei sospir,
occhi alteri,
ciechi e fieri,
voi potete risanarmi,
e godete al mio languir

¡Oh parad de herirme,
oh dejadme morir!
Ojos desagradecidos,
despiadados
Más que el hielo y más que los mármoles
fríos y sordos a mis martirios.
Más que una serpiente, más que un áspid
crudos y sordos a mis suspiros,
ojos altivos,
ciegos y fieros,
vos que podéis sanarme,
y gozad de mi languidecer.

La siguiente interpretación es del contratenor Douglas Dodson.

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Henry Mancini y la Pantera Rosa

Imposible pensar en la Pantera Rosa sin que nos venga a la mente la música que acompaña sus curiosísimos andares, esa pegadiza melodía que tanto se ajusta a ese felino surrealista gracias a la elegancia algo enigmática de su cromatismo, la agilidad cautelosa de su ritmo y el cálido timbre del saxofón.

El autor de esa partitura es Henry Mancini, compositor de una lista larguísima de bandas sonoras, además de jazz, género cuya influencia es muy evidente en la música de la citada serie de animación. Por su música de cine recibió un gran número de galardones: nada menos que 20 Grammy, 4 Óscar y un Globo de Oro. Sólo por citar algunos de sus éxitos: Moon River (de la película Desayuno con diamantes), Days of Wine and Roses (del homónimo filme) y el tema principal de la película Peter Gunn, cuyo cover más famoso apareció en The Blues Brothers.

Hoy hace exactamente 86 años del día en que nació. Lamentablemente hace casi 16 años que nos ha dejado. Mis alumnos y alumnas y yo lo recordaremos tocando con nuestras flautas su melodía más famosa.

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Gianni Rodari: el poder de la imaginación

Hace trenta años fallecía Gianni Rodari, una de las figuras más apreciadas por los educadores y educadoras no sólo de Italia, sino de todo el mundo, ya que su obra está traducida a incontables idiomas. También, y sobre todo, es una de las personas más querida por los niños y niñas que han tenido la suerte de aproximarse a su literatura. Cuentos, poemas, retahílas para el disfrute directo de los más pequeños, pero también obras dirigidas a los adultos que se dedican a la educación, en el sentido más amplio y pleno del término, es decir no limitándose a los profesionales de la docencia, sino incluyendo a cualquiera que tenga posibilidad de contribuir a la formación de la infancia, empezando, claro está, por padres y madres.

En esta última categoría de obras destaca la imprescindible Gramática de la Fantasía, que, lejos de enjaular la creatividad y la imaginación dentro de unas reglas rígidas como podría entenderse por el título, ensalza la importancia de fundamentar en aquellas el proceso de aprendizaje, algo que no siempre la escuela consigue.

La labor pedagógica de Rodari anduvo siempre de la mano de un fuerte compromiso social, que, además de manifestarse abiertamente en sus escritos periodísticos y en su activismo político, está muy presente también en su literatura infantil, sobre todo en su vertiente pacifista. Por ejemplo, en la retahíla Dopo la pioggia (Tras la lluvia):

Sarebbe una festa per tutta la terra
fare la pace prima della guerra.

Sería una fiesta en toda la tierra
hacer las paces antes de la guerra.

A algunos de los textos de Rodari les han puesto música Sergio Endrigo y Luis Bacalov. La más famosa de estas canciones es sin duda Ci vuole un fiore (Hace falta una flor), en la que Rodari, con su extrema sutileza, vuelve a tratar el pacifismo.

Le cose di ogni giorno
raccontano segreti
a chi le sa guardare
ed ascoltare.
Las cosas de cada día
cuentan secretos
a quienes saben observarlas
y escucharlas.
Per fare un tavolo ci vuole il legno
per fare il legno ci vuole l’albero
per fare l’albero ci vuole il seme
per fare il seme ci vuole il frutto
per fare il frutto ci vuole un fiore
ci vuole un fiore, ci vuole un fiore,
per fare un tavolo ci vuole un fiore.
Para hacer una mesa hace falta la madera
para hacer la madera hace falta el árbol
para hacer el árbol hace falta la semilla
para hacer la semilla hace falta el fruto
para hacer el fruto hace falta una flor
hace falta una flor, hace falta una flor,
para hacer una mesa hace falta una flor.
Per fare un fiore ci vuole un ramo
per fare il ramo ci vuole l’albero
per fare l’albero ci vuole il bosco
per fare il bosco ci vuole il monte
per fare il monte ci vuol la terra
per far la terra ci vuole un fiore
per fare tutto ci vuole un fiore.
Para hacer una flor hace falta una rama
para hacer la rama hace falta el árbol
para hacer el árbol hace falta el bosque
para hacer el bosque hace falta el monte
para hacer el monte hace falta la tierra
para hacer la tierra hace falta una flor
para hacer todo hace falta una flor.
Per fare un tavolo ci vuole il legno… Para hacer una mesa hace falta la madera…

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