El otro Haydn

Michael HaydnCuando oímos o leemos el apellido Haydn, pensamos inmediatamente en el compositor que mereció el apodo de “padre de la sinfonía” y que fue maestro de composición de Beethoven: Joseph Haydn. Sin embargo hay otro Haydn en la Historia de la Música: su hermano menor Michael, nacido hoy hace exactamente 274 años.

Sus biografías coinciden en varios aspectos: iniciados en la música por su padre, músico aficionado, ambos fueron cantores en la escolanía de la catedral de San Esteban en Viena y trabajaron como maestros de capilla al servicio de diferentes aristócratas de Austria y Hungría.

Michael, que desde 1762 trabajó en Salzburgo, fue muy amigo de Leopold Mozart y, más adelante, de su hijo Wolfgang. Por su parte, también Joseph estrechó una gran amistad con este último a partir de 1782, el año siguiente al traslado de Mozart a Viena.

La última parte de sus vidas fue bastante diferente: mientras Joseph viajó primero a Hungría, para trabajar en la corte de la familia Esterházy, y luego a Londres, donde ofreció varios conciertos con grandes orquestas, para los que escribió nuevas sinfonías, Michael rechazó todas las ofertas que recibió, por ejemplo de los Esterházy, decidiendo quedarse en Salzburgo.

Dentro del amplio catálogo de las obras de Michael Haydn, que contiene composiciones de prácticamente todos los géneros en uso en esa época, destacan las obras de música sacra, muy apreciadas por su hermano, que las consideraba superiores a las suyas[1], y por Mozart, quien indudablemente fue inspirado por ellas. Un ejemplo evidente de la gran influencia que Michael ejerció sobre Wolfgang es el réquiem Missa pro Defuncto Archiepiscopo Sigismundo c- minor MH 155[2], composición que un Mozart quinceañero escuchó en su estreno y en las dos ejecuciones siguientes, quedando fuertemente impresionado. Veinte años después, el compositor de Salzburgo componía su Requiem K. 626, cuyo Introitus tiene muchas similitudes con éste, que escuchamos en la interpretación de The King’s Consort.

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Kaiserquartett

BerlínLa melodía del himno nacional alemán fue compuesta por Franz Joseph Haydn con fines patrióticos que en absoluto estaban relacionados con Alemania, entre otras razones porque ésta todavía no existía como Estado unificado sino como rompecabezas de  más de 30 territorios. Haydn, que nació muy cerca de Viena, en realidad compuso esta melodía para su emperador: en efecto, su título original, y su primer verso, era Gott erhalte Franz den Kaiser (Dios salve al emperador Francisco). Con los cambios necesarios para adaptarlo a la sucesión al trono, siguió como himno del Imperio Austrohúngaro hasta el fin de la I Guerra Mundial.

Fue entonces cuando esta melodía  pasó a servir como himno de Alemania con un texto escrito en 1841, 30 años antes de la unificación.

Deutschland, Deutschland über alles
über alles in der Welt

(Alemania, Alemania sobre todos,
sobre todos en el mundo)

El texto suena algo duro a los oídos de los ciudadanos del siglo XXI, empujando fácilmente al equívoco sobre el significado  de esas palabras para el himno de un país que tuvo, en un pasado todavía no demasiado lejano, unas ambiciones expansionistas que causaron la más trágica de las guerras que ha vivido la humanidad.

Sin embargo, la intención del autor era animar a abandonar los intereses individualistas de los muchos estados, algunos tan pequeños como ciudades, para unirse en una única nación.

Von der Maas bis an die Memel,
von der Etsch bis an den Belt

(Desde el río Mosa hasta el río Niemen,
Desde el río Adige hasta el Belt)

Otros dos versos de la primera estrofa resultan molestos, y con razón, para varios países: los ríos que se indican como fronteras germanas están incluidos en la actualidad en los territorios de Francia, Bélgica, Holanda, Bielorrusia, Lituania, Italia y Dinamarca. Sin embargo, también en este caso debemos perdonar al autor del texto, ya que éstas eran más o menos las fronteras de aquella época.

Estas razones fueron suficientes para que esta estrofa fuera excluida del himno oficial de la Alemania reunificada. Tampoco está la segunda estrofa, también trasnochada:

Deutsche Frauen, deutsche Treue,
Deutscher Wein und deutscher Sang
Sollen in der Welt behalten
Ihren alten schönen Klang

(Mujeres alemanas, lealtad alemana,
Vino alemán y canciones alemanas
Seguirán muy altamente estimados
En todo el mundo)

En fin, el himno de la República Federal de Alemania sólo tiene una estrofa, la siguiente:

Einigkeit und Recht und Freiheit
Für das deutsche Vaterland!
Danach lasst uns alle streben
Brüderlich mit Herz und Hand!
Einigkeit und Recht und Freiheit
Sind des Glückes Unterpfand;
Blüh im Glanze dieses Glückes,
Blühe, deutsches Vaterland.

(Unidad, justicia y libertad
Para la patria alemana;
Eso persigamos todos
Fraternalmente con el corazón y las manos.
Unidad, justicia y libertad
Son el voto de la felicidad;
Florece con el brillo de esa suerte,
Florece, patria alemana.)

De las muchas versiones de esta melodía, he dejado para el final la mejor: las variaciones que compuso el mismo autor del tema, Haydn, como segundo movimiento del Cuarteto op. 76 nº 3, conocido, obviamente, como Kaiserquartett (Cuarteto “Emperador”).

Sirva esta entrada como prólogo a mis vacaciones berlinesas que empiezan mañana, como homenaje a ese estupendo país que es Alemania y a sus habitantes y, una vez más, a Franz Joseph Haydn, que seguiremos recordandando durante todo este año, por ser el 200º desde su muerte.

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Franz Joseph Haydn

Han pasado dos siglos y dos días desde la muerte de este compositor, uno de los más importantes del período clásico, junto con Mozart y Beethoven.

Lo nombrábamos hace unas semanas hablando de la Sinfonía de los juguetes, obra que le fue erróneamente atribuida durante cierto tiempo. También lo estuve nombrando repetidamente en clase, hablando de Mozart a mis alumnos y alumnas, tanto por la amistad que los dos compositores austríacos estrecharon, amistad basada en una profunda admiración recíproca de sus respectivas cualidades musicales, como por la importancia que tuvo la música de Haydn en la formación del joven Mozart.

En efecto, aunque el magnífico talento y la fama universal de Wolfgang eclipsan buena parte de los méritos de Joseph a los ojos del gran público, la influencia que este último ejerció sobre el niño prodigio de Salzburgo fue indudablemente mayor que la que pudo recibir de él, por lo menos en el campo de la música instrumental. A ésto sin duda contribuyó el hecho de que Mozart muriera tan joven, casi 18 años antes de ese fatídico 31 de mayo de 1809.

Con Haydn,  la forma sonata se define como el esquema de construcción preferido por los compositores clásicos y, posteriormente, románticos, quedando en pleno auge no sólo durante el siglo XVIII, sino a lo largo de todo el siglo siguiente. Con un movimiento en forma sonata se abre la práctica totalidad de las obras instrumentales de esos dos períodos de la historia de la música, independientemente de la formación instrumental: las sonatas (por un solo instrumento o en dúo, principalmente con piano), las sinfonías (por orquesta sinfónica), los conciertos (por instrumento solista acompañado por la orquesta) y las obras de cámara (por pocos instrumentos). La producción sinfónica y camerística de Haydn es grandiosa, tanto por cantidad (104 sinfonías y un número todavía incierto de cuartetos de cuerda, entre 77 y 84) como por su calidad,  y le hizo merecer los apodos de Padre de la sinfonía y Padre del cuarteto de cuerda.

Durante su época de músico de corte, ocupó el cargo de máxima responsabilidad (Kappellmeister) en la orquesta de los príncipes Esterházy, una de la más importantes familias de la aristocracia austríaca. Ejerció ese cargo con esmero, lo que apreciaron mucho tanto sus amos como sus subordinados, creando un excelente ambiente de trabajo, digno de la admiración de muchos músicos de la época. Sin embargo, en el verano de 1772, los músicos manifestaron a su maestro cierto malestar por trabajar ininterrumpidamente durante demasiado tiempo y necesitar un poco de descanso. Haydn supo transmitirlo al príncipe de una manera tan fina que éste se rindió frente a tanta genialidad y buen gusto: durante el último movimiento de una sinfonía que estaban estrenando, los instrumentistas, a medida que iban terminando su tarea, apagaron la vela de su atril, se levantaron sigilosamente y se fueron, hasta quedar en el escenario sólo dos violines, que interpretaron las últimas notas de la obra.

Ese final de la sinfonía nº 45, también conocida como Los adioses, fue interpretada por la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Daniel Barenboim, para abrir este año haydiano, el 2009.

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Sinfonía de los juguetes

Esta obra, en la cual, junto con los instrumentos tradicionales, participan juguetes (una trompeta y un tambor de hojalata, unos silbatos que producen el canto de un cuco y de un ruiseñor, una matraca y un triángulo, que en aquella época estaba todavía admitido en las bandas pero no en la orquesta) ha sido atribuida durante mucho tiempo a Leopold Mozart, el padre de Wolfgang Amadeus.

Anteriormente, esta misma obra se atribuyó a diferentes compositores, entre los que figuran Franz Joseph Haydn, el padre de la sinfonía, y su hermano Michael.

Entre las razones que contribuyeron a que se le quitara la autoría a Haydn y se le diera a Leopold Mozart, seguramente estuvo la gran fama como maestro de música de la que gozaba este último, quien, además de haber sido el responsable de la educación musical de su hijo, escribió un importante método de violín, Tratado para una escuela violinística básica, que se publicó en varios idiomas y sirvió para que muchísimos niños de esa época y del siglo siguiente aprendieran a producir sus primeras notas con ese instrumento.

Sin embargo, hoy en día hay estudios que demuestran que el autor de la Kindersinfonie (sinfonía de los niños, ese es su título en alemán) fue un monje benedictino llamado Edmund Angerer que vivió en Baviera en la segunda mitad del siglo XVIII, y no el músico de la corte del Arzobispo de Salzburgo. No obstante, Leopold todavía aparece como autor de esta obra en las portadas de las partituras y de los discos publicados hasta hace muy pocos, y en muchísimas páginas web, bastante más de las que presentan esta música como obra de Angerer. Un ejemplo es el siguiente vídeo.

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