Actualización pedagógico-musical (IV)

actualización pedagógico-musical

Laura García Marín

Con las dos últimas conferencias en programa, finalizaron ayer las Jornadas de actualización pedagógico-musical organizadas por el Centro de Profesorado de Marbella-Coín. La primera, titulada La Emancipación de la Viola, fue a cargo de Laura García Marín, profesora superior de Viola y docente del Conservatorio Profesional de Música de Fuengirola.

La ponente justificó la necesidad de dedicarle una conferencia a su instrumento debido al desconocimiento generalizado sobre él. Lamentablemente eso es cierto: tanto los melómanos como los intérpretes de otros instrumentos suelen conocer la viola sólo por su participación dentro del repertorio orquestal y camerístico, en el que ejecuta una parte de relleno raramente interesante por sí misma y casi siempre a la sombra de su hermano más famoso, el violín. Tanto es así que la mayor parte del gran público no consigue distinguirla de este instrumento.

Sin embargo la viola, además de ser capaz de interpretar efectivas transcripciones de otros instrumentos (sobre todo del violín y violonchelo) que resultan muy sugestivas gracias a su timbre cálido y fuertemente expresivo, posee un repertorio solistíco de primera magnitud sobre todo a partir de finales del setecientos: como ejemplo valga la Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta de Mozart, en la que, además de apreciarse la absoluta igualdad con la que el compositor de Salzburgo ha tratado los dos instrumentos, también se puede comparar la apariencia y el timbre de éstos de la mano de David e Igor Oistrakh, dirigidos por otro gran violinista y violista, Yehudi Menuhin, que en esta ocasión deja el arco por la batuta:

Laura Marín siguió su interesante conferencia explicando algunas de las razones históricas por las que la viola ha necesitado emanciparse, entre las cuales hay que destacar: sus características constructivas -esto es, la necesidad de encontrar el equilibrio entre la mejor sonoridad, para la que se necesita una gran caja de resonancia, y la mayor comodidad para el ejecutante, que disminuye al aumentar las dimensiones del instrumento- y la escasa dedicación de los compositores hacia ella, también debida al hecho de que la mayor parte de los violistas, durante siglos, han sido violinistas de pocos recursos técnicos que se pasaban a la viola porque su repertorio orquestal, como decíamos, solía ser un sencillo relleno armónico que no necesitaba mucha agilidad ni tampoco el empleo de las posiciones más agudas.

El ciclo de conferencias terminó con La música y la imagen en Antón García Abril, ofrecida por Paula Coronas Valle, doctora en Ciencias de la Comunicación y profesora de Piano del Conservatorio Profesional de Música Manuel Carra de Málaga. Especialista en la obra de Antón García Abril (Teruel, 1933), a la que ha dedicado y sigue dedicando buena parte de su actividad bibliográfica (incluyendo su tesis doctoral), discográfica y concertística. Con tales premisas, era muy previsible el alto grado de profundización y rigor que caracterizó la ponencia de la pianista malagueña, a la que podemos escuchar en el vídeo siguiente, estrenando Alba de los caminos, del compositor turolense, junto con el García Abril Quartett.

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Falla y las castañuelas

Falla y las castañuelasAquí en Andalucía no hay una sola persona que no sepa lo que son las castañuelas. Bueno, a lo mejor alguien puede dudarlo un momento, para luego decir: “¡Ah, los palillos!”, que es como también se les conoce en muchas comarcas andaluzas.

En efecto, este instrumento se utiliza tanto en el folclore español que, fuera de nuestras fronteras, su sonido se asocia a esta tierra, a pesar de que ni fue inventado ni se usa exclusivamente en España: fueron los fenicios los que lo crearon y difundieron en muchos países de la cuenca mediterránea.

Lo que puede sorprender a muchos andaluces, y españoles en general, es ver a una mujer ocupando la posición del solista, al lado del director de una orquesta sinfónica, con sólo un par de palillos, “igualitos a los que toca mi niña cuando va a clase de sevillanas…”.

Uno de estos momentos de protagonismo de un instrumento, por otro lado, tan humilde, se lo debemos a Manuel de Falla, uno de los más importantes compositores españoles, quien nació hace exactamente 133 años en Cádiz. Allí fue donde, jovencísimo, recibió una influencia, la de su niñera, que le marcó de por vida:

[...] en mi primerísima infancia, cuando yo sólo tenía dos o tres años [...] los cantos, las danzas y las historias de la Morilla me abrieron las puertas de un mundo maravilloso.

En La vida breve, una ópera escrita por Falla en su juventud, nos adentra dentro de ese mundo maravilloso, el de la música popular andaluza, dentro del granadino barrio del Albayzín, declarado por el UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad con este nombre.

Lucero Tena es la intérprete de castañuelas en la Danza española nº1 de esa ópera.

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El Museo de Instrumentos Musicales de Berlín

NefertitiBerlín es una ciudad rica en museos. Algunos de ellos son famosísimos en todo el mundo por contener obras de arte o piezas arqueológicas de primera magnitud. Es el caso del Pergamonmuseum -con el Altar de Zeus de la antigua ciudad de Pérgamo y una de las puertas de Babilonia, la espectacular Puerta de Ishtar- o del Altes Museum, donde está expuesto provisionalmente el busto de la reina egipcia Nefertiti, la mujer más bella de Berlín, a la espera de la reapertura del Neues Museum, prevista para el próximo otoño.

Además de estos espectaculares museos, que, junto con el Bode-Museum y la Alte Nationalgalerie, conforman la Museumsinsel, la Isla de los Museos, hay otros, que, aunque sean menos conocidos, también merecen una visita. Entre ellos, desde luego, recomiendo el interesantísimo Museo de Instrumentos Musicales, dependiente del Instituto Nacional para la Investigación Musical, situado en el Kulturforum, en la Potsdamer Platz, a 200 metros de la Philharmonie, sede de la Orquesta Filarmónica de Berlín, edificio del que se puede realizar una visita virtual.

Museo de Instrumentos Musicales de BerlínEste museo posee unos 3200 instrumentos musicales europeos de los últimos 500 años, de los cuales hay expuestos permanentemente alrededor de 800. No voy a escribir sobre los más valiosos, sino sobre dos de los más curiosos: la pochette y la armónica de cristal.

El primero de estos dos instrumentos está totalmente en desuso; en realidad nunca se llegó a utilizar en concierto sino sólo durante los ensayos de danza, siendo conocido en Alemania como Tanzmeistergeige, literalmente “violín del maestro de danza”. En España, al igual que en muchos otros países, se conoce con el nombre francés, pochette, o como violín de bolsillo. En efecto, este instrumento de cuerda frotada tiene mucho parecido con el violín, siendo la diferencia principal su tamaño muy reducido y la forma muy alargada de su caja de resonancia, lo que permitía al maestro de danza guardarlo en el bolsillo mientras ilustraba los pasos y sacarlo para marcar el ritmo sin perder el tiempo. El predominio del nombre francés se debe a que fue en las cortes de Francia de los siglos XVII y XVIII donde ese instrumento tuvo mayor difusión.

Museo de Instrumentos Musicales de BerlínLa armónica de cristal es un instrumento idiófono frotado. La postura y los movimientos del ejecutante recuerdan a muchos instrumentos de teclado; pero en este caso el intérprete, en vez de pulsar unas teclas, roza con sus dedos humedecidos el borde de unos cuencos de cristal, ordenados según su tamaño (y, por consecuencia, altura). Estos cuencos son atravesados en el centro por un eje que gira como un torno, accionado por un pedal (un mecanismo parecido a las antiguas máquinas de coser). El resultado es un sonido muy claro y a la vez aterciopelado, tan penetrante como para llegar a ser considerado peligroso para la salud mental y hasta ser prohibido. Más recientemente se ha formulado la hipótesis que los disturbios acusados por varios ejecutantes de este instrumento podrían haber sido causado por  saturnismo, es decir una intoxicación por la absorción del plomo contenido en dosis muy altas por el cristal de fabricación antigua.

La armónica de cristal fue inventada en 1762 por Benjamin Franklin, más famoso por otras invenciones, especialmente por el pararrayos. Mozart, que entonces tenía 6 años, llegó a conocerla pocos años después y nos dejó una de las páginas más sugestivas que hayan sido escritas para este instrumento.

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