Giuseppe Verdi (1813-1901): Va’ pensiero (da Nabucco).
Uno de los más famosos coros de ópera de todos los tiempos.
Arreglo para 3 flautas dulces sopranos por Massimo Pennesi. Esta partitura interactiva ha sido publicada originalmente en el post Bicentenario de Verdi, del blog educacionmusical.es.
Giuseppe Verdi: Va’ pensiero (Napoli 17/7/2009)
Orquestas del Teatro de San Carlos de Nápoles e de la Academia de Santa Cecilia de Roma dirigidas por Antonio Pappano.
Siempre me ha resultado complicado entender las historias de las óperas de Richard Wagner, en las que confluyen poemas épicos medievales, mitología nórdica y referencias cristianas, todo eso ambientado en un contexto histórico que sólo conozco muy superficialmente. Tampoco ayuda el hecho de que estén en alemán, idioma en el que sólo puedo manejarme como turista para comprar la entrada de un museo o pedir el almuerzo en un restaurante teniendo un idea más o menos exacta de lo que me van a traer. Por si no fuera bastante, hay otra razón por la que en mi casi medio siglo de vida todavía no he escuchado una ópera de Wagner de principio a fin: su larga duración, generalmente muy por encima de las 3 horas.
Tras esta confesión tengo que precisar que sí he escuchado bastantes fragmentos de este compositor del que hoy celebramos el segundo centenario de su nacimiento, pero centrando más la atención en el aspecto musical que en el conjunto de lo que él llamaba Gesamtkunstwerk, obra de arte total, una concepción que pretende que este género integre todas las artes (música, teatro, literatura, pintura, escultura, etc.) sin que ninguna predomine encima de las otras, una idea que el alemán defendía en abierta polémica contra la ópera italiana. De hecho, en ésta no sólo las artes visuales, también la acción escénica estaban totalmente doblegadas a las exigencias de las y los cantantes, parándose en cualquier momento la narración para permitir al tenor o a la soprano deleitar los oídos del público con melodías sublimes.
Por eso (y, naturalmente, por ser alemán) la música wagneriana es muy diferente de la de su coetáneo Giuseppe Verdi (su bicentenario será en octubre). Ni mejor ni peor, simplemente muy diferente, destacando positivamente algunos elementos muy innovadores que abrieron camino a muchos músicos que le siguieron en el tiempo y en las ideas, como por ejemplo el cromatismo, que llevó a la desintegración de la tonalidad, al dodecafonismo y al serialismo; o el Leitmotiv, ―motivo conductor― un fragmento melódico que identifica a una persona, un objeto o una cualidad abstracta de la ópera, recurso que, entre otros, será utilizado con mucha frecuencia por los compositores de música de cine.
Aunque en este blog ya hemos podido escuchar en un par de ocasiones algunas obras de Wagner, hay que admitir que no estamos hablando de un compositor muy conocido por el gran público. Sin embargo hay una pieza suya, que forma parte de la ópera Lohengrin, que todo el mundo conoce, me atrevo a decir sin excepciones, no sólo en España, sino en todos los países occidentales, pues es muy frecuente escucharla en las bodas: el Coro nupcial, también conocido como Marcha nupcial, que muy a menudo acompaña la entrada de la novia.
He realizado un arreglo para flauta dulce de esta pieza pensando concretamente en un par de intérpretes: mis sobrinas, que tienen tres días de tiempo para aprender aunque sea sólo la primera sección, hasta la doble barra, para tocarla para su mamá.
A ella y a su prometido, mis mejores deseo de una larga y feliz vida juntos.
Para el tema de la ópera romántica les planteé a mis alumnos de Bachillerato la posibilidad de que fueran ellos los que nos contasen una de las muchas que se citaban en los apuntes.
Para ello, en primer lugar elaborarían un Power Point que les serviría de apoyo a la presentación oral
En segundo lugar aportarían a una lista colaborativa de Spotify los temas o secciones (arias, duos, coros, oberturas, etc) que consideraban esenciales de dicha ópera.
Por último les contarían a sus compañeras/os la ópera elegida ayudados por su power point proyectado en la PDI.
Aquí algunos de los power points. Paula eligió Madame Butterfly de Puccini y le quedó así de vistosa:
Daniel se decantó por Carmen de Bizet, esta es su espectacular presentación.
Otras interesantes presentaciones son Pagliacci de Leoncavallo realizada por Danae, Cavalleria Rusticana de Mascagni obra de Lorena, Parsifal de Wagner, hecha por Jorge, Il Trovatore de Verdi realizada por Cristina.
Os dejo también la lista de Spotify por si os apetece disfrutar de la deliciosa música de la ópera del siglo XIX.
Richard Wagner (1813-1883): Coro nupcial (o Marcha nupcial).
Perteneciente a la opera Lohengrin, frecuentemente acompaña la entrada de la novia en la ceremonia nupcial.
Transcripción para flauta dulce y piano de Massimo Pennesi. Esta partitura interactiva ha sido publicada originalmente en el post Bicentenario de Wagner, del blog educacionmusical.es.
El repertorio para piano es sin duda uno de los más extensos que existe: inventado por Bartolomeo Cristofori a comienzos del siglo XVIII, fue progresivamente desplazando a sus antecesores, entre los que destacaban el clavecín, extremadamente ágil pero sin posibilidad de variar la dinámica, y el clavicordio, que sí permitía matices pero a cambio de grandes limitaciones técnicas que entorpecían la ejecución.
A comienzo del siglo XIX, la técnica de construcción del piano había llegado a su madurez, llegando a ser uno de los instrumentos preferidos por los compositores románticos, no sólo por sus enormes potencialidades acústicas ―tenía suficiente potencia como para poder llenar grandes salas de conciertos aunque a la vez permitía graduar el volumen según las necesidades expresivas― sino también porque el pianista, al no necesitar acompañamiento en gran parte de su repertorio, podía dar rienda suelta sin limitación alguna a su espíritu creador durante la interpretación, representando así mejor que nunca el ideal del artista romántico.
Sin embargo, el piano es un instrumento presente también en muchísimas obras de cámara, desde el dúo con prácticamente todos los demás instrumentos hasta grupos bastante numerosos. Entre tanta variedad destacaría el quinteto: uno de los compositores que mejor partido ha sacado a esta formación ―que amplía otra que ya de por sí es muy completa y equilibrada como es el cuarteto de cuerda― es Johannes Brahms, al que hoy queremos recordar por ser el 116º aniversario de su muerte.
Curiosamente, la primera versión de su Quinteto para piano en fa menor, opus 34 Brahms la compuso para quinteto de cuerda (sin el piano y con un segundo violonchelo), pero dos años después lo transcribió primero para dos pianos y finalmente tal como lo conocemos ahora, tras lo cual destruyó el original (sin embargo la versión para dos pianos fue rescatada a partir de una copia y publicada como opus 34 bis).
Tal como decíamos antes, hay repertorio para piano a dúo con prácticamente todos los instrumentos: hasta con otro piano, como es el caso de la ya citada opus 34 bis. La definición de dúo pianístico se usa para ese caso, en el que cada uno de los pianistas toca en un instrumento diferente. Pero hay un caso especial, en el que dos pianistas tocan el mismo instrumento, a cuatro manos. También en este caso Brahms nos ha dejado una obra maestra: una colección de 21 danzas húngaras tan bonitas que varios compositores, entre los cuales está Antonin Dvořák, quisieron transcribirlas para orquesta. La nº 5, quizás la más famosa de todas, sirvió a Charlie Chaplin para una de las escenas más conocidas de su película El gran dictador.
Contrariamente a lo que pensaba Brahms cuando compuso estas danzas, las melodías sobre las que se basan no son genuinamente folclóricas sino que en la mayoría de los casos se trata de obras de músicos menores que contienen elementos peculiares de la tradición musical húngara, entre los cuales predominan algunos giros melódicos típicos de la música violinística gitana y un ritmo caracterizado por un continuo rubatoen tempi lentos y expresivos o rápidos y desenfrenados.
Todo esto lo podemos apreciar en el siguiente vídeo, con la danza nº 4 en la interpretación del alicantino Quattro Piano Duo, que además nos permite reparar en el grado de compenetración que hay que alcanzar para tocar en este tipo de formación camerística, compartiendo no sólo la obra sino también el instrumento sin obstaculizar los movimientos del otro (notad que en muchos momentos la mano izquierda de la primera pianista se cruza con la derecha del segundo).
Tal como en otras ocasiones, terminamos con la transcripción para flauta dulce de esta danza, una versión que requiere cierto nivel técnico, sobre todo en el vivace central.
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