Correr la San Silvestre de Gijón significa participar en la segunda San Silvestre más antigua de nuestro país.
En la edición de este año se volvió a batir el récord de participación al alcanzar los 4500 inscritos a los que, a buen seguro, se deberían sumar otros muchos participantes que la corrieron sin dorsal, aunque eso...es mejor no hacerlo, especialmente en las categorías superiores. La organización cuenta con un número determinado de participantes y las medidas de seguridad se pueden ver desbordadas ante una participación más numerosa de lo esperado.
Esta entrada no va dedicada a sus vencedores absolutos, Marcos Peón en categoría masculina y Beatriz Álvarez en la femenina. Desde aquí la más que merecida enhorabuena para ellos y el resto de personas que se subieron al podium, pero esta entrada va dedicada al resto de participantes, a todas las personas que corrieron esa carrera, cada una de ellas con una motivación, con un fin en mente.
Además, en esta edición había más clarinetistas y saxofonistas, y guitarristas, que en otras ocasiones. Mi enhorabuena para todas esas personas y que esta no sea su primera y última San Silvestre. Que esta carrera sea la primera de otras muchas a lo largo de toda su vida. Por que correr es mucho más que correr. Es mucho más que un ejercicio físico. Es además un ejercicio mental. Os dejo con este vídeo que lo demuestra.