Curso «Introducción al Método O’Connor» en Qarbonia

En este taller se profundizará en cómo integrar el Método O’Connor en la Enseñanza de instrumentos de cuerda.

Calle Tribaldos 12,
28043 Madrid

¿A quién va dirigido este taller?

Este taller está dirigido a dirigido a profesores/as de violín, viola y violonchelo interesados en aprender acerca del método O’Connor como una herramienta complementaria en sus clases grupales o individuales, así como también a estudiantes de cualquier edad que quieran participar con su instrumento.

¿Dónde se realiza y cuánto dura?

El taller se impartirá el sábado día 18 de febrero a las 11:00 y durará aproximadamente entre dos y tres horas.

Es presencial y tendrá lugar en la sala de ensayo de Qarbonia, en su tienda del barrio de Hortaleza en Madrid (C/ Tribaldos 12).

¿Cómo está organizado el taller?

Este taller será ameno, dinámico y eminentemente práctico.

Se dividirá en tres partes:

1 – Introducción:

Qué es el método O’Connor, en qué consiste y qué elementos lo diferencian de otros métodos.

2 – Se escogerán cuatro canciones del libro 1 para explicar diferentes ejercicios y enfoques. 

Boil’em Cabbage Down: Creando variaciones
Oh Susanna – Qué es la música Minstrel y sus implicaciones culturales.
When the Saints go Marching in – De dónde proviene este estilo – Call and response
Old Joe Clark – La importancia de la modalidad

3 – Puesta en común, preguntas, aclaración de dudas e intercambio de ideas. 

¿Cómo reservar plaza?

La sala tiene aforo limitado de 20 personas, que es el número máximo de asistentes que se podrá admitir. Las plazas se reservarán por estricto orden de pago.

Para realizar la reserva basta con escribir por email a info@qarbonia.com o poniéndose en contacto via WhatsApp ( 625067462 ) solicitando la reserva.

 ¿Cuánto cuesta y cómo realizar el pago?

El precio para asistir al taller es de 25,00 €, que se abonarán previamente para que la reserva de plaza se haga efectiva.

Si eres miembro de ESTA (European String Teachers Association) España, tendrás un precio especial de 20,00 € para este taller.

El pago se puede realizar por Bizum o transferencia bancaria con los datos que te facilitaremos al ponerte en contacto con nosotros.

Sobre Leonor Falcón

Sobre Leonor Falcón

Violinista y pedagoga

Leonor Falcón es una artista polifacética. Su intensa actividad de divide en varias facetas como violinista, violista, compositora, improvisadora, intérprete y pedagoga.

Creció en Venezuela, donde recibió una formación clásica y formó parte de orquestas desde temprana edad. Entre sus profesores destacan Iván Pérez y Virginie Roibilliard, del conservatorio Emil Friedman y el Mozarteum de Caracas.

En su país natal formó parte del aclamado grupo de música de cámara Virtuosos de Caracas y fue miembro de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, al tiempo que perfeccionaba sus habilidades en el jazz y la improvisación. Como artista independiente, participó activamente en la escena musical local actuando con numerosos grupos de pop, rock y música latina, así como en numerosas sesiones de grabación.

En 2007, Leonor fue aceptada en el Master en Interpretación Musical del Conservatorio de Ginebra, Suiza, donde se formó con Margarita Piguet-Karafilova, graduándose en 2010. Tras este periodo, decidió perseguir su pasión por el jazz y se mudó a Nueva York, donde completó su Master en Jazz Performance en Queens College en 2013, con Antonio Hart, David Berkman, Christian Howes y Mark Feldman.

En Nueva York, Leonor ha formado parte de agrupaciones que se dedican al jazz, la música latina y la clásica. Algunas colaboraciones y actuaciones incluyen la banda de Willie Colon, el cuarteto de cuerda de Akua Dixon, Sirius Quartet, Camila Meza y la Nectar Orchestra, Arturo O’Farrill Latin Jazz Orchestra, Maelo Latinoexperimental Project, Karl Berger Improvisers Orchestra, OKwarteto o Sarah Bernstein’s Veer quartet, entre otros.

Algunos de sus proyectos recientes son Peach and Tomato, un dúo experimental de cuerdas con la violinista Sana Nagano que ha sacado su álbum debut «The Ultimate Pairing» en septiembre de 2019, su álbum debut en solitario Imaga Mondo, junto a los músicos Juanma Trujillo, Christof Knoche y Juan Pablo Carletti que salió en 2017 -y hasta ahora ha sido muy bien recibido por críticos como Bruce Gallanter (Downtown Music Gallery) y Troy Dostert (All about Jazz)-, CHAMA, un proyecto de avant-rock con un primer disco publicado en 2016 y tres singles en 2020, así como varias actuaciones con el Solar String Quartet, Veer Quartet y OKwarteto, tocando respectivamente jazz, música nueva original y música brasileña. Actualmente está trabajando en el lanzamiento de Imaga Mondo Vol. II, un segundo álbum con Peach and Tomato, un nuevo lanzamiento con CHAMA y un disco a dúo con su marido y guitarrista/compositor Juanma Trujillo.

En su faceta como pedagoga, Leonor ha estado enseñando en Nueva York desde 2010 a estudiantes de todas las edades, principalmente usando el método O’Connor, del que es profesora certificada y para el cual se ha convertido en parte de la facultad para su campamento de verano en NYC y Charlotte NC desde 2016

Leonor es endorser de los micrófonos para cuerda REMIC desde 2019.

Recientemente reside en Cataluña.

Más información e inscripciones

Probando Tomplay, el lector de partituras interactivo.

Desde que la humanidad hace música los intérpretes han preferido tocar en grupo. Pero no siempre existía la posibilidad así que cuando comenzaron a popularizarse los primeros discos grabados, en seguida empezaron muchos a utilizarlos para tocar mientras la música sonaba. Pero tenían un problema y es que «no había hueco» para ellos, debían doblar una de las voces (o crear las suyas propias).

Pero frente a los problemas siempre hay emprendedores inquietos que ven posibilidades de negocio comercializando soluciones, de modo que no tardaron en comenzar a publicarse discos de música expresamente grabados para facilitar el tocar por encima.

En 1950 nació Minus One Music, la empresa más popular de entre las que se dedicaron a este tipo de grabaciones (marca hoy absorbida por la editora Hal Leonard) , y como su propio nombre expresa, eran grabaciones completas «menos un instrumento» ofreciendo en sus publicaciones música especialmente concebida para que cualquier persona con un tocadiscos en su casa pudiera tocar su instrumento, o cantar, con el disco sonando de fondo.

Al principio, muchas de estas grabaciones se basaban principalmente en ritmos, con estructuras de temas estándar de algún estilo concreto, de manera que uno podía, o bien las melodías de ese estilo, o bien improvisar sus propias frases y ritmos. Es curioso que abundaban estilos como el jazz, ritmos latinos y otras músicas populares en la época, y no tanto de música clásica.

Disco de vinilo de ritmos latinos de 1970. Fuente: Discogs.com

Vinilo de ritmos minus one
interior Vinilo de ritmos minus one
dorso Vinilo de ritmos minus one
etiqueta Vinilo de ritmos minus one

Disco de vinilo con ritmos de standards de jazz para instrumentos solistas. Fuente: Discogs.com

Pronto los amantes de la música clásica empezaron a disponer también de partituras con grabaciones de acompañamiento para practicar o simplemente disfrutar: desde un simple piano hasta una orquesta sinfónica completa, estos discos resultaban un recurso muy valioso, no especialmente caro en comparación con tener que contratar a un pianista para poder ensayar.

El repertorio de Minus One fue aumentando poco a poco con intérpretes y orquestas de reconocida calidad, tanto de música clásica como de jazz o incluso pop, rock, bandas sonoras, etc., hasta albergar cientos de títulos para todo tipo de instrumentos.

También había versiones de los discos en formato casette, aunque el paso importante en la evolución de estos recursos se produjo con la llegada en los años ochenta del formato Compact Disc, que supuso un avance en comodidad y posibilidades, no sólo por la mayor facilidad al controlar las diferentes pistas, sino porque, con la llegada de los ipods y otros dispositivos de reproducción mp3, permitía descargar los temas y llevarlos encima con unos sencillos auriculares.

Partituras música clásica Minus One

Estas son algunas de mis viejas compras de publicaciones Minus One, con partituras + CD de audio.

La tecnología digital del Compact Disc abrió puertas a nuevas posibilidades que parecían un sueño años atrás: en los primeros dos mil se comercializaban aparatos que podían cambiar el tempo o incluso la tonalidad de la música de cualquier CD. Podías guardar esos cambios y grabar tu propio CD con la configuración elegida. Recuerdo cuando vi las características de este aparato, que me pareció brujería poder cambiar el tempo de la música sin que cambiara el tono, así que fui corriendo a ver cuánto pedían por esta maravilla: más de mil euros de la época. Visto en perspectiva creo que hubiera sido un gasto exagerado porque, en muy poco tiempo, aparecieron programas sencillos que permitían hacer todo eso con las pistas de audio que subías a tu ordenador, y que luego a su vez también podías grabar en un CD.

Este folleto que acompañaba a muchas de las publicaciones de Minus One presenta «La máquina de los sueños de cualquier músico». 

En este artículo podéis leer una crítica del aparato.

music minus one reproductor grabador tempo variable

PSD300, la pequeña maravilla que me tentó en los primeros 2000

Y es que las posibilidades de la digitalización del audio y de la web 2.0 acababan de abrir un mundo de posibilidades que no tardaron en materializarse en servicios on-line que ofrecían todo lo que necesitas (partitura, audio de acompañamiento, herramientas para modificar audio) integrado en un solo servicio de suscripción. Al principio de un modo más básico, poco a poco este tipo de servicios se fue sofisticando, hasta llegar a ofrecer funcionalidades como la que proporcionaba la hoy desaparecida iniciativa española Practiceyourmusic.com, que no sólo permitía elegir qué músicos activar/desactivar de una agrupación para sustituirlo, sino que mostraba en vídeo a a los músicos tocando la pieza. Lamentablemente, este estupendo proyecto parece no haber alcanzado la rentabilidad, quizá por costoso de producir, por exceso de ambición, y terminó desapareciendo.

practiceyourmusic 4

Así lucía la estupenda aplicación española on-line Practiceyourmusic

Y es que no basta con ofrecer un gran producto si su comercialización o su gestión no son funcionales. Muchos otros servicios parecidos surgieron y desaparecieron igualmente. Otros muchos perduran y pelean por mantenerse populares y rentables. Y entre estos últimos encontramos la aplicación de la que en realidad quería hablar desde el principio: Tomplay.

Tomplay

Tomplay comenzó a popularizarse con su aplicación para iPad de 2015, y poco a poco ha ido creciendo hasta ser probablemente la más conocida de su tipo. Ofrece básicamente lo mismo que el resto de servicios de partituras+acompañamiento, pero sus más de 40.000 piezas de catálogo lo hacen sobresalir del resto.

Es especialmente nutrida su fondo de música clásica, pero también abarca muchos otros estilos y nichos, su selector de estilos incluye:

  • Anime
  • Barroco
  • Principiante
  • Blues
  • Broadway
  • Navidad
  • Disney
  • Funerales
  • Gospel
  • Jazz
  • Infantil
  • Música Latina
  • Himnos Nacionales
  • Películas
  • Studio Ghibli
  • Tango
  • Videojuegos

Algo que echo en falta es una sección de temas folk o tradicionales, en mi opinión un ámbito más relevante que el de «funerales» o «himnos nacionales».

Cómo funciona Tomplay

 

pantalla de partituras interactivas tomplay

Pantalla de la interfaz de Tomplay en Mac

Sólo he podido probar Tomplay en un iPhone 11 (mediante app) y en un iMac (mediante navegador y mediante app), porque mi vieja tableta android no cumplía los requisitos para la instalación, pero en ambos casos ha funcionado perfectamente.

En el caso del iPhone, aunque pensé que no iba a poder prácticamente utilizarlo debido a su tamaño, he de decir que, dado que la aplicación va mostrando pentagrama a pentagrama con una buena sincronización, es perfectamente funcional, aunque obviamente puede resultar cansino leer durante mucho rato en un dispositivo tan pequeño.

En la pantalla de arriba podemos ver las opciones de que dispone la aplicación:

  • Seleccionar el tipo de audio que nos acompaña: acompañamiento+solista / acompamiento solo / solista solo.
  • Seleccionar tempo.
  • Reproducir audio y partitura sincronizada.
  • Grabar nuestra interpretación.
  • Activar metrónomo.
  • Activar diapasón para afinación.
  • Realizar todo tipo de anotaciones y cambios (digitación, reguladores, matices, arcos, etc) y guardarlas en una versión propia de la partitura.
  • Seleccionar una sección concreta de la partitura para que se reproduzca en bucle y podamos practicar pasajes especialmente difíciles.
  • Imprimir la partitura.
  • Configurar diversos parámetros de la reproducción para que se adapte a nuestro dispositivo y preferencias.

Como veis, las opciones abarcan todas las necesidades básicas que podríamos pedir a un servicio de partituras interactivas.

Puntos positivos

El sistema se desenvuelve muy bien en todas las pruebas que he realizado, con una buena sincronización de audio y partitura, unas grabaciones de calidad realizadas por artistas de gran nivel (aunque los de grandes figuras sólo con acompañamiento de piano) y un efectivo sistema de previsualización en los saltos de pentagrama / página. Además, la interfaz es relativamente simple e intuitiva, de modo que en seguida sabemos todo lo necesario para desenvolvernos con ella.

Pegas

En el capítulo de las pegas, realmente no las hay muy grave: desde el punto de vista de un violinista, podríamos pedir partituras con más anotaciones de golpes de arco, digitaciones, etc. También hablaría, como ya he mencionado antes, de la ausencia de algunos tipos de música importantes, la carencia de la función de cambiar la afinación en la versión web, un límite de número de impresión de partituras/año en mi opinión algo restrictivo (48 impresiones al año) y un precio que podría ser un poco más accesible:

Precios

Comprando piezas sueltas, cada partitura cuesta entre 2€ y 18€, dependiendo de la duración y complejidad de la pieza. Por ejemplo, un dueto corto cuesta entre 2€ y 4€, mientras que un concierto con acompañamiento orquestal cuesta 10€ y 18€.

También hay una modalidad de suscripción que ofrece acceso ilimitado a todo el catálogo (más de 50.000 títulos) por 14.99€al mes o 119.99€ al año. Además, profesores verificados y sus estudiantes tienen opciones de un descuento. En cuanto a restricciones de uso, se pueden conectar hasta tres dispositivos a tu cuenta de Tomplay.

Otras características

Tomplay afirma que añade doscientas nuevas partituras cada semana.

Está disponible en todos los dispositivos (iPhone, iPad, Android Tablet, PC y Mac).

Conclusión

Llevaba un tiempo con curiosidad por este sistema de partituras interactivas y finalmente he tenido tiempo de probarlo durante los 15 días de prueba gratuita que ofrece. Me ha parecido un servicio muy solvente y completo, con todo lo que podría necesitar para disponer de música en partitura y con acompañamiento de todo tipo, aunque con carencias de algunos estilos para mí muy importantes y restricciones para imprimir y compartir partituras con otras personas.

Lo recomiendo para profesores y para estudiantes con tendencia al autoaprendizaje, sobre todo para música clásica, pop, jazz o de películas, porque es realmente cómodo disponer de una sola herramienta donde encontrar todo lo que necesitamos.

Más información:

Violin Fingerboard mastery, una herramienta para aprender a dominar tu diapasón

«Ya sea que estés buscando desbloquear tu capacidad para improvisar, profundizar en el conocimiento de la armonía, componer nuevas obras, mejorar tu memoria musical, o fortalecer tu interpretación de Bach, tener una relación íntima con el mapa de tu diapasón es esencial. Los métodos clásicos de violín sirven para desarrollar una aptitud y una maestría técnica del instrumento pero a menudo deja a los estudiantes con lagunas en su comprensión de la armonía y de las estructuras básicas de acordes.

Estos ejercicios y estudios cortos buscan llenar esas carencias. Proporciona nuevas vías para que los violinistas profundicen su relación con el diapasón y la armonía, sentando las bases para improvisar en cualquier estilo. En este libro, os planteo un número de ejercicios básicos que, con sólo dedicarles quince minutos diarios, cambiarán para siempre tu forma de relacionarte con el diapasón.»

Así define Jason Anick, un estupendo músico y profesor en el Berklee College of Music su última (y primera, que yo sepa) publicación dedicada a la pedagogía del violín. Para certificar sus credenciales nada mejor que un par de muestras de su forma de tocar y de improvisar (y de paso aprovechad para suscribiros a su canal de Youtube MagicFiddle):

Tradicionalmente, los violinistas hemos estado tan obsesionados con la perfección técnica que exigía la interpretación de la música clásica que hemos dejado de lado otras cuestiones musicales importantes: entender la armonía subyacente en lo que estás tocando, dominar el movimiento de acordes y no sólo leer o memorizar la línea melódica, estar ubicado en todo momento en tu diapasón y, como consecuencia de todo ello, poder improvisar, componer, crear acompañamientos y melodías pertinentes, poder integrarte en cualquier grupo de músicos de casi cualquier estilo.

El músico clásico con frecuencia ha admirado al músico de jazz; no entiende cómo hace lo que hace, sin partitura, sin dirección, sin un trabajo de memorización exhaustivo, a todo eso le aterraría enfrentarse. Al tiempo al músico de jazz le atrae la profundidad, esplendor y perfección de las composiciones clásicas, aunque lo que le gusta es jugar con ellas, descomponerlas y darle vueltas para crear mil y una variaciones, porque no podría soportar tocar siempre lo mismo de la misma manera.

A veces hay músicos que se atreven a asomarse al otro lado y quedan subyugados con el enriquecimiento que supone para su forma de tocar. Violinistas de jazz haciendo versiones de Bach o intérpretes clásicos improvisando sobre música barroca o disfrutando con standards de jazz son cada vez más frecuentes.

Es en este mundo donde es una gran herramienta el libro de Violin Fingerboard Mastery, una publicación que identifica y trabaja todos las claves para moverte sin miedo por tu diapasón. Y es que hay quien piensa que improvisar tiene que ver algo así con la inspiración y la libertad caprichosa, cuando la realidad es que está más relacionada con el conocimiento de la armonía, de patrones, escalas, progresiones, acordes, etc., de manera que es más sencillo y lógico improvisar y crear cuando conoces y te restringes a esas reglas que cuando simplemente tocas a capricho según las ideas que se te puedan ir ocurriendo en el momento.

Para ello, Jason Anick plantea ejercicios (que deberías realizar unos pocos minutos cada día) de:

  • Patrones de digitación.
  • Aproximaciones prácticas a la improvisación.
  • Acordes y arpegios fundamentales.
  • Una guía de diez pasos para practicar progresiones de acords.
  • Escalas pentatónicas y licks relacionados.
  • Técnicas de conducción y voice-leading para el aprendizaje de relaciones armónicas, desde el círculo de quintas al movimiento de acordes simétrico.
  • Cinco estudios de interpretación de jazz.

Como veis, es lo más alejado que hay de un método para aprender canciones o perfeccionar técnicas de interpretación. Es más bien una disciplina mental para entender la música que tocamos, para familiarizarnos las estructuras musicales tonales más importantes y poder aplicarlas a la hora de tocar.

Es llamativo que un músico de la talla de Gill Shaham, probablemente uno de los mejores violinstas clásicos vivos actuales, haya integrado con entusiasmo en su rutina diaria los ejercicios de este libro. «Este libro cambia la manera en la que uno escucha música»(…) «traza un mapa del diapasón del violín con una perspectiva muy fácil de entender» «Lo recomiendo a cualquier violinista de cualquier género».

Así que este es un libro para años. Sus ejercicios son tanto prácticos como mentales; de hecho, una de las recomendaciones del autor es plantearte retos de ejercicios sin el violín en la mano, ya sea mientras estás en la ducha por ejemplo o realizando cualquier otra tarea que no requiera tu atención. Y es que lo bueno de muchos de sus ejercicios es que, cuando entiendes lo que Janick te plantea, no necesitas tener el libro delante, de hecho, es mejor incluso si no lees los pentagramas, sino que trabajas directamente en tu cabeza sobre cómo hacer por ejemplo ese patrón de notas en todas las tonalidades, o esa progresión entre cualquier acorde, planteándote retos adicionales como hacerlo sólo en las dos primeras cuerdas, o hacerlo en segunda posición, o cualquier otra variación que se te ocurra. Y así se convierte en un trabajo casi infinito.

Dicho esto, parece lógico que no es una obra para principiantes; conviene tener ya cierta técnica y experiencia, una buena afinación y dominio de los cambios de posición.

Como viene siendo habitual en las obras de la editorial Hal Leonard, muchos ejercicios vienen acompañados de audios (descargables desde la web del editor) de ejemplo y acompañamiento, para aplicar de forma práctica los ejercicios de improvisación que vayamos haciendo. Además, si lo escuchas directamente con la aplicación de la web de Hal Leonard, tienes las opciones de ralentizar o acelerar la velocidad en función de tus necesidades y progresos.

Conclusión

¿Sabes en todo momento qué nota estás tocando a todo lo largo del diapasón? ¿Sabes cómo se forman los acordes? ¿Puedes improvisar sobre cualquier combinación o rueda de acordes que te digan? ¿Te interesan muchos estilos musicales? ¿Eres profesor y te interesa enseñar cómo crear arpegios y cómo se forman los acordes? Si te gustaría dominar todos estas habilidades, este es un libro que puede cambiar la manera en que tocas y aprendes y darte mucha confianza en cualquier situación musical que se te presente.

En cambio, si sólo buscas aprender o leer melodías y tocarlas de la mejor manera posible sin pensar en nada más, este libro no es para ti. No vas a encontrar lecturas de canciones agradables y resultonas, sino que estarás a cada paso con desafíos en los que tendrás que esforzarte mentalmente con una gran exigencia de concentración.

Pero es que, ¿acaso sin esfuerzo se consigue alguna vez algo que merezca la pena?

Puedes adquirir Violin Fingerboard Mastery en la web del editor (Hal Leonard) o en Musishop.

Fox Songs, el nuevo método de violín multimedia para niños.

Parece claro que vivimos inmersos en una sociedad ultratecnificada, y ultraconectada, en la que la tecnología (ya sea en forma de dispositivos móviles, ordenadores, acceso a internet, plataformas de streaming, aplicaciones, videojuegos, etc.) ha colonizado de tal manera nuestras vidas que acapara una gran parte de nuestro tiempo y nuestra atención, absorbiéndonos de tal manera que, aunque supuestamente vinieron para hacer nuestra vida más fácil y ahorrarnos tiempo, en realidad nos ha vuelto en parte dependientes, adictos, con la concentración dispersa por infinidad de estímulos y con el tiempo arruinado siguiendo de forma mecánica esos estímulos.

En lo que respecta al estudio de la música, toda esta galaxia de posibilidades tecnológicas son también un arma de doble filo: puede ser un estorbo, una fuente perpetua de distracciones pero, si lo sabemos utilizar, también una herramienta útil y efectiva para el aprendizaje.

Esto último es lo que probablemente siente al polifacético Pedro Gilabert, violinista, profesor, informático, desarrollador de videojuegos, desarrollador 3d, creador multimedia, compositor y, en definitiva, cualquiera de las infinitas actividades que resulten de combinar estas disciplinas. Alguien que disfruta tanto de tocar en un cuarteto de cuerda como de enseñar música a niños o desarrollar un videojuego, no podía dejar pasar la oportunidad de unir estas pasiones, en principio tan diferentes, en un proyecto que busca aprovechar los nuevos medios y dispositivos en beneficio de la pedagogía musical.

Así, Pedro ha creado de forma totalmente individual «Easy string orchestra fox songs», todo un método de enseñanza de iniciación al instrumento que aprovecha todos los medios a su disposición: partituras, audios de ejemplo y de acompañamiento, vídeos e incluso apps para móvil y tablet con videojuegos musicales. Todo ello con un sistema integral y progresivo que, dejando las explicaciones al mínimo, se vale de los recursos de los nuevos medios para enseñar los fundamentos del instrumento.

Amablemente, Pedro me facilitó acceso a los recursos de su método, tanto partituras como audios y aplicaciones. Lo he estado probando y me ha parecido increíble que todo esta enorme cantidad de contenido sea trabajo de una sola persona.

Pero vamos a ver exactamente qué es y qué incluye:

«Easy string orchestra fox songs» es un método para iniciar la práctica de instrumentos de cuerda (violín, viola y violoncello) en niños a partir de 3 años, y consta de 3 volúmenes con 50 canciones cada uno.

Cada canción tiene su acompañamiento musical, abarcando diferentes estilos, desde música étnica a música electrónica o música clásica, siempre con un carácter infantil y acompañadas de modelados en 3d de estética «low poly«.

La curva de dificultad del método es muy suave, introduciendo uno a uno distintos conceptos básicos de la técnica de instrumentos de cuerda.

Además, todas las canciones son de corta duración y están compuestas con patrones rítmicos y de digitación fácilmente reconocibles.  

«Easy string orchestra fox songs» aparece en tres formatos distintos:

mascota método fox songs

APLICACIÓN MÓVIL

Para los sistemas operativos Android e IOS, con juegos interactivos para la práctica de cada canción y la posibilidad de escuchar la canción solo con acompañamiento o acompañamiento y voz principal. Además cada canción puede practicarse en 3 tempos distintos (lento, normal, rápido). Disponible en App Store y Google Play Store.

método de violín portada volumen 1

LIBRO DIGITAL

Por otro lado tenemos el libro digital (formato pdf) con los audios de las canciones también en formato digital (formato .mp3).

Disponible en la web: www.easystringorchestrafoxsongs.com

VÍDEOS DE YOUTUBE

Por último, también se ofrece de forma gratuita gran parte del contenido del método mediante vídeos en Youtube.

Disponibles en la web: www.easystringorchestrafoxsongs.com

Conceptos técnicos que trabaja

El método está muy claramente dividido en tres secciones que constituyen los fundamentos del aprendizaje de instrumentos de cuerda:

  • La mano izquierda (digitación)
  • La mano derecha (arco)
  • El ritmo

Así, de cada canción se trabaja cada uno de estos conceptos individualmente. De hecho, uno de los puntos novedosos del método es la representación de la distribución del arco mediante un gráfico que representa la cantidad de arco y la dirección del arco de cada nota de la canción.

Así, el alumno puede concentrarse en un concepto concreto de la técnica, sin volverse loco por tener que estar pendiente de todos los muchos mecanismos que intervienen en el hecho de tocar cuerda frotada.

Método Fox Songs, canción 3

A quién va dirigido: un estupendo recurso para profesores

  • Si eres profesor, estás un poco cansado de métodos viejos y andas ya saturado de las canciones Suzuki, puede que te apetezca diferenciarte y destacar ofreciendo un método moderno y refrescante, muy orientado y especializado en niños pequeños, que saca todo el jugo a las nuevas tecnologías y te ofrece un montón de buen material para trabajar de forma divertida, proporcionando además unos ejercicios que probablemente tus alumnos estarán deseando realizar, porque son puro juego.
  • Si eres padre, también podrías proporcionárselo a tus hijos, pero hay que considerar que, al ser un método que no incluye explicaciones (al menos no de la forma tradicional), y estas al final siempre son necesarias, hay que tener en cuenta que estos ejercicios y juegos deberían ser supervisados por un profesor o un adulto con conocimientos.
  • Si eres estudiante adulto también puedan querer pasar un rato entretenido mientras aprenden fundamentos, pero hay que tener en cuenta que no es el público para el que este método está concebido.

Conclusiones

He de confesar que, probando los juegos de móvil, me he sentido un poco inútil porque, vergonzosamente, he fallado más de lo que esperaba ¡y son juegos para niños de 3 años!  Enfín, los que no somos nativos digitales siempre seremos un poco torpes en esto.

Desde mi punto de vista, es ilusionante que aparezca un nuevo método alternativo, creado en España, con mucho y buen material para trabajar con niños, con tanto contenido y tan bien estudiado.

Hay que reseñar además que Pedro Gilabert, el autor, es también creador de el sitio web El violinista inteligente, donde ofrece un montón de material muy interesante sobre la técnica de violín, a partir del libro Basics de Simon Fischer y de otras fuentes, por lo que ya tiene experiencia y conocimientos de sobra para llevar este proyecto a cabo.

En cuanto a objeciones, y por buscar también algo que pudiera ser mejorable, solo he visto algunos detalles que yo cambiaría: por ejemplo, el dibujo del arco, que aparece al revés; también creo que es el arco lo que debería moverse con el dedo en la app; alguna respuesta poco fiable del sistema táctil (o tal vez yo soy más torpe de lo que me creía); y también agradecería alguna explicación de como utilizar el método, los juegos, etc., no solo proporcionar los materiales en bruto.

Pero, en definitiva, un ilusionante método, tanto para los peques como los profesores, para trabajar de manera muy amena, con canciones nuevas y variadas, y aprovechándonos de los omnipresentes dispositivos móviles.

Porque, si no puedes vencerlos ¡únete a ellos!

¿Se puede aprender a tocar el violín de oído?

De entre los muchos prejuicios e ideas preconcebidas que la pedagogía musical clásica ha mantenido habitualmente, uno de los más arraigados es el de la necesidad de aprender a interpretar música principalmente mediante la lectura de partituras. Y no se puede negar que leer con soltura música es una gran cualidad que, al menos en el mundo clásico y en agrupaciones grandes de músicos, antes o después, es necesario desarrollar, pero también creo que puede llegar a ser una aptitud que puede mermar otras que son igual de necesarias como, por supuesto, la facilidad de aprender y memorizar temas y tocar de oído. Aprender a tocar de oído es una facultad que todos los músicos han tenido a lo largo de la historia; en un mundo en el que el papel escrito o impreso era una rareza o un producto poco accesible, aprender la música y la forma de tocar escuchando, mirando y repitiendo era el método de transmitir las piezas musicales. Porque, además, no hay una manera fiable de transmitir lo que no puede ser escrito, aquello que hace que la música interpretada tenga alma y no sea una reproducción muerta de una serie de notas a un ritmo determinado. Mozart, Bach o Vivaldi eran con toda seguridad capaces de captar y asimilar fácilmente la música mediante la escucha y tocarla con poco trabajo y sin necesidad de partituras. Y es que la partitura solo era el medio para conservar la composición de los temas en el tiempo sin errores. En el mundo la música popular siempre fue así, y sigue siéndolo en gran parte. Cuando he acudido a diversos talleres de estilos como el folk escocés (con Alistair Fraser), flamenco (con Batio), o folk castellano (con Blanca Altable o José Climent) las partituras no existen. Los temas se aprenden escuchándolos mucho y tocándolos poco a poco y una y otra vez. Y se puede ver quién está acostumbrado a aprender canciones así y lo pilla en seguida y quién sufre tocando algo nuevo sin tener la música escrita delante. Personalmente no soy muy diestro en esto porque tengo muy mala memoria y puedo aprender un tema y no recordarla a la media hora. Pero creo que es uno de los mejores ejercicios que puede hacer cualquier tipo de músico. ¿Qué otros beneficios tiene desarrollar la capacidad de tocar de oído?
  • Nos ayuda a la hora de componer, porque nos resulta más fácil interpretar de inmediato cualquier frase que tengamos en la cabeza.
  • Nos ayuda a acompañar y desarrollar acompañamientos a otros músicos.
  • Nos ayuda a saber improvisar.
  • Desarrolla nuestra memoria y concentración.
Por el contrario, acostumbrarse a tocar solamente leyendo partituras puede provocar efectos adversos como:
  • Que toquemos de forma mecánica, simplemente leyendo como un robot o un reproductor midi.
  • Que debilitemos nuestra memoria.
  • Que nos veamos inseguros e incapaces con músicos no clásicos.
  • Que nos sea penoso tocar cualquier cosa que no esté anotada.
Tiene además otros efectos secundarios: y es que el aprendizaje del solfeo / lenguaje musical es una de esas necesidades del músico profesional que más espanta a los que se inician en la música, y por la que muchos no se atreven a dar el paso. Es como si ahora os dijeran que tenéis que aprender chino para tocar el Erhu. Cualquier persona se pone a tocar la guitarra sin miedo a tener que aprender solfeo, y eso ha hecho de ese instrumento el más popular en su uso. Obviamente, si avanzas y quieres alcanzar cierto nivel, antes o después deberás aprender, no sólo solfeo, sino armonía, lenguaje musical, etc., pero sin que todo eso tenga que ser una condición previa para poder empezar a disfrutar del instrumento. En el caso del violín esto es doblemente cierto, puesto que es ya de por sí un instrumento lo suficientemente exigente como para además sumarle la necesidad de saber leer solfeo antes de empezar. Y es que ésta es una objeción recurrente entre personas, mayores muchas de ellas, que se sienten atraídas por el aprendizaje del violín pero se les hace una muralla infranqueable la necesidad de aprender a leer música. Y una de las razones de que los instrumentos de cuerda frotada se vean tan inaccesibles desde fuera. Afortunadamente, esto es algo que está cambiando un poco. Métodos como el Suzuki, que lleva el lema de «método de la lengua materna», priorizan escuchar mucho y repetir, sin agobiar con el solfeo. Algunos objetan que eso no es profesional, pero lo siento señores, lo que no es profesional es transmitir música como una serie de conocimientos y habilidades mecánicos, en vez de poner el foco en desarrollar la musicalidad, la memoria, la destreza, la creatividad o la inteligencia emocional a través de la música. Y eso se logra más escuchando a otros músicos e intentando emularlos que intentando descifrar lo más rápidamente posible signos en un papel. Recientemente he encontrado incluso cursos y talleres enfocados directamente a eso, a enseñar cómo tocar de oído. Uno de ellos es éste de Lisa Schneckenburger, en el que, mediante una serie de vídeos, y durante 10 semanas, da consejos y pautas para aprender a desarrollar esta aptitud. No tengo ni idea de si es recomendable o no (eso sí, está en inglés) aunque Casey Driesen lo menciona así que malo no debe de ser.
Learning by Ear
Si eres una de esas personas que se animaría a tocar si no tuviera que aprender solfeo, no lo dudes, busca a algún profesor o escuela que te dé facilidades en ese aspecto y lánzate sin complejos. Aunque también te lo digo, antes o después, querrás (y deberás) aprender también a leer música. Referencias: