Giuseppe Tartini y el misterioso “tercer sonido”

“…deslizando el arco sobre las cuerdas al aire, sobre la nota Re, al juntarla casi por casualidad con la cuerda de La, me percaté de que entre los sonidos de una nota y otra se producía un armónico mayor, un zumbido grave y situado en el vértice —una octava por debajo— de un triángulo imaginario”.

Hoy hablamos de un fantasma. De un sonido del que no sabemos si obedece a un fenómeno físico o perceptual. Si sigue leyes físicas o es subjetivo y lo crea nuestra mente.

El descubrimiento de este fenómeno se atribuye a Il Signore Giuseppe Tartini, un hombre envuelto a su vez en otros románticos misterios: aventurero, clérigo y espadachín, primer propietario conocido de un violín de Stradivari, impulsor de la moderna técnica del arco, teórico de la música y la armonía y protagonista de la mítica y conocida anécdota, como surgida del Fausto, en la que el diablo le enseñó su célebre “Trino del diablo” en el transcurso de un sueño:

“Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien; todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica. Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano. La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo “La sonata del Diablo”, pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre….”

Pero no es esta anécdota lo único extraordinario en una vida punteada de extraños y misteriosos sucesos: un supuesto hijo fuera de su matrimonio que lo habría extorsionado durante casi 40 años, la inexplicable desaparición de su cadáver y el de su esposa del lugar en el que fueron enterrados, las extrañas anotaciones en sus obras, cuyo sentido no se consigue determinar (“Felice età dell’ oro” , “bella innocenza antica”,  “quando al piacer nemica”, “non era la virtù”…), y un código personal, a la manera del alfabeto de Leonardo da Vinci, cuyo finalidad se asemejaría a un lenguaje encriptado para proteger ideas, que quizás no serían bien recibidas en vida.

Un sonido que no todos perciben: il Terzo suono.

La primera vez que Tartini publicó su explicación de este fenómeno fue en su Tratatto di Musica en 1954. Se puede objetar que otros músicos como el francés Rameau o el alemán Sorge ya habían hablado de él anteriormente. Sin embargo, se da por sentado que Tartini ya conocía y utilizaba el fenómeno para afinar desde 1714, por lo que “el tercer sonido” terminó asociándose a su nombre.

¿Pero qué es exactamente ese tercer sonido?

El tercer sonido de Tartini es la nota adicional que se escucha al tocar dos notas simultáneamente y corresponde a la diferencia entre las frecuencias de generación entre las dos notas tocadas. Cualquier variación en la afinación de la nota superior se reflejaría en la frecuencia de este tercer sonido: escucha en el siguiente ejemplo las dos frecuencias de generación en un Re a 294 Hz y un La 440 Hz. Al cabo de un rato, se sentiría un tercer sonido en segundo plano, un Re 146 Hz, que es la diferencia entre ambos, y una 8va por debajo del primer Re (440-294 = 146), por esa razón también se le llama a veces “tono diferencial”.

Re (293,66 Mhz)

La (440 Mhz)

En función de los intervalos que se ejecuten, se escucharía un tercer tono u otro. La siguiente figura muestra arriba las notas que se tocarían, y abajo el tercer tono resultante (producto de la diferencia entre las frecuencias de las notas del intervalo):

Tal vez notéis un cierto batido en el sonido, como un suave y muy lento vaivén, en vez de un tono plano. Esa ondulación la produciría precisamente la tercera nota, y es la que nos permitiría afinar perfectamente los intervalos en el violín, ya que deberíamos ser capaces de hacerlo desaparecer. Unas dobles cuerdas en tercera mayor estarían perfectamente afinadas si generan una nota dos octavas más baja que la nota grave. Una quinta justa estaría afinada si genera una nota una octava más baja que la nota grave. Cualquier variación en la afinación de la nota superior se reflejaría en la frecuencia de este tercer sonido.

Y os preguntaréis “si esas notas que has puesto ahí están afinadas, ¿por qué se escucha esa ondulación?

Es debido a que el Re (D4) con que comenzamos y que está a una quinta justa de La (A4) está afinado de acuerdo al intervalo de quinta de la serie armónica, pero la quinta del sistema temperado -de uso común en nuestros días- tiene 2 centésimas menos que la quinta según la afinación acústica. De ahí la diferencia que produce este pequeño cambio en afinación. Es una de las razones por las que los violinistas (y demás instrumentistas de cuerda) podemos llegar a afinar mejor que los pianistas, cuyo sistema de afinación temperado no deja de ser al fin y al cabo una solución de compromiso.

El que nuestro sistema auditivo sea capaz de recrear esa especie de armónicos graves a partir de sonidos más agudos, explica porque podemos escuchar música en equipos de sonido con limitaciones para reproducir sonidos graves. También es un recurso que se utiliza en ocasiones para conseguir tonos graves en instrumentos en los que sería muy difícil para sus constructores obtenerlos de otra manera, como en órganos, cuyos tubos necesitarían un grosor inmenso o un número de ellos exagerado.

Sobre la explicación científica de este fenómeno se encuentran diversas explicaciones y ninguna muy clara: por un lado se atribuye a la no linealidad que presenta la membrana basilar (el órgano responsable de captar las frecuencias en el oído humano) en la transmisión del sonido, aunque estudios recientes parecen demostrar que estos sonidos persisten aún cuando la intensidad de los sonidos es baja, e incluso cuando se escuchan notas diferentes en cada oído.

Por otro lado, se ha planteado que la sensación de estos sonidos artificiales se debería a un proceso perceptivo que se genera en nuestro sistema neurológico y que, por tanto, nace en nuestro cerebro.

Parece incluso que no sólo hay un tercer sonido, sino que, al igual que en el caso de los armónicos, hay más notas fantasma que van percibiéndose cada vez menos. Aunque sinceramente, si ya cuesta sentir el tercer sonido, mucho más otros sonidos aun más escurridizos.

Il Trattato di Musica de Tartini

La obsesión con el tercer sonido, su origen y explicación, llevaron al inquieto Tartini a estudiar y adentrarse en disciplinas que lo aclararan científicamente, un trabajo cuyos resultados plasmó en “Un tratado de la música según la verdadera ciencia de la armonía”.

Esta obra oscura y compleja, aún no totalmente desentrañada, es un maremagnum de conceptos musicales, algebraicos, matemáticos e incluso metafísicos. En el prólogo de la obra, el Conde Decio Agostino Trento (“un excelente músico aficionado”) explica que Tartini “está inmerso en investigar y en estudiar a fondo la Ciencia Físico-Armónica”, argumentando que la música es sólo una corriente más, aunque maravillosa, derivada de una fuente mucho mayor. Parece querer decir que Tartini, a través de la armonía musical, habría encontrado el camino para llegar a ciertas soluciones fundamentales de los antiguos y atávicos misterios, como la cuadratura del círculo. “Mi tratado no es para la imprenta, ni para la práctica de la música; es tratar de cuadrar el círculo”“Solamente la ciencia física y armónica tiene el privilegio de cuadrar el círculo demostrativo y físicamente”.

A la manera de los antiguos alquimistas, encontramos elucubraciones científicas, llenas de cálculos algebraicos y notas musicales; en ella parece buscar un mensaje universal, una fórmula que condujera al hombre a la armonía y la perfección. Fue una obra polémica, que obtuvo tanto defensores como detractores en todo el mundo. Más tarde, en un intento de aclarar unos conceptos que nadie entendía, Tartini escribió otro ensayo en 1767 “Los principios de armonía musical contenidos en el género diatónico”.

Escribe el profesor M. Tamaro (1896)

“Su descubrimiento del tercer sonido es de una importancia innegable, y le pertenece sin duda; pero las deducciones que él trajo ofrecen muchos puntos de objeción. De este descubrimiento quiso inferir que cada sonido estaba formado por ciertas progresiones armónicas, a las que él llamó mónadas armónicas. Este principio, es verdad, fue correctamente reconocido y aceptado como fundamental en la música. Pero el resto del sistema de Tartini está constreñido con fórmulas de metafísica y de filosofía platónica y pitagórica, y es de muy difícil comprensión. Tartini imaginó una producción metafísica en el círculo, que parte de un individuo para generar otro, con esto, sin embargo, que el generador continúa existiendo como siempre. Por esta razón, el principio armónico está para él en la órbita, cuyo diámetro es una cuerda; principio armónico que desarrolla según las propiedades armónicas, aritméticas y geométricas del círculo. La disputa literaria, como se ha dicho, ha sido amarga y larga; pero permanece en pie, porque los contendientes no se entendían, y no se podían entender, careciendo de suficiente conocimiento de los temas que estaban tratando. En los últimos tiempos, el fenómeno de la combinación de sonidos ha sido reconocido y explicado por las brillantes observaciones y exploraciones del prof. Helmholtz. El efecto del sonido encontrado por Tartini no es nada más que las vibraciones del aire o por lo menos en el tímpano que producen la combinación de sonidos. ¡Y dicen que Tartini atribuyó a las cuerdas estos efectos, mientras que son producidos por el aire, en concordancia con las oscilaciones!”

Tartini murió en 1779, siendo admirado por su música aunque incomprendido por sus obras teóricas, siendo enterrado en la cripta en la que yacía su esposa desde un año antes, en la iglesia de Santa Catalina de Padua. Un lugar sobre el que corría un inquietante rumor: que sus tierras tenían la facultad de preservar los cuerpos enterrados en ella.

Sin embargo, cuando en 1997 se procedió a un reconocimiento de las tumbas, se encontraron con una sorpresa diferente: en las criptas no estaban los cuerpos del maestro ni su esposa dentro de los ataúdes; apenas unos fragmentos de cabellos, y unos misteriosos polvos blanquecinos.

De lo que ocurrió con los cuerpos y de la razón de que los esqueletos no se hallaran ya allí se han formulado diversas teorías (estudiantes de medicina que robaban cuerpos para su estudio, uso de ácidos sobre las tumbas para eliminar olores…), pero tal vez sea bonito que permanezca en el misterio, para redondear una vida adornada de fantasmas, diablos y misterios atávicos.

Orange Blossom Special, el himno fiddle.

Si hay un género de la música popular en el que un violinista -mejor vamos a llamarle fiddler– tiene un prestigio ganado con justicia ese es el de la música bluegrass.

No vamos a hablar ahora de las raíces y características de este género (lo abordaremos en otro artículo); bastará con decir que proviene de la evolución desde los años 30 del hillbilly, un tipo de música de las montañas surgido a partir de los folklores que inmigrantes de diversos lugares de las islas Británicas aportaron a Estados Unidos, más la influencia de otros estilos de raíz africana como el blues o incluso, más actualmente, el jazz o el rock progresivo.

La Bluegrass region, zona del norte de Kentucky, aportó el nombre, que fue popularizado definitivamente a partir de mediados de la década de los ’40 por Bill Monroe (el padre del bluegrass) y sus “Bluegrass Boys“.

Un grupo de bluegrass debe destacar por el virtuosismo de sus componentes. Esencialmente, banjo, violín y mandolina (más otros posibles instrumentos como armónica, steel guitar o dobro, si los hubiera) suelen reservarse en muchos temas una buena ración de solos en los que explayarse. Particularmente fascinante es la labor del “fiddler”, cuya técnica puede alcanzar cotas sorprendentes en el ámbito de una música popular. Un perfecto sentido del ritmo, del “shuffle“, que llaman a su peculiar cadencia, dominio absoluto de las dobles cuerdas, velocidades endiabladas en los solos, hacen de este género un entorno especialmente propicio para violinistas apasionados y feroces.

Y hay una canción que ha llegado a representar todo el género, a la que se ha llegado a definir como “el himno nacional del violinista folk” (Fiddle player’s national anthem), un tema que fue la vara de medir por la que se juzgaba si un fiddler era bueno o no, un tema que da igual cuantas veces se toque, si lo haces bien siempre parece que hay fuegos artificiales y haces que la gente se vuelva loca.

Claro, ya habéis adivinado por el título del artículo: se trata de “Orange Blossom Special“.

Historia de una canción mítica.

El Orange Blossom Special era un tren de pasajeros de lujo que, desde 1925 y durante los meses de invierno, hacía el recorrido  entre Nueva York y Miami. Muy grande y rápido, en su época era considerado por algunos “el más grandioso tren del mundo”. De aspecto imponente, en sus cabinas se ofrecían comidas dignas de los mejores restaurantes, y permitía hacer el viaje en unas increíbles, por aquel entonces, 35 horas.

Ervin Rouse y Chubby Wise

Ervin Rouse junto a Chubby Wise

En 1938, dos jóvenes amigos violinistas Robert “Chubby” Wise y Ervin Rouse, se encuentran en la estación de tren de Jacksonville, sin un dólar en el bolsillo, esperando la llegada del famoso monstruo del que tanto han oído hablar. Hay que entender que por aquel entonces un tren de esas características no era nada común, casi como contemplar el lanzamiento de un cohete espacial.

Uno de los amigos, Chubby, alegre y regordete, había empezado a tocar el violín a la edad de 15 años de la mano de su padre, también violinista, a quien hasta entonces había acompañado con el banjo y la guitarra. Dedicado a conducir un taxi por las mañanas y a tocar por las noches, su facilidad y talento lo llevaron pronto a destacar entre la escena de la música folk.

Ervin, por su parte, es un virtuoso músico formado a sí mismo pero con un talento natural descomunal que llevaba demostrando de forma profesional desde unos prodigiosos 8 años.

Después de contemplar fascinados la llegada del impresionante ingenio, Chubby y Ervin se enfrascan durante la noche en una jam en el apartamento del primero, en la que se mezclan la euforia, la borrachera y la emoción por lo que han visto. De esa jam session surgiría Orange Blossom Special, un tema lleno de efectos imitando a un tren en marcha: la maquinaria, bocinas, campanas y un shuffle muy loco.

Pero en realidad nadie sabe con certeza qué sucedió aquella noche, probablemente ni siquiera los protagonistas, confundidos con el alcohol, el paso del tiempo y sus propios deseos, recuerdan con fidelidad quién creó qué, quién descubrió ese lick o aquel efecto, quién tocó por primera vez esa sirena del tren tan característica…Chubby Wise afirmaría que la canción surgió entera en 20 minutos y él habría aportado la música. Lo único absolutamente cierto es que quien registró el tema y se quedó con los derechos fue Ervin Rouse.

Así que la primera versión de la historia es la que cuenta cómo Chubby, con su carácter expansivo y la generosidad que a menudo proporciona el alcohol, le cedió a su amigo el privilegio de registrar el tema y quedarse con los derechos que proporcionase. “Ese fue mi primero error”, dijo en 1982, “un error de 100.000$”.

“Yo sólo ayudé a escribir la melodía, no la letra. Le di a Ervin la mitad de la canción. Pero eso no me hizo daño a mi ego. Gané un montón de dinero, no directamente, pero sí de forma indirecta, con el Orange Blossom Special. Me proporcionó un montón de encargos, y, en ese sentido, un montón de dólares.”

Chubby Wise, a la Associated Press

Esta es la primera versión existente de Orange Blossom special, interpretada por Ervin junto a su hermano. En aquel entonces aun era una versión cantada.

The Rouse Brothers

Los hermanos Rouse

Parecería que Ervin tenía todas las de ganar: una canción que se convertiría en la más interpretada de la historia en la música folk (y nombrada una de las 10 canciones del siglo por la Asociación Americana de Compositores), además de talento, encanto, despreocupación, la admiración del público.

Robert

Chubby Wise

Sin embargo fue el rechoncho y alegre Chubby, aun agobiado por fantasmas infantiles de abandono y abusos pero siempre sonriente, el que acabó triunfando; primero con su propia banda, luego con los míticos Bluegrass Boys de Bill Monroe, más tarde en otras diversas agrupaciones.

En la cruz de la moneda, Ervin, que comenzó tocando en los más importantes escenarios, solo o con su hermano, acabó enfermo, física y psicológicamente (se le diagnosticó esquizofrenia), totalmente perdido, tocando en mugrientas tabernas en lo más profundo de los Everglades.

“Mi nombre es Rouse, Madre. Solía cantar un poco y tocar el Orange Blossom Special. La canción pertenece a todo el mundo ahora, supongo, pero solía ser mi mejor canción.”

Ervin T. Rouse a la Madre Maybelle Carter

Ervin T. Rouse

Ervin T. Rouse

Y así comenzó un lío que ha dividido a la comunidad de la americana music desde que comenzó. Grandes estrellas como Johnny Cash, que fue quien popularizó el tema de forma masiva en una versión con armónica y saxofón, defendió siempre la autoría de Ervin (ganándose cierta enemistad de Wise desde entonces).

Y es que esa es la otra versión de la historia: según Randy Noles, biógrafo de Ervin Rouse, éste ya habría compuesto el tema años antes bajo el nombre de “South Florida Blues”, y lo registró como “Orange Blossom Special” unos pocos meses antes de la famosa noche loca en el apartamento de Wise. Éste simplemente anhelaba apropiarse de un poco del prestigio de la canción, y de tanto repetir la historia de su colaboración, terminó creyéndoselo él mismo.

Supongo que nunca sabremos con certeza cómo sucedieron exactamente las cosas, sólo queda seguir sonriendo cada vez que escuchamos ese comienzo con la bocina del tren.

Os dejo con algunas versiones que he creído interesantes. Realmente hay tantas que te puedes tirar horas escuchando en spotify o youtube.

La versión de Johnny Cash que hizo de Orange Blossom un éxito masivo:

No conozco violinista más apropiado para este tema actualmente que el entrañable y volcánico Michael Cleveland:

Otro video interesante, este tributo al gran Vassar Clements, en el que reunió a un montón de grandes fiddlers del momento para homenajear al “Himno Nacional del Fiddle”. Intervienen nada menos que: Alison Krauss, Sara Watkins, James Price, Hunter Berry, Rhonda Vincen, Jim VanCleve, Andy Leftwich, y Stuart Duncan.

Enfin, si ponéis el título de la canción en Spotify os saldrán un número increíble de versiones. Aquí os dejo unas cuantas, con una pieza a destacar: la que ejecutan con toques swing nuestros compatriotas de la Barcelona Bluegrass Band:

Fuentes

New York Times

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          Hot Licks For Bluegrass Fiddle
Edited by Stacy Phillips. For Fiddle. Music Sales America. Bluegrass and Instructional. Instructional book and examples CD. Standard notation, chord names, instructional text, violin notation guide, introductory text and black & white photos. 128 pages. Music Sales #OK64378. Published by Music Sales (HL.14015429).

En Estados Unidos esta canción es tan importante que se han escrito libros y se han rodado documentales sólo dedicados a ella:

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          Orange Blossom Boys
(The Untold Story of Ervin T. Rouse, Chubby Wise and the World’s Most Famous Fiddle Tune). By Orange Blossom Boys. Book. Softcover with CD. Published by Centerstream Publications (HL.282).
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Fiddler’s Curse – Revised and Updated
(The Untold Story of Ervin T. Rouse, Chubby Wise, Johnny Cash and the Orange Blossom Special). Fiddle. Softcover. Published by Centerstream Publications (HL.1081).

Formas musicales barrocas 2ª parte: Allemande, Giga…

Tras el primer artículo sobre el mundo de las diversas formas barrocas, seguimos nuestro recorrido por esos nombres raros que escuchamos a menudo en las piezas barrocas que practicamos pero no sabemos exactamente qué significan. Podéis ver la primera parte aquí.

Allemanda

AlemandaNo es difícil deducir, por su nombre, el origen de esta danza, una de las pocas formas que la cultura germana ha aportado a las danzas de tipo cortesano. Su nacimiento se remonta al medievo, y era originalmente muy tosca, puesto que se dice que la bailaban caballeros con armadura con estilo militar y muy poca gracia y variedad.

Su difusión en Europa la dotó de rapidez y riqueza, y en su forma barroca típica (siglo XVIII) suele estar formada por un compás cuaternario “comenzando con una o más anacrusas y encaminándose hacia cadencias sobre partes fuertes en frases de longitud irregular. Su textura está impregnada de imitaciones y figuras en style brisé que oscurecen una sensación de frases melódicas claramente delineadas; su carácter es serio y su tempo, moderadamente lento.” – Diccionario Harvard de Música.

En las suites (compendio de danzas barrocas) suele ser la que se realiza en primer lugar.

Pues sí, todavía hay gente que baila estas cosas en sus ratos libres.

Al bailar la alemanda, un joven puede a veces robar una damisela, quitándosela a su compañero; el que queda así desposeído trata a su vez de robar la de otro. Pero de ningún modo apruebo esta manera de bailarla, ya que puede originar rencillas y descontento”.

Ay ay, qué picarones.

Musette

A muchos os sonará por la musette de Bach del segundo volumen Suzuki. Debéis conocer que su nombre proviene de Francia, donde nació como danza pastoril en los siglos XVII y XVIII y que se ejecutaba con un instrumento llamado musette o cornamusa. Se caracteriza por su nota pedal en el bajo y un ritmo de 3/4.

Así que nada, a imaginarse en una campiña francesa bailando entre ovejas. También es una de las formas que componen la suite, en la que a veces se fundía con la Gavota.

Zarabanda (Sarabande)

He aquí una de las formas de origen español, o mejor dicho “latinoamericano”, ya que según la wikipedia, la primera mención a esta danza se encuentra en escritos de la América española, desde donde viajaría hasta España, donde fue tildada de obscena y despreciable por los numerosos moralistas de aquella época. Más tarde se extendería por Europa para insertarse en la forma suite, de una manera más lenta y tranquila que la original española.

“…solo quiero decir que entre las otras invenciones ha salido estos años un baile y cantar tan lascivo en las palabras, tan feo en los meneos, que basta para pegar fuego aun á las personas muy honestas. Llámanle comúnmente zarabanda, y dado que se dan diferentes causas y derivaciones de tal nombre, ninguna se tiene por averiguada y cierta; lo que se sabe es que se ha inventado en España, que la tengo yo por una de las graves afrentas que se podian hacer á nuestra nacion…”

Juan de Mariana. Tratado contra los juegos públicos.

Está escrita en compás ternario simple y posee un movimiento pausado y noble. “Es una melodía expresiva, formada por valores largos muchas veces sobrecargada de adornos. Frecuentes terminaciones femeninas.”

Os dejo esta estupenda interpretación, tanto en musical como de las danzas, del English Baroque Festival, interpretando una Sarabanda de Handel, parte de su famosa Música acuática, que nos hace soñar con haber vivido épocas pasadas.

Os recomiendo también escuchar otra famosa Zarabanda de Handel, que Stanley Kubrik utilizó en su película Barry Lyndon.

Giga

English suite II, gigue - sheet

A muchos os sonará el nombre Giga a divertida música irlandesa o escocesa y quizás no vais muy desencaminados, pues es una danza de origen inglés (jig) en la que que “uno o dos solistas realizan pasos rápidos, saltados y muy complejos con una música en compás de 6/8, 12/8, 3/8, 9/8. En la suite barroca de Johann Sebastian Bach, la giga es el movimiento final. El término se refiere también a cualquier tonada de contradanza en tiempo de giga y a cualquier danza establecida (una contradanza para un grupo de parejas) con una tonada de giga.” (wikipedia).

Como nosotros estamos hablando de la versión barroca de esta forma, os vuelvo a dejar esta deliciosa versión de una de las piezas de la Water Music de Handel.  Como veis es una de las más “divertidas” (dentro de lo divertido que puede ser una danza cortesana barroca).

 

FUENTES:

Blog Clásica 2

Blog de danza

Blog Tono Menor

El rincón del vago, Wikipedia

Y unos cuantos más…

Formas musicales barrocas: Gavota, Minueto, Corrente…

Recuerdo que, cuando seguía el Método Suzuki, al avanzar un poco, muchos temas tenían nombres llamativos que se repetían: Gavota, Bourrée, Minueto, etc.

Realmente en aquel entonces nunca me paré a pensar qué sentido exacto tenían esas palabras, aunque intuía que eran algún tipo de forma musical con ciertas características con origen en danzas antiguas. Y más adelante me los he vuelto a encontrar en muchas piezas barrocas, suites, sonatas y partitas de Bach, piezas de Corelli, etc.

Pero, de la misma manera que denominaciones como Andantino o Allegretto, nos informan vagamente del carácter de la pieza, lo de Gavota no me decía nada. Así que creo que, con la ayuda de wikipedia y blogs musicales ya es hora de aprender de dónde vienen estas palabras y qué significan. Porque, igual que si vamos a tocar un tango o un vals, intuimos el carácter que debe tener el tema, lo mismo debería ocurrir con estas formas antiguas.

gavotte

Qué bien lo pasamos bailando gavota

Gavota

También llamada Gavotte, gavot o gavote, tiene su origen en una danza popular francesa, y debe su nombre al pueblo de Gavot.

Podríamos decir que lo que la distingue es un tiempo de 4/4 o 2/2, y velocidad moderada, y en que las frases se inician siempre en la mitad del compás, es decir en la tercera nota (suzukis, acordaos de eso en la Gavota de Mignon y la de Lully, la nota fuerte en la segunda parte del compás).

La gavota se hizo popular en la época de Luis XIV de Francia, cuando Jean-Baptiste Lully era el principal compositor. A partir de entonces, otros muchos compositores de la época incorporaron la danza con agregado en suites instrumentales.

En la suite barroca, la gavota es habitualmente interpretada después de la zarabanda, y antes de las giga, o junto con otras opciones como minuet, bouree, rigodón y passepied. La gavota barroca solía ser de forma binaria. Una excepción notable es la forma rondó de gavota escrita por Bach en su Partita nº 3 en mi mayor para violín solo, BWV 1006 (el tercero de sus siete movimientos).

Compositores posteriores, particularmente en el siglo XIX, comenzaron a escribir gavotas iniciadas en el tiempo fuerte en lugar del medio del compás. La famosa Gavota en re de Gossec es un ejemplo (suzukis, podéis hacerlo así, o a la antigua, es decir, remarcando la tercera nota, que a mí me parece más original).

Os dejo una de las más famosas, de las suites para cello de J.S. Bach.

Comparad esta marchosa version con la más clásica, más profunda de Rostropovich

minueto

-“Hey baby, ¡let’s dance minuet!”

Minueto

El minueto, también llamado minué, minuet o menuet, diminutivo de menu (diminuto) es una antigua danza tradicional de la música barroca originaria de la región francesa de Poitou, que alcanzó su desarrollo entre 1670 y 1750. De nuevo, como en el caso de la Gavota, fue popularizada por Jean Baptiste Lully al incorporarlas en sus obras. Como baile de corte tiene carácter galante

Grandes compositores de la música clásica se han servido de ella para sus obras, como Wolfgang Amadeus Mozart en su Don Juan, adaptándola como una composición instrumental de ritmo ternario y moderado. Suele tener carácter humorístico y forma parte de sonatas y sinfonías.

Al principio, el minueto de compás ternario era bastante rápido, pero en el transcurso del siglo XVII fue moderando su velocidad. El minueto se compone de dos secciones con repetición de cada una de ellas. Es una de las danzas facultativas de la suite: se inserta, generalmente, después de la zarabanda y antes de la giga. En su forma clásica el minueto comporta:

  1. Exposición: a) tema con repetición; b) vuelta al tema con repetición.
  2. Trío, después del segundo minueto.
  3. Reexposición de la primera parte sin repetición y con coda facultativa.

Es la única danza de la suite conservada en la sonata: en las sinfonías de Joseph Haydn y de Carl Stamitz todavía pueden encontrarse algunos minuetos, pero desaparecieron finalmente sustituidos por el scherzo, que es una evolución digamos “extendida” con mayor profundidad.

Así que ya sabéis, los minuetos del suzuki, sin correr, con ceremonia y que se note bien que es un compás de tres tiempos. Algunos piensan que el minueto 2 hay que hacerlo cuanto más deprisa mejor, y no es así.

Minuetos en la famosa “Musica acuatica” de Haendel acompañados por una bonita danza que, no sabemos si será como antiguamente, pero lo parece:

bourrée

En algunos lugares aún bailan la borrèia, variante de la bourrée

Bourrée

Efectivamente, este nombre también tiene origen francés (les encantaba bailar) y las primeras noticias escritas que se tienen datan de 1665. Como la Gavota, a la que se asemeja, se popularizó también en el ambiente cortesano que vivió J. B. Lully. Y ahora veamos cómo la define la wikipedia:

Empieza con una negra en anacrusa y su movimiento es sincopado, siendo similar a la gavota, aunque normalmente más extensa. Uno de los más conocidos compositores de bourrés fue Johann Sebastian Bach.

Esquemas rítmicos

En el bourrée se utilizan dos esquemas rítmicos básicos a la hora de componer:

  • El primero consiste en 2 corcheas sincopadas y una negra que, por la síncopa, cae en el tiempo fuerte. Con este esquema comienza el 99% de las bourrées. Un ejemplo claro de este esquema rítmico es el famoso Bourrée en mi menor de Johann Sebastian Bach.
  • El segundo consiste, simplemente, en una sucesión de corcheas. Un ejemplo es el comienzo del segundo Bourrée de la Suite para Cello nº 3 de J.S. Bach.

Combinación

Estos dos esquemas se combinan. Las melodías suelen comenzar con el primer esquema, luego es indistinto cuál se usa (se usa uno de los dos, se combinan o en ocasiones se varían; la variación más común es la sucesión de dos negras) y el final de la melodía suele terminar con el segundo esquema.

Las blancas y las redondas solo se usan en el final y es sumamente raro encontrar figuras con valores inferiores a la corchea.

Os dejo una bourrée de J.S. Bach que sonará a los que hayan practicado el volumen 3 de Suzuki, pero que fue escrita originalmente para cello.

Courante (corrente)

Esta vez hablamos de una familia de danzas de origen italiano del siglo XVI. De compás ternario, también se la puede encontrar como “corrente”“coranto” o “corant”.

En el barroco la courante tuvo dos variantes: la francesa y la italiana. El estilo francés se le solía anotar como “courante” mientras que el italiano aparecía cómo “corrente”. Bach incluso distinguía entre ambos en sus suites: especificó “correntes” en las partitas para clave nº 1, 3, 5 y 6; las nº 2 y 4 tienen courantes en estilo y nombre. (La mayoría de los editores modernos no han conservado la distinción de Bach). En el resto de sus suites, los títulos no ofrecen ningún indicio del tipo de que se trata, pero sí la elección de compás (3/4 o 3/8 para la corrente y 3/2 para la courante). tenía muchos acentos cruzados y era una danza lenta. La courante italiana era más rápida, con desarrollo más libre y rápido.

El tipo italiano, (corrente)  utiliza el compás ternario rápido (3/4 o 3/8), a menudo con figuraciones triádicas o de escalas en corcheas o semicorcheas regulares. Presenta generalmente una textura homofónica, pero no son infrecuentes los comienzos imitativos.

Los teóricos contemporáneos describieron la courante francesa madura como solemne y grave, con idéntico pulso que una zarabanda. Se escribe generalmente en 3/2, con una fuerte tendencia hacia las figuras de hemiolia que combinan modelos de acentuación de 6/4 y 3/2, así como figuras sincopadas afines. La norma es una textura algo contrapuntística o style brisé, y las estructuras de frase son a menudo ambiguas, al igual que el esquema armónico. Ambos tipos suelen estar en forma binaria, aunque los primeros ejemplos podían tener tres secciones. Ambas empiezan con anacrusas y concluyen en la parte fuerte.

En una suite barroca, sea italiana o francesa, la courante típicamente se incluye entre la alemanda y la zarabanda, como segundo o tercer movimiento musical.

Los que habéis llegado al volumen 7 del Método Suzuki sabréis que ahí aparecen dos courantes, una de Bach y otra de Corelli.

Os dejo una Courante de una de las partitas de Bach, interpretada de un modo que me ha parecido “muy barroco” seguramente de forma parecida a como se hacía en la época de Bach.

Como este tema no es quizás el más emocionante del mundo, lo dejamos aquí, pero no os relajéis, que todavía quedan muchas otras formas musicales que descubrir, así que seguid atentos a próximas entregas.

FUENTES:

Blog Clásica 2

Blog de danza

Blog Tono Menor

El rincón del vago

Wikipedia

Y unos cuantos más…