CONVERSACIONES CON… SANTIAGO COMESAÑA ÁLVAREZ

En este mes de mayo, y habiendo faltado a mi cita de abril, os presento la siguiente de las “Conversaciones con…”. En esta ocasión conversamos con Santiago Comesaña, clarinetista gallego, profesor en el Conservatorio de Ourense, y con mucho que aportar al mundo del clarinete, en especial a la enseñanza, a través de la edición de partituras.

Conocí a Santiago en el ClarinetFest de Madrid, en 2015. Enseguida me llamó la atención que una editorial “del país” tuviera una oferta tan amplia dedicada al clarinete, y en concreto a la enseñanza.

Recuerdo que las partituras que compré fueron los “Caprichos para clarinete solo” de Stadler y el álbum “Short Clarinet Pieces”, del que ya he hablado en otro de mis post. Pero mucho más se quedó en el tintero, como el “Álbum de Clari“, dedicado al repertorio de los más pequeños, cuadernos de escalas… todo editado con mucho gusto y con vistas a ser un material práctico para el estudio, ya que tanto los cambios de página como la calidad de la impresión hacen que sea fácil y cómodo de leer.

Vamos allá.

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Nombre completo: Santiago Comesaña Álvarez

Fecha de nacimiento: 25.10.1980

Lugar de nacimiento: Vigo (Pontevedra)

 

 

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué personas fueron decisivas para ti en esta primera etapa?

Como muchos niños de diez años por aquel entonces, mi primer contacto con la música fue gracias a la Banda de mi pueblo. Recuerdo como si fuese hoy mismo que un día de verano un grupo de personas se acercaron hasta mi casa para presentarnos el proyecto de la futura Escuela de música. Una vez finalizada la presentación del proyecto cogí el secador de pelo del baño y me puse “a tocar” el saxofón.

Como mi abuelo había sido trombonista en el ejército y músico aficionado en varias bandas populares, creo que eso también influyó para decidirme a probar un instrumento. Tal vez el saxofón era mi primera opción, la verdad es que no lo recuerdo, pero al ir a la escuela no me dieron muchas opciones ya que necesitaban clarinetes. Allí alguien me comentó que si llegaba a ser un buen clarinetista podría ser un buen saxofonista, pero no al revés, así que me imagino que ese fue el último empujoncito que necesitaba para decantarme definitivamente por el clarinete.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Digamos que me dejé llevar. Comencé mi primera etapa de aprendizaje en la escuela de música de la Agrupación Musical Atlántida de Matamá. No tenía realmente claro hasta dónde llegaría, ya que muchos de mis compañeros acababan abandonando la música por el solfeo (hacíamos un año de preparatorio de lenguaje musical y después se elegía el instrumento).

Una vez superado ese primer “obstáculo para muchos”, empecé con las clases de clarinete. Recuerdo que mi profesor me tuvo un mes haciendo sonidos largos con la boquilla y el barrilete. Yo estaba loco por empezar a tocar alguna nota, pero he de decir que gracias a eso forjé una embocadura estable y todo fue mucho más fácil en mi aprendizaje con el instrumento.

Después de un par de años en la escuela y la banda de música, decidí hacer la prueba de acceso al conservatorio y fue inmerso en aquel ambiente musical donde me di cuenta de que eso era lo a que me quería dedicar en un futuro.

¿Quién ha marcado para bien tu etapa formativa?

La verdad es que tanto en la Escuela de mi banda como en el Conservatorio de Vigo he tenido la posibilidad de aprender con varios profesores y cada uno de ellos ha aportado aspectos positivos a mi carrera formativa, pero quien más me ha marcado y ayudado ha sido Roberto Noche.

Además de esta formación, he asistido a diversos cursos que me han dado da la posibilidad de conocer a diferentes profesionales del clarinete. Uno de esos cursos que destacaría fue en Castellón, organizado por la Fundación La Caixa con Lorenzo Coppola, Gili Rinot y Carles Riera. Y lo destaco por el buen ambiente musical y la oportunidad de hacer música de cámara con el resto de compañeros.

También he asistido a varios cursos con Joan Enric Lluna, Vicente Alberola, Walter Boeykens, Vienna Clarinet Conection, Wenzel Fuchs… con los que me he enriquecido musicalmente.

 

¿Cómo fue tu profesionalización? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Pues la verdad es que he ido optando un poco a lo que se me ofrecía en cada momento, aunque me he dedicado a dar clases de clarinete desde que estudiaba el Grado Medio de LOGSE en el Conservatorio, hace ya 18 años.

También he sido miembro de la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, finalista en Juventudes Musicales de España (en la edición de solistas y en música de cámara), pero lo que más me gustaba, y todavía me fascina, era la faceta de docente y especialmente la música de cámara.

 

Eres profesor en el CMUS de Ourense. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio?

Aparte de mi experiencia como profesor de clarinete en la Escuela de música de la banda de mi pueblo, en cuanto se convocaron las oposiciones me apunté a una academia para preparar las unidades y la programación didáctica. Al mismo tiempo elaboré mis propios temarios con muchísimo esfuerzo, ya que prácticamente toda la bibliografía que he utilizado estaba en inglés, como los libros de Albert Rice, Colin Lawson, Eric Hoeprich, etc. Di mucha importancia al apartado de los temas debido al gran peso que tenía en la nota final de la oposición (suponían un 40%). Al mismo tiempo, me parecía una buena forma de diferenciarse de otros candidatos. En cuanto al programa de concierto preparé obras de Johann Stamitz, Brahms, Debussy, Brotons y Stravinsky.

El actual sistema de oposiciones es cierto que tiene varias carencias, pero la fundamental en mi opinión es que una de las pruebas no consista en dar una clase a un alumno. Es evidente que un aspirante tiene que dominar perfectamente su instrumento, la historia y el análisis entre otros aspectos, pero no podemos obviar que si superamos dicha prueba, nuestro principal trabajo diario consistirá en dar clase a niños, y ahí no todo el mundo es válido, al margen de lo buen músico que uno pueda ser.

Además de tu faceta docente, has editado varios libros, métodos, obras y recopilatorios para clarinete. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Cómo la llevaste y la estás llevando a cabo?

Sobre el año 2009 comencé a introducirme en el mundo de la edición de partituras. De ese primer contacto nació mi primer trabajo publicado en el año 2010, el libro “Cuaderno de Escalas”, en el cual había trabajado codo con codo con Nicanor Domínguez Cid, colega del Conservatorio. Por aquel entonces yo no dominaba ningún programa de edición musical y Nicanor tenía experiencia de más de veinte años. Poco a poco me fue enseñando el funcionamiento del programa de edición Sibelius y mis primeros trabajos los realicé como herramienta didáctica, ya que comencé editando la parte de piano del Concierto op. 36 de Krommer para que mis alumnos pudiesen estudiar el primer movimiento a diferentes tempos y con una buena base armónica y rítmica. Posterior a este trabajo llegaron Mercadante, Stamitz y Weber, y así llevo casi nueve años de manera continuada.

Actualmente edito con la editorial Armonía Universal, cuyo dueño es compañero de flauta en el CMUS de Ourense (Carlos Núñez Deza), y ambos hemos diseñado la colección Selected Clarinet Music. Durante mi etapa como estudiante y después como profesor, he invertido bastante dinero en partituras nada baratas con las que no estaba del todo satisfecho con su edición. Por ello, mi idea principal con esta Colección es ofrecer un producto final con una muy buena relación calidad de edición – precio, es decir, hacer un producto de calidad y asumible por la gran parte de estudiantes de clarinete tanto de Escuelas de música como de Conservatorios. Como cada libro de la colección consta de una media de 4 ó 5 obras y su precio ronda los 30€, estaríamos hablando en torno a unos 6€ por obra.

Otro de los objetivos de la colección Selected Clarinet Music es que cada alumno, adquiriendo un libro por curso, pueda finalizar el grado profesional teniendo la literatura principal de nuestro instrumento por un precio más que razonable. Y en este campo tengo que reconocer que todavía tenemos mucho que recorrer en España, ya que son demasiadas las personas que no valoran la importancia de tener libros originales y en nuestro día a día seguimos tendiendo más a la fotocopia. Aunque confío y espero que esto cambie en un futuro no muy lejano.

¿Cómo se ve el panorama musical de España desde Galicia? ¿Cómo lo ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Pues desgraciadamente muy similar a lo que se puede ver desde cualquier comunidad autónoma – con pequeñas excepciones -. Quizás lo que más pena me da es ver tantísimo talento y ninguna oferta de empleo para toda esta generación que está muy bien formada, al igual que ocurre con otras muchas titulaciones que nada tienen que ver con lo que nos ocupa pero que por desgracia sufren el mismo proceso.

Creo que desde el Gobierno no se fomenta el estudio de las Artes y Humanidades, como si fuesen secundarias, y así nos luce el pelo. Pero como suelo decir, cada uno tendremos que aportar todo lo que hemos aprendido a lo largo de los años y ponerlo en práctica en nuestro círculo más cercano, y poco a poco se irán notando los resultados, estoy convencido.

¿Algún proyecto que quieras compartir con nosotros aquí?

Actualmente sigo trabajando en mi colección “Selected Clarinet Music” y también estoy muy comprometido e ilusionado como organizador del Concurso de Clarinete “Cidade de Ourense”, del cual se ha celebrado recientemente la tercera edición en la que se han presentado clarinetistas de un gran nivel. La intención es que el Concurso siga evolucionando y creciendo con el tiempo y algún día poder llegar a celebrar un mini Congreso con conciertos, conferencias y masterclass. Así que, si el próximo año en la cuarta edición lo consigo, estaréis todos invitados a participar.

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Muchas gracias por la entrevista.

Muchísimas gracias a ti, Santiago, por todo tu trabajo y dedicación, que hace que otros profesionales que nos dedicamos a la enseñanza del clarinete tengamos unas herramientas de esta calidad.

¡Gracias a todos por leer!

¡Hasta la próxima!

Cecilia


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CONCIERTOS EN ABARCA DE CAMPOS Y PALENCIA

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¿PARA QUÉ RESPIRAMOS? (PARA MÚSICOS DE VIENTO)

En mis cursos de respiración, dedico bastante tiempo a hablar de la función básica de la respiración y de las variaciones que las emociones, estados de ánimo, etc. provocan en ella.

¿Cuál es la función básica de la respiración? Pues equilibrar en nuestro organismo los niveles de oxígeno y dióxido de carbono. Cuando olvidamos esto tan obvio, empiezan nuestros problemas “respiratorios” con el instrumento. Es una cuestión de gestionar, saber gestionar y, también, “poder” gestionar.

¿Cuáles son las variaciones que las emociones, estados de ánimo, etc. provocan  constantemente en la respiración? Agitación, calma, aumento o disminución de frecuencia, expresión en el cuerpo, cambios de postura… Siempre nos encontramos en un “contexto emocional” y por tanto en un “contexto respiratorio” concreto. Hablar de la respiración de una manera “neutral”, “aséptica” o separada de todos estos elementos es difícil, y hay que tenerlo siempre en cuenta a la hora de empezar a trabajar con nuestro instrumento.

Vamos a por la primera parte:

FUNCIÓN BÁSICA DE LA RESPIRACIÓN

La mayoría de vosotros habréis notado que los problemas con el aire no son siempre “de cantidad”… A veces nos “ahogamos”… ¡estando llenos de aire! A partir de ahí, pasa a ser una cuestión “de calidad”, más que de cantidad: calidad del aire (equilibrio de gases) y calidad de “asentamiento del aire” (estar utilizando la musculatura adecuada para espirar de manera controlada y producir un buen sonido).

Cuando no respetamos la función básica de la respiración, esto es, la gestión del oxígeno y el dióxido de carbono, nos encontramos en esta situación: tengo aire, pero no puedo espirarlo para convertirlo en sonido.

En este punto, me gustaría plantearos una pregunta: cuando nadáis y sacáis la cabeza para respirar… ¿verdad que no pensáis en la cantidad de aire que vais a tomar? ¿verdad que simplemente abrís la boca y, por decirlo de algún modo, dejáis que el cuerpo tome el aire que necesita? Y aún más allá: ese aire necesario, ¿es para cubrir las necesidades de las nuevas brazadas o para “recuperar” lo consumido en las brazadas anteriores? ¿”Quién” decide la cantidad de aire que se toma? ¿Nosotros o nuestro cerebro? Ahí lo dejo.

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“Mueve tu “cuerpo” y tu mente le seguirá”

Y a por la segunda:

VARIACIONES DE LA RESPIRACIÓN

Antes de ponerte a estudiar, preocúpate por ti mism@: ¿Cómo estoy hoy?

Es cierto que se han descrito tipos de personas con “perfil inspirador” y otras con “perfil espirador”. Pero las emociones pueden hacer que este perfil varíe en momentos determinados. Es una cuestión de conocerse.

Generalmente, las personas con “perfil inspirador” suelen tener una postura erguida (quizá exagerada), un carácter expansivo, quizá nervioso, y tendencia a estar tensos; normalmente hay que trabajar la musculatura espiratoria y relajar la inspiratoria para recuperar la flexibilidad.

Las personas con “perfil espirador”, por el contrario, suelen tener una postura encogida, un carácter más introvertido, quizá miedoso, y tendencia a tener poco tono muscular; habría que trabajar el tono muscular en las dos direcciones, incidiendo, posiblemente, en la musculatura inspiratoria.

Entre estos dos extremos, por supuesto, hay tantas variaciones y tantos trabajos sobre la respiración y el soplo como personas.

¿Cómo estás hoy? ¿Nervioso, tranquilo o sin ganas de nada? ¿Está tu pecho abierto y te es fácil tomar aire o bien tienes la caja torácica cerrada y te cuesta trabajo respirar?

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Inspiración y espiración en la vida diaria

Pero vamos a lo que me interesa:

¿PARA QUÉ RESPIRAMOS LOS MÚSICOS?

  1. Para cumplir la función básica de la respiración en nuestro organismo, como todo el mundo.
  2. Para hacer sonar nuestro instrumento, es decir, para una finalidad técnica.
  3. Para HACER MÚSICA, es decir, para una finalidad artística.

Por ello, mi reflexión es la siguiente:

Está muy bien (y de hecho me dedico a ello) conocer todo lo posible acerca de la respiración: sus funciones, variaciones, fisiología, sensaciones en nuestro cuerpo, ejercicios… pero eso al fin y al cabo, podríamos decir que no tiene nada, o casi nada que ver con la MÚSICA.

Cuando trabajes la respiración en tu instrumento, no pierdas NUNCA el PARA QUÉ.

¿Qué quiero escuchar? ¿Cómo quiero que se escuche?

Quiero calidad de sonido en todos los registros, tocar afinado,  tener flexibilidad, articular bien las notas, frasear…

¿Qué quiero expresar? ¿Qué quiero transmitir?

Quiero enunciar algo alegre o triste, agitado o sereno… o quiero plantear una pregunta, o una pregunta con una respuesta… Un monólogo o un diálogo… Quiero transmitir un carácter rítmico y expansivo o cantado e íntimo… ¡Hay miles de posibilidades! Y ahí no va a ayudarte solamente lo mucho que “domines” tu respiración, sino cómo te sirves de las emociones que se reflejan en ella.

¡Gracias por leer!

 

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Cómo enfocar la música de cámara en la enseñanza

La música de cámara lleva formando parte de la enseñanza musical desde hace varios años. Se trata de un área indispensable, que sitúa a los alumnos en un entorno de trabajo al que no están acostumbrados. Pasan de la característica individualidad de las clases de instrumento a formar parte de un grupo.

Desde el punto de vista pedagógico, es una clase con gran peso de la que los alumnos pueden aprender realmente qué significa ser músico. No siempre se le da el respeto que se merece. A menudo, por razones puramente logísticas, los profesores de música de cámara se ven obligados a trabajar con pocas horas, combinaciones instrumentales extrañas y sin repertorio propio o aulas insuficientes. Todo esto denota una la falta de reconocimiento.

Hoy vamos a centrarnos en los aspectos que se trabajan en esta clase para darle la importancia que realmente tiene:

La interpretación en grupo

A la hora de trabajar con una agrupación, independientemente de los instrumentos que la compongan, hay algunos puntos en común que podemos trabajar con los alumnos, los cuales les enseñarán a trabajar en cualquier agrupación en el futuro.

Flexibilidad individual

Es habitual encontrar en una misma agrupación alumnos con distintos niveles técnicos/musicales. Por un lado, el problema puede tener origen en la propia preparación del alumno. Por otro, la dificultad puede traerla la partitura, puesto que las obras que interpretamos en música de cámara no siempre son igual de difíciles para un instrumento que para otro.

Siempre debemos ayudar a los alumnos que encuentren mayores dificultades a olvidarse de los problemas técnicos y centrarse en el resultado final. Tengamos en cuenta que el aprendizaje de música de cámara, debe centrarse en conocer repertorio y aprender a interpretar en conjunto; no en trabajar aspectos técnicos individuales.

En este sentido, debemos instar a cada miembro del grupo a encontrarse cómodo. Esto nunca será posible si un alumno no puede superar psicológicamente un pasaje difícil. Lo menos relevante es que sea capaz de tocar de manera impecable, y esto es precisamente lo que debemos enseñarle: el resultado colectivo está por encima de los problemas técnicos que cada uno pueda enfrentar.

Mecánica de los ensayos

Otro de los puntos que un alumno debe aprender dentro de la clase de cámara es a trabajar en grupo. Este trabajo debe partir de detalles simples, que a priori se dan por sentados.

  • Puntualidad: siendo puntual, tanto en clase como en los ensayos programados, estará mostrando respeto por sus compañeros, su profesor, y la actividad conjunta.
  • Colocación en el espacio: La disposición de los músicos de cámara siempre debe ser meditada y tener una finalidad acústica. No olvidemos que tocamos para un público.
  • Rigurosidad en el trabajo: A la hora de trabajar en conjunto, es normal que los alumnos se dispersen, hablan entre ellos, se distraigan…etc. La música de cámara es el entorno ideal en el que pueden aprender la rigurosidad en el trabajo común. Cualquier falta de respeto afectará al resultado de un trabajo en grupo, por lo que repercutirá directamente en el resto de personas de la clase.

Afinación

Dentro de la clase de conjunto, los alumnos aprenderán el protocolo más usual para afinar dentro de una agrupación. Además de este detalle, es importante que aprendan a colocar cada nota dentro de los distintos acordes. Es en la clase de conjunto donde mejor pueden comprender que cada nota que tocan tiene una función armónica o melódica, y por tanto, una afinación diferente. El trabajo cuidado y coordinado con respecto a acordes y afinación general marcará la excelencia dentro del grupo de cámara.

Gestualidad en grupo

Todos los puntos que marcan el discurso musical deben ir acompañados de un gesto y una respiración que ayude a la interpretación en grupo. En la música de cámara, trabajaremos esto con los alumnos de manera exigente, para conseguir una mayor coordinación entre ellos, y por tanto, un mejor resultado sonoro.

No sólo debe marcar con gesto el instrumentista que lleve la voz principal, los demás tendrán que acompañar su gesto, respirar con él y moverse con él. Una buena herramienta de trabajo en este sentido es pedir a cada integrante del grupo que marque y dé las entradas. De esta manera todos asumirán la responsabilidad de dirigir la música, además de interiorizar mejor los gestos y la respiración necesarios.

Analizando la partitura

La música de cámara se convierte en un vehículo excepcional para transmitir los primeros conceptos del análisis musical de forma práctica. El análisis debe ser una actividad de conjunto previa a la interpretación, y en ella deben participar todos los miembros del grupo.

Dependiendo del nivel de los alumnos con los que se trabaje, se dará mayor o menor profundidad al trabajo de análisis en clase. Sin embargo, debemos seguir una serie de pautas. Lo primero que deben conocer los alumnos cuando comienzan a trabajar una nueva es el autor, la época y el estilo al que pertenece. Identificar y conocer el contexto histórico de la obra nos ayudará a encontrar el modo de tocarla.

El análisis de forma

Podemos hacer que los alumnos respondan una serie de preguntas para guiarles en su análisis:

  • ¿Qué tipo de composición es? ¿Cuál es la forma típica de esta composición?
  • ¿Cuántos temas hay? Identificarlos con letras (A, B,…)
  • ¿Cuántos subtemas hay? Identificarlos también con letras (a, b,…)
  • ¿Qué frases contiene cada tema? ¿Dónde están las cadencias?
  • ¿Están compuestas las frases por otras más pequeñas?
  • ¿Qué motivos hay? ¿Cuándo y cómo se repiten o varían
  • ¿Hay alguna progresión?
  • ¿Exiten puentes?
  • ¿Hay codas?
  • ¿Dónde están los puntos culminantes? ¿Y los puntos más bajos?

El análisis armónico

También es importante realizar un análisis armónico. Del mismo modo, podemos plantear una nueva serie de cuestiones:

  • ¿Qué tonalidades aparecen en la obra? ¿Cuál es la principal?
  • ¿Qué acordes son más tensos?
  • ¿Cuáles son los que relajan la música?
  • ¿Qué tipo de cadencias hay? ¿Son más o menos conclusivas?
  • ¿Hay alguna “sorpresa” armónica?

Cuando se toca en grupo de cámara o en orquesta, el análisis armónico cobra mayor importancia: es esencial que cada instrumentista sepa qué nota del acorde lleva en cada momento para tocarla con la intensidad y la colocación correctas y así ayudar a que la afinación sea óptima.

Técnicas de educación corporal

El trabajo en grupos de cámara es una situación perfecta para introducir a los alumnos en la educación corporal.  Los ejercicios en grupo ayudarán a crear una rutina.

Elementos a trabajar

  • Calentamiento físico: El calentamiento previo a la actividad de tocar previene lesione y prepara el cuerpo y la mente para la concentración durante la clase. Podemos elaborar una pequeña tabla de ejercicios de no más de 5 minutos que se adapte a todos los tipos de alumnos de la clase.
  • Respiración en conjunto: la respiración es la base de la música. A través de ella damos sentido al discurso musical. Tanto o más importante es en el trabajo en grupo, donde la coordinación juega un importante papel. A través de una serie de ejercicios que el profesor proponga, los alumnos deben aprender a respirar juntos.
  • Estiramientos post-actividad física: Después de tocar, es recomendable estirar la musculatura para evitar posibles lesiones tanto a corto como a largo plazo. Con 5 minutos de ejercicios propuestos por el profesor será suficiente.
  • Relajación en conjunto: Un estado de relajación implica relajación mental, física y mayor concentración. Por ello, es importante que los alumnos la practiquen y la manejen tanto en solitario como en grupo. Con ello, conseguirán mayor seguridad en dentro del conjunto, desinhibición al tocar con otros compañeros y concentración. Así pues, la aplicación de alguna técnica de relajación autoinducida favorecerá el trabajo del grupo de cámara.
  • Ejercicios y actividades de motricidad en conjunto: otro factor que podemos trabajar es la motricidad. Muchos pedagogos, como Kodaly o Dalcroze, se han apoyado en el movimiento como base en sus métodos. A través del dominio del movimiento se consigue mayor control rítmico, relajación, socialización…etc. El profesor podrá plantear algunos ejercicios en función de las edades de los alumnos.

Mejorando la audición

En este sentido, la música de cámara cumple una función crucial en el desarrollo del oído musical. En primera instancia, en cuanto a afinación dentro de la armonía. Pero también se desarrolla la audición de la polifonía y los distintos timbres. Los conceptos a trabajar serán:

  • Timbres de los distintos instrumentos de la propia familia
  • Timbres de instrumentos de distintas familias
  • Afinación dentro de un contexto armónico y melódico
  • Afinación dentro de un conjunto de tímbricas mixtas
  • Atención a las distintas voces que componen el grupo de cámara
  • Trabajo del papel de la voz propia dentro de un conjunto
  • Atención al empaste de dinámicas, articulaciones y técnica con otros instrumentistas
  • Atención a las distintas sonoridades del propio instrumento y del conjunto: colores, efectos, intensidades
  • Balance de voces

Improvisar en grupo

Dalcroze escribía en 1932: “Improvisar es expresar sobre el terreno los pensamientos, tan rápidamente como se presentan y se desarrollan en nuestra mente”. La clase de cámara se presenta como el entorno perfecto para desarrollarla, ya que el alumno, movido por la participación de sus compañeros, puede desarrollar sus capacidades creativas. El trabajo de improvisación en la clase conjunta tiene ciertas funciones:

  • Ayuda a sintetizar lo aprendido a través de la experiencia
  • Demuestra que el alumno ha aprendido o entiende conceptos
  • Motiva al alumno a expresar sus ideas musicales propias
  • Estimula los poderes de concentración, capacidad de escuchar e imaginación
  • Crea sentimientos de satisfacción y logro

Para improvisar, el profesor puede darle al alumno algunos elementos en los que basarse, o simplemente dejar que él sea el que tome el mando. La improvisación no tiene que hacerse obligatoriamente con el instrumento. También se puede improvisar cantando, o utilizando el cuerpo. El objetivo final es estimular al alumno para que se desinhiba y conecte cuerpo y mente.

Lectura a primera vista y memoria

La memoria musical cobra un papel relevante dentro del trabajo en conjunto. Mientras el alumno se centre en el papel, le costará más interactuar con sus compañeros y abrir la mente hacia la sonoridad conjunta, alejándose de su sonido personal.

No hablamos sólo de memorizar las notas, sino de memorizar el papel dentro del conjunto, con todos sus detalles dinámicos y musicales. De esta manera, cada alumno dentro del grupo interiorizará un discurso más allá de las notas “sin sentido” de su particella.

En cuanto a la práctica de la primera vista, el entorno de la música de cámara juega un importante papel. Leer partituras en conjunto obliga a cada alumno a centrar su atención más allá de su propio papel y utilizar su intuición musical para interpretar dentro del conjunto una partitura que no conoce. Al practicar esta lectura a primera vista en conjunto, el alumno no puede distraerse o centrarse demasiado en las notas. Tendrá que mantener una rítmica común y continuar la lectura hasta el final sin excusas, puesto que se trata de una actividad de conjunto, en la que juega un importante papel.

 

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El método Dalcroze: movimiento, improvisación y memoria

Jaques Dalcroze fue un músico y teórico nacido en 1865, conocido por sus teorías sobre el aprendizaje rítmico. Sin embargo, su intención iba mucho más allá: siempre pretendió establecer un método musical para desarrollar el oído, la creatividad y la conexión entre cuerpo y mente.

Su método se basa en enseñar a los alumnos a través del movimiento. Creía firmemente en que el movimiento está relacionado con la música: el movimiento es ritmo y ayuda al aprendizaje musical. Esta es la faceta más conocida y aplicada de su método. Pero el trabajo del movimiento relacionado con el ritmo va más allá: combinado con el desarrollo de la creatividad y la improvisación, ayuda a liberar al alumno de sus inhibiciones, controlar su cuerpo, sus repuestas nerviosas y sentir dentro de la interpretación.

La idea de Dalcroze es que el alumno debe experimentar la música tanto física como espiritualmente. Sus metas son el desarrollo del oído interno y la relación consciente entre mente y cuerpo para ejercer control durante la actividad musical.

La música es movimiento

Según el método Dalcroze, la experiencia musical debe nacer del movimiento. Este pedagogo veía en sus alumnos más noveles lo mucho que les costaba medir correctamente las partituras, incluso después de varios años de estudio. Comprendió que algo fallaba en el proceso de aprendizaje y se propuso darle la vuelta.

Antes de aprender a leer la partitura, o de interpretar la música, los alumnos deben aprender a sentir y moverse con ella. Buscó un aula grande y con espejos, pidió a sus alumnos que se descalzaran y se movieran por la clase al ritmo del piano.

Este fue el inicio de una serie de ejercicios que les planteaba, en los que el cuerpo era su principal instrumento musical. Observó que a los alumnos más retraídos les costaba moverse más que al resto, y sin embargo, comenzaron a progresar mucho más rápido con este método. La descoordinación que tenían se iba solucionando: la barrera entre su cuerpo y su mente se abría dándoles el control de la actividad musical.

Improvisación

Dalcroze escribía en 1932: “Improvisar es expresar sobre el terreno los pensamientos, tan rápidamente como se presentan y se desarrollan en nuestra mente”. En aquel momento, Dalcroze se preguntaba por qué la improvisación tenía tan poco espacio en la educación musical, siendo un vehículo tan importante en el aprendizaje y las capacidades expresivas del alumno. Todavía hoy esto sigue ocurriendo.

La improvisación que Dalcroze plantea distintos objetivos:

  • Ayuda a sintetizar lo aprendido a través de la experiencia
  • Demuestra que el alumno ha aprendido o entiende conceptos
  • Motiva al alumno a expresar sus ideas musicales propias
  • Estimula los poderes de concentración, capacidad de escuchar e imaginación
  • Crea sentimientos de satisfacción y logro

Para improvisar, el profesor puede darle al alumno algunos elementos en los que basarse, o simplemente dejar que él sea el que tome el mando. La improvisación no tiene que hacerse obligatoriamente con el instrumento. También se puede improvisar cantando, o utilizando el cuerpo. El objetivo final es estimular al alumno para que se desinhiba y conecte cuerpo y mente.

Memoria

Al igual que en todo su método, Dalcroze propone que el movimiento forme parte del proceso de memorización. Por un lado, utiliza la memoria imitativa. El profesor canta o toca un pequeño fragmento y el alumno lo repite acto seguido.

Lo novedoso es que añade el elemento motoro: Al repetir el fragmento memorizado, los alumnos caminan por la clase. Pueden hacerlo con el pulso de la música o siguiendo el ritmo melódico. De esta manera, se integran en el aprendizaje varios elementos que ayudan una vez más al cuerpo y la mente a mantenerse conectados.

La propuesta de Dalcroze es integrar todo el cuerpo en el proceso de aprendizaje musical: sentimientos, movimiento, tiempo y espacio se aunan para ayudar al alumno a aprender de forma más segura y rápida.

 

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