Nuevo canal de vídeos didácticos

Ya podéis visitar y suscribiros al nuevo canal de YouTube de "El Aula Musical de Adriana".
En él iré subiendo vídeos didácticos sobre música, en español e inglés. Ya están disponibles los primeros vídeos de las series:
- conceptos musicales
- práctica de lectura rítmica y entonación
El primer vídeo de la serie "conceptos musicales" explica la noción de pulso musical, la duración de las figuras y el trabajo con metrónomo. Próximamente, compases musicales.



La serie "práctica de lectura y entonación" es la verdadera razón por la que me he decidido a elaborar vídeos didácticos. Cuando abrí este blog, apenas se encontraban ejercicios de teoría y dictado musical en Internet. Afortunadamente, con los años han ido surgiendo muchos ejercicios, tanto aquí como en otros blogs y webs. Sin embargo, todavía hay pocos recursos útiles para ejercitar la lectura rítmica y la entonación. Esperemos que esta serie pueda ayudaros en estos ámbitos.
El primer vídeo elaborado (que no será el más básico de la serie, pues pronto habrá otros más sencillos y más complejos), trata el silencio de corchea, combinado con negras, corcheas y silencios de negra.
La dinámica de trabajo es la siguiente. Se presentan varios ejercicios, con tiempo suficiente para que el estudiante realice las siguientes tareas:
1- lectura mental
2 - lectura rítmica o entonación en voz alta.
3 - escucha del ejercicio entonado, para comprobar si se ha cantado igual.
4 - entonación en voz alta, imitando el modelo que se acaba de escuchar.
Todo ello escuchando el metrónomo (va a 60) y marcando el compás.



Espero que disfrutéis de los vídeos y que os suscribáis al canal.

EL PÁJARO DE MADERA

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Dentro del ciclo de conciertos familiares de “El club de Musizón“, en la Escuela de Música “MUSICAEDUCA” de JJMM de Alcalá de Henares.

http://www.musicaeduca.es

C/ Ronda Fiscal 38

Alcalá de Henares


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CONVERSACIONES CON… CHRISTIAN ÁLVAREZ

Ya tenemos aquí la entrevista del mes de enero.

Se trata del clarinetista y profesor Christian Álvarez.

Arriesgándome a parecer una “abuela cebolleta”, como siempre os cuento cómo conocí al entrevistado. Casualmente, él también ha querido reseñarlo en la entrevista, así que tendréis las dos versiones!

Conocí a Christian de una manera casual, en un concierto del “Trio di Clarone” en la Konzerthaus de Viena, donde presentaban, junto con Michael Riessler, su proyecto “Bach in 1 hour”. Por casualidad nos tocaron entradas contiguas, y así nos conocimos, junto con otros compañeros que por aquel entonces también estudiaban por allí. Tener como nexo común el clarinete y a nuestro Profesor José Vicente Herrera, nos hizo congeniar enseguida. Es por esto que esta entrevista me hace especial ilusión.

Christian es un clarinetista con una técnica solidísima, que sólo pasa desapercibida cuando la Música que hace la relega a un segundo plano.

Escuchad: KÓVACS, HOMENAJE A RICHARD STRAUSS

Nombre completo: Christian Álvarez Patón

Lugar de nacimiento: Cuenca

Fecha de nacimiento: 26-11-1974

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¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete?

Desde muy pequeño he tenido una atracción incontenible hacia la música y lo que ella me hacía sentir. Me fascinaba el hecho de escuchar cualquier pieza y que ésta me pudiese hacer sentir alegre, triste o lleno de energía. Escuchaba música bien en “casets”, televisión o radio y antes de iniciar estudios ya reproducía de oído lo que escuchaba, bien con la típica flauta del cole o en teclados “Casio” tan populares del momento, dando en casa unas “tabarras” de cuidado a mi familia, que me sufría con cariño. Agradezco hablar contigo sobre esto porque me hace recordar y traer de vuelta el cariño y la paciencia que mis padres me prestaban. Veo el reflejo en mis hijos, que me sorprenden cuando escuchamos música en el coche y a Eva, que tiene dos añitos, la encuentras en su sillita con lágrimas en las mejillas diciéndote “toy tiste”, ante una preciosa pieza como  “Goodbye” de Jan A. P. Kaczmarek de la Banda Sonora “Siempre a tu lado Hachiko”.

A los 8 años mis padres me matricularon en la “Academia de Música del Ayuntamiento de Cuenca”. Elegí el Clarinete porque en el pueblo de mi familia paterna, Benaguacil (Valencia), tenía dos tíos clarinetistas (uno en la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla y otro profesor de Conservatorio en Valencia) y por ellos ya conocía el precioso timbre de nuestro instrumento.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

            Al comenzar de manera tan temprana siempre supe que formaría parte de mi vida. No sabía de qué manera, pero era indiscutible que iba tan pegada a mí como mi piel. Con trece años y ya en el “Instituto” dije a mis padres que iba a ser clarinetista. Ellos siempre me apoyaron. Entendía necesario tener una amplia cultura y conocimientos sobre los que sustentar mi carrera musical, pero como todos los de mi época sabéis, la comprensión a los músicos en la Enseñanza Obligatoria era nula, por ignorancia y desconocimiento. Una frase muy recurrente de mis profesores de Instituto era: “Deja de perder el tiempo con esa flauta negra. De eso no vas a vivir”. Anecdóticamente os cuento con qué cara de estupefacción me encontré años después a algunos de ellos recibirme con aplausos desde las butacas del Auditorio de Cuenca para escucharme de solista con orquesta, conciertos como los de Mozart, Weber, etc. O recibiéndolos en el Conservatorio con la intención de matricular a sus hijos en tu propia asignatura. Siento que no conociesen y disfrutasen la música como nosotros. No lo concibo.

 

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Aquí te lo puedo establecer por etapas. Desde la perspectiva que te dan los años ves más nítidamente quién realmente estuvo ahí. Y te lo voy a explicar con algunos valores que están por encima de la propia enseñanza, aprendizaje o transferencia de conocimientos, estos valores son la “ayuda”, el “compromiso”, la “responsabilidad”, la “honestidad” y la “dedicación”. Para mí un “profesor” debe cumplirlos.

En mi etapa en la Academia del Ayuntamiento de Cuenca y hasta mi paso al Conservatorio Profesional de la misma ciudad, recuerdo con cariño a tres personas por su profesionalidad y atención: José Tello (actualmente En la Banda Municipal de Valencia); Fernando Romaguera (actualmente Catedrático en Conservatorio Superior de Música de Valencia) y José García Llopis (Profesor de Clarinete, Director de la Escuela Municipal de Música de Cuenca y gran amigo).

En la etapa de Conservatorios, ya en el Conservatorio Profesional de Música de Cuenca me tutorizó Miguel López Torres (profesor de la Banda Municipal de Madrid), del que observé la organización de aula, seguimiento del alumno, disciplina, hábito de estudio y compromiso con el alumno.

En el Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo” de Valencia fue mi tutor Luis Sanjaime Meseguer, del que agradezco mucho su amabilidad, dedicación y orientación profesional. Durante esta etapa conocí a Francisco Perelló (Solista entonces de la Orquesta de Córdoba y actualmente en la Banda Municipal de Valencia), que me impresionó por su dominio del instrumento, carácter y seguridad, acogiéndome en su casa con total generosidad como uno más y surgiendo una gran amistad entre nosotros desde entonces. Fue un aporte fundamental en mi carrera y crucial para ese momento en concreto. Metafóricamente me ayudó a abrir la ventana y mirar hacia fuera.

A pesar de que en estas etapas mi cabeza (como la de la mayoría de instrumentistas) sólo pensaba en ser concertista, solista de orquesta y todo lo referente a tocar y pisar escenarios, todos estos profesores lograron hacerme apreciar la “Enseñanza” y verla como una respetable opción profesional. Tras la etapa de Conservatorios continué formándome. Un consejo, habiendo conocido bien a los profesores en cursos o clases magistrales y nunca pisando a ciegas.

Tras la etapa de Conservatorios continué con Joan Enric Lluna (Actualmente solista de la Orquesta de la Comunidad Valenciana), con el que estudié tres años. De él aprendí (sintetizando mucho) a expresarme de forma correcta, fundamentada y creativa a la vez, e interpretar y descifrar todo lo que el compositor nos quería hacer llegar a través de esos mágicos grafismos.

Cuando terminé los estudios con Joan quise conocer a José Vicente Herrera (Solista de la Orquesta de Valencia). No conocer a Jose en el mundo del clarinete sería como venir a Cuenca y largarte sin conocer las “Casas Colgadas”. Acerté de pleno. Desde el primer momento congeniamos. Es cercano, generoso hasta la médula, comprometido, honesto y dedicado con sus alumnos. Con Jose estuve cinco años y seguiría estando si me alquilase una habitación en su casa. Él me aportó rigor técnico en todos los sentidos y sin fisuras, perfilando mi interpretación y ensamblándola a esa técnica depurada. Me animó a conocer Austria y los grandes clarinetistas que allí proliferan. Tuve el placer de conocer a su profesor Alfred Prinz (solista de la Orquesta Filarmónica de Viena, ya fallecido) y de certificar que Jose no había dejado gota sin beber de esa fuente. También conocí a Alois Brandhofer (solista por aquel entonces de la Orquesta Filarmónica de Berlín) en Salzburgo, en la Academia de Verano de la Universidad Mozarteum y que a modo de anécdota puedo contar que tras seleccionarme para tocar en representación suya en los recitales de verano de la Universidad en la “Wiener Saal”, me invitó a ser alumno suyo en dicha Universidad. Tuve que declinar dicha invitación por razones profesionales y personales. Muy a pesar mío.

Y por último en esta etapa austríaca conocí a Reinhard Wieser (Solista de la Orquesta Sinfónica de Viena) en una Clase Magistral. Tras terminar la clase me dijo que le gustaba mucho cómo tocaba y quería que fuese alumno suyo en Viena. Como anécdota contar que me agradó enormemente que me invitase a cerrar esa primera clase Magistral que daba en Valencia tocando a dúo con él el dúo para dos clarinetes de F. Poulenc. En ese momento sí estaba en disposición de aceptar y estuve recibiendo clases suyas en Viena. Reinhard, con quien guardo una buena amistad, fue muy generoso ofreciéndome sus clases, enseñándome Viena, sus Orquestas, ensayos, conciertos y su vida musical en general. Con él ratifiqué que el camino andado hasta entonces fue el correcto.

No puedo dejarme por contar que en Viena y asistiendo a un concierto de Sabine Meyer en la Konzerthaus, con un lleno a rebosar y en el medio del patio de butacas, me senté al lado de una persona desconocida que hablaba español, que era clarinetista como yo y que era alumna de mi profesor en España Jose V. Herrera, una casualidad podríamos describir de “increíble”. Era Cecilia Serra Bargalló. Y nos hicimos muy buenos amigos. No íbamos a despreciar esa “increíble” casualidad, ¿no?

Siempre estaré enormemente agradecido a todas estas personas que me ayudaron a subir cada uno de los escalones en mi carrera musical.

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías claro qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza ….) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Decidí pronto dedicarme de pleno a la música por lo que para mí significaba, al tiempo que era consciente de que era para lo que estaba hecho. En una ciudad tan pequeña y no habiendo tenido como referencia a nadie que hubiese obtenido la Titulación Superior en Cuenca, me tocó abrir ese camino sólo con la ayuda de mis padres. Aun con todo esto terminé obteniendo el Premio Fin de Carrera en Grado Profesional en el Conservatorio de mi ciudad y el Premio Fin de Carrera en el Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo” de Valencia, con un tribunal de excepción, pues conocí a D. Lucas Conejero, D. Rafael Talens y D. Roberto Fores. Esta fue la recompensa al esfuerzo de mi padre que por entonces me llevaba dos días en semana a Valencia durante dos años a todas las clases que precisaba. Quiero decir que estoy muy satisfecho de haber normalizado esa situación en mi ciudad, teniendo ya trece alumnos con estudios superiores a día de hoy.

Terminé con 20 años los Estudios Superiores y un año después gané la plaza de Profesor de Clarinete en el Conservatorio de Cuenca por Concurso-Oposición. Pero estos momentos, lejos de ser alegres como lo serían para cualquiera en dichas circunstancias, para mí fueron lo peor que he vivido jamás, pues mi padre murió de manera inesperada antes de dichas pruebas. No puedo describir cuánto me costaba preparar las oposiciones con el corazón hecho jirones. Quien me conoce sabe que mi medio de expresión es mi instrumento. Y tener que expresar sentimientos que estaban tan lejos de mí, como la alegría, me hacía sentir terriblemente mal. Tenía 21 años.

Esta desgracia que me jugó la vida claro que sí condicionó mis elecciones. Opté por terminar de formarme en España con los profesores con mejor prestigio y que mejor sintonizaban conmigo. Y doy gracias porque elegí bien.

Desde que comencé en el Conservatorio fui solista en la Orquesta Filarmónica de Cuenca (14 años), agrupación profesional que ofreció conciertos y giras hasta que la famosa crisis la devoró como a tantas otras. Y lo he compatibilizado con recitales de clarinete y piano, conciertos con diversos grupos de cámara, Cursos y Clases Magistrales. De esta manera nunca he echado en falta ninguna faceta como músico. Al tiempo me seguía formando como te he contado. Siempre he tenido la necesidad de aprender. Y que no se me olvide, he aprendido y aprendo mucho escuchando muchísima música. Eso sí. Buena. Es algo que no dejo de recomendar a mis alumnos.

 

Eres profesor en el Conservatorio Profesional de Música de Cuenca. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio? ¿Qué podría cambiar o mejorar según tu experiencia?

Tuve la suerte de tener a Luis Sanjaime como tutor en los estudios superiores, él me orientó sobre la preparación de este tipo de oposiciones. Me guió en la realización de mi propio Temario y la elaboración de la Programación Didáctica. Gracias a ello pude presentarme recién salido del Conservatorio Superior “Joaquín Rodrigo” de Valencia. La parte instrumental estaba perfectamente cubierta pues tenía un repertorio amplísimo, recién salido del horno y avalado por los Premios. En esa preparación no sólo estuvo Luis Sanjaime, además Francisco Perelló y Joan Enric Lluna. El presidente de mi Tribunal fue Adolfo Garcés (actualmente Catedrático en el Real Conservatorio de Madrid) quien me felicitó por la solvencia en las pruebas.

El sistema actual de oposiciones es mejorable. De momento incluiría, al menos, escuchar una clase de los opositores. Hay entrevistas de trabajo más complejas para puestos con menos responsabilidad que el nuestro. Y hay maneras de saber si la persona a elegir es la ideal. Dejaría de homologarlas a las pruebas de Secundaria y a su funcionamiento. No tenemos mucho en común. Y la realización de Evaluaciones de Centro “REALES” en los Conservatorios daría muchas ideas positivas a la hora de confeccionar las pruebas, midiendo, entre otras cosas, la productividad en los mismos. Se deben poner en práctica las herramientas precisas para que los alumnos tengan como ejemplo al mejor profesor, al más completo y profesional. Debemos obtener profesionales que sean comprometidos, responsables, honestos y dedicados. Por supuesto excelentes instrumentistas, pero ser profesor requiere mucho más. La libertad para desarrollar nuestra labor de intérpretes nunca debe ir en perjuicio del alumno. Debe ir de la mano de éste. El alumno necesita a su profesor comprometido a su lado. Donde tiene que escucharlo y tenerlo como ejemplo es a su lado, en el aula. Y claro que está muy bien que lo pueda escuchar en diferentes situaciones, pero esto es complementario para su formación. No debe ser una excusa para volver loca la rutina del alumno con cambios constantes de clases, por poner un ejemplo. Comento esto porque es una queja recurrente de los alumnos, que se sienten “platos de segunda mesa”.

 

Has escrito varios métodos para clarinete, solo y en colaboración con otros profesores. Cuéntanos algo sobre su contenido, para qué o quién están pensados y qué te ha aportado este trabajo.

            Me he preocupado mucho siempre por mejorar en mi trabajo y esto ha sido uno de los pasos que me ha tocado dar. Junto a mi amigo José García Llopis y coordinando su programación en la Escuela Municipal de Música de Cuenca con la del Conservatorio, decidimos realizar juntos la bibliografía de Enseñanzas Elementales. Realizamos cuatro libros que la Editorial “Si bemol” acogió de muy buen grado y que de hecho están sirviendo de ayuda a muchos colegas en sus Escuelas o Conservatorios. La razón es que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, legislaciones, temporalizaciones y generaciones. La colección de libros es “El Clarinete. Técnica de inicio” de la Editorial “Si bemol”. Nos ha aportado todo el material pedagógico necesario para esos cuatro años de Enseñanzas Elementales sin tener que utilizar libros a “retales”.

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De manera individual he terminado este año otra colección de seis libros que necesitaba de manera imperiosa para la temporalización de Enseñanzas Profesionales. Venía echando en falta libros de estudios diarios de escalas que sirviesen para todo el grado, que fuesen progresivos y tratasen todas sus variantes básicas y necesarias para este nivel. Los libros que veníamos usando, al no estar pensados para nuestros seis años de duración, bien quedaban cortos o bien el nivel no era el apropiado. Esta colección se llama “Ejercicios diarios de Escalas”, editados por la Editorial “Si bemol”.

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¿Cómo se ve el panorama musical del país desde Cuenca? ¿Cómo lo ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

            Actualmente las opciones profesionales que ofrece el país son tremendamente escasas para la cantidad de músicos que generan los alrededor de ¡25 Conservatorios Superiores! que tenemos. Procuro, desde el aula, orientarles de manera realista y hacer músicos que puedan ganarse la vida con la música (si ese es su propósito) de la mejor manera posible y aprovechando lo que cada momento les ofrezca. Como he comentado, tengo 13 alumnos con Titulación Superior trabajando en Escuelas, Conservatorios y Orquestas, pero tengo más de 10 que con Grado Profesional son Profesores de Educación Primaria con plaza propia y algunos, de la misma manera, en Educación Secundaria. Sé que todos son muy felices con lo que hacen, porque trabajan en lo que más les gusta, la MÚSICA.

 

¿Hay algún proyecto del que quieras hablarnos?

Tengo casi 20 proyectos. Son Diego, Lucía, Jaime, Miguel, Julián, Candela, María, Marta, Andrea, etc….. mis alumnos. Todo lo demás es accesorio, complementario. Lo que me compensa de mi trabajo es sembrar con generosidad y dedicación y recoger la cosecha como “satisfacción del trabajo bien hecho”, sin esperar agradecimientos porque ese es mi trabajo. Ahora tengo dos alumnos en el Conservatorio Superior de Valencia, dos alumnas en el Superior de Madrid y una en el Superior de Zaragoza, y mantienen el contacto conmigo para orientarles en todo lo que puedan necesitar.

Si en nuestra profesión haces las cosas “bien”, la recompensa en inmensa, pues obtienes la amistad y reconocimiento de personas a las que has servido de ayuda en sus vidas, que no es algo efímero como ocurre con dar un concierto, con el que obtenemos una gran satisfacción el día que por fin lo damos y poco a poco el tiempo lo diluye como azúcar en agua. Ellos (tus alumnos) siempre estarán ahí, no se diluyen, sino que con la perspectiva del tiempo sabrán reconocer si hiciste lo que debías o no.

 

No words.

¡Mil gracias por compartir tu tiempo con nosotros!

 

Y a los lectores, gracias por llegar hasta aquí.

¡Gracias por leer!

 

Cecilia

 

 


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ESPECIAL DÍA DE REYES: CONVERSACIONES CON… CARELYS CARRERAS

¡Tenemos entrevista especial para el día de Reyes!

Carelys Carreras es la protagonista. Clarinetista cubana afincada en Alemania, tiene mucho y muy interesante por contarnos.

Conocí a Carelys durante mis estudios en Viena. Supongo que por la afinidad del idioma y del instrumento conectamos enseguida. Yo estaba en un momento difícil de mi vida musical: mucho trabajo y muchas dudas… Quizá por eso me llamó profundamente la atención su manera de ser abierta, franca, decidida… Como clarinetista, me encantó su seguridad, tanto en el carácter como en el dominio técnico, sin hablar de la musicalidad, que era evidente en cada sonido. En alguna ocasión pudimos estudiar juntas, y todavía recuerdo vívidamente algunos consejos que me dio para tocar el registro agudo y sobreagudo, y que todavía utilizo conmigo y con mis alumnos.

¡Empezamos!

 

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Nombre completo: Carelys Carreras Camporredondo

Lugar de nacimiento: Ciudad de la Habana, Cuba

Fecha de nacimiento : 6.8.1976

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Comencé con el aprendizaje del instrumento de manera muy curiosa, como por casualidad, aunque las casualidades no existan… En realidad mi sueño era ser bailarina y por diferentes razones no pude entrar en la escuela cubana de ballet. Siempre cantaba y bailaba en casa y muchos veían mis aptitudes artísticas y así fue como mi madre, dejándose llevar por recomendaciones de parientes, me llevó un día a visitar la escuela de música de nivel elemental “Guillermo Tomás” en Guanabacoa, Ciudad de la Habana.

Fue solo entrar en ese recinto y enamorarme del ambiente acogedor, de los pasillos ruidosos, donde se mezclaban coros con pianos, con guitarras y otros tantos instrumentos, mientras arriba desde los balcones algún que otro trompetista soplaba sus agudos.

Mi instrumento elegido en primer lugar fue la guitarra, muy conocida y utilizada en la música cubana. Pero no, la respuesta después del examen de admisión fue: “manos muy pequeñas”. Próximo instrumento a elegir, la flauta. Respuesta: “no, brazos muy cortos”. Tercer y último instrumento: percusión. Respuesta : “eres muy rítmica pero, no nos quedan plazas”. Así que regresé cabizbaja y triste a casa ese día…

Finalmente, un día antes de comenzar el nuevo curso llamaron por teléfono: “Una plaza de clarinete queda libre, ¿le interesará a su hija?”.  “¿Te interesa, Carelys?”  “Pues no sé qué es un clarinete, pero si puedo visitar esa escuela, sí, ¡quiero aprender!”.

 

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

A los 14 años se decidía en Cuba si preferías estudiar otra carrera. Para eso tendría que visitar un preuniversitario diferente. Algunos de mis compañeros presentó examen en otros Pre, pero para mí ya estaba más que claro. Yo sería clarinetista y sólo me presentaría para los exámenes del Conservatorio “Amadeo Roldán”, y si sólo había una plaza, ésa sería mía.

 

¿Quién ha marcado tu etapa formativa?

Durante la primera clase con mi primer maestro y luego profesor y siempre fuente de inspiración Vicente Monterrey Monterrey, logré tocar unas 8 o 9 notas que según el sonaron fenomenal. Yo tenía 11 años.Fue buen comienzo. Y ese maestro más que enseñarme a tocar un instrumento me enseñó a amar la música, me enseñó a respetar la profesión, me introdujo en el mundo de la zarzuela, de la ópera, de la música de cámara, etc. Sigue siendo hasta hoy como un padre para mi.

Además querría agradecerle a mi familia, que siempre me apoyó en mi carrera, principalmente a mi abuela Nenita y a mi madre Carmen.

 

Has estudiado fuera de tu país. ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu desarrollo personal?

Gracias a la invitación del Maestro Claudio Abbado después de su visita a Cuba junto a la Orquesta Juvenil Gustav Mahler en el año 1999, pude participar en la Academia Ferrara Música y en la Academia Gustav Mahler de Bolzano en el año 2000. 

Con amistades viajé a Viena y toqué sin preámbulos en la puerta de la clase de Peter Schmidl (por aquel entonces clarinete solista de la Filarmónica de Viena). Le pedí que me escuchara y así lo hizo. Recuerdo que toqué las tres piezas de Stravisnky. Le gustó y prometió tomarme como estudiante en cuanto presentara exámenes . Fue una etapa hermosa de mi vida, rica en conocimientos y nuevas experiencias. Su asistente en aquellos momentos era el clarinete solista de la Sinfónica de Viena Gerald Pachinger, quien fuera ejemplo para mi de dominio del instrumento, de la columna de aire, del más bello sonido y del staccato  más perfecto.

No aprendí sólo a través de los profesores, sino también de los otros compañeros de la clase y de las otras clases. Aprendí de las pianistas que nos acompañaban. De las audiciones para optar por participar con Orquestas Juveniles. Aprendí junto a la Junge Philharmonie Wien en el puesto de primer clarinete. Aprendí tocando junto a la Radio de Viena y junto a la Sinfonica de Viena. En cursos como los de Santander, Attergau y posteriormente como invitada especial en la misma Gustav Mahler Jugend Orchester dirigida por el propio Abbado y compartiendo escenario junto a Marta Argerich en la gira del año 2002.

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

La verdad es que ya yo era clarinetista profesional a mi llegada a Europa. Con 19 años formaba parte de la Orquesta Sinfónica de la Habana, en un principio como requintista y segundo clarinete. Poco tiempo después como Primer Clarinete de la misma, bajo la batuta del maestro guitarrista, compositor y director de orquesta Leo Brower. Aprendí muchísimo junto a mis viejos colegas, hice repertorio, perdí miedos escénicos etc. Los estudios en el extranjero me sirvieron para madurar. Para mejorar el sonido y principalmente el fraseo, pero yo era ya clarinetista.

Me hubiese gustado ganar un puesto en una orquesta alemana, pues son excelentes y es donde vivo. Pero estaba el asunto de los diferentes sistemas. El sistema Böhm que yo dominaba y el sistema Alemán que es el que se acepta tanto en Alemania como en Austria. Y bueno, que me decidí a ser una mamá joven, le di prioridad a mi familia… ¡Pero no me arrepiento! Hoy en día domino también el sistema alemán y lo utilizo en piezas del repertorio clarinetístico como las sonatas de Brahms, el concierto de Mozart, las piezas de Schumann, etc. Sin embargo, tocando un Stravinsky o un Messager o un Debussy utilizo el sistema francés y me siento en casa.

 

Tocas en varios ensembles, en orquesta… háblanos de tu faceta de intérprete.

Hoy en día aunque no pertenezca a una orquesta determinada mi vida artística es muy rica y le estoy agradecida a la vida por eso. Pertenezco a un trío de cañas , somos el Ensemble Tre Colori junto a mis colegas Elisabeth Wieland (oboe, de Alemania) y Arlette Probst (fagot, de Suiza). Dominamos un repertorio extensísimo con arreglos de música medieval hasta composiciones modernas hechas para nosotras y pasando por el repertorio obligatorio francés e incluyendo muchísimos arreglos de música latinoamericana. Con ellas crezco cada día en el trabajo arduo de la música de cámara.

Por otra parte me llaman para tocar en orquestas de diferente perfil, tanto sinfónico como de ópera, musical etc. Orquestas de Stuttgart, Reutlingen, Ulm, Munich, Pforzheim, Bremen… Y es muy amplio el repertorio y por lo general he de ser espontánea y rápida a la hora de suplir a colegas enfermos y demás . Eso le da una riqueza increíble a mi vida como clarinetista. Constantemente he de adaptarme a diferentes cuerpos sonoros, a diferentes estilos y agrupaciones musicales. Y ese tipo de trabajo me enriquece enormemente.

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En cuanto a la enseñanza, ¿qué te aporta como músico? 

Siempre he dado clases, siempre he enseñado el clarinete. La enseñanza me parece imprescindible a la hora de entender lo que hacemos a profundidad. Para enseñar algo tenemos que dominarlo antes, tenemos que preguntarnos e investigar cómo funciona la técnica, cómo podemos resolver ciertos problemas para después poder transmitir los conocimientos. Para enseñar buen sonido hay que tener buen sonido y para enseñar cómo hacer música tenemos que dominar el fraseo y el significado de la misma.

 

Vives y trabajas en Alemania. ¿Cómo se ve España desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Lamentablemente España está muy lejos de Alemania. Y no por una cuestión de distancia sino por el hecho de que aquí le dan mucho valor a la música y a los intérpretes alemanes, ensombreciendo de esa manera bastante lo que sucede en otras partes de nuestro planeta. Y sé que la escuela de clarinete en España es fabulosa al igual que la de Francia o la de los Estados Unidos. Pero nos llega muy poca información la verdad. 

 

¿Algún consejo?

Quisiera aconsejar a todo aquél que busque un puesto de estudio que conozcan primero a sus profesores, que escuchen la clase, que hagan clases de prueba antes de decidirse por un profesor o una Universidad determinada, y que piensen antes qué quieren lograr, si quieren dar clases, ser concertistas, pertenecer a una orquesta …. en fin, que encontrar al profesor adecuado es muy importante para lograr lo que se proponen en la carrera. Sobre todo un profesor que apoye, que ayude, que estimule, que los haga más seguros… y no uno que, aun siendo posiblemente muy famoso, no esté realmente interesado en transmitir sus conocimientos y en ayudar a sus alumnos a alcanzar inclusive lo imposible!

¡Muchísimas gracias!

 

Y hasta aquí la entrevista… ¿Queréis escucharla un poco?

Os dejo un enlace, pero os invito a que busquéis más música interpretada por ella, ¡os gustará!

 

¡Gracias por tu tiempo, Carelys!

Y gracias, como siempre, a los lectores.

¡Hasta la próxima!

 

Cecilia


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Cómo trabaja una de las mejores profesoras del mundo, Dorothy Delay

Dorothy Delay, profesora estrella de violín en la Juilliard School de Nueva York, es una profesional asombrosamente exitosa. La lista de sus ex alumnos la conforman los violinistas de mayor fama de las últimas décadas. Itzhak Perlman, Gil Shaham, Midori, Cho-Liang Liru, Shlomo Mintz o Sarah Chang son algunos nombres que sobresalen.

Tanto sus estudiantes antiguos como los actuales (Delay tiene 83 años y todavía sigue) se deshacen en cumplidos cuando se habla de su querida ‘Miss Delay’. Palabras como “asombrosa”, “increíble” y “fantástica” parecen estar siempre en boca de sus estudiantes. Robert McDuffie la llama una “maestra completa”. Profesora y entrenadora, terapeuta y manager. Mientras, Cho-Liang Lin describe una clase con ella como si fuera una sesión con un psicólogo. “Entrabas con la cabeza llena de problemas, tus peores críticas, o incluso una ruptura y salías de su estudio sintiéndote bien.”

Las clases de Delay son a menudo escenas de regocijo juvenil, mezcladas con un estudio serio y una estrategia de carrera. Ella cree firmemente que el aprendizaje y la interpretación deben ser divertidos. Y ejemplifica esto, moviéndose con una sonrisa suave de alegría cuando un estudiante está tocando particularmente bien.  Cuando se le pregunta sobre su jubilación, ella responde alegremente: “No, no, estoy feliz, me estoy divirtiendo demasiado como para dejarlo.”

Máximas

La estrategia de enseñanza de Delay refleja sus sólidas creencias sobre el aprendizaje y la pedagogía. Ella lo expresa así:

  • Dando el tiempo suficiente y las herramientas para medir los logros, la gente puede aprender a hacer cualquier cosa.
  • Puedes enseñar cualquier cosa si puedes averiguar cómo la gente lo aprende
  • El aprendizaje es cada vez más consciente
  • La gente aprende mejor cuando se siente exitosa
  • La gente aprende mejor cuando se está divirtiendo
  • Siempre hay un enfoque correcto – es sólo cuestión de encontrarlo

Estas máximas reflejan lo que el escritor de programación neurolingüística (PNL) Robert Dilts ha descrito como los componentes esenciales para el logro de resultados:

  • La expectativa de resultados (que un resultado deseado es posible en principio)
  • La esperanza de autoeficacia (que un estudiante es capaz de aprender o hacer lo que se requiere para alcanzar el resultado)
  • La esperanza de respuesta (que el proceso en que se ha embarcado llevará al logro)

Estrategia

Positivismo

El principal criterio de Delay es crear un estado interno positivo en sus estudiantes. “Lo que es importante para mí es poder ver a los niños sintiéndose competentes y complacidos de que pueden hacer algo que no podían hacer antes.” De su papel en el desarrollo del talento, dice: “Es genial si el estudiante sale a tocar al escenario y al público le gusta. Pero no es tan bueno como verle disfrutar y emocionarse por conseguir algo que pensaba que no podía hacer. Ya sabes, porque esta sensación le da un tremendo poder, con ella puedes desarrollar el talento de una persona.”

Personalización y estructura

Delay no se limita a dar información sobre la técnica del violín y la musicalidad. Ella adapta su estrategia y los patrones de comunicación a cada estudiante. Esto evidencia una conciencia aguda y un compromiso constructivo con el mundo interior único de cada estudiante.

Ella da a sus estudiantes confianza en sus capacidades estructurando el proceso de aprendizaje paso a paso. “Tienes que demostrarles que pueden hacerlo … tienen que tener éxito desde el principio”, dice. Estructura cada área de trabajo en pequeños pasos, apropiados para cada estudiante. Proporciona medios de medición para aumentar la concienciación. Hace que las lecciones sean divertidas y refuerza positivamente los éxitos del estudiante, por pequeño que sean, con elogios.

Delay quiere que los estudiantes tengan la confianza necesaria para crecer y para sentir placer por sus resultados. Apuntando a este estado de confianza y placer, que es tanto el resultado como el generador de aprendizaje exitoso, Delay establece un bucle de refuerzo.

Detectando problemas

Delay evalúa tres áreas principales al escuchar a un estudiante: afinación, producción de sonido y fraseo. Dependiendo del nivel de desarrollo del estudiante, ella compara lo que oye con lo mejor que puede imaginar, con buenas actuaciones que ha escuchado o con otros estudiantes en el mismo nivel. Luego, aisla a la más débil de las tres áreas, la descompone en sus componentes más básicos y hace que el alumno progresivamente tenga conciencia de detalles cada vez más pequeños, trabajando lentamente, paso a paso. Genera interés en el proceso por ser elogiosa sobre cualquier éxito que el alumno pueda lograr y manteniendo una atmósfera de aprendizaje divertido, repleta de humor y optimismo. Es importante para ella que la situación de aprendizaje se establezca de tal manera que los estudiantes no pueden fallar.

Si este procedimiento no tiene éxito, intenta hacer que el estudiante sepa de detalles aún más pequeños. Podría, por ejemplo, centrar la atención del estudiante en lo que puede oírse al comienzo de un golpe de arco, en el centro y al final, mientras experimenta con la velocidad del arco, el punto de contacto, el peso y la cantidad de cerda que entra en contacto con la cuerda. A través del proceso ella ayuda al estudiante a medir las diferencias que se perciben – por ejemplo, cuánta presión de arco se usa, por qué distancia cambia el punto de resonancia y cómo los resultados difieren de otros intentos. “Sé que si quieres comunicar algo sobre el sonido a otra persona, es mejor que lo midas”, dice.

Buscar el enfoque

Delay sigue dando diferentes enfoques hasta que encuentra algo que funciona (“Siempre hay un enfoque correcto – es sólo una cuestión de encontrarlo”). Ella trata de averiguar cuál es el obstáculo en la cabeza del estudiante y cómo superarlo, siendo agudamente consciente de que lo que ocurre en la mente precede al funcionamiento del cuerpo.

Si a largo plazo no puede ayudar a una estudiante a mejorar en un área en particular, se recuerda este consejo de Galamian: “Dejarlo durante un año y luego intentarlo de nuevo”. Parece tener una confianza innata en la naturaleza sistémica del aprendizaje, confiando en que los desarrollos en otras áreas resultarán en un cambio positivo en el problema original.

Lenguaje con el estudiante

Delay se orienta a los resultados, centrando la atención del estudiante en lo que desea y no en lo que debe evitar. Ella escribe: “Sin metas claramente definidas y la convicción de que éstas son de una manera u otra alcanzables, los estudiantes no practicarán bien”. Por ejemplo, ella le diría al estudiante: “Quieres tocar con un sonido más ligero”, nunca “No debes apretar demasiado”.

Lenguaje específico

Otra característica de la orientación hacia los resultados de Delay es su uso de un lenguaje claro y específico. Una vez me dijo que uno de sus maestros le había dicho: “Esta es una música celestial que debe ser interpretada de una manera celestial”. Recordando la anécdota, Delay lanza sus brazos en el aire exasperada diciendo, “¡No tenía ni idea de lo que eso significaba! Salía de cada lección pensando que era estúpida y sin talento, y no practicaba.”

Sus sugerencias a los estudiantes siempre contienen información sobre la mecánica observable y medible de tocar el violín, como la velocidad del arco, la velocidad de desplazamiento o el ancho y la velocidad del vibrato. Ella sabe que el lenguaje específico – palabras que denotan fenómenos y experiencias observables y mensurables – son necesarios para ayudar al sistema nervioso humano a avanzar hacia la realización de los resultados. Sus estudiantes saben exactamente e inmediatamente qué acciones tomar para conseguir el efecto deseado. El aprendizaje, se define en parte como cada vez más consciente. “No quiero que mis estudiantes sientan que hay misterios. Odio la idea de misterios. Algunos profesores prosperan en ella. Les hace sentirse superiores.”

Prensunciones

Las presunciones lingüísticas son, en palabras de L. Michael Hall y Bob B. Bodenhamer, “suposiciones y paradigmas silenciosos que se esconden dentro y detrás de las palabras y la declaración”. Debido a sus creencias acerca de la capacidad ilimitada del ser humano para aprender, Delay presupone naturalmente la capacidad, el aprendizaje, el desarrollo y la eficacia de ciertos procedimientos en el lenguaje que usa cuando enseña. Convierte las creencias limitantes de los estudiantes en empoderantes..

Por ejemplo: “Cuando traigas el último movimiento memorizado la próxima semana, podemos pasar un tiempo mirando la estructura”, presuponiendo, sin hacer ningún comentario al respecto, que el estudiante es capaz de aprender y memorizar la música en un corto tiempo, y que se hará. O podría decir: “Una vez que hayamos arreglado tu arco, tu sonido estará listo para grandes conciertos”, nuevamente presuponiendo que se puede hacer, que el sonido del estudiante cambiará como resultado.

Anécdotas, citas, metáforas y analogías

Para reforzar un punto, Delay a menudo cita a los ex estudiantes u otros violinistas famosos o cuenta anécdotas que ilustran de alguna manera. Por ejemplo, le dijo a un estudiante: “Cualquier inconsistencia rítmica que exista, probablemente desaparecerá cuando practiques más con piano. ¿Sabías que Isaac Stern contrató a un pianista para practicar con él durante cuatro horas todos los días? “

También utiliza actores famosos como ejemplos tanto de lo que se debe emular como de lo que se debe evitar. De este modo, su nivel de funcionamiento parece más alcanzable para los estudiantes.

El uso que tiene Delay de analogías y metáforas, diseñado a medida para adaptarse a la psicología y los antecedentes de cada estudiante, es legendario. Cuando le pregunté cómo sabía qué metáfora o analogía usar, la respuesta de Delay fue: “Supongo que vas a algo -alguna área- en la que están interesados“. Una vez más, esta afirmación indica que ella trabaja mucho con la experiencia interna del estudiante.

Evitar la angustia del estudiante

Después de haber tocado para Delay, un estudiante parecía preocupado por su actuación. Delay le dijo: ‘Sabes, cuanto más consigues, más insatisfecho te quedas, porque puedes oír más’. Este es un maravilloso ejemplo de cómo cambia el marco de referencia de un estudiante, dando a una experiencia negativa un nuevo significado positivo.  El estudiante inmediatamente se siente mejor y, en consecuencia, toca mejor, lo que a su vez refuerza la verdad de lo que acaba de decir Delay.

Con ese “replanteamiento”, Delay ha potenciado al estudiante presuponiendo una mayor conciencia (“puedes oír más”) y mejora (“cuanto más consigues”). Ha aumentado su confianza y asegurado que en el futuro interpretará su insatisfacción como un signo de mejora en lugar de fracaso.

A estudiante de pre-universidad de Delay se le calló el arco en medio de una pieza que estaba tocando para ella. Cuando se dio cuenta de su angustia, dijo emocionada: “¡Eso es maravilloso, significa que no estás agarrando tu arco con demasiada fuerza!” Como antes, este replanteamiento convierte una sensación de fracaso en un logro.

En otra ocasión un estudiante muy joven produjo un sonido chirriante hacia el puente. Su ansiedad causó que Delay dijera: “¡Espera! ¡Hazlo otra vez! Ese sonido que hiciste se llama sul ponticello, algo que deberías aprender a hacer deliberadamente.” Luego cogió su propio violín, emitió un sonido crujiente en el puente, se echó a reír y dijo:” Me gustan los sonidos extraños y espeluznantes como ¡ese!”

Delay decide que es necesario un nuevo encuadre cuando ve “el menor signo de ansiedad en el estudiante”. ¿Y cómo le da vuelta a la tortilla? “Busco lo que sea positivo en la situación.” Es de suma importancia que los estudiantes se sientan cómodos y seguros. Su consejo para los aspirantes a maestros es “nunca, nunca hacer que un estudiante se sienta ansioso”, señalando que la gente no puede aprender bien cuando están ansiosos.

Patrones de lenguaje para dar comodidad, facilidad y confianza

Delay comienza a menudo sus frases con la primera persona plural, ‘nosotros’ en lugar del “yo” o el “tú”.

  • “Vamos a practicar mucho el agarre del arco”
  • “Tenemos dos cosas que recordar para la próxima vez …”
  • “No necesitamos preocuparnos por la audiencia. Incluso aquellos que saben mucho, no se están concentrando como tú”
  • “No creo que tengamos la digitación correcta. Vamos a arreglarlo”

En lugar de comandos y advertencias que empiezan por “debes” o “deberías”, Delay utiliza patrones de lenguaje que comienzan con “quieres” o “puedes”.

  • ‘Quieres tocar con un arco más rápido allí’
  • ‘Quieres mantener los dedos un poco más juntos’
  • ‘Deseas corregir la entonación en la sección media

Suaviza o elimina la posible resistencia con palabras como “podría”, “tal vez” y “quizás”:

  • ‘Tal vez quieras considerar …’
  • “Tal vez podrías pensar en …”
  •  “Podrías intentarlo de esta manera si quieres …”
  • “Quizá sea más acorde con el carácter de la música hacer esto …”.

Conclusión

Hemos visto cómo las creencias de Delay se presuponen en cómo ella estructura su lengua al comunicarse con los estudiantes, y en la estrategia que emplea. Esto establece un contexto de empoderamiento para el crecimiento óptimo de los estudiantes. Dado que los presupuestos son suposiciones no expresadas explícitamente, pueden pasar por alto la posible resistencia consciente, afectando capas más profundas de la mente y permitiéndole concentrarse en el establecimiento y logro de resultados.

Su maestría como profesora radica en sus creencias pedagógicas, su estrategia de enseñanza y sus patrones de comunicación. Pero quizás el último eje del éxito de Dorothy Delay es que ella es todo sobre el amor – ella ama a sus estudiantes, ama la enseñanza y el aprendizaje, y ella ama la música.-

Como dijo Mozart: “Ni un alto grado de inteligencia, ni de imaginación, ni ambos juntos van en la formación del genio. Amor, amor, amor, ese es el alma del genio.”

Traducido de extractos de la publicación The Strad

Enlace al original: http://www.thestrad.com/the-secrets-of-violinist-dorothy-delays-teaching-methods/

Fecha: 13 Julio 2015

Título original: The secrets of violinist Dorothy DeLay’s teaching methods

 
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