El otro día os contaba lo que estaba haciendo en clase de música a través de distintos retos y que titulé «Ideas de retos para época de Coronavirus». La entrada, por si os interesa, la tenéis aquí: http://www.musikawa.es/ideas-de-retos-para-epoca-de-coronavirus-musikawa-abr-abp/ En esta tercera semana, he querido darle una vuelta más a mis clases y mis retos y pensé en invitar a expertos (como […]
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Han pasado 2 semanas desde que comenzó el confinamiento por el coronavirus en España y muchos los docentes que hemos tenido que adaptar nuestras metodologías y las herramientas que utilizábamos a diario en las clases presenciales (unos más que otros). Hemos visto aparecer múltiples grupos en Facebook, hilos de Twitter, grupos de Telegram, Work cafés por Google Meet, reuniones por […]
¿Hacía donde camina esta disciplina?
Sería muy atrevido por mi parte, dar una respuesta. Mi experiencia me dice que está abierta a los cambios y a los problemas de la sociedad. El centro en el que yo me formé lleva 30 años formando. Sé que han tenido una gran evolución y se que la tipología de clientes ha cambiado con los años. Se han ido adaptando a las necesidades de la sociedad.
La musicoterapia no cura. Me refiero, a que no te va a curar una enfermedad. La musicoterapia mejora la calidad de vida, mejora las relaciones sociales. Puedes trabajar con una gran variedad de población, ya he mencionado anteriormente algunos campos, otros serían: neonatología – hablé con una enfermera del hospital de Navarra, ya que, habiendo sido yo prematura, me parecía un ámbito muy adecuado. Por lo que me dijo, no estaban muy abiertos a esa posibilidad. Es verdad que esto lo pregunté hace unos años. Igual ahora sería diferente.
Actualmente el campo de la neurología está muy en boga. Música, musicoterapia, educación y neurología. El tema de los refugiados. No lo menciono como algo que parece que está de moda. No.
Sería una falta de respeto para toda esa gente que está sufriendo tanto. Pero, pienso en esas familias, en esos niños, que salen de casa, que huyen, en muchos casos, de guerras. Que han visto y vivido cosas horribles y me pregunto: ¿Quién les atiende? ¿Dónde quedan sus necesidades psicológicas? Por supuesto, nos centramos en alimento y aspectos de primera necesidad, pero ¿Y la necesidad de estar mentalmente sano? ¿Qué tiene que pasar por la cabeza de un niño, a quien, lo sacan de casa, camina días y noches, lo montan en una barca hinchable, en un mar frío, oscuro, interminable? ¿Qué pasa por esas cabezas, en la oscuridad de la noche, con el sonido del mar, de los que tienen al lado, de los cuerpo que caen al agua, muertos? ¿Qué siente ese cuerpecito, aterido de frío, que no entiende qué està pasando? ¿Quién hace poco tenía una cama calentita y ahora solo tiene agua helada?
Sólo pensarlo se me hiela la sangre. La disciplina camina, hacia donde está la necesidad. Unas veces, necesidad humanitaria, altruista, sin poner dinero de por medio y otras, como trabajo, como profesión. La musicoterapia, como veis, tiene una gran cantidad de campos de aplicación.
¿Hacía donde camina esta disciplina?
Sería muy atrevido por mi parte, dar una respuesta. Mi experiencia me dice que está abierta a los cambios y a los problemas de la sociedad. El centro en el que yo me formé lleva 30 años formando. Sé que han tenido una gran evolución y se que la tipología de clientes ha cambiado con los años. Se han ido adaptando a las necesidades de la sociedad.
La musicoterapia no cura. Me refiero, a que no te va a curar una enfermedad. La musicoterapia mejora la calidad de vida, mejora las relaciones sociales. Puedes trabajar con una gran variedad de población, ya he mencionado anteriormente algunos campos, otros serían: neonatología – hablé con una enfermera del hospital de Navarra, ya que, habiendo sido yo prematura, me parecía un ámbito muy adecuado. Por lo que me dijo, no estaban muy abiertos a esa posibilidad. Es verdad que esto lo pregunté hace unos años. Igual ahora sería diferente.
Actualmente el campo de la neurología está muy en boga. Música, musicoterapia, educación y neurología. El tema de los refugiados. No lo menciono como algo que parece que está de moda. No.
Sería una falta de respeto para toda esa gente que está sufriendo tanto. Pero, pienso en esas familias, en esos niños, que salen de casa, que huyen, en muchos casos, de guerras. Que han visto y vivido cosas horribles y me pregunto: ¿Quién les atiende? ¿Dónde quedan sus necesidades psicológicas? Por supuesto, nos centramos en alimento y aspectos de primera necesidad, pero ¿Y la necesidad de estar mentalmente sano? ¿Qué tiene que pasar por la cabeza de un niño, a quien, lo sacan de casa, camina días y noches, lo montan en una barca hinchable, en un mar frío, oscuro, interminable? ¿Qué pasa por esas cabezas, en la oscuridad de la noche, con el sonido del mar, de los que tienen al lado, de los cuerpo que caen al agua, muertos? ¿Qué siente ese cuerpecito, aterido de frío, que no entiende qué està pasando? ¿Quién hace poco tenía una cama calentita y ahora solo tiene agua helada?
Sólo pensarlo se me hiela la sangre. La disciplina camina, hacia donde está la necesidad. Unas veces, necesidad humanitaria, altruista, sin poner dinero de por medio y otras, como trabajo, como profesión. La musicoterapia, como veis, tiene una gran cantidad de campos de aplicación.
¿En qué patologías tiene más efecto positivo la musicoterapia?
Actualmente el campo de aplicación de musicoterapia es muy amplio: enfermedades neurodegenerativas, ámbito escolar – con toda la variedad de población que eso supone – ámbito clínico – enfermos de cáncer, psicosis, esquizofrena… accidentes, catástrofes naturales, guerras… ya que posibilita la expresión de lo que se ha vivido, incluso cuando no se puede hablar para expresarlo– por estar en shock. No puedo decir en qué campo es más positivo, ya que el campo en investigación y trabajo musicoterapeutico es muy amplio. En lo que yo he visto y vivido, ha sido beneficial, ha mejorado la calidad de vida de mis clientes.
¿Y cuál aquella que haya supuesto mayor reto y transformación personal?
En este caso, no fue un proyecto en sí. Al iniciarme en el mundo educativo, comencé dando extra escolares de música y movimiento en una academia de música. Mi manera de trabajar las audiciones, se basaba mucho en la escucha y la representación tanto musical como plástica. En una de las clases, con niños de 4 años, ocurrió algo que cambió mi manera de percibir al niño, y de considerarlo creador de su propio proceso de vida. Me di cuenta de que reciben mucha información, que, a los adultos nos parece que no se dan cuenta, que no sufren….”Va, son críos, qué van a saber”. Todo ocurrió después de la escucha de una audición musical, primero la escuchan y la representan con su cuerpo – movimiento libre - la vuelven a escuchar, y la consigna siguiente es que dibujen lo que para ellos era esos sonidos, jugar con la música, jugar a pintar la música. No era una audición especialmente triste, pero una niña, cogió la pintura negra y comenzó a dibujar un edificio muy alto, con ventanas por todos los lados.
Enseguida me di cuenta de lo que estaba haciendo, me mantuve en silencio y no intervine. Esa niña sintió la necesidad de expresar el horror de lo que, probablemente, había visto en la televisión: los atentados del 11 S. No la interrumpí, ni tampoco le pregunté nada, simplemente la dejé hacer. Gracias a mi formación en musicoterapia, supe gestionar esta situación de una manera diferente; le dejé hacer, era su necesidad. Si a mí no me hubieran formado en esto, probablemente, hubiera actuado de otra manera: le hubiera preguntado directamente, con toda mi buena intención, rompiendo así su momento creador y su expresión de un sentimiento o de una idea.
Y entonces se me puso un nudo en el estómago – estaba dibujando en color negro también, personas tirándose de la ventana. No habló en todo el rato. No me miró. No estaba angustiada. Estaba centrada en su expresión plástica, acompañada de la música que sonaba de fondo. Aquí es donde está lo bueno de la músicoterapia y arteterapia: no es necesario el lenguaje hablado para expresar lo que nos pasa, lo puedo plasmar de otras maneras. Y en niños, esto es genial, porque, algunos, no son capaces de poner palabras a lo que les ocurre. La niña terminó de dibujar, firmó su hoja, se levantó, y me dio su trabajo. Yo le dije que estaba bien, y que era lo que ella había necesitado y sentido en ese momento. Me reprimí darle un abrazo, en modo de consuelo, porque ese era su sentimiento, no el mío. Le dije ¿Qué quieres hacer ahora? Se puso a bailar con otros niños.