Grandes monologuistas: Albert Boira, "Sé si conecto por el silencio"

Desde el momento de la idea inicial hasta la puesta en escena con el público, ¿cuál es tu proceso creativo y cuánto te cuesta crear un monólogo?
Escribo lo que "me late", por necesidad vital de hablar de algo... no me funciona lo de sentarme a escribir... primero hay una interminable sucesión de notas escritas o grabadas en el móvil, ideas que me surgen en los lugares y momentos más insospechados... después ordenarlo en el ordenador... digamos que es como un embarazo con parto incluido... a este ritmo acostumbro a ser capaz de escribir un monólogo por año... podría escribir más, pero ese es el ritmo natural que me surge.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración para crear los gags (refranes, dichos, memes, actualidad, tweets, etc…)?
Mis fuentes de inspiración, en un noventa por ciento de los casos, tiene que ver con la HIPOCRESIA SOCIAL y la DOBLE MORAL. Opino que vivimos prisioneros de las normas preestablecidas y por los residuos educacionales... sujetos a la opinión de los demás. Mi discurso va de libertades individuales, en el día a día, en el amor, el sexo, las drogas, etc.

¿Qué recursos vocales empleas en tus monólogos (entonación, imitación de voces, carcajadas, canciones, etc…)?
Soy monologuista "intérprete", quiero decir con esto que acompaño mi historia con gesto, con voces, con personajes... le doy mucha importancia al tono y a la intención, a la onomatopeya. Y el gesto, la mímica, vital para mí.

¿Qué importancia le otorgas al control de los silencios durante el transcurso de la interpretación?
Muchísima. Dado que no siempre trabajo en teatros, donde el silencio "se presupone", y a veces trabajo en locales, salas, discotecas, donde el silencio hay que ganárselo, diría que el silencio cumple varias funciones. Por un lado el silencio es la demostración de que "tienes" al público, todos atienden, nadie se distrae. Por otro lado existe el silencio teatral, la "pausa/efecto", un silencio es un captador de atención, refuerza lo que uno vaya a decir a continuación o deja el espacio para que cale lo que uno acaba de decir... el silencio es, como no, parte importante en el uso de la palabra.

¿Cómo sabes si estás conectando con el público?
Por el silencio, por la forma de escucharme cuando argumento, por la participación cuando pregunto algo. Hay una sensación que tengo difícil de explicar. Uno siente como está conectado con invisibles hilos con todas y cada una de las personas que tiene enfrente... los hilos a veces se rompen, a veces se mantienen conectados... hay mucho de "sensación" enla conexión con el público.



¿Improvisas?
Mucho, me atengo al guión en el desarrollo del espectáculo, pero dejo siempre abierta la posibilidad de improvisar. A veces, en escena, coinciden la oportunidad y la ocurrencia brillante, y yo intento no desaprovechar nunca una ocurrencia en directo, me gusta hacerlo, me hace sentir vivo como artista... de hecho, de muchas de mis improvisaciones han surgido después bloques enteros de monólogo.
¿Cuál es el origen de tu vocación por hacer monólogos?
Me dedico a esto desde los cuarenta años de edad, mi vocación fue primero huir del sistema y de una vida orientada al resultado económico... casi al mismo tiempo me sorprendí viendo "El Club de la Comedia", en sus inicios, y sentí que ese era mi futuro. Por fin el tipo que tenía que reprimir sus bromas porque "no era serio" encontraba un lugar en el mundo donde lo "serio" era hacer bromas.

¿Qué impacto crees que tiene en las personas el buen humor?
Impacto? El buen humor es imprescindible para vivir la vida sin encontrarla un sinsentido... el humor nos hace fuertes y sensibles a la vez. La verdad, sin darme cuenta casi, me rodeo de gente con buen humor, me hacen la vida más fácil, y yo a ellos...

¿Cómo preparas las actuaciones?
Con los años me he vuelto muy meticuloso, y la salud me ha ayudado a eso. No trasnocho la noche anterior a una actuación, intento por todos los medios hacer una buena siesta por la tarde el día de la actuación. Repaso mentalmente (en cualquier sitio, evadiendo una parte de mi ser consciente) lo que haré encima del escenario, y me conecto "emocionalmente" a la actuación cinco minutos antes de subir al escenario preguntándome una y otra vez: Albert, ¿qué has venido a hacer aquí?

¿Qué haces para cuidar tu voz?
La verdad es que muy poco. Ando con el cuello siempre abrigado (excepto en verano), siento mucho el frío en el cuello y tengo la manía de que me quedaré sin voz, pero más allá de eso, nada.

¿Cómo has notado que evolucionaba tu voz conforme a tu experiencia?
No he notado muchos cambios en mi voz, más allá de conocerme mejor y perder el miedo a gritar cuando conviene en escena.

¿Qué hace a un buen monologuista?
No creo que nadie pueda dar una respuesta a esta pregunta en la que todos estemos de acuerdo y nos veamos reflejados. Yo sólo puedo dar mi opinión, y es fácil que mañana no esté de acuerdo con ella, es una visión muy personal la que guía mi respuesta.

Me da que un buen monologuista lo puede ser por muchas cosas, porque trabaje mucho, porque le contraten mucho, porque haga más risas por minuto que otros. A mi modo de ver, un buen monologuista es aquel capaz de hacer reír al público cuando él quiere, hacerle pensar cuando él decide, el que mantiene la atención del público y predura en su memoria.

Un buen monologuista puede ser cualquiera, mientras haga reír y disfrute con ello.

¿Qué consejo darías a quien comienza en el mundo de la interpretación de monólogos?
Que no se fije en los demás más que para aprender, que no tenga la sensación de que compite con nadie, que no supedite su éxito al resultado... el éxito ya lo ha alcanzado metiéndose en una aventura que le hará conocerse mejor y vivir más su propia vida.

¿Dónde pueden nuestros lectores encontrar información actualizada sobre tus próximas actuaciones?
Siguiéndome en Facebook: Albert Boira, en Twitter o Instagram: @albertboira, allí publico mis actuaciones, viajes y muchas cosas divertidas que se me ocurren, conexiones en directo, comentarios de noticias, etc.

Grandes monologuistas: Albert Boira, "Sé si conecto por el silencio"

Desde el momento de la idea inicial hasta la puesta en escena con el público, ¿cuál es tu proceso creativo y cuánto te cuesta crear un monólogo?
Escribo lo que "me late", por necesidad vital de hablar de algo... no me funciona lo de sentarme a escribir... primero hay una interminable sucesión de notas escritas o grabadas en el móvil, ideas que me surgen en los lugares y momentos más insospechados... después ordenarlo en el ordenador... digamos que es como un embarazo con parto incluido... a este ritmo acostumbro a ser capaz de escribir un monólogo por año... podría escribir más, pero ese es el ritmo natural que me surge.

¿Cuáles son tus fuentes de inspiración para crear los gags (refranes, dichos, memes, actualidad, tweets, etc…)?
Mis fuentes de inspiración, en un noventa por ciento de los casos, tiene que ver con la HIPOCRESIA SOCIAL y la DOBLE MORAL. Opino que vivimos prisioneros de las normas preestablecidas y por los residuos educacionales... sujetos a la opinión de los demás. Mi discurso va de libertades individuales, en el día a día, en el amor, el sexo, las drogas, etc.

¿Qué recursos vocales empleas en tus monólogos (entonación, imitación de voces, carcajadas, canciones, etc…)?
Soy monologuista "intérprete", quiero decir con esto que acompaño mi historia con gesto, con voces, con personajes... le doy mucha importancia al tono y a la intención, a la onomatopeya. Y el gesto, la mímica, vital para mí.

¿Qué importancia le otorgas al control de los silencios durante el transcurso de la interpretación?
Muchísima. Dado que no siempre trabajo en teatros, donde el silencio "se presupone", y a veces trabajo en locales, salas, discotecas, donde el silencio hay que ganárselo, diría que el silencio cumple varias funciones. Por un lado el silencio es la demostración de que "tienes" al público, todos atienden, nadie se distrae. Por otro lado existe el silencio teatral, la "pausa/efecto", un silencio es un captador de atención, refuerza lo que uno vaya a decir a continuación o deja el espacio para que cale lo que uno acaba de decir... el silencio es, como no, parte importante en el uso de la palabra.

¿Cómo sabes si estás conectando con el público?
Por el silencio, por la forma de escucharme cuando argumento, por la participación cuando pregunto algo. Hay una sensación que tengo difícil de explicar. Uno siente como está conectado con invisibles hilos con todas y cada una de las personas que tiene enfrente... los hilos a veces se rompen, a veces se mantienen conectados... hay mucho de "sensación" en la conexión con el público.

¿Improvisas?
Mucho, me atengo al guión en el desarrollo del espectáculo, pero dejo siempre abierta la posibilidad de improvisar. A veces, en escena, coinciden la oportunidad y la ocurrencia brillante, y yo intento no desaprovechar nunca una ocurrencia en directo, me gusta hacerlo, me hace sentir vivo como artista... de hecho, de muchas de mis improvisaciones han surgido después bloques enteros de monólogo.

¿Cuál es el origen de tu vocación por hacer monólogos?
Me dedico a esto desde los cuarenta años de edad, mi vocación fue primero huir del sistema y de una vida orientada al resultado económico... casi al mismo tiempo me sorprendí viendo "El Club de la Comedia", en sus inicios, y sentí que ese era mi futuro. Por fin el tipo que tenía que reprimir sus bromas porque "no era serio" encontraba un lugar en el mundo donde lo "serio" era hacer bromas.

¿Qué impacto crees que tiene en las personas el buen humor?
Impacto? El buen humor es imprescindible para vivir la vida sin encontrarla un sinsentido... el humor nos hace fuertes y sensibles a la vez. La verdad, sin darme cuenta casi, me rodeo de gente con buen humor, me hacen la vida más fácil, y yo a ellos...

¿Cómo preparas las actuaciones?
Con los años me he vuelto muy meticuloso, y la salud me ha ayudado a eso. No trasnocho la noche anterior a una actuación, intento por todos los medios hacer una buena siesta por la tarde el día de la actuación. Repaso mentalmente (en cualquier sitio, evadiendo una parte de mi ser consciente) lo que haré encima del escenario, y me conecto "emocionalmente" a la actuación cinco minutos antes de subir al escenario preguntándome una y otra vez: Albert, ¿qué has venido a hacer aquí?

¿Qué haces para cuidar tu voz?
La verdad es que muy poco. Ando con el cuello siempre abrigado (excepto en verano), siento mucho el frío en el cuello y tengo la manía de que me quedaré sin voz, pero más allá de eso, nada.

¿Cómo has notado que evolucionaba tu voz conforme a tu experiencia?
No he notado muchos cambios en mi voz, más allá de conocerme mejor y perder el miedo a gritar cuando conviene en escena.

¿Qué hace a un buen monologuista?
No creo que nadie pueda dar una respuesta a esta pregunta en la que todos estemos de acuerdo y nos veamos reflejados. Yo sólo puedo dar mi opinión, y es fácil que mañana no esté de acuerdo con ella, es una visión muy personal la que guía mi respuesta.

Me da que un buen monologuista lo puede ser por muchas cosas, porque trabaje mucho, porque le contraten mucho, porque haga más risas por minuto que otros. A mi modo de ver, un buen monologuista es aquel capaz de hacer reír al público cuando él quiere, hacerle pensar cuando él decide, el que mantiene la atención del público y predura en su memoria.

Un buen monologuista puede ser cualquiera, mientras haga reír y disfrute con ello.

¿Qué consejo darías a quien comienza en el mundo de la interpretación de monólogos?
Que no se fije en los demás más que para aprender, que no tenga la sensación de que compite con nadie, que no supedite su éxito al resultado... el éxito ya lo ha alcanzado metiéndose en una aventura que le hará conocerse mejor y vivir más su propia vida.

¿Dónde pueden nuestros lectores encontrar información actualizada sobre tus próximas actuaciones?
Siguiéndome en Facebook: Albert Boira, en Twitter o Instagram: @albertboira, allí publico mis actuaciones, viajes y muchas cosas divertidas que se me ocurren, conexiones en directo, comentarios de noticias, etc.

CONVERSACIONES CON… SANTIAGO COMESAÑA ÁLVAREZ

En este mes de mayo, y habiendo faltado a mi cita de abril, os presento la siguiente de las “Conversaciones con…”. En esta ocasión conversamos con Santiago Comesaña, clarinetista gallego, profesor en el Conservatorio de Ourense, y con mucho que aportar al mundo del clarinete, en especial a la enseñanza, a través de la edición de partituras.

Conocí a Santiago en el ClarinetFest de Madrid, en 2015. Enseguida me llamó la atención que una editorial “del país” tuviera una oferta tan amplia dedicada al clarinete, y en concreto a la enseñanza.

Recuerdo que las partituras que compré fueron los “Caprichos para clarinete solo” de Stadler y el álbum “Short Clarinet Pieces”, del que ya he hablado en otro de mis post. Pero mucho más se quedó en el tintero, como el “Álbum de Clari“, dedicado al repertorio de los más pequeños, cuadernos de escalas… todo editado con mucho gusto y con vistas a ser un material práctico para el estudio, ya que tanto los cambios de página como la calidad de la impresión hacen que sea fácil y cómodo de leer.

Vamos allá.

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Nombre completo: Santiago Comesaña Álvarez

Fecha de nacimiento: 25.10.1980

Lugar de nacimiento: Vigo (Pontevedra)

 

 

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué personas fueron decisivas para ti en esta primera etapa?

Como muchos niños de diez años por aquel entonces, mi primer contacto con la música fue gracias a la Banda de mi pueblo. Recuerdo como si fuese hoy mismo que un día de verano un grupo de personas se acercaron hasta mi casa para presentarnos el proyecto de la futura Escuela de música. Una vez finalizada la presentación del proyecto cogí el secador de pelo del baño y me puse “a tocar” el saxofón.

Como mi abuelo había sido trombonista en el ejército y músico aficionado en varias bandas populares, creo que eso también influyó para decidirme a probar un instrumento. Tal vez el saxofón era mi primera opción, la verdad es que no lo recuerdo, pero al ir a la escuela no me dieron muchas opciones ya que necesitaban clarinetes. Allí alguien me comentó que si llegaba a ser un buen clarinetista podría ser un buen saxofonista, pero no al revés, así que me imagino que ese fue el último empujoncito que necesitaba para decantarme definitivamente por el clarinete.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Digamos que me dejé llevar. Comencé mi primera etapa de aprendizaje en la escuela de música de la Agrupación Musical Atlántida de Matamá. No tenía realmente claro hasta dónde llegaría, ya que muchos de mis compañeros acababan abandonando la música por el solfeo (hacíamos un año de preparatorio de lenguaje musical y después se elegía el instrumento).

Una vez superado ese primer “obstáculo para muchos”, empecé con las clases de clarinete. Recuerdo que mi profesor me tuvo un mes haciendo sonidos largos con la boquilla y el barrilete. Yo estaba loco por empezar a tocar alguna nota, pero he de decir que gracias a eso forjé una embocadura estable y todo fue mucho más fácil en mi aprendizaje con el instrumento.

Después de un par de años en la escuela y la banda de música, decidí hacer la prueba de acceso al conservatorio y fue inmerso en aquel ambiente musical donde me di cuenta de que eso era lo a que me quería dedicar en un futuro.

¿Quién ha marcado para bien tu etapa formativa?

La verdad es que tanto en la Escuela de mi banda como en el Conservatorio de Vigo he tenido la posibilidad de aprender con varios profesores y cada uno de ellos ha aportado aspectos positivos a mi carrera formativa, pero quien más me ha marcado y ayudado ha sido Roberto Noche.

Además de esta formación, he asistido a diversos cursos que me han dado da la posibilidad de conocer a diferentes profesionales del clarinete. Uno de esos cursos que destacaría fue en Castellón, organizado por la Fundación La Caixa con Lorenzo Coppola, Gili Rinot y Carles Riera. Y lo destaco por el buen ambiente musical y la oportunidad de hacer música de cámara con el resto de compañeros.

También he asistido a varios cursos con Joan Enric Lluna, Vicente Alberola, Walter Boeykens, Vienna Clarinet Conection, Wenzel Fuchs… con los que me he enriquecido musicalmente.

 

¿Cómo fue tu profesionalización? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Pues la verdad es que he ido optando un poco a lo que se me ofrecía en cada momento, aunque me he dedicado a dar clases de clarinete desde que estudiaba el Grado Medio de LOGSE en el Conservatorio, hace ya 18 años.

También he sido miembro de la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, finalista en Juventudes Musicales de España (en la edición de solistas y en música de cámara), pero lo que más me gustaba, y todavía me fascina, era la faceta de docente y especialmente la música de cámara.

 

Eres profesor en el CMUS de Ourense. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio?

Aparte de mi experiencia como profesor de clarinete en la Escuela de música de la banda de mi pueblo, en cuanto se convocaron las oposiciones me apunté a una academia para preparar las unidades y la programación didáctica. Al mismo tiempo elaboré mis propios temarios con muchísimo esfuerzo, ya que prácticamente toda la bibliografía que he utilizado estaba en inglés, como los libros de Albert Rice, Colin Lawson, Eric Hoeprich, etc. Di mucha importancia al apartado de los temas debido al gran peso que tenía en la nota final de la oposición (suponían un 40%). Al mismo tiempo, me parecía una buena forma de diferenciarse de otros candidatos. En cuanto al programa de concierto preparé obras de Johann Stamitz, Brahms, Debussy, Brotons y Stravinsky.

El actual sistema de oposiciones es cierto que tiene varias carencias, pero la fundamental en mi opinión es que una de las pruebas no consista en dar una clase a un alumno. Es evidente que un aspirante tiene que dominar perfectamente su instrumento, la historia y el análisis entre otros aspectos, pero no podemos obviar que si superamos dicha prueba, nuestro principal trabajo diario consistirá en dar clase a niños, y ahí no todo el mundo es válido, al margen de lo buen músico que uno pueda ser.

Además de tu faceta docente, has editado varios libros, métodos, obras y recopilatorios para clarinete. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Cómo la llevaste y la estás llevando a cabo?

Sobre el año 2009 comencé a introducirme en el mundo de la edición de partituras. De ese primer contacto nació mi primer trabajo publicado en el año 2010, el libro “Cuaderno de Escalas”, en el cual había trabajado codo con codo con Nicanor Domínguez Cid, colega del Conservatorio. Por aquel entonces yo no dominaba ningún programa de edición musical y Nicanor tenía experiencia de más de veinte años. Poco a poco me fue enseñando el funcionamiento del programa de edición Sibelius y mis primeros trabajos los realicé como herramienta didáctica, ya que comencé editando la parte de piano del Concierto op. 36 de Krommer para que mis alumnos pudiesen estudiar el primer movimiento a diferentes tempos y con una buena base armónica y rítmica. Posterior a este trabajo llegaron Mercadante, Stamitz y Weber, y así llevo casi nueve años de manera continuada.

Actualmente edito con la editorial Armonía Universal, cuyo dueño es compañero de flauta en el CMUS de Ourense (Carlos Núñez Deza), y ambos hemos diseñado la colección Selected Clarinet Music. Durante mi etapa como estudiante y después como profesor, he invertido bastante dinero en partituras nada baratas con las que no estaba del todo satisfecho con su edición. Por ello, mi idea principal con esta Colección es ofrecer un producto final con una muy buena relación calidad de edición – precio, es decir, hacer un producto de calidad y asumible por la gran parte de estudiantes de clarinete tanto de Escuelas de música como de Conservatorios. Como cada libro de la colección consta de una media de 4 ó 5 obras y su precio ronda los 30€, estaríamos hablando en torno a unos 6€ por obra.

Otro de los objetivos de la colección Selected Clarinet Music es que cada alumno, adquiriendo un libro por curso, pueda finalizar el grado profesional teniendo la literatura principal de nuestro instrumento por un precio más que razonable. Y en este campo tengo que reconocer que todavía tenemos mucho que recorrer en España, ya que son demasiadas las personas que no valoran la importancia de tener libros originales y en nuestro día a día seguimos tendiendo más a la fotocopia. Aunque confío y espero que esto cambie en un futuro no muy lejano.

¿Cómo se ve el panorama musical de España desde Galicia? ¿Cómo lo ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Pues desgraciadamente muy similar a lo que se puede ver desde cualquier comunidad autónoma – con pequeñas excepciones -. Quizás lo que más pena me da es ver tantísimo talento y ninguna oferta de empleo para toda esta generación que está muy bien formada, al igual que ocurre con otras muchas titulaciones que nada tienen que ver con lo que nos ocupa pero que por desgracia sufren el mismo proceso.

Creo que desde el Gobierno no se fomenta el estudio de las Artes y Humanidades, como si fuesen secundarias, y así nos luce el pelo. Pero como suelo decir, cada uno tendremos que aportar todo lo que hemos aprendido a lo largo de los años y ponerlo en práctica en nuestro círculo más cercano, y poco a poco se irán notando los resultados, estoy convencido.

¿Algún proyecto que quieras compartir con nosotros aquí?

Actualmente sigo trabajando en mi colección “Selected Clarinet Music” y también estoy muy comprometido e ilusionado como organizador del Concurso de Clarinete “Cidade de Ourense”, del cual se ha celebrado recientemente la tercera edición en la que se han presentado clarinetistas de un gran nivel. La intención es que el Concurso siga evolucionando y creciendo con el tiempo y algún día poder llegar a celebrar un mini Congreso con conciertos, conferencias y masterclass. Así que, si el próximo año en la cuarta edición lo consigo, estaréis todos invitados a participar.

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Muchas gracias por la entrevista.

Muchísimas gracias a ti, Santiago, por todo tu trabajo y dedicación, que hace que otros profesionales que nos dedicamos a la enseñanza del clarinete tengamos unas herramientas de esta calidad.

¡Gracias a todos por leer!

¡Hasta la próxima!

Cecilia


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Fernando Delgado y la comunicación en el siglo XXI

Ayer domingo tuvimos el placer de conversar con Fernando Delgado sobre la comunicación en el siglo XXI. Os transcribimos sus palabras.

FERNANDO DELGADO: Yo no sé que se entiende realmente por "comunicador", porque, como comunicador he sido periodista pero también escritor. Ahora soy un periodista jubilado. Pero de escritor uno nunca se jubila. Bien es verdad que no sé cómo se puede desvincular una cosa de la otra, la literatura del periodismo y el periodismo de la literatura.

ISABEL VILLAGAR: Sí, sobre todo la capacidad de expresar y expresar esas ideas con lucidez...

F.D.: Yo sobre todo tengo mucho interés, más que por expresar ideas, que también lo hago, por recibir ideas y por ver ideas expuestas, o por ver de alguna manera la razón en las tribunas públicas, no la sinrazón, el disparate y el "numereo". 

Yo veo una ramplonería intelectual gloriosa, veo una simplonería en la vida pública verdaderamente detestable y entonces estoy verdaderamente desolado y deprimido por no encontrar gente o por no encontrarme con la gente que antes veíais que se expresaba bien y parecía haber leído algún libro, y esta otra que se exhibe, no voy a decir nunca como payaso porque no quiero faltar el respeto a los payasos; no voy a decir nunca que haciendo números circenses porque quiero respetar el espectáculo maravilloso del circo. 

De manera que no sé qué decir, porque tampoco vincularlos con ninguno de los animales con lo que yo aprecio a los animales me parece razonable.

I.V.: Y qué consejo darías a los nuevos comunicadores, a esas personas que se enfrentan al gran reto de hacer esa comunicación efectiva y que realmente transmitan con pasión y energía...

F.D.: Yo no daría consejos porque no me gusta dar consejos. No me gusta instruir a nadie y no me gusta tampoco ponerme tampoco como ejemplo de nada, de manera que soy un mal asesor en ese sentido. Yo lo que aconsejo a todos, comunicadores o no, a todas las personas que tienen responsabilidades públicas y por supuesto también a quienes no la tienen, que ejerzan la razón, que la reflexión se imponga, que el "numereo" desaparezca de la vida pública, que nos podamos tomar la vida, para disfrutar la vida, tomárnosla en serio. 

Parece que para disfrutar la vida, la vida tuviéramos que tomárnosla trivialmente, en plan payasada, y yo creo que no, que la vida se disfruta más cuando más en serio se la toma uno. Tomarse la vida en serio no significa. tener una triste vida.. Tomarse la vida en serio es tener una responsabilidad para desarrollar bien la vida

I.V.: Muchísimas gracias, Fernando, por esta sabiduría y estas palabras para los seguidores de "La Brújula del Canto". Le dejamos porque va a presentar su último libro, El huido que leyó su esquela, en la Feria del Libro de Castellón. Y próximamente, ¿dónde? 

F.D.: Próximamente, en Sevilla la semana que viene, estoy en Canarias la última semana de Mayo. Ahora, a pesar de que no estoy para muchos trotes ni tengo muchas ganas de viajar, sí es verdad que me toca ir de un sitio para otro  y estaré en la Feria del Libro de Madrid naturalmente en el mes de Junio a 

I.V.: No os perdáis a este gran escritor y persona, Fernando Delgado

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Fernando Delgado y la comunicación en el siglo XXI

Ayer domingo tuvimos el placer de conversar con Fernando Delgado sobre la comunicación en el siglo XXI. Os transcribimos sus palabras.

FERNANDO DELGADO: Yo no sé que se entiende realmente por "comunicador", porque, como comunicador he sido periodista pero también escritor. Ahora soy un periodista jubilado. Pero de escritor uno nunca se jubila. Bien es verdad que no sé cómo se puede desvincular una cosa de la otra, la literatura del periodismo y el periodismo de la literatura.

ISABEL VILLAGAR: Sí, sobre todo la capacidad de expresar y expresar esas ideas con lucidez...

F.D.: Yo sobre todo tengo mucho interés, más que por expresar ideas, que también lo hago, por recibir ideas y por ver ideas expuestas, o por ver de alguna manera la razón en las tribunas públicas, no la sinrazón, el disparate y el "numereo". 

Yo veo una ramplonería intelectual gloriosa, veo una simplonería en la vida pública verdaderamente detestable y entonces estoy verdaderamente desolado y deprimido por no encontrar gente o por no encontrarme con la gente que antes veíais que se expresaba bien y parecía haber leído algún libro, y esta otra que se exhibe, no voy a decir nunca como payaso porque no quiero faltar el respeto a los payasos; no voy a decir nunca que haciendo números circenses porque quiero respetar el espectáculo maravilloso del circo. 

De manera que no sé qué decir, porque tampoco vincularlos con ninguno de los animales con lo que yo aprecio a los animales me parece razonable.

I.V.: Y qué consejo darías a los nuevos comunicadores, a esas personas que se enfrentan al gran reto de hacer esa comunicación efectiva y que realmente transmitan con pasión y energía...

F.D.: Yo no daría consejos porque no me gusta dar consejos. No me gusta instruir a nadie y no me gusta tampoco ponerme tampoco como ejemplo de nada, de manera que soy un mal asesor en ese sentido. Yo lo que aconsejo a todos, comunicadores o no, a todas las personas que tienen responsabilidades públicas y por supuesto también a quienes no la tienen, que ejerzan la razón, que la reflexión se imponga, que el "numereo" desaparezca de la vida pública, que nos podamos tomar la vida, para disfrutar la vida, tomárnosla en serio. 

Parece que para disfrutar la vida, la vida tuviéramos que tomárnosla trivialmente, en plan payasada, y yo creo que no, que la vida se disfruta más cuando más en serio se la toma uno. Tomarse la vida en serio no significa. tener una triste vida.. Tomarse la vida en serio es tener una responsabilidad para desarrollar bien la vida

I.V.: Muchísimas gracias, Fernando, por esta sabiduría y estas palabras para los seguidores de "La Brújula del Canto". Le dejamos porque va a presentar su último libro, El huido que leyó su esquela, en la Feria del Libro de Castellón. Y próximamente, ¿dónde? 

F.D.: Próximamente, en Sevilla la semana que viene, estoy en Canarias la última semana de Mayo. Ahora, a pesar de que no estoy para muchos trotes ni tengo muchas ganas de viajar, sí es verdad que me toca ir de un sitio para otro  y estaré en la Feria del Libro de Madrid naturalmente en el mes de Junio a 

I.V.: No os perdáis a este gran escritor y persona, Fernando Delgado

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