Giuseppe Verdi: El Romanticismo en la Ópera

Giuseppe Verdi
Giuseppe Verdi (Roncole, 1813-Milán, 1901) fue uno de los grandes compositores románticos de la Historia de la Música. Decir Verdi, es decir Ópera con mayúsculas, y es que al decir ópera, decimos títulos como Aida, Nabucco, La Traviata, Don Carlo o Rigoletto, todos ellos compuestos por el italiano. Fue el claro dominador de la escena lírica, el auténtico revolucionario de la Ópera italiana, pero su revolución se basó en buscar en el pasado. "Retoma a lo antiguo y serás moderno", es una de las citas del autor, que refleja así su máxima a la hora de componer.
Desde joven tuvo que superar adversidades, ya que nació en el seno de una muy humilde familia. Con 19 años no fue admitido en el Conservatorio de Milán debido a su juventud y a no superar (increiblemente) las pruebas de acceso, con una clara "inaptitud para la música". Tiempo más tarde sería uno de los iconos de la ciudad de Milán y más concretamente la figura más "rentable" para su famoso Teatro Alla Scala de la ciudad. Pero sus desgracias no quedaron ahí, ya que pronto fallecieron su esposa y sus dos hijos, lo que unido a varios fracasos en sus inicios operísticos, le llegaron a meditar su abandono definitivo de la música. El convencimiento por parte de amigos y la lectura del libreto de la ópera Nabucco, le hicieron volver a la música. Estrenada en 1842, fue un éxito rotundo, no sólo por sus innegables cualidades musicales, sino más bien por sus tintes políticos, en una Italia oprimida por el Imperio Austriaco, y su Va Pensiero o coro de los esclavos de la misma, se convirtió en un himno prácticamente en toda Italia. Tanto fue el éxito y su relación política, que en aquella época se puso de moda el grito "Viva Verdi", no solo como admiración del compositor, sino como acrónimo Vittorio Emmanuele Re d'Italia (Victor Manuel, rey de Italia) cuyas iniciales daban el apellido VERDI.
Sello de Hungría con escena de la ópera de Verdi Don Carlo
Con este gran éxito en su carrera y convertido ahora en un símbolo patriótico, llegaron óperas de la talla de Ernani, también con tintes políticos. Pero fue en 1851, con el estreno de Rigoletto, y las posteriores Il Trovatore y La Traviata, donde consiguió el éxito pleno y la fama internacional que posee hoy. De su obra Rigoletto, es la famosísima aria La Donna è mobile. Como curiosidad indicar que este aria fue compuesta la tarde de antes a su estreno, debido a que al autor le faltaba esa parte de la ópera. Malhumorado, decidió componer algo con armonía muy básica y que el propio autor consideraría "de cuarta". Hoy en día es una de las arias más reconocidas de la Historia de la Música.
A partir de ahí el autor decidió componer menos pero de calidad, decreciendo así el número de obras y creciendo en calidad musical. Así en 1871 llegaría la que para muchos es de las mejores óperas escritas jamás: Aida. Cambió partes de la ópera clásica y llegaría al culmen de la composición instrumental con esta obra. Tras esta obra maestra, estuvo retirado unos 13 años, y con 70 de edad compuso Otello y finalmente Falstaff, ópera cómica con 80 años de edad y que sería su última ópera.
Mencionar finalmente que no solo escribiría óperas, sino que también hizo obras como Misa de Requiem, Quattro Pezzi Sacri o Te Deum.
A su muerte, en 1901, en el multitudinario entierro, se entonó en la procesión fúnebre, el coro de los esclavos de Nabucco, Va Pensiero, lo que hizo de la escena de un sobrecogimiento total.
Os dejo enlaces a varias de sus obras:

Coro de los esclavos de Nabucco : "Va Pensiero".



Aria de la ópera Rigoletto: "La Donna è mobile", interpretada por Luciano Pavarotti.

 


Marcha Triunfal de la ópera Aida.


Y finalmente una parte (Dies Irae) de su mejor obra no operística Requiem.



La muerte y la doncella

Franz Schubert

Franz Schubert by Wilhelm August Rieder (PD)

La Historia de la Música, al igual que la Historia de las demás expresiones artísticas, necesita clasificar autores y obras en épocas y movimientos para de esta manera identificar más fácilmente los elementos estilísticos que los unen o los diferencian. Hay períodos muy fáciles de delimitar, como por ejemplo el Barroco, gracias a su omnipresente bajo continuo y a sus grandes contrastes dinámicos y tímbricos. Al contrario, hay otras épocas consecutivas que se funden en su punto de unión de manera tal que presentan simultáneamente los ideales de ambas poéticas, totalmente contrastantes y sin embargo en perfecta armonía.

Esto es muy evidente en el caso del paso del Clasicismo al Romanticismo, trance para el cual es muy difícil fijar una fecha, aunque aproximada: algunos autores (cada vez menos) la sitúan en el cambio del siglo XVIII al XIX, otros coincidiendo con la muerte de Beethoven (1827) y otros aún alrededor de 1820. Esta última opción, la más aceptada actualmente, es la única que tiene en cuenta, además de los muchos rasgos románticos que posee la producción musical del último Beethoven, la inexistencia de claros elementos de diferenciación entre el lenguaje musical del Clasicismo y el  del Romanticismo, algo que sí existía en otros momentos, por ejemplo en el Barroco, con el bajo continuo.

En este contexto resulta bastante inadecuado clasificar (si nos empeñamos en hacerlo por mera costumbre) a Beethoven entre los compositores clásicos sin más, así como también lo sería definir simplemente como romántico a Franz Schubert, que, aunque mucho más joven que su colega, murió tan sólo un año después de aquel, hoy hace exactamente 184 años.

A pesar de haber vivido sólo 31 años, Schubert nos dejó un catálogo de obras bastante amplio que incluye las principales formas instrumentales de la tradición clásica: 1o sinfonías, 21 sonatas para piano y 16 cuartetos de cuerda además de varios tríos, quintetos y otras formaciones camerísticas.

También se dedicó a la ópera, componiendo varias, sobre todo Singspielen, aunque lo que realmente destaca de su música vocal son los más de 600 Lieder, canciones para solista acompañado por un piano sobre poemas de grandes escritores románticos como Wolfgang Goethe, Wilhelm Müller o Matthias Claudius. Este último es el autor de los versos de La muerte y la doncella, a la que Schubert puso música en 1817. El texto consiste en dos estrofas: en la primera la doncella suplica a la muerte que la deje vivir pues todavía es muy joven y en la segunda la muerte le contesta intentando tranquilizarla, presentándose como una amiga entre cuyos brazos tendrá un sueño dulce y suave.

Varios años después, en 1824, tras un grave brote de la enfermedad que le llevaría a su prematura muerte, Schubert utilizó esta melodía como tema para las variaciones que constituyen el segundo movimiento de su Cuarteto de cuerda nº 14 en re menor, composición que también toma el nombre del poema. La obra está cargada de dramatismo desde el primer acorde, atacado con energía por los cuatro instrumentos. Cuatro robustos acordes fortissimo enlazados por tresillos dejan paso repentinamente a un pianissimo, dos expresiones extremas que seguirán alternándose en todo el movimiento de la misma manera en que el desgarro y la melancolía también se van turnando.

Las cinco variaciones que componen el segundo movimiento están construidas de manera que los cuatro instrumentos se alternan en la parte del solista, acompañados por los otros tres que, además de la función armónica, se encargan de mantener un ritmo trepidante.

El trío del tercer movimiento, un scherzo construido sobre el esquema del minueto clásico, es el único momento tranquilo del cuarteto, un instante de paz entre los fortissimi sincopados del resto del movimiento y el frenético cuarto tiempo, un tiempo de tarantella, danza italiana que según la tradición imitaba las convulsiones provocadas por la picadura de la tarántula, algo que varios autores describen como una especie de danza de la muerte.

Entre las muchas transcripciones que se han hecho de este cuarteto hay que destacar la que planificó Gustav Mahler para orquesta de cuerda, de la que sólo llegó a realizar el segundo movimiento y que fue completada por el editor. Personalmente prefiero la versión original aunque como curiosidad, y también porque ofrece la posibilidad de seguir la obra leyendo la partitura, os la propongo en el vídeo siguiente.

Somos iguales, somos diferentes

En 2º recordamos las melodías de nuestra vida que trabajamos el curso pasado.

Pero también aprendemos que las niñas y niños de otros países tienen sus propias canciones para algunos de esos momentos especiales. Por ejemplo, en Inglaterra para dormir les cantan la nana Twinkle, Twinkle little star (que practicamos con un Karaoke); en América celebran los cumpleaños con Estas son las mañanitas.

Inspirado en la naturaleza

Ya están aquí. Llegó el mes de Noviembre y los estorninos inundan los cables de la luz o nuestros cielos: sus evoluciones volando en bandada te dejan con la boca abierta.

Aunque los protagonistas no sean estorninos, la imagen de un grupo de pájaros posados en unos cables sugirió una original idea: el músico brasileño Jarbas Agnelli compuso una melodía copiando la posición exacta de las aves. Este es el resultado final.

Hans Werner Henze e Il Cantiere di Montepulciano

Hans Werner HenzeHace pocas horas ha fallecido, a la edad de 86 años, el compositor alemán Hans Werner Henze. Para este último momento de su vida eligió su país, a pesar de que hace 60 años decidió exiliarse por sentirse allí incomprendido y rechazado por sus ideas políticas y discriminado por su homosexualidad.

En 1953, Henze se había trasladado a Italia, un país entonces mucho más abierto y tolerante que ahora. Además, la sociedad italiana en aquel tiempo era mucho más comprometida y participativa políticamente que ahora, algo que seguramente contribuiría definitivamente a la elección del compositor, que militó activamente en el Partido Comunista Italiano por firme convicción durante décadas, tras haberlo hecho en el ejercito nazi por obligación durante el último año de la II Guerra Mundial, que pasó casi enteramente en un campo de prisioneros británico.

El compromiso político y social está muy presente en la música de Henze: basta recordar su obra de cámara para voz y 7 instrumentos El Cimarrón (1970), subtitulada Autobiografía del esclavo huido Esteban Montejo y ambientada en la Cuba colonial, su ópera We Come to the River (1976), sobre los horrores de la guerra o su Sinfonía nº9 (1997), dedicada a los héroes y mártires del antifascismo alemán.

El catálogo de obras de Henze es muy extenso y variado, tanto por la cantidad de géneros diferentes a los que se ha dedicado (óperas, ballets, sinfonías, música de cámara para muy distintos tipos de formaciones vocales e instrumentales, conciertos, sonatas, …) como por las diversas técnicas y corrientes sucesivamente experimentadas (desde el dodecafonismo y el serialismo integral hasta el neoclasicismo) y la influencia de distintos compositores, sobre todo Stravinsky, y estilos musicales, incluyendo el jazz, el rock y la música popular.

Una muestra bastante significativa de la versatilidad de Henze y de la variedad de su obra la podemos encontrar en el siguiente vídeo, que en realidad es una playlist que en este momento incluye 17 vídeos y que pertenece al canal de YouTube de TheWellezsTheatre, que contiene más de 1.000 vídeos de obras de música contemporánea.

Además de su extensa obra, Henze nos lega el Cantiere Internazionale d’Arte di Montepulciano, un acontecimiento musical con unas características tan peculiares como fascinantes. La palabra italiana cantiere se refiere a un lugar en el que se construye algo, por ejemplo un cantiere navale es un astillero, un cantiere edile es un edificio en obras. Lo que se pretende construir cada verano en Montepulciano, un pequeño pueblo toscano en las afueras de Siena, son nuevas formas de comunicación artística, implicando a la población local y buscando cierta repercusión en la misma mediante un espíritu de amistad y cooperación que envuelve a todos los artistas que deciden participar, ninguno de los cuales percibe honorario alguno.

Al tratarse de experimentación musical, se considera imprescindible un actitud abierta entre los participantes, que nunca tienen que olvidar que en ese contexto todos aprenden de todos. El mismo Henze redactó en 1989, trece años después de la primera edición del Cantiere, un manifiesto que recoge los principios que lo rigen, entre los que destacan la igualdad y horizontalidad (qui noi tutti siamo insegnanti e al tempo stesso studenti) y el compromiso social (… Montepulciano non è un festival di tipo commerciale, ma che si tratta, invece, di animazione politico-sociale e culturale).

La entrada Hans Werner Henze e Il Cantiere di Montepulciano ha sido publicada primero en educacionmusical.es.