Flamenco para violinistas

A menudo me ha llamado la atención la poca presencia que el violín suele tener en el flamenco tradicional. A pesar de que, en mi opinión (y en la de Ara Malikian por ejemplo), un instrumento tan adecuado tanto para el “lamento” como para la brillante alegría, para la expresividad emocional debería encontrar un lugar protagonista en una música que tanto utiliza el desgarro, el quejío, pero también la fiesta.

Y es que el violín se ha integrado con rapidez y facilidad en innumerables tradiciones musicales: desde el folk americano, el blues (tan afín, como expresión de un pueblo, al flamenco), la música celta, música tradicional india, árabe, judía, incluso los países nórdicos con sus bellas variantes del violín, y como no, las espléndidas influencias gitanas del Este de Europa, de Rusia, etc. En todas ellas se ha convertido en  pieza destacada, convirtiéndose en muchos casos en el instrumento solista desplazando a los cantantes

Y sin embargo, en nuestro país, flamenco y violín han permanecido tradicionalmente en sus mundos separados: el primero en la calle, en el pueblo, en la sabiduría oral, en la fiesta o el acontecimiento religioso; el segundo se quedó en la Academia, la música culta, en la élite y el estudio riguroso. Y aunque a veces la música clásica española tomaba formas y modos del flamenco, para dotar de “color local” a la música de compositores clásicos, pocas veces la relación iba en sentido inverso. Aunque poco a poco se van incorporando cuerdas a los cuadros flamencos, yo me preguntaba ¿nadie se atreve a un cante jondo de violín, o chelo?

Tengo muchos libros de partituras y ejercicios para violín de diversos estilos, blues, folk, música celta, gipsy, etc., pero nunca he conseguido encontrar ninguno enfocado en el flamenco.

Hasta ahora.

Recuerdo que mis primeras relaciones con esta música no fueron muy felices. Cuando era más joven, para mí el flamenco estaba asociado a conceptos del pasado que desdeñaba. El pasado era Franco, la vida rural, los pueblos, el blanco y negro, era lo que escuchaban los viejos, tan diferente a los brillantes y urbanos estilos anglosajones (rock, punk, soul, new age, tecno…) que, como a toda mi generación, seguía casi en exclusiva. Así que, salvo las inevitables excepciones de Paco de Lucía, Camarón, o los inclasificables Pata Negra, siempre le di la espalda, con esa costumbre tan nuestra de admirar lo ajeno y despreciar lo próximo (y también de valorar lo nuevo e ignorar lo antiguo), y hasta que no fui bastante adulto no empecé a apreciarlo.

Pero estaba ya resignado a no probar nunca estos “sabores” con mi violín cuando me encontré con el anuncio de la publicación del libro “Flamenco para cuerdas“, de Ernesto Briceño, que no dudé un momento en comprar para echarle un ojo y probar, aunque sólo fuera para quitarme la espinita clavada,  a flamenquear un poquito.

Ernesto Briceño es violinista, educador en diversas escuelas, director de orquesta, investigador de músicas del mundo y actualmente responsable de la Centro de Estudios Musicales María Grever

Briceño no ha querido, como él mismo dice en la introducción, hacer un libro de teoría flamenca o de “falsetas”. Se trata de una serie de ejercicios rítmicos y melódicos que nos permitan “sentir” lo fundamental en cuanto a ritmo y melodía de los principales palos y poder participar en proyectos flamencos con nuestro violín sin estar fuera de sitio.

Hay que tener en cuenta que el flamenco no se aprende estudiando teoría. Si no has tenido la suerte de interiorizar sus ritmos y peculiaridades desde pequeñito, si no te has ido acostumbrando a acompañar con palmas, a jalear y a participar en el flamenco será muy difícil que puedas participar de forma coherente sólo con estudiar un libro. Como decía Pavarotti “aprender música leyendo teoría musical es como hacer el amor por correo.” Y esto es más cierto que nunca con el rebelde y visceral flamenco. Pero si tienes suerte de conocer gente con quien tocar que lo domine, que te dejen ir metiendo cositas y te orienten un poquito, seguramente podrás pasarlo bien tocando. Desde luego un flamenco auténtico se moriría de risa en tu cara si le decimos que vamos a aprender a tocar bulerías leyendo partituras, pero vaya, a nosotros no nos queda otra, y si no conseguimos hacerlo nuestro, al menos que podamos entenderlo un poco.

Flamenco para cuerdas hace hincapié en los ritmos, porque no hay nada peor que no ir a compás, así que primero se practica la fundamental habilidad de hacer palmas. Las palmas son la columna vertebral de cada palo flamenco, dominarlas bien significa que no te perderás luego tocando el instrumento.

Flamenco para cuerdas

En su experiencia con músicas del mundo, Ernesto Briceño además se vale de la técnica de percusión vocal del sur de la India, Konnakol, utilizada brillantemente aquí para interiorizar las diferentes variaciones rítmicas. Palabras de 2, 3, 4 y 5 sílabas nos ayudarán a ir haciendo nuestro el ritmo.

El libro cuenta numerosos acompañamientos de audio que se pueden localizar cómodamente mediante códigos QR impresos, o bien con un ordenador al lado, conectándonos a la página SoundCloud de la Escuela María Grever.

Posteriormente se practicarán ejercicios rítmicos y melódicos de  tangos, bulería, alegrías, fandangos, rumba, siguiriyas, soleá por bulerías, tanguillos y tientos.  Al principio puede parecer que es un libro muy ligero, apenas 30 páginas pero os puedo asegurar que hay bastante trabajo ahí dentro, y mucha tela que cortar. Y debo reconocer que me ha costado un poco pillar bien algunas frases en su tiempo; en fin, como os dije, no lo escuché hasta que no fui adulto y ahora me resulta refractario.

Flamenco para cuerdas

He de confesar que, en mi entorno, las perspectivas de tocar flamenco con alguien son nulas. Así que mis prácticas con el libro seguramente resultarán estériles a nivel práctico, lo cual no quita para que me hayan servido para atisbar un universo fascinante y me haya familiarizado, siquiera ligeramente, con los misterios de esta música.

Y es que un músico es de alguna manera como un chef: cuantos más olores, sabores y texturas del mundo pruebe, más posibilidades tiene abiertas a la hora de crear su obra. A menudo me he sorprendido a mí mismo metiendo una “blue note”, un pequeño glisando, un poco de swing, en músicas que en principio no deberían llevarlos, matices que quizás son blasfemias o aberraciones, pero a mí me parece que es lo que hace que cada músico sea diferente y enseñe lo que lleva dentro. Antiguamente casi se podían distinguir los violinistas que seguían la “escuela rusa” de la “escuela francesa”; hoy en día la pedagogía se ha estandarizado mucho y se escuchan muchos grandes intérpretes de técnica portentosa pero muy parecidos, y son estas cosas, nuestros posos de la tradición, nuestra experiencia única y personal, los que pueden dar un poco de sabor a la interpretación.

Así que nada, inquietos de los nuevos sonidos, violinistas aburridos de su repertorio, podéis empezar a probar este mundo de la mano de “Flamenco para cuerdas“.

Y También en DVD: recientemente, el C.E.M. María Grever ha publicado también un DVD de “Flamenco para cuerdas”, que puedes adquirir junto al libro AQUÍ

 

 

 

Ilustración de Susana Subirana

Links:

Centro Musical María Grever

Página oficial de Ernesto Briceño

Página Soundcloud de audios “Flamenco para cuerdas”

Link para comprar online el libro

Ideas para evitar ser un violinista clónico

Cuando escribo artículos con consejos sobre cómo aprender a tocar el violín suelo reflejar las ideas comúnmente aceptadas por profesores y pedagogos, junto con alguna reflexión derivada de mi experiencia personal. Pero esta vez voy a escribir algunas ideas que van un poco por libre, son sólo reflexiones y “ocurrencias” que quiero compartir con vosotros y que podéis probar o desechar directamente, ya que no obedecen a ningún estudio serio, sino a mis propias inclinaciones e intuiciones personales.

Hoy en día hay muchísimos violinistas con un gran nivel técnico. La pedagogía del instrumento, en conservatorios y escuelas de música, está ya bien desarrollada para producir instrumentistas que pueden cumplir perfectamente su papel en cualquier orquesta. Infinidad de buenos solistas pueden enfrentarse al repertorio clásico con solvencia. Y sin embargo, ¿cuántos aportan realmente un carácter nuevo una nueva visión, un estilo?

Antiguamente era fácil reconocer sin verlo a un violinista por su forma de tocar, incluso los melómanos podían intuir a qué escuela violinística pertenecía.

Actualmente en todo el mundo se estudia con los mismos métodos, mismos ejercicios, mismo repertorio, y no es sencillo escuchar intérpretes con una personalidad que defina las obras en las que interviene. Me atrevería a decir que hay muchísimos buenos  violinistas clónicos. Y en base a esa reflexión he escrito estas ideas, ejercicios, sugerencias para probar otras cosas, abrir la mente y mirar con otra actitud que nos haga ver la música de siempre desde otro punto de vista.

Por supuesto todo esto va dirigido a estudiantes que ya tienen un nivel estimable, y deben verse simplemente como pequeños ejercicios, pruebas, experimentos.

1. Imita sonidos;

animales, voces, ruidos de la ciudad…chirridos de puertas, eructos.

Pasad directamente al minuto 4:20, la fuerza bruta de Vengerov dando rienda suelta a su espíritu más radical y “hardcore”, imitando una Harley Davidson.

2. Explora otras músicas:

Música carnática, flamenco, jazz manouche

La música carnática, originaria del sur de la india es una de las culturas más antiguas, complejas y refinadas. Su sistema propio de escalas (ragas), sus microtonos, su predisposición para la improvisación, su simbología… ha hecho que el violín se adapte a ella como si haya sido creado para ella. Quizás no es necesario que viajes a la India, pero probar a interpretar su música te hará sentir de otra manera.

Al flamenco le ocurre lo contrario: aun siendo también una fuente inmensa de inspiración, parece que el violín nunca ha terminado de parecer pertenecer del todo a ese mundo, a pesar de que el flamenco es una música de lamento y el violín el instrumento que llora como ninguno.

http://www.youtube.com/watch?v=rdoFeo0Gqb8

3. Destroza los clásicos

Django Reinhardt, el grandísimo y olvidado Eddie South y el mítico Stephane Grappelli se juntaron un día y, entre humo de tabaco y copas perpetraron este heterodoxo doble concierto de Bach en clave swing. Lo que hoy nos parece ya un clásico del jazz manouche, empezó como una broma irreverente y casi blasfema de un, hasta entonces, casi intocable Bach.

4. Date un tiempo para tocar, sin partitura, mirando hacia dentro.

No estoy hablando de componer, sino de buscar qué música hay en ti en ese momento, de expresar cómo te sientes sin la muleta de otro autor. Puede ser desde un par de notas tenidas hasta unos desquiciados chirridos desafinados.

Este chico, aunque toca a partir de un patrón muy definido (por tanto quizás no es en rigor una improvisación de las que yo digo), y  pesar de algún error de afinación al atacar la nota, desarrolla de forma muy efectiva ideas interesantes con mucha soltura.

5.Toca para que otros bailen

Antes de que los violinistas nos convirtiéramos en divos snobs, nuestra labor era secundaria; tocar en eventos, veladas, fiestas, en los que el objetivo fundamental era bailar (y por tanto emparejar gente). Realmente la función de la música era mayoritariamente esa, y tocar para que otros bailen requiere varias cosas: un ritmo absolutamente perfecto, transmitir la alegría de bailar y captar el carácter del tipo de baile que se trate.

Os dejo este sencillo vídeo que refleja exactamente cómo es posible hacer feliz a cualquiera de esa manera.

7. Conoce la música de tu país.

Cuando tanta gente aprende con los mismos métodos (Suzuki, Sevcik, o lo que sea) y escucha los mismos éxitos internacionales, es fácil perder el carácter del lugar donde vives. Conocer e interpretar la música de tu país es una buena base para adquirir una personalidad musical.

8. Cómprate un Ehru y aprende a tocarlo

La verdad es que esto lo he hecho y ha sido un poco fracaso. Pero la experiencia me enseñó el fascinante sonido de este antiguo instrumento chino y la delicadeza que requiere tocarlo.

9. Coge el violín de otras formas.

Toca el violín como si fuera una guitarra, un chelo, un instrumento de percusión…

Ve al minuto 5 de este vídeo de Paul Giger:

10. Aprende a tocar chops

¿Aún no has aprendido esta técnica rítmica? Dale otra dimensión a tu instrumento y descubre los innumerables patrones rítmicos que se pueden desarrollar.

En este vídeo, el supuesto inventor de este golpe de arco explica cómo se hace:

11. Haz hip hop, o heavy metal

u otro género habitualmente ajeno ajeno al violín

12.Toca el violín eléctrico

Puede que seas de los que se niega a los avances tecnológicos, pero por probar no pierdes nada, al menos así hablarás con conocimiento: si no lo has hecho aún, toca el violín eléctrico (o usa una pastilla) y prueba efectos de sonido. Como esto por ejemplo:

Empezando a improvisar con el violín

Muchos violinistas, cuando oyen la expresión “improvisar” se quedan petrificados, miran hacia otro lado y hacen como si no hubieran oído nada. A mí me pasaba (y todavía me ocurre un poco) 🙁

Y es que en la formación violinística clásica no se suele prestar demasiada atención a esta forma de enfrentarse a la música, sin partituras, plan previo y sin red de seguridad.

Así que, si tenéis ya ganas de comenzar hacer un poco el loco con el violín de vez en cuando, os voy a enseñar la forma en que yo empecé a desbloquearme el coco y a soltar mis dedos, haciendo lo que me salía de dentro en vez de lo que ponía en un papel.

Y es que, lo que al principio era terrorífico, poco a poco fue convirtiéndose en algo divertido y fresco que todo violinista (y todo músico) debería practicar. Sobre todo, recurriendo a música tradicional, en este caso americana y sus múltiples variantes, (folk, blues, bluegrass, country, etc.).

En primer lugar debo agradecer a Geoffrey Fitzhugh Perry su amabilidad al haberme dado permiso para publicar un par de temas de su libro Fiddle Jam, que fue la herramienta que me empezó a ayudar con el tema de la improvisación, y del cual voy a transcribir algunos de sus divertidos contenidos. A partir de aquí, puede que esté hablando yo, o puede que esté transcribiendo a Geoffrey 😉

La creatividad es un músculo cerebral que hay que entrenar a diario. Los niños son naturalmente libres y creativos pero también es cierto que alrededor de los 8 ó 9 años (edad en que muchos niños empiezan a tocar en la escuela) es cuando empiezan a sentir sus impulsos creativos aplastados.

Los niños son probablemente la tierra más fértil que tenemos en el mundo. Planta las semillas. La autoestima, confianza, autoridad, obediencia, concentración, relajación, son sólo algunos de los conceptos positivos necesarios para la improvisación. Hay muchas evidencias de que la improvisación actualmente mejora el crecimiento neurológico en ciertas partes del cerebro (y ése es un beneficio permanente). Terapia, salud, desórdenes de atención, estado de ánimo positivo, o sólo por ver a un chico interesado merece la pena intentarlo.

Los principiantes suelen marcar el mástil con líneas horizontales. Usaremos ese sistema para indicar las posiciones de los dedos.

marcas mástil violín

LA ESCALA MAYOR

La mayoría de estudiantes primerizos conocen una o dos escalas mayores. Es una de las primeras cosas que aprendemos después de Estrellita. Las escalas mayores son muy claras y con un sonido muy familiar. Una gran parte de lo que solemos escuchar está basada en ellas. Aunque algunos piensan que esta escala es quizás demasiado dulzona y plana para el rock’n roll, se pueden hacer cosas chulas tocándola en los siguientes ejemplos:

Recomendaciones antes empezar:

  1. Reláx. Respira profundamente y tómate tu tiempo. Las prisas y sus primas las preocupaciones son obstáculos para la creatividad.
  2. La idea básica  es usar las notas de las plantillas de dedos para tocar sobre el audio correspondiente, tocando lo que a ti te guste y te parezca que quede bien mientras escuchas y tocas a la vez.
  3. La zona EZ (más adelante veréis cuál es) es la mejor manera para empezar a tocar sin pensar. Toca cualquiera de las notas de esa zona y simplemente empieza y termina en la nota tónica (la nota “tónica” es la nota clave y da nombre también a la escala y tonalidad del tema) ¡y no te equivocarás nunca!
  4. El audio que acompaña a cada ejemplo te dará algunas ideas sobre riffs, frases, motivos, etc. para tocar.

“En resumen: adelante, no pienses, simplemente toca”.

 

Raven’s Daughter

  • Escala: Sol Mayor
  • Notas que puedes tocar: cualesquiera Sol, La, Si, Do, Re, Mi o Fa#
  • Zona EZ: 0, 1, h2, 3 en las cuerdas Sol y Re.
  • Carácter: luminoso, puro, fuerte.
  • Preparación: Recorre la zona EZ arriba y abajo, entonces empieza a alargarlas o acortarlas, a saltar y siéntete libre hasta que lo hagas sin pensar.
  • Instrucciones:
    • Modo sencillo: Empieza y termina en nota Sol. ¡Quédate en la zona EZ y no puedes equivocarte! Recuerda, es obra tuya, así que toca cualquier cosa que te guste o te parezca que queda bien.
    • Modo avanzado: Escucha el audio con el ejemplo que acompaña para tomar una o dos ideas. Recorre la zona exterior de la EZ un rato. Intenta evitar las notas Do y Fa# algo más que las demás (esto se llama escala pentatónica, ya hablaremos…). ¡Y no tengas miedo de excederte en intensidad!

Raven's Daughter fingers violin

Primeros consejos (en inglés).

 

Ejemplo de improvisación

 

Tema sin la parte del violín

 

  • Lección de audición: fíjate en que el audio es básicamente un riff de guitarra repetido y una parte diferente (un acorde de Do) que vuelve varias veces al principio ¿puedes oírlo? Intenta tocar algunas cosas durante ese fragmento que contraste con la sección de riff repetido (a lo mejor más picado, o algo más rápido, o más rítmico o a diferente velocidad…). Fíjate también cómo termina en el acorde de Do en vez de en el acorde de Sol (el acorde de tónica en esta clave) para proporcionarle un poco de misterio y suspense.
  • Problemas: ¡no toques demasiado! deja un poco de espacio para respirar… como si fueras un cantante.

P.D. Dite a ti mismo (o ten a alguien que te lo diga) que ¡eres el violinista más chulo del mundo por cómo has improvisado en este tema!

Le Bomb

  • Escala: La Mayor
  • Notas que puedes tocar: cualesquiera La, Si, Do#, Re, Mi, Fa# o Sol#
  • Zona EZ: 0, 1, h2, 3 en las cuerdas La y Mi.
  • Carácter: brillante, feliz, dulce.
  • Preparación: Recorre la zona EZ arriba y abajo, saltando, corriendo, arrastrándote, brincando, hasta llegar a tocar casi sin pensar.
  • Instrucciones:
    • Modo sencillo: Usa las notas de la zona EZ como te venga en gana y te parezca que suena bien con el audio. Comienza y termina en La y no podrás equivocarte.
    • Modo avanzado: Escucha el audio con el ejemplo que acompaña para tomar una o dos ideas. Intenta ser consciente y escuchar dentro de ti lo que deseas tocar antes de hacerlo.

Le Bomb fingers violin

  • Lección de audición: Este ejemplo es básicamente una idea repetida de 2 compases seguida de una sección de 4 compases (acorde de Mi) que te lleva de regreso al riff básico. Imagínate también el riff de dos compases durante el “break” de percusión ¿puedes oírlo?
  • Problemas: Mantén el movimiento pero no demasiado lejos, nunca más lejos que una o dos notas de la nota deseada, si no te gusta sobre la que estás.

Primeros consejos

 

Ejemplo de improvisación

P.D. Arruga la nariz y di para tus adentros: “no sabes lo que estás haciendo”… entonces ríete alto y fuerte y di: “¡pues claro que no! Esto es IMPROVISACIÓN, excepto por conocer la escala, mi mente está absolutamente vacía”.

¿Cómo obtener el “sonido fiddle”?

 ¿Estáis interesados en el Método?

En este libro encontraréis muchos más temas explicados, trucos, consejos, fotografías, adaptaciones para viola y cello, etc, etc… sólo necesitáis un nivel medio de inglés y una mente abierta. Enjoy!

Fiddle Jam
look inside
Fiddle Jam
(Finally! A Way-Cool Easy Way to Learn How to Improvise). For violin, fiddle, viola and cello. Jazz Instruction. Improvisation, Jazz, Blues, Folk, Play Along. Instructional book and examples CD. Introductory text, instructional text, black & white photos, instructional photos, illustrations, fingerings, standard notation and examples CD. 46 pages. Published by Hal Leonard (HL.695716)Smp_stars30
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…more info

Links:

www.fiddlejam.com (sitio web del libro Fiddle Jam)
www.fiddlejaminstitute.com (academia online Beyond the Book!)
www.outlawfiddle.com (productos para violinistas)
www.geoffreyfitzhughperry.com (web personal de Geoffrey Fitzhugh Perry)

El Método de Mark O’Connor

Creo que no hay duda de que, a día de hoy y fuera de los Conservatorios oficiales y de los clásicos y duros años de árido aprendizaje de técnica violinística, el método de enseñanza de violín más utilizado y popular es el Método Suzuki. Un método que tiene grandes partidarios y grandes resultados en general, pero que también ha sido acusado de tener carencias en algunos aspectos, de que sólo es eficaz en los primeros libros pero que después hay que volver a métodos “más fiables”.

No voy a entrar en esa discusión, el método Suzuki es con el que yo me he formado y carezco de experiencia para juzgarlo al no poder compararlo con otros.

Pero hace un par de años que el violinista folk Mark O’Connor ha decidido emprender la ingente tarea de crear una alternativa pedagógica al método Suzuki; una alternativa basada en su propia experiencia como gran violinista y una figura de la música popular americana, un tipo de música en la que el violín o “fiddle” ha dado grandes frutos musicales, al menos desde mi punto de vista.

Mark O’Connor es un “fiddler” de fama mundial, compositor y un gran divulgador de las tradiciones musicales norteamericanas.

Mark O'Connor

“Tengo el gusto de presentar el método del violín  O’Connor para los profesores y alumnos de violín. Esta serie de 10 libros está diseñada para guiar a los estudiantes poco a poco a través del desarrollo de las técnicas pedagógicas y musicales necesarias para convertirse en un experto, a través de una sucesión de piezas cuidadosamente estudiada. El desarrollo gradual de la técnica de la mano izquierda, de los golpes de arco y el entrenamiento del oído, a través del estudio de música bella, fomenta el amor por la música de una forma constante y natural.”

Método O'ConnorLos libros del Método O’Connor están llenos de ilustraciones y se centran en conocidas canciones tradicionales norteamericanas, como Oh! Susanna, Amazing Grace, Appalachia Waltz y Soldier’s Joy. Uno de los objetivos es inculcar una apreciación profunda de la historia musical de Estados Unidos con historias de todos aquellos que contribuyeron a la formación de ese patrimonio cultural: los inmigrantes, los esclavos afroamericanos, los soldados, quienes crearon lo que ha acabado convirtiéndose en la nueva música clásica americana. Una característica diferente de este método es que, mediante el desarrollo progresivo de las obras inicialmente simples, O’Connor fomenta que haya más de una manera de tocar una pieza, añadiendo improvisaciones, variante que no se encuentra en otros métodos.

Hasta este momento, están disponibles los volúmenes 1, 2 y 3 de una serie de 10. Con cada volumen se incluyen los CDs con todas las canciones interpretadas por el propio O’Connor, además de los acompañamientos de piano.

“La música que he recogido para el Método de violín O’Connor incluye algunas de las melodías más entrañables de la música americana, así como algunas de las grandes melodías de violín folclóricas que han perdurado a lo largo de 400 años de historia del violín. Es una característica específica de este método  incluir la literatura musical que representa a todos las Américas: México, Canadá y todas las regiones de los Estados Unidos – y todos los estilos musicales – clásicos, folk, latino, jazz, rock y ragtime. He escogido y arreglado material que será a la vez instructivo y enriquecedor artísticamente, y ayudará a crear el violinista del futuro: violinista clásico, violinista popular, músico de jazz… ¡o las tres cosas!”

Además, este Método se ha extendido a la viola y al cello (como sucede con el Suzuki), y tiene también libros dedicados a grupos orquestales.

“Mis viajes de los últimos 30 años me han convencido de que se está desarrollando una nueva música clásica estadounidense. Me he encontrado con miles de estudiantes de todas las edades y habilidades en los conciertos, talleres, seminarios de la universidad / conservatorio / institutos y los campus de violín y he encontrado en repetidas ocasiones que los estudiantes no quieren ser “excluidos” de los grandes sonidos y la energía de tocar el violín y el jazz por culpa de ser formados para ser sólo músicos clásicos. Es mi firme creencia que la nueva música clásica americana abarcará la totalidad de nuestra rica historia musical, y es mi sincera esperanza que mi método va a avanzar en este proceso y perpetuar el amor por el violín.”

En fin, desde mi punto de vista, este proyecto es muy interesante por cuanto se basa en las formas populares, un tipo de música que toda persona debería dominar antes de profundizar en formas musicales más complejas. Además, la guía y estímulo que ofrece para formas de interpretación propias de otros estilos musicales como el jazz y la improvisación (una carencia lamentable en muchos métodos pedagógicos) lo convierten en una opción muy recomendable para empezar para estudiar en niveles de principiante y seguramente también para profundizar hasta un nivel medio, sobre todo para aquellos a los que (como yo) les encantan los estilos folk, blues, bluegrass, cajun, etc… típicos de Estados Unidos. Sólo se han publicado los tres primeros volúmenes de este método, así que quizás es algo aventurado prever en qué acabará este proyecto, aunque creo que, al menos en Estados Unidos tendrá bastante apoyo.

Método O'Connor

O’Connor, junto a un principiante rezando su plegaria.

¿Y las pegas? Fundamentalmente una, y además, absolutamente ridícula (al menos desde mi punto de vista) y es el Juramento de Lealtad que según el Método ha de realizarse antes de cada clase. Efectivamente, según el Método O’Connor, y antes incluso de que los alumnos toquen un violín, deben memorizar una Promesa de Lealtad a valores musicales americanos, escrita por el propio O’Connor, y este compromiso se debe recitar todos los días antes de comenzar a practicar. Según los defensores del método, el Juramento promueve la disciplina, la lealtad, el orgullo y la devoción por la herencia musical nacional de América, que son muy importantes para convertirse en un músico con determinación y deseos de éxito. Sin embargo, muchísimos padres se oponen a esta ceremonia pseudoreligiosa y semejante a un rito sectario, que parece obedecer más a caprichos de la personalidad de O’Connor que a cualquier consideración seria.

O’Connor, como casi todos los grandes, comenzó brillando de niño con un talento descomunal, participando en concursos de “fiddle” estilo Texas y derrotando y humillando a adultos uno detrás de otro, -“esas cosas te producen sed de sangre”- comentó O’Connor. En resumen, un carácter especial, típico de la América profunda, y de sus rincones más conservadores, pero que alguien tan brillante debería haber eludido.

El Método O’Connor sólo puede adquirirse en el distribuidor Sharmusic, especialista en productos relacionados con los instrumentos de cuerda, que sólo posee 2 tiendas físicas en Estados Unidos, de modo que hay que comprarlo on-line. Aunque no hay duda de que terminará propagándose por la red, como ha sucedido con el Método Suzuki.

Fuentes:

Sharmusic.com

Mark O’Connor web oficial

Los 8 principios del Método O’Connor

Manifiesto (descarga)