El siglo XX ha comportado una fractura entre los compositores de música culta (para usar la menos mala de las definiciones que nos permiten entender el género al que nos referimos) y el público. Tras un par de siglos de progresivo acercamiento entre el compositor y el público, culminado en el Romanticismo, donde asistimos a fenómenos de masa como los virtuosos (sobre todo pianistas y violinistas) y la ópera, el músico del siglo XX se encuentra de frente a una incómoda disyuntiva en la que tiene que decidir si componer experimentando para innovar el lenguaje y la estética musical -asumiendo de esa manera la responsabilidad de educar el oído y el gusto musical del público, aún a riesgo de perderlo- o renunciando parcial o totalmente a la investigación para dedicarse a escribir una música de más fácil comprensión y disfrute, basadas en el lenguaje musical de las generaciones anteriores.
Carlos Guastavino, nacido hace exactamente 100 años, decidió tomar este segundo camino, llegando a ser el más importante continuador del nacionalismo romántico argentino, en el cual confluyen la tradición europea y el folclore de su país.
En el catálogo de Guastavino, que incluye varios centenares de obras tanto vocales como instrumentales, destaca Se equivocó la paloma, una canción que compuso en 1941 sobre un poema de Rafael Alberti, conocida en todo el mundo gracias a las interpretaciones de numerosos cantantes, por ejemplo José Carreras, María Dolores Pradera y Joan Manuel Serrat. La versión de este últímo es un arreglo de Sergio Endrigo, que a su vez la cantaba traducida al italiano.
Entre tantas versiones, la que prefiero es sin duda la de Mercedes Sosa, cuyo arreglo sobrio tanto en armonía como en instrumentación nos deja disfrutar de todos los matices expresivos de su voz plena y rica.
Para quienes quieran tocarla con la flauta, aquí está la partitura.
Entre las razones del éxito de esta canción está sin duda la elección de Guastavino de repetir una y otra vez las palabras se equivocaba (en el poema sólo aparecen al comienzo), lo que, junto con el uso de una armonía modal, amplifica la atmósfera de ensoñación que posee el poema, cuyo título es simplemente La paloma. Alberti lo escribió en París en 1940, un año antes de publicarlo en Buenos Aires en el libro Entre la espada y el clavel, dedicado a Pablo Neruda.
La paloma se equivocaba -lo afirmó Alberti y lo repitió Guastavino- eso es indudable, pero si se equivocaba era por ingenuidad, esto tampoco se puede cuestionar pues ya se sabe, esta ave es reconocida universalmente como símbolo de la paz. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de otros pájaros que cometen graves errores por maldad (o incultura). El día 27 de marzo, con ocasión del Día Mundial del Teatro y del 5º aniversario del teatro dedicado al poeta gaditano en el municipio almeriense de Huércal-Overa, el PP retira el nombre de Rafael Alberti de su Teatro Municipal por considerar que “no vende” a la ciudad. Parafraseando al poeta: Se equivocó la gaviota, se equivocaba. Haciendo alarde de un autoritarismo de otros tiempos y de una profunda mezquindad, el concejal de Cultura de ese pueblo, Antonio Lázaro, que merecería pasar a la historia por su incultura (o maldad), ha afirmado que “no hay razón para que el mayor espacio escénico de la localidad esté dedicado a esta persona”. Afirmación patética donde las haya, pues razones hay de sobra: por si no bastaran cada uno de sus versos inmortales, este poeta universal, reconocido en todo el mundo por su obra y su compromiso político y social, ha sido galardonado entre otros con el Premio Cervantes, el Premio Nacional de Poesía y el Premio Nacional de Teatro (sí, de Teatro); fue nombrado Doctor Honoris Causa por las Universidades de Cádiz, Toulouse, Burdeos, La Habana, por la Complutense de Madrid y la Politécnica de Valencia; también se le otorgó el título de Comendador de las Artes y las Letras en Francia, el de Alcalde Perpetuo del Puerto de Santa María, el de Ciudadano de Honor de Roma y de Buenos Aires y el de Hijo predilecto de Andalucía, y me paro aquí porque creo que es más que suficiente.
No hace falta seguir, es más, quizás tampoco hubiera hecho falta dar estas explicaciones, pues todos los que no sean incultos (o malvados) le han visto el plumero a ese pájaro llamado Lázaro (para seguir con el símil ornitológico), incapazde reconocer(por inculto) la grandeza de un personaje admirable o de aceptar (por malvado) que exista otra opción política que no sea la suya. O por ambas razones.
En la mitología griega hay un personaje que suele representarse con un instrumento musical que de él recibe uno de los nombres con el cual es conocido. Se trata de Pan, un semidios de apariencia tan poco atractiva (mitad hombre y mitad macho cabrío) que una de las versiones sobre su nacimiento cuenta que su misma madre huyó presa del pánico (palabra que deriva del mismo Pan y de su aterrador aspecto) nada más traerlo al mundo.
Por eso no extraña que también Syrinx, joven y bella ninfa, quisiera escapar de sus atenciones cuando él se enamoró desesperadamente de ella. Llegada a la orilla de un río, antes de caer entre los brazos de Pan, que la perseguía, Syrinx suplicó a otras ninfas, las Náyades, que la convirtieran en un cañaveral.
Pan, tras oír el sonido que producía el viento rozando las cañas, construyó su flauta cortando algunas de ellas y llamó a ese instrumento con el nombre de su amada. Así que la flauta de Pan también se conoce como siringa.
Claude Debussy, compositor francés que nació hace exactamente 148 años, escribió por lo menos dos obras que, directa o indirectamente, recuerdan ese mito y ese instrumento, aunque en ellas emplea una flauta travesera para evocar el sonido de la siringa: Preludio a la siesta de un fauno (1894) y Syrinx (1913) (haz clic en los nombres de las obras para descargar las partituras).
Syrinx nació como música incidental para una obra teatral en la cual tenía que ser “la última canción de Pan antes de morir”. El drama nunca llegó a completarse, mientras que Syrinx es hoy en día una de las obras más importantes para flauta sola. La siguiente versión, interpretada por la flautista Paula Robison, fue grabada en 1986.
La figura de Pan dio lugar, en la mitología romana, al dios de la naturaleza, Fauno, y junto con él a los faunos, genios de los bosques.
También el origen del Preludio a la siesta de un fauno está ligado a la literatura, al inspirarse en un poema de Mallarmé. La obra fue concebida inicialmente como acompañamiento al poema para su lectura pública y estaban previstas tres secciones. De hecho, en un principio su título hubiera tenido que ser Prélude, Interlude et Paraphrase finale sur l’Après-midi d’un faune. Finalmente Debussy sólo compuso la primera de las tres secciones; aún así la obra, considerada como una de las más importantes del compositor, es un poema sinfónico acabado que de ninguna manera da la impresión de que le falte algo. La sencilla historia sobre la que está construido es la descripción de una típica tarde de un fauno, dedicada a tocar su flauta, coquetear con las ninfas y, finalmente, abandonarse a un dulce sueño.
En 1912, años después de la composición y estreno del Preludio, los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev pusieron en escena un ballet sobre esta obra, con la coreografía de Vaslav Nijinsky que causó un gran escándalo por su alto contenido erótico (todavía faltaba mucho para los movimientos de cadera de Elvis o de Michael Jackson, sólo por poner un par de ejemplos).
En el vídeo siguiente, Charles Jude, director del Ballet de la Ópera de Burdeos, baila esa misma coreografía junto con Marie Claude Pietragalla.
Hace trenta años fallecía Gianni Rodari, una de las figuras más apreciadas por los educadores y educadoras no sólo de Italia, sino de todo el mundo, ya que su obra está traducida a incontables idiomas. También, y sobre todo, es una de las personas más querida por los niños y niñas que han tenido la suerte de aproximarse a su literatura. Cuentos, poemas, retahílas para el disfrute directo de los más pequeños, pero también obras dirigidas a los adultos que se dedican a la educación, en el sentido más amplio y pleno del término, es decir no limitándose a los profesionales de la docencia, sino incluyendo a cualquiera que tenga posibilidad de contribuir a la formación de la infancia, empezando, claro está, por padres y madres.
En esta última categoría de obras destaca la imprescindible Gramática de la Fantasía, que, lejos de enjaular la creatividad y la imaginación dentro de unas reglas rígidas como podría entenderse por el título, ensalza la importancia de fundamentar en aquellas el proceso de aprendizaje, algo que no siempre la escuela consigue.
La labor pedagógica de Rodari anduvo siempre de la mano de un fuerte compromiso social, que, además de manifestarse abiertamente en sus escritos periodísticos y en su activismo político, está muy presente también en su literatura infantil, sobre todo en su vertiente pacifista. Por ejemplo, en la retahíla Dopo la pioggia (Tras la lluvia):
Sarebbe una festa per tutta la terra
fare la pace prima della guerra.
Sería una fiesta en toda la tierra
hacer las paces antes de la guerra.
A algunos de los textos de Rodari les han puesto música Sergio Endrigo y Luis Bacalov. La más famosa de estas canciones es sin duda Ci vuole un fiore (Hace falta una flor), en la que Rodari, con su extrema sutileza, vuelve a tratar el pacifismo.
Le cose di ogni giorno
raccontano segreti
a chi le sa guardare
ed ascoltare.
Las cosas de cada día
cuentan secretos
a quienes saben observarlas
y escucharlas.
Per fare un tavolo ci vuole il legno
per fare il legno ci vuole l’albero
per fare l’albero ci vuole il seme
per fare il seme ci vuole il frutto
per fare il frutto ci vuole un fiore
ci vuole un fiore, ci vuole un fiore,
per fare un tavolo ci vuole un fiore.
Para hacer una mesa hace falta la madera
para hacer la madera hace falta el árbol
para hacer el árbol hace falta la semilla
para hacer la semilla hace falta el fruto
para hacer el fruto hace falta una flor
hace falta una flor, hace falta una flor,
para hacer una mesa hace falta una flor.
Per fare un fiore ci vuole un ramo
per fare il ramo ci vuole l’albero
per fare l’albero ci vuole il bosco
per fare il bosco ci vuole il monte
per fare il monte ci vuol la terra
per far la terra ci vuole un fiore
per fare tutto ci vuole un fiore.
Para hacer una flor hace falta una rama
para hacer la rama hace falta el árbol
para hacer el árbol hace falta el bosque
para hacer el bosque hace falta el monte
para hacer el monte hace falta la tierra
para hacer la tierra hace falta una flor
para hacer todo hace falta una flor.
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