Formas musicales: la forma Sonata.

Seguro que pensáis que últimamente no hago más que escribir artículos aburridos sobre teoría e historia, pero no os preocupéis; creo que son conocimientos muy interesantes que intentaré plasmar de la forma más amena posible.

Y para ser ameno, no se me ha ocurrido otra manera mejor que recurrir al genio de Leonard Bernstein y a sus míticos “Conciertos para jóvenes”. Conciertos que el maestro protagonizó y dirigió en los años 60,  una época en la que aún se podían hacer programas sobre música clásica entretenidos, interesantes y realmente educativos, sin tener que recurrir a payasadas sin gracia.

Así que mejor os dejo directamente con él, explicando con su gran capacidad de comunicación, “qué es la forma sonata”.

Conciertos para jóvenes. ¿Qué es la forma “sonata”?

Vamos a analizar esa cosa horrorosa llamada “forma sonata”. He evitado durante años este tema, no tanto porque fuera difícil, sino porque ya se había tratado en exceso en muchas clases de apreciación musical, donde la forma sonata termina pareciéndose a un mapa de carreteras con un montón de nombres extraños como “exposición” y cosas similares. Pero espero que al final de este capítulo tengáis una idea mucho más clara de la forma sonata.

Comencemos explorando el primer movimiento de la última sinfonía de Mozart, conocida como la Sinfonía Júpiter. Pero, os preguntaréis, ¿por qué hablo de una sinfonía cuando he dicho que íbamos a centrarnos en las sonatas? Bien, la respuesta es fácil; una sinfonía es una sonata. Veréis, una sonata normalmente es una pieza con varios movimientos, que tiene una forma musical concreta; y cuando esa forma se usa en una pieza para un instrumento a solo, como un piano, un violín o una flauta, o incluso para un instrumento solista con acompañamiento de piano, la pieza se llama “sonata”.

Cuando la misma forma se usa en una obra para tres instrumentos se llama “trío”, para cuatro “cuarteto” y así sucesivamente. Pero cuando esta forma se usa en una obra para una orquesta completa, se denomina “sinfonía”. Es fácil. Una sinfonía es simplemente una sonata para orquesta. Y eso es todo lo que voy a explicar de momento.

Aquí tenemos la introducción.

Lo que más nos interesa de este movimiento para nuestros propósitos inmediatos es su forma, su estructura musical. La estructura de una obra musical es un de las cosas más difíciles de entender. Casi todo el mundo puede recordar una melodía o un ritmo con bastante facilidad, incluso armonías o contrapuntos. Pero la forma de una pieza es difícil de comprender porque para entenderla es necesario verla completa en el acto, o debería decir escucharla completa en el acto, lo que, evidentemente, es imposible ya que la música sucede en el tiempo y no en el espacio. Por lo tanto, ¿cómo puede oírse completa en el acto?

En una pintura o en una iglesia la forma puede verse más o menos completa en el acto porque existen en el espacio. (…) Pero en una obra musical hay que escuchar la forma. Y eso lleva su tiempo. Hay que tener en la cabeza todos los sonidos que ya se han escuchado mientras se escuchan otros nuevos, de forma que cuando la pieza se acaba, todo se ha sumado a una manera continua. Quizá parezca imposible, pero no lo es. Por supuesto, tampoco es fácil. Pero, si se conoce un poco de la forma por anticipado, por ejemplo, si sabes que la pieza va a tener una forma sonata, todo es mucho más fácil porque casi puede predecirse qué modelos musicales van a usarse. (…)
La palabra “sonata” en origen designaba simplemente una pieza de música. Una sonata es algo que los instrumentos hacen sonar y se opone a la cantata, que es algo que se canta (…).

Pero en los últimos doscientos años más o menos la palabra sonata ha adquirido un significado especial: designa la forma de una pieza, y en particular, el primer movimiento de una obra. En una sonata clásica el resto de movimientos podían estar en muchas otras formas, pero el movimiento inicial tenía que estar en lo que llamamos “forma sonata”. Y esta forma del primer movimiento sienta las bases de la sinfonía tal y como la conocemos desde esa época (hace casi doscientos años) hasta nuestro siglo XX. Así os daréis cuenta de lo importante que es conocer la forma clásica básica, la forma del primer movimiento de una sonata.

¿Cómo explicar esta inmensa popularidad y expansión de la forma sonata a lo largo de los siglos? ¿Qué es lo que la hace tan satisfactoria y completa? En realidad son dos cosas: primero, el equilibrio perfecto de sus tres partes y, segundo, el interés de sus elementos contrastantes. Equilibrio y contraste: en esos dos conceptos están los principales secretos de la forma sonata.

Consideremos primero ese diseño de tres partes, algo que vemos normalmente a nuestro alrededor. Pensad en un puente con dos grandes torres que se levantan a ambos lados del río, y en la prolongación que las une por encima de las aguas. Eso es una forma tripartita.

Todos habéis sentido el placer y la satisfacción que produce observar una estructura semejante. O, por ejemplo, pensad en un olmo con su tronco central y sus ramas en forma de paraguas arqueándose a ambos lados. O en el equilibrio de las tres partes de un rostro humano: con su parte central con la nariz y la boca y sus dos laterales con los ojos y las orejas como reflejads en un espejo. Todos son ejemplos de una forma tripartita: uno, dos, tres.

Por supuesto, cualquier forma tan básica y natural como ésta debe ser también natural en la música. Y así es, la forma más habitual de una canción es la forma tripartita. Tomemos por ejemplo, la conocida canción infantil “Twinkle, twinkle, little star”.

Hay una primera parte, que llamaremos A:

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Después viene una parte central que llamaremos B:

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Y finalmente, volvemos a la primera parte, A de nuevo, y la canción se acaba:

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Aquí tenemos una clara y exacta forma tripartita: A, B, A.

Veamos cómo esta construcción simple aumenta de tamaño cuando se usa en una forma de canción ligeramente más larga. (…) La única diferencia aquí es que habitualmente la primera sección A se repite completa antes de pasar a la B. Por lo tanto, el modelo es realmente A-A-B-A. Pero continúa teniendo las mismas tres partes, sólo que la primera se toca dos veces. Tomemos por ejemplo la melodía de los Beatles “And I Love Her”. Primero tenemos la sección A:

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Después la sección A se repite exactamente:

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y continúa con la repetición de A. Después viene la sección contrastante B

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que nos conduce de nuevo a la sección A en todo su esplendor.

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Y sigue así hasta el final de la pieza.

Bien,  aunque esto supone sólo un pequeño paso desde Twinkle, Twinkle, little star, es un paso adelante, por la adición de la repetición de la sección A. Sigamos haciendo crecer la forma de cacnción tripartita, tal y como se desarrolla en una gran aria de ópera, por ejemplo, en la famosa aria de la ópera Carmen cantada por la otra mujer de la ópera, Micaela. Ésta es un poco más complicada o, digamos, sofisticada. No puede dividirse tan claramente en un exacto A-B-A, pero seguro que seréis capaces de distinguir sus tres partes tan fácilmente como en la canción de los Beatles. La dulce y lírica primer parte, la parte central más emocionante y dramática y de nuevo la vuelta a la tranquila primera parte.

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Ahora que habéis aprendido a reconocer una forma de canción tripartita, creo que ya estamos preparados para zambullirnos directamente en la forma sonata. Pues un movimiento típico de sonata no es en realidad más que una versión ampliada de una forma tripartita de canción, incluso en el equilibrio entre sus dos secciones A y su sección central B. Es aquí donde entran en acción esos espantosos nombres de mapas de carreteras: la primera parte, o sección A, se llama “exposición”. Aquí es donde los temas del movimiento se presentan por primera vez, o, si queréis, se exponen. A continuación viene la sección B, en la que uno o algunos de esos temas se desarrollan de diversas maneras, y por eso se llama sección de “desarrollo”. Finalmente, tal y como era de esperar, se presenta la sección A de nuevo, y esta tercera parte se suele llamar -¡atención!- “reexposición”.

¡Caramba,  parece difícil! No es que me entusiasme ninguna de estas palabras, pero ¿qué le vamos a hacer? Tenemos que utilizar las palabras que se usan habitualmente para que se nos entienda, así que no tenemos más remedio que usar esas palabras: “exposición”, “desarrollo” y “reexposición”, para nuestro A-B-A. Pero, usemos unas palabras u otras, la idea de las tres partes es aún clara y simple_ el sentimiento de equilibrio que enemos entre dos secciones similare,s A y A, situadas a ambos lados del desarrollo, del mismo modo que la orejas están situadas en equilibrio respecto a la nariz.

Pero antes dije que teníamos dos componentes principales en la sonata: equilibrio y contraste. Esta idea de contraste es tan importante como la otra. Es lo que da a la forma sonata su dramatismo y emoción. ¿Cómo se lleva a cabo este contraste? Vamos a ponernos técnicos durnte un rato porque lo que voy a mostraros ahora es muy importante; de hecho es la esencia de todo este asunto de la sonata. Y se trata del sentido de tonalidad.

La mayoría de la música que escuchamos está escrita en una tonalidad u otra. Esta afirmación no es del todo válida para la música de concierto que se escribe en nuestros días, pero la mayoría de la música que probablemente escuchéis está en una tonalidad. Todos habéis tenido la experiencia de cantar una canción que sentís que no se adecua a vuestra voz y que os gustaría que fuera más aguda o más grave. Lo que deseáis en realidad es una tonalidad más aguda o más grave. Por ejemplo, la canción de los Beatles que toqué antes está en la tonalidad de Mi bemol mayor.

Pero podría también haber estado en Sol mayor.

o en Do mayor

o en cualquiera de las doce tonalidades mayores. Pero esté en una u otra tonalidad, digamos Do mayor, se percibe una nota principal, un centro, un hogar, al que la música pertenece, de donde procede y adonde vuelve. A ese centro se le denomina “tónica” y la tónica es la primera nota de la escala.

Y el acorde de tónica es el acorde que se construye sobre esa nota.

El resto de notas de la escala también tiene nombres, pero no voy a aburriros con ellos; sólo voy a mencionar éste, que me gustaría que recordaseis: la “dominante”.

Éste es el nombre que se le da a la quinta nota de cualquier escala, y en esa tonalidad de Do mayor la quinta nota es Sol.

y el acorde de dominante se construye sobre esa nota:

Ahora vayamos al asunto central, cómo se relacionan entre sí esos dos centros tonales: la tónica y la dominante ¿qué sentís si toco un acorde de tónica y un acorde de dominante en ese orden?

Es como si algo se quedara sin terminar, sin resolver, ¿no os parece? Se siente una urgencia desesperada por volver a la tónica, donde se comenzó. De acuerdo, ahora toquémoslo en orden inverso, de dominante a tónica.

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Ahora ya os sentís satisfechos ¿no es así? Veréis, la tónica es como un imán, uno puede alejarse de ella, ir a otros acordes, a otras tonalidades o a otros centros tonales, pero al final la tónica siempre te atrae irresistiblemente:

A patir de esta atracción magnética, de alejamiento y de retorno a la tónica, se construye la forma sonata clásica. Es aquí donde reside el drama, la tensión, en el contraste de tonalidades. Veamos cómo ocurre en una pieza musical real, otra vez de Mozart. El compositor, lógicamente, comienza su sonata en la tonalidad de la tónica. Su tema inicial está también en esa tonalidad, como sucede en esta famosa Sonata para piano en Do mayor, K.545, de Mozart:

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Pero ahora, como un mago, comienza a alejarnos de la tónica y se dirige a una nueva tonalidad, la dominante.

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Llegamos a la nueva tonalidad de la dominante: Sol mayor. Y en esta nueva tonalidad Mozart nos presenta un nuevo tema, su segundo tema:

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Después, finalmente, aún en la tonalidad de Sol mayor, nos presenta una melodía a modo de pequeña fanfarria con la cual cierra la exposición:

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La tonalidad de la dominante, Sol mayor, ya está firmemente establecida. La sección de exposición de este movimiento ha terminado.

En este punto en la sonata clásica encontramos normalmente un signo de repetición que implica volver al inicio y tocar toda la sección A, o exposición, que se acaba de oír, completa de nuevo. Es exactamente como la canción de los Beatles. ¿Recordáis? A-A-B-A. Y, por lo tanto, por segunda vez escuchamos la exposición completa: primer tema, segundo tema, tema conclusivo, comenzando en la tónica y concluyendo en la dominante.

De hecho, toda esta exposición ha sido como el primer acto de una obra de teatro que tuviera por protagonista un personaje que huye de casa, escapando de esa fuerza llamada “tónica”. Se llega al siguiente acto, el desarrollo, que intensifica ese drama, donde el personaje deambula y se aleja cada vez más de casa, pasando incluso por las tonalidades más lejanas, pero finalmente se da por vencido y vuelve a casa en el tercer acto o reexpedición. Es como si, aunque intentásemos vagar, explorar, escapar, ser libres, siempre estuviera ahí esa fuerza magnética que nos hace volver atrás. En eso consiste el drama. Así, en la segunda parte, o sección de desarrollo de esta sonata de Mozart, el compositor deja que su imaginación vague libremente. Los temas que ha establecido en la exposición recorren tonalidades extrañas una tras otra, como en un viaje a varios países distintos.

Pero como esta singular Sonata en Do mayor de Mozart es muy breve, su desarrollo también es muy breve. De hecho el único tema que Mozart desarrolla es esa pequeña fanfarria del tema conclusivo de la exposición. Pero ahora, en el desarrollo, la pone a prueba de este modo:

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que nos conduce a la tercera y última parte de esta sonata tripartita, la reexposición.

En la mayoría de las sonatas clásicas, es en este momento cuando vence finalmente ese imán del que hablamos y nos lleva de vuelta a casa, a la tónica, y toda la exposición se repite o recapitula. Sólo que en esta tercera sección de reexposición (que es básicamente la misma de la exposición) no abandonamos nunca la tónica. Tampoco al segundo tema y al tema conclusivo, que escuchamos originalmente en la dominante, se les permite alejarse hasta la dominante. En esta ocasión hemos escuchado todo en la tónica, la tonalidad original. Cuando el movimiento se ha acabado estamos a salvo en casa, en Do mayor donde comenzamos, el drama que supone alejarse del imán ha terminado.

Por supuesto, Mozart, como todos los genios, nos sorprende, pues no siempre sigue las reglas. De hecho, normalmente nos proporciona mayor placer musical desobedeciendo las reglas que siguiéndolas. En esta misma Sonata en Do mayor, donde la reexposición debería estar en la tónica de Do, Mozart nos está ocultando algo. Aún se resiste a ese imán de la tónica y nos presenta la reexposición en la inesperada tonalidad de Fa mayor.

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Después Mozart se rinde,  finalmente el imán vence. El resto de este breve movimiento es todo seguro y cálido, una vuelta a casa en Do mayor:

y el movimiento finaliza.

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No ha sido tan complicado analizarlo ¿verdad? (Aunque es muy difícil tocarlo. Cuando se escucha parece más fácil de lo que es en realidad.) Y no es muy difícil analizar la forma. ¿Entendéis ahora lo que quiero decir con equilibrio y contraste? El equilibrio de la forma tripartita: exposición, desarrollo, reexposición, y el contraste de la tónica con la dominante. Por supuesto, hay muchas más cosas de las que aquí hemos explicado: la tonalidad contrastante no es siempre la dominante y las reglas se rompen continuamente. Además están las introducciones, las codas, las secciones complementarias al principio y al final de un movimiento de sonata. Os queda mucho que aprender, aunque nada cambia la forma básica. Lo que importa ahora es que entendáis: el efecto magnético de la tónica y la forma A-B-A. Únicamente con estos dos conceptos deberíais ser capaces de seguir cualqueir movimiento del clasicismo que tenga forma de sonata.

Sólo para comprobar si tengo razón, tomemos el último movimiento de una obra del siglo XX: la sinfonía clásica de Prokófiev, una deliciosa parodia que  imita la forma clásica de sonata del siglo XVIII.

Tiene una exposición, que está formada por un primer tema en la tónica.

Un segundo tema en la dominante.

Y el tema conclusivo en la dominante.

A continuación se repite exactamente toda la exposición, le sigue una sección de desarrollo en la que estos temas se agitan y después la reexpedición, que de nuevo es la exposición completa, sólo que en la tónica. Es un ejemplo perfecto: una forma sonata de lo más simple y clara: A-A-B-A.

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Espero que escuchéis la Sinfonía clásica de Prokófiev y que seáis capaces de seguir la forma de este último movimiento. Si os lo proponéis, seréis unos magníficos oyentes de música. Como dije antes, cualquiera puede escuchar y disfrutar de una melodía o de un ritmo. Eso es fácil. Pero un verdadero oyente escucha mucho más. Es capaz de escuchar la forma de una pieza de la misma manera como ve las tres partes de la forma de un puente. Si alguno de vosotros aún tiene dudas, que pruebe una y otra ve; y pronto, con vuestros nuevos oídos, también sentiréis el placer de escuchar la forma de la música.

Aprovecho para recomendaros fervientemente el libro del que he abusado para escribir este artículo: “El maestro invita a un concierto (Conciertos para jóvenes)“, basado en la serie de conciertos televisión del mismo nombre.

Fuentes:

“El maestro invita a un concierto (Conciertos para jóvenes)” – Leonard Bernstein. Editorial Siruela.

– www.leonardbernstein.com

youtube.com

¿Aprender a tocar por internet de forma autodidacta?

Cuando decidí aprender a tocar el violín tenía la intención (dado que era tímido y demasiado mayor) de intentarlo por mi cuenta. Por aquel entonces internet no poseía tantos recursos como ahora y en seguida me di cuenta de que no era una idea muy inteligente. Hoy en día hay más posibilidades para encontrar muchísima información en la red, quizás incluso demasiado, a veces es difícil separar lo útil de la morralla que lo inunda todo.

Así que ¿podría alguien aprender a tocar por sí mismo sólo con los recursos de internet?

Al empezar a escribir este artículo tenía una conclusión previa en mente, y era que rotundamente no. Pero lo cierto es que Internet ofrece tantas herramientas que, si se saben utilizar, ofrecen una ayuda inestimable, y me gustaría matizarlo.

La educación tradicional

La pedagogía típica del violín se asienta, generalizando, y en su dimensión clásica, en métodos muy tradicionales. Seguimos practicando mecánicamente ejercicios desarrollados en siglos pasados, estudiando la misma teoría, los mismos repertorios, de la misma manera.

Aunque no he estudiado en Conservatorio, los comentarios que a menudo me llegan es que, a los estudiantes de instrumentos, se les forma para ser buenos profesionales de la interpretación, miembros de orquesta certeros, precisos, pero también ortodoxos y con poca incidencia de la creatividad y la improvisación.

Como alternativa están las escuelas privadas con otros enfoques más abiertos a otras músicas y otras perspectivas, pero claro, caras, al menos las buenas (Julliard, Berklee…)

Y luego están academias y profesores particulares, que es lo que elegimos muchos como forma de acceder a una formación básica, pero que habitualmente se queda en un nivel de andar por casa y tocar para amigos, o bien si empiezas muy pequeño, te proporciona formación para acceder con comodidad al Conservatorio.

Y la Red ¿qué opciones ofrece para aprender?

Descargar métodos y ejercicios.

Nunca ha sido tan fácil conseguir partituras con escalas, ejercicios, tutoriales, métodos de aprendizaje, etc. Aunque muchas de estas publicaciones tienen derechos de autor y en teoría estarías infringiendo ese copyright si te las bajaras (eso no va a frenar a la mayoría), hay publicaciones antiguas que ya se pueden utilizar. A mí me gusta tener publicaciones originales, editadas y encuadernadas como dios manda, en vez de montones de folios impresos que se terminan deteriorando, se pierden, traspapelan, etc., imprimes más de lo que necesitas y al final no ahorras tanto. Pero vaya, es una forma también de ver todo lo que hay y tomar una decisión y, por supuesto, de conseguir recursos en esta época de crisis.

Podéis encontrar y descargar obras, métodos y ejercicios, (también podéis comprarlos, evidentemente) en sitios como estos:

Proyecto IMSLP

Scribd (un lugar algo polémico puesto que alberga numerosos archivos sujetos a derechos de autor).

Sólamente recordaros algo: tener los libros y discos del, pongamos por ejemplo, método Suzuki, no basta para aprender con él. Los métodos se basan en bastantes más aspectos que simplemente ir tocando una serie de melodías de dificultad creciente. Aspectos que conviene que sean guiados por un profesor.

Teoría

Hace poco descubrí esta página en español, en la que estudiar y practicar teoría de la música, solfeo, etc. Muy interesante.

Teoría

Y por supuesto la wikipedia os informará de cualquier concepto musical sobre el que tengáis dudas.

Video-tutoriales

Youtube ha revolucionado el mundo de los tutoriales. Se puede encontrar gente explicando absolutamente todo, desde cómo arreglar una cisterna de doble émbolo a crear un pesticida ecológico para el pulgón de tu huerto urbano (dos cosas que yo he necesitado el año pasado 😉 )

Y tocar el violín no es una excepción. Bastantes profesores (¡incluso estudiantes primerizos se atreven!) han creado sus propios canales con clases sencillas que explican cómo aprender prácticamente cualquier técnica del violín. Esto es una forma de conseguir alumnos para su propio negocio o incluso de conseguir ingresos mediante las visitas a sus vídeos. Lo malo es que en español no hay demasiados, así que desde aquí, si me está leyendo algún buen profesor español sin miedo a las nuevas tecnologías, le animmo a que realice sus vídeos. Os dejo algunos de los canales que yo a veces sigo para artículos o para ver detalles de técnica:

En inglés:

Todd Ehle

Este afable señor tiene muchos video-tutoriales bien organizados por temas. Se suele expresar de forma tranquila y clara así que con un nivel de inglés medio se le puede seguir. Grabados en plan amateur, pero bien explicados.

Violin-Lab Channel

Una profesora muy agradable con vídeos bastante bien grabados, alguno que otro con subtítulos en español. Mejores vídeos pero menos temas que Todd Ehle.

Fiddlerman

Reconoceréis a este señor por que no se quita la gorra jamás. Hace 2 años comenzó a publicar vídeos sobre diversos aspectos, desde técnica básica, críticas de instrumentos y accesorios, tutoriales para diversos temas, etc. También tiene una tienda on-line donde vende todo tipo de cosas, incluyendo sus horribles gorras.

Grandes Maestros

Algunos grandes violinistas graban de vez en cuando vídeos de clases magistrales que aparecen en youtube. No suelen hacerlo más que esporádicamente pero si entendéis bien el inglés puede ser muy interesante escucharles.

En español:

No sé porqué me convencen un poco menos y apenas los he mirado, pero pueden ser útiles, sobre todo para los que no dominan el inglés:

Otros profesores con canales: Roy Sonne, Irish Fiddle Lessons

Páginas web

Bastantes páginas ofrecen vídeos y métodos previo pago. Os dejo algunas de muestra como ejemplo, pero hay muchas más.

Para descargar lecciones previo pago. Algo caro me parecen.

La página de Geoffrey Fitzhugh Perry, con cuyo método empecé yo a improvisar

Este chico tan joven y de Singapur se ha montado un método de aprendizaje y lo vende en internet él solito. No he podido revisarlo, aunque he hablado con él por Mail y es muy apasionado del instrumento (y afirma que encontró novia gracias al violín…).

Facebook, twitter…

Pues sí, también se puede aprender siguiendo a gente interesante en twitter o visitando alguna página de Facebook. Os dejo como ejemplo la página de mi amigo y profesor de Lucas Bittini, donde se relaciona con sus alumnos, publica vídeos interesantes, informa de eventos, etc.

Acompañamientos

La vida del intérprete solitario es menos dura teniendo acompañantes virtuales. Son implacables y ni te esperan ni parecen tener sensibilidad musical para adaptarse a lo que tocas, eres tú el que tiene que someterse a su mecánica forma de tocar. Pero en fin, siempre es mejor que un metrónomo.

Minusone

El editor más veterano y conocido de partituras con acompañamientos de audio menos el solista.

Practiceyourmusic

Esta genial web no sólo te proporciona el acompañamiento en audio sino también en vídeo, puedes escoger cuántos intérpretes tocarán contigo , qué instrumento del grupo tocas tú, activando y desactivando músicos, viendo la partitura y un montón de opciones más. Todo desde un simple navegador. Y es un proyecto desarrollado en España.


Pero todos estos recursos adolecen de una falta de feedback a la hora corregir nuestros más que posibles errores, errores que sólo un buen profesor sabrá ver y corregirnos. Y es que cualquier iniciativa autodidacta tiene los límites que nos impide calificarnos y corregirnos a nosotros mismos. Por eso es tan interesante esta última opción que os menciono:

Clases on-line vía Skype

Esta es la última modalidad que he visto, en principio sólo he encontrado en profesores anglosajones, pero es seguramente una de las ideas más útiles para aquellas personas que tienen complicado desplazarse, ya sea por falta de tiempo o por vivir lejos. Skype es, como sabréis, un servicio de videoconferencia por internet. Básicamente son clases normales, con la diferencia de que se dan vía webcam por el programa Skype ¡puedes elegir el mejor profesor del mundo (que puedas pagar claro)!

Como escribe Zlata Brower en su blog, las clases vía Skype tienen una serie de ventajas:

  1. Puedes escoger el profesor que te guste sin importar dónde viva.
  2. Podéis escoger más fácilmente día y horas para las clases, incluso aunque sea festivo o sea tarde.
  3. Podéis grabar las clases para repasar y ver fallos.
  4. Aunque el profesor o tú estéis de viaje, podéis seguir dando clase.
  5. El profesor puede mudarse de domicilio o incluso país y conservar sus estudiantes.
  6. El profesor no necesita un lugar independiente de su domicilio para sus clases.
  7. Los vecinos del profesor no oirán el sonido infernal de los alumnos si el profesor usa auriculares.
  8. Puedes tocar más cómodo, con ropa y calzado de andar por casa.
  9. La meteorología ya no será un impedimento para que el alumno no quiera ir a la clase.
  10. Evitas el contagio de la gripe 😉

Os dejo algunos profesores que dan clases por Skype, tened en cuenta que no tengo ni idea de qué tal son como profesores.

En inglés:

Me gustaría haber encontrado algún profesor en español que también las ofrezca en su programa, pero lo que he visto parecía desfasado y no lo incluían como oferta, sino más bien como apoyo. Si algún profesor las imparte y lee esto que no deje de escribirme y le incluiré.

Conclusión:

Puede que hayas leído este artículo buscando consejo sobre tu idea de aprender por tu cuenta de forma autodidacta. Y viendo todas las posibilidades que se ofrecen podrías pensar que voy a decir que sí, que es una buena idea. Pero no lo voy a hacer porque, por más que internet te explique absolutamente todo, no puede sustituir al trato humano directo, al profesor que te corrige una postura, unos dedos, que ve tus fortalezas y tus debilidades; y más aún, a tocar en compañía, tanto de alguien que domine su instrumento como de otros compañeros con los que debes compenetrarte.

Así que sí, usad internet (¿acaso no lo estáis haciendo ya leyendo esta web?) y sed críticos también porque no todo lo que hay en la web ayudará y seguramente incluso os hará perder el tiempo, pero también, si podéis, buscad un guía, que sea un buen guía que corrija vuestro rumbo y os acompañe en el camino.

El miedo escénico

¿Qué es el miedo escénico?

-Según Remy Yagosesky,

“…podemos entender el miedo escénico como “La respuesta psicofísica del organismo, generalmente intensa, que surge como consecuencia de pensamientos anticipatorios catastróficos sobre la situación real o imaginaria de hablar en público. No obstante esta definición es incompleta, pues el miedo escénico es habitual entre individuos que tienen que actuar ante una audiencia aunque no pronuncien una palabra, músicos, bailarines, deportistas, etc. Esta respuesta incluye manifestaciones de estrés, timidez y ansiedad, como preocupación, tensión corporal, inhibición, ineficacia funcional y otras formas de alteración de la normalidad en lo fisiológico, lo cognitivo y lo conductual”.

Las causas del miedo provienen de diversos factores, además de una posible fobia social.

  • Valoración no realista de lo que se espera de uno.
  • Sobreestimación de la opinión de los demás.
  • Subestimación de las propias capacidades.
  • Sobreestimación de la idea de rechazo.
  • Expectativas no realistas en cuanto a las respuesta de otros ante nuestra ansiedad.

Hay músicos que sufren sabiendo que hay una sola persona escuchándolos, mientras que otros se crecen cuanto mayor es su auditorio.

Recuerdo mi primera actuación. Era simplemente la primera actuación de fin de curso a la que acudía, en la Academia donde estudiaba. Un escenario que me parecía grande como un estadio, unos espectadores benévolos, una tarima, luces, un pianista y una pieza que tenía que tocar que había repetido hasta ya no saber ni lo que hacía al tocarla.

La noche anterior dormí fatal. Estaba obsesionado con cometer un error garrafal que me avergonzaría de tal manera que quedaría traumatizado de por vida y no podría volver a tocar. Mi pánico era tal que sentía que no podría ni mover el brazo, así que mucho menos afinar las notas.

La tensión iba subiendo proporcionalmente al paso del tiempo. Conforme se iba acercando el momento la angustia crecía. Llegó a ser un sufrimiento tal que una parte de mí estaba deseando que ocurriera algo para que el concierto no se celebrase. Todo lo veía negativo, me decía a mí mismo: “qué hago yo aquí, un tío mayor haciendo el ridículo delante de tanta gente, voy a fallar estrepitosamente…” otra decía: “llegó el momento, antes o después tenía que pasar, para estos momentos estudio violín, para que alguien me escuche, que escuchen lo que pasa dentro de mí, sea bueno o malo… actuar me dará carácter, al final saldrá bien, en realidad toco bien, lo apreciarán…

Es mi turno.

No sé exactamente qué sentía mientras estaba allí. Mi brazo derecho era de madera y a duras penas hacía su trabajo. Mis dedos de la mano izquierda se quedaban a menudo encogidos, sin llegar de forma certera a la nota. Iba acelerado, pero no estaba preparado para tocar tan deprisa. Sentí que me equivocaba a cada rato, pero tenía que seguir, como alguien que sube el Himalaya y sabe que no hay opción de retroceder, tiene que llegar al campo base. Pero, sorprendentemente hubo un momento en que toqué unas frases con precisión y sensibilidad. A ello me aferré para llegar hasta el final. Conseguí convencerme de que podía hacerlo.

Aplausos. He terminado. No se han dado cuenta, gritos, sonrisa de mi profesor que asiente satisfecho ¿de verdad les ha parecido bien? Salgo. Me palmean la espalda. Euforia. Ahora me siento libre. Ahora quiero volver a salir a la tarima a tocar. Ahora sé que estaría relajado y motivado.

Pero ahora ya no puedo, veo a los siguientes, que salen al escenario y parecen tan asustados como yo lo estaba antes.

Desde entonces he tenido bastantes actuaciones más y, aunque los nervios siempre están ahí, son cada vez menos negativos, y poco a poco voy madurando psicológicamente y aprendiendo a controlar la ansiedad.

pánico escénico

Pero, ¿hay alguna forma de superar el miedo incapacitante sin tener que pasar una y otra vez por tanta angustia?

Lo primero: estar nervioso antes de actuar es normal, incluso necesario, saludable. Hace que todos tus sentidos estén alerta, la sangre bombeando a toda velocidad y nuestra sensibilidad a flor de piel. Sin embargo, frecuentemente perjudican la interpretación en vez de ayudar. Os dejo algunos consejos que he recopilado por ahí y que, según mi experiencia pueden ayudar.

 

10 Consejos sencillos para superar el miedo y la ansiedad.

El mejor consejo, pero que no siempre se puede cumplir: estudia, trabaja y lleva preparado tus obras como si las hubieras escrito tú mismo. No hay nada más intranquilizador que tener dudas de si lo vas a saber o no. Puedes tocar mejor o peor, pero debes saber exactamente lo que tienes que tocar y cómo.

Antes de salir:

  1. Si puedes, realiza unos pocos estiramientos suaves y relajados. Eso si no te has puesto un traje, claro.
  2. Bebe un poco de agua.
  3. Antes de salir, respira lenta y profundamente, desde el abdomen. Inspira, contén 9 segundos la respiración y después expira.
  4. Procura relajar los músculos del esfínter (con perdón).
  5. Piensa que nadie te está examinando, el auditorio sólo quiere escuchar música (vale, si estabas leyendo esto para una audición esta no te vale). Piensa positivamente, si tú estás con sensaciones positivas, aunque tengas nervios (eso es inevitable), lo transmitirás al auditorio.

Cuando estés tocando:

  1. Sé consciente de que los fallos que cometas no lo son tanto para los espectadores, dales una importancia limitada, concéntrate en la música e intenta disfrutar de ella.
  2. No intentéis interponer barreras frente al público y tampoco evites mirarlo.
  3. Un truco que usan algunos ponentes es imaginar que el público está desnudo. Eso te hará sonreír, y sonreír siempre es bueno al actuar.
  4. Si al tocar te equivocas, no te detengas, continúa intentando retomar la pieza. El público le dará la importancia que le des tú. Si lo haces así, posiblemente ni se den cuenta.
  5. Toca hasta el final sin que parezca que estás deseando acabar. A menudo la última nota se deja ahí medio sin hacer y es un error. Se ha terminado cuando has completado la última nota en su totalidad la respiración posterior.

Para terminar, os recomiendo esta amena charla de Elsa Punset en el programa El Hormiguero, porque pocas veces podremos aprender de forma tan amena sobre el miedo escénico.

Y esta es una presentación que también me ha parecido interesante:

Otras fuentes:

Proyecto miedo escénico

Guitarra Online

Blog Joelodigo

Wikipedia

Preguntas frecuentes de principiantes (F.A.Q.)

Me he dado cuenta de que hay muchísimas personas, niños, jóvenes, mayores, que desean empezar a tocar el violín y que suelen tener un montón de dudas y temores comunes. Este es un artículo que recopila muchas de esas preguntas, espero que os ayuden a lanzaros a la aventura. O no.

Nota: los precios orientativos están referidos a los que hay en España.

¿Es necesario ir a un Conservatorio?

Si eres lo suficientemente joven para empezar y quieres que la música sea tu profesión, sí. Si quieres ser bueno en el repertorio clásico, también. Además, el Conservatorio te enseñará no sólo el instrumento, sino que te proporcionará una formación musical más integral y completa. A partir de ciertas edades, es más difícil entrar en conservatorios oficiales. En esos casos habría que optar por escuelas privadas o profesores particulares. De las primeras las hay muy buenas aunque bastante inaccesibles, otras más modestas, o profesores particulares que sirven bien a quienes sólo queremos disfrutar o llegar a tocar a un nivel medio.

Pero nunca se sabe, hay grandes violinistas que casi no han estudiado de forma oficial (aunque no en el ámbito de la música clásica).

¿Cuánto cuestan las clases particulares y cuántas clases debería dar?

Se suele dar una clase a la semana, desde media hora (los niños pequeños que no aguantan mucho rato) hasta una hora (adultos). Además, algunos profesores a veces imparten clases colectivas extra para hacer música en grupo, lo que es muy recomendable. Las clases pueden salir entre 60 y 100€/mes (4 clases), dependiendo del profesor, duración, etc.

¿Qué método es el mejor?

Cada “maestrillo” tiene su librillo. El más popular en academias y clases particulares es el Suzuki, pero tampoco creo que sea bueno ceñirse sólo a él. Lo importante es que el profesor tenga criterio y se adapte a las necesidades de cada alumno.

No sé nada de música, ni de solfeo ¿tendré que aprender antes?

No, puedes ir aprendiéndolo a la vez, poco a poco. Estudiar solfeo sin más, sin tocar ningún instrumento o al menos cantar es una tortura que no se la deseo a nadie.

¿Es tan difícil como dicen?

La verdad… sí, al menos hacerlo bien, pero nada que no se pueda conseguir tomándotelo con ilusión y perseverancia.

¿Cuánto cuesta un violín?

Este es uno de los objetos con mayor rango de precios que existen. Para empezar a tontear con el instrumento puedes hacerte con un violín de fábrica chino, pero incluso en este campo los hay mejores y peores. Con 130 o 150€ podrías comprar uno para el primer año (o dos). A partir de ahí, y en los sitios de confianza, el precio va en relación con la calidad, como es natural. Cuando ya lleves unos años y tengas un nivel, te costará conformarte con un violín de menos de entre 2.000 y 3.000€.

¿Soy demasiado mayor para aprender a tocar el violín?

Esta respuesta sería muy larga, así que mejor ve al artículo que escribí sobre el tema.

¿Puedo aprender de forma autodidacta?

No me gusta decir a nadie que no puede hacer algo. Hay personas que piensan que con bajarse las partituras del método Suzuki y ver un par de vídeos pueden ahorrarse las clases. Lo que sí puedo asegurar es que tardarás el doble de tiempo y probablemente cogerás vicios y malas costumbres que perjudicarán tu técnica. Además, tocar con alguien, aunque sea un profesor, es mucho más enriquecedor que andar viendo vídeos de youtube o páginas como ésta 😉

Pero al final, como este tema da para más conversación, he terminado escribiendo este artículo.

¿Qué violín me compro para empezar?

Se suele empezar con un violín barato, hasta que aprendes a coger correctamente el instrumento y el arco, y a afinar medio decentemente. Pero no hay que esperar mucho a intentar cambiarlo por uno mejor, porque practicar con un mal instrumento se hace más difícil e ingrato. Como serás sensato y buscarás un profesor, él te puede aconsejar sobre los mejores lugares para ir a mirar e incluso qué marcas son las más adecuadas. También te puede informar sobre el tamaño adecuado de instrumento. También te vendrá bien leer este artículo. Y este otro.

Aparte de un violín ¿necesito otros accesorios?

Necesitarás

  • Resina para las cerdas del arco.
  • Una almohadilla para apoyar el violín en el hombro.

Te vendrá bien:

  • Un atril.
  • Un diapasón, o afinador cromático (puede ser una “app” de smartphone).
  • Un metrónomo (puede ser una “app” de smartphone).
  • Una sordina. Si en tu edificio se oye todo, tus vecinos pueden declararte la guerra, sobre todo al principio, cuando creerán que estás torturando gatos.

Vale, ya tengo el violín recién comprado, qué nervios ¿y ahora cómo lo afino?

Antes que nada ¿le has dado resina al arco? Debes tensarlo (sin exagerar, no te pases) y frotar la pastilla de resina a lo largo de las cerdas, de abajo arriba. La primera vez te vas a tirar tus buenos 10 o 15 minutos dale que te pego hasta que las cerdas estén cubiertas de un polvo blanco que es el que hace que vibren las cuerdas. Ten cuidado para que la pastilla de resina no choque con la parte de metal del arco, porque puedes romper la resina y echarla a perder.

Ahora a afinar: lo siento, te tienes que tragar este artículo enterito.

Yo soy muy chulo y moderno y he pensado en aprender con un violín eléctrico, y así no haré ruido ¿qué te parece la idea?

Es curioso que bastante gente ha preguntado por esta cuestión. Diré lo que suelo contestar: el violín eléctrico está bien para ensayar en casa, sobre todo ciertos tipos de música, y ejercicios básicos; te puedes poner los auriculares y tan tranquilo sin molestar a nadie. Pero si has hecho lo que debes y te has apuntado a clases, el profesor no te oirá bien, no podrás tocar con él, y tampoco podrás ofrecer ninguna muestra de tu talento a nadie a menos que vayas cargado con un amplificador. Así que, violín eléctrico vale, pero de segundo violín.

¿Cómo sé dónde tengo que poner los dedos en el mástil?

Si preguntas esto es porque estás intentando tocar sin haber contratado clases. Las notas las ha de buscar el oído, no la vista. Pero bueno, a veces se ponen marcas para ubicar las posiciones de los dedos, o se pueden comprar plantillas. Pero yo que tu no lo haría forastero, sin antes consultar con un profesional.

He empezado a tocar pero suena como un demonio ¿es culpa mía o del violín?

Es culpa tuya ¿qué esperabas? ¡Ve a dar clases de una vez!

Si se os ocurre alguna pregunta más de principiante animaos a comentar para incluirla.

¿Soy demasiado mayor para aprender a tocar el violín?

Os voy a contar un secreto, la primera vez que toqué un violín era un adulto hecho y derecho.

A menudo lamento no haber tenido la oportunidad de haber empezado de niño. Pero, ¿me gustaría tanto tocar como me gusta ahora? ¿no habría abandonado como tantos otros, cansado por la obligación y la rutina?

Me apunté a una academia, porque por supuesto en ningún conservatorio me iban a admitir, y empecé a acudir a las clases un poco avergonzado de verme rodeado de niños pequeños que me preguntaban: “tú por qué volumen (suzuki) vas? ¡seguro que por lo menos el siete!”. En aquel entonces yo era el único adulto mayor de 18 años de aquella pequeña academia, de modo que estuve bastante tiempo dudando de si estaba haciendo una estupidez y perdiendo tiempo y dinero.

Pero continué, sencillamente porque me había atrapado un deseo irresistible de tocar que no desaparecía –aquí cuento cómo nació ese deseo– y me daba igual lo que tardara en conseguir aunque sólo fuera no parecer un gato en celo. Soy terco, y un poco insensato, y me atraen más lo inaccesible que lo fácil de conseguir. Siento como cierta esa frase que dice: “sólo lo que consigues con esfuerzo merece la pena”.

A esa edad en la que empecé a torturar los oídos de mis vecinos estaba trabajando a jornada completa, así que el tiempo disponible para mi obsesión era escaso. Escaso pero intenso, por las ganas de aprender que tenía. Era tan ignorante y terco que mi idea inicial era aprender de forma autodidacta; afortunadamente esa estúpida idea se me fue más o menos a los dos meses.

No quiero emplear literatura barata y escribir las típicas frases de filosofía de autoayuda como que no hay límites, conseguirás lo que te propongas si realmente lo deseas, busca tus sueños, etc etc., porque me suenan a trucos de motivación para vendedores y deportistas. Solamente voy a hablar de mi experiencia y de lo que dicen personas que saben más que yo.

¿Empezar de adulto (y hablo de adulto digamos a partir de los 20 años y ahí en adelante) es un impedimento para aprender a tocar bien?

NO. Ser adulto en sí no es un impedimento infranqueable. Es una dificultad, una desventaja, en la medida en que hay menor predisposición natural a aprender. Y una dificultad que aumenta proporcionalmente según vamos acumulando años. Voy a intentar enumerar los problema que implica:

Desventajas frente a los niños.

  • Como he dicho, nuestra predisposición natural al aprendizaje y la capacidad de memorización es menor. En un niño en cambio, cualquier información entra y queda grabada de forma fácil y sin esfuerzo
  • Nuestro cuerpo se adapta peor a posturas y movimientos que no sentimos naturales y a las que cuesta más acostumbrarse.
  • Las 24 horas de la vida de un niño están enfocadas en su totalidad a aprender, a adaptarse al mundo, a abrirse a todos los estímulos. En cambio el adulto está atrapado por todo lo contrario. Se espera de él que devuelva todo aquello que ha aprendido, en lo que se ha convertido, para realizar labores útiles y ya meritorias, cualquier otra actividad a menudo se observa desde el entorno como capricho, o simple entretenimiento.
  • Un niño tiene tiempo infinito delante suyo. Un tiempo además que discurre muy lentamente. Un adulto siente que no dispone de todo el tiempo que quiera para llegar a alcanzar el objetivo que busca. A menudo piensa ¿merece la pena este esfuerzo?
  • Casi siempre un adulto tiene trabajo u otros estudios, una familia de la que ocuparse, una casa que requiere atención. El niño dedica todo su tiempo a la diversión y a aprehender todo lo que le rodea.
  • A un adulto, saber tocar unas pocas melodías sencillas, como las del primer o segundo volumen del método suzuki, no le satisface. Su educación y apreciación musical es mucho mayor que la de un niño, y por tanto, no llegará pronto a poder interpretar una música que sienta como buena hasta que lleve mucho tiempo practicando. Y aun así, siempre será mucho más crítico con sus errores que un niño. Y por tanto su frustración puede ser mayor.
  • A un adulto, que como norma general suele aprender con un profesor particular porque en un Conservatorio le costará mucho entrar, nadie le va a ordenar estudiar, no le van a obligar, ni le van a regañar seriamente si no trabaja. Todo el mundo sobreentiende que es un hobby, o una manía, o un capricho. Nadie piensa que pueda querer tomárselo en serio. De ese modo es más fácil que no practique todo lo que debería, que no estudie todo lo que podría, que por tanto no avance y lo deje decepcionado.

Pero si os fijáis, todos estos problemas, salvo el de la predisposición natural al aprendizaje, son subjetivos y pueden superarse. Y además también hay…

Ventajas de aprender siendo adulto.

  • En un adulto, aprender a tocar es una decisión propia, nacida de un sentimiento de necesidad de expresión mediante la música. Creo que es la gran diferencia con respecto a los niños, que pueden llegar a amar lo que hacen, pero prácticamente en ningún caso es una decisión suya haber emprendido ese camino. Su única decisión es no abandonarlo.
  • Un adulto es más consciente de sí mismo, de las dificultades, de sus debilidades, de los peligros que acechan en su aventura: se conoce más a sí mismo, a sus puntos débiles, y cómo minimizarlos. Ese conocimiento le permite evitar de forma inteligente los peligros que encontrará: la pereza, el cansancio, la frustración, la impotencia, el hastío, todo eso lo sentiremos antes o después a lo largo del proceso de aprendizaje. Pero sabremos más inteligentemente sortearlos porque ya lo hemos vivido antes en nuestra experiencia vital.
  • Un adulto (al menos un adulto medianamente culto y amante de la música) conoce y siente más certeramente la música. Aunque no pueda interpretar como le gustaría, sabe cómo debería llegar a sonar, qué emociones, que sentido darle a lo que toca.
  • Ya hemos pasado la adolescencia, esa época de crisis en la que miles de niños se rebelan contra todo, abandonan casi todas las actividades que no sean videojuegos, móviles, amigos, salir, etc… He leído mucho que es difícil que un adulto persevere en el estudio del violín. Pero creo que es más difícil que lo haga un niño. Miles empiezan a aprender, muy pocos terminan dedicándose a ello, porque en realidad, que tocaran el violín era una ilusión de sus padres, no suya.

Consejos para quien desea empezar a tocar el violín a una edad adulta:

  • No te pongas un plazo. No digas: “en un año quiero poder tocar tal melodía que me encanta”. Así sólo sentirás ansiedad, frustración, e impaciencia. Simplemente comienza a aprender. Ponte objetivos pequeños y cercanos, uno detrás de otro.
  • Tómate la aventura como un ejercicio de conocimiento de ti mismo, de autoaprendizaje, de voluntad, de ejercicio mental. Lo importante es el camino.
  • Tu cuerpo y el violín al principio no se llevarán bien. Será como acostumbrarse a una prótesis, como encajar dos piezas de puzzles distintos. Pero poco a poco iréis llevándoos mejor. Os iréis acoplando. Te irás acostumbrando. Un día (muy, muy lejano) te olvidarás de la postura, del instrumento, de los dedos, sólo estarás pensando en la música, y estarás en un estado de relajada concentración. Ese día sentirás que todo ha merecido la pena.
  • Ten autodisciplina. Toca todos o casi todos los días. Es fácil encontrar  excusas para no hacerlo. A veces no apetece ponerse con las escalas. No te preocupes, hazlo y cuando lleves un rato tocando te sentirás mejor y querrás seguir.
  • Escucha mucha música.
  • A veces te parecerá que estás estancado, que no progresas. Pero si tocas a menudo y casi todos los días, esa es sólo una sensación. Ponte a tocar una melodía o ejercicio de los primeros y notarás que lo haces con mucha mayor facilidad, y con más calidad. Todos tenemos días mejores y peores, pero TODOS LOS DÍAS QUE SE TOCA SE APRENDE.
  • ¿Quieres recordar cómo te sentías el primer día que te pusiste el violín en el hombro? Coloca la almohadilla al revés, ponte el violín en el hombro derecho y sujeta el arco con la izquierda. Angustioso ¿verdad? ¡eso ya quedó atrás!
  • Toca concentrado, poniendo toda tu mente y espíritu, no estés pensando en qué camisa te pondrás mañana.
  • No te preocupes de lo que piensen los demás al escucharte. Si te agobias mucho, usa una sordina.
  • ¿Aun así te da vergüenza lo que estarán pensando de ti los demás? puede que alguno haga bromas con tu edad, pero te digo una cosa: te envidian. Muchísima gente ha tenido el sueño de aprender a tocar, de haber tenido esa oportunidad. Ellos no se atreven ahora pero les gustaría.
  • En definitiva, el objetivo es que el aprendizaje sea también un fin en sí mismo, y no un medio. Estudiar y practicar, algo sano y necesario, como ir al gimnasio y comer sano.

La regeneración neuronal.

Antes se pensaba que, a partir de cierta edad, las neuronas iban muriendo, y que no se regeneraban. Hace no mucho se descubrió que eso no es así, que sí se pueden crear nuevas células neuronales y que el ejercicio mental hace que se produzcan nuevas conexiones, nuevas sinapsis entre neuronas. Mi profesor de violín suele decir que los músicos no padecen Alzheimer. Quizás es una exageración, pero sí es cierto que la música y el ejercicio mental de su práctica nos hace más lúcidos y durante más tiempo.

En un documental de mi admirado Edouard Punset (lo podéis ver al final del artículo), se habla sobre este tema del aprendizaje y la edad, del cuál voy a entresacar algunas frases:

“A diferencia de lo que se pensaba, que con la edad las neuronas dejaban de crecer, ahora sabemos que no, que la edad no es un obstáculo, y que seguimos aprendiendo y cambiando, de distintas formas, pero durante toda la vida.”

“Entrena tu cerebro, y cambiarás tu vida”

“Cada vez que aprendemos algo nuevo, algo cambia en nuestro cerebro y eso sucede durante toda la vida”

“Nuestro cerebro está preparado para aprender durante toda la vida, pero debemos ejercitarlo”

“Son más importantes las conexiones que la cantidad de neuronas”

“Con 100 años también podemos aprender informática, idiomas o lo que nos echen por delante”

“Aprender con más edad lo que requiere es más tiempo”.

Hace unos años, el director Stephen Walker realizó un documental sobre un coro de jubilados de entre 75 y 93 años que se dedicaron a hacer giras y cantar temas rock de Outkast, Coldplay, Jimi Hendrix, Radiohead… ellos no pensaron que eran demasiado mayores para hacer nada.

Y os recomiendo especialmente esta versión de un tema de Coldplay

Fuentes:

Redes para la ciencia.
Música clásica y músicos
Violinist.com
Violinist.com-blog

Gracias al profesor Lucas Bittini, por sus consejos y opiniones y a mi propio profesor, Salvador Guiral.

Imagen:
Findingfaces