Este interesantísimo documento gráfico está realizado mediante el montaje de tres diferentes tomas: la primera es la ejecución de esa obra por el guitarrista malagueño Pepe Romero acompañado por una de las orquestas más prestigiosas del mundo, la Academy of Saint Martin in the Fields, dirigida por su fundador, Neville Marriner; en la segunda el solista le cuenta al director el triste episodio de la biografía de Joaquín Rodrigo que motivó e inspiró la composición del tiempo central del concierto, detallando y ejemplificando a la guitarra los elementos musicales que pretenden representar y transmitir los sentimientos que acompañaron al compositor en aquellas circunstancia; finalmente, el tercero contiene una entrevista a Victoria Kamhi -que conoció a Joaquín en 1928 y se casó con él cinco años más tarde- y algunos momentos de la pareja.
Estas escenas, el testimonio de Vicky y las imágenes de ella y Joaquín, son extremadamente tiernas: se les ve tan frágiles por su avanzada edad pero a la vez tan fuertes por la solidez de su amor, pues su paso es incierto y tambaleante pero su apoyo recíproco es firme y sólido.
La conmoción culmina hacia el final del vídeo, cuando con un gesto Joaquín le pide a Victoria que estreche su mano -su manera de poder mirarla a los ojos- cosa que ella, como de costumbre, se precipita a hacer: sus manos están constantemente entrelazada, relata el periodista que escribió este artículo con ocasión de sus 60 años de vida juntos, dos años después.
Victoria era una excelente pianista, aunque renunció al concertismo para poder estar cerca de su marido, del que fue también colaboradora artística, pues escribió, revisó y tradujo numerosos textos de sus obras. Ambos fallecieron en un mes de julio, ella primero, en 1997, y luego él, dos años más tarde.
La Orquesta Filarmónica de Nueva York es la orquesta más antigua entre todas las que están activas en la actualidad en el territorio estadounidense. También es una de las más comprometidas con la educación musical: en 1924 estrenó una serie de conciertos familiares, con la intención de dar a conocer la música a los más pequeños, que sigue ofreciendo todavía: los Conciertos para jóvenes (Young People’s Concerts). En otra entrada, hace casi un año, ya hablamos de esta estupenda iniciativa, recordando a Leonard Bernstein, el director de orquesta que popularizó estos conciertos didácticos, grabando nada menos que 53 episodios que fueron retransmitidos por muchas televisiones de todo el mundo.
Uno de estos episodios fue realizado en 1960 con ocasión del centenario del nacimiento de Gustav Mahler. Su título es ¿Quién es Gustav Mahler? debido a que hace cincuenta años este compositor no era todavía muy conocido por el gran público sino sólo por los expertos, que le recordaban sobre todo como excelente director de orquesta.
Aunque hoy en día Mahler ha conquistado un puesto entre los compositores más importantes de la historia de la música, no está de más escuchar de nuevo la respuesta de Bernstein a esa pregunta para celebrar los 150 años de su llegada al mundo, acontecimiento que ocurrió exactamente un 7 de julio.
Bernstein selecciona algunas páginas de la obra mahleriana para evidenciar las aparentes contradicciones del compositor, subrayando que: sus sinfonías manifiestan su gran talento operístico, pero en realidad no compuso ni una sola ópera; su música contiene la herencia vienesa pero está proyectada hacia el futuro, anticipándolo en muchos aspectos; de la misma manera, su música une la tradición occidental y la oriental (eslava, judía, zíngara, china, etc); algunas de las imágenes que ofrece su música son como sueños infantiles pero Mahler nos los presenta con la racionalidad de un adulto; también sus sentimientos son “infantiles”, por su extremismo, pero a la vez son adultos y muy conscientes.
Las celebraciones mahlerianas no terminarán con el año en curso, sino que se prolongarán durante todo el 2011, con la conmemoración del centenario de la muerte de este compositor y director de orquesta austríaco, así que tendremos ocasión para profundizar en su figura y su música. Mientras, disfrutemos de este Concierto para jóvenes, alrededor de tres cuartos de hora de música introducida y comentada por Bernstein, en inglés con subtítulos en español. Está dividido en cinco partes que se sucederán una tras otra sin más necesidad que la de tener unos segundos de paciencia, sin duda bastante menos de la que tuvo que emplear Marian Domínguez para subir éste y muchos más vídeos interesantes a su canal de YouTube.
ACTUALIZACIÓN (14/10/2012, 22º aniversario de la muerte de Leonard Bernstein): los propietarios de los derechos de explotación económica de estos vídeos han forzado el cierre de la cuenta de YouTube de nuestra compañera.
Es realmente lamentable esta actitud, pues la codicia de estas personas nos está privando del acceso a unos documentos de gran valor histórico y didáctico de los que no sólo ya se ha recuperado con creces la inversión inicial, sino que además les han aportado grandes ganancias gracias al cobro de los derechos de más de 50 años de emisiones televisivas ofrecidas en todo el mundo.
Actualmente estos vídeos no están disponibles para su compra o alquiler, ni en DVD ni tampoco en VHS, y es prácticamente imposible verlos en televisión. Por eso la única manera de que nuestros alumnos y alumnas (entre otros) puedan disfrutarlos es mediante los servicios online tipo YouTube, y estoy bastante convencido de que tal visionado no sólo no comporta ningúna pérdida económica, sino tampoco ningún lucro cesante a la empresa que tiene el poder de comercializar estas grabaciones, una firma llamada The Leonard Bernstein Office, Inc. que, tal como se puede ver en las últimas imágenes de cada vídeo, reservó los derechos en 1990, el mismo año de la muerte de Leonard Bernstein.
Desconozco cuánto tiempo falta para que esas obras pasen a ser de dominio público. Mientras, tendremos que asistir a esta absurda práctica que se puede resumir así: es mío y no te dejo verlo porque no me da la gana.
Afortunadamente no se pueden poner puertas al campo ni se puede frenar la difusión de la cultura, aunque sí se puede hacer un poco más difícil su acceso: actualmente el vídeo está disponible, aunque sin los subtítulos en español, con licencia estándar de YouTube. Lo insertamos a continuación y quedamos atentos para reemplazarlo con una versión útil también para quienes no dominen el inglés en el momento en que la encontremos nuevamente disponible.
Music Animation Machine es un canal de YouTube que contiene una creciente colección de vídeos en los que la música está representada gráficamente por medio de líneas o figuras geométricas, un sistema muy interesante que permite al oyente que no esté demasiado familiarizado con las partituras la visualización de la obra musical que esté escuchando.
En efecto, lo que aparece en pantalla tiene cierta similitud con el sistema de notación tradicional, sobre todo en lo que se refiere a la transcripción de la altura de los sonidos, definida de manera relativa por la posición vertical de las diferentes líneas. No hay clave ni líneas de referencia, por lo que a simple vista no sabemos qué notas son, ni hay compases o figuras de valor, por lo que tampoco podemos determinar la duración con la precisión necesaria para la ejecución. Pero tampoco importa: este sistema no pretende ser una partitura no convencional para ser interpretada por uno o más músicos, sino un apoyo visual para el oyente, algo parecido a la manera en que el movimiento de los labios y los gestos, tanto del rostro como del resto del cuerpo, facilitan el entendimiento del habla.
Como decíamos, el eje vertical indica la altura de las notas. El eje horizontal, por su parte, es el tiempo, y, en consecuencia, la duración de cada nota está indicada por la longitud de la línea correspondiente.
Los diferentes colores de las notas representan diferentes instrumentos o voces. También pueden destacar material temático, como ocurre en el siguiente vídeo, una obra basada en una fuga de la que ya hablamos en otra entrada: la Fuga del gato de Domenico Scarlatti. El autor de Cat’s Fugue (2007), Greg Anderson, se inspira en esa obra del músico italiano utilizando el sujeto, presuntamente compuesto por Pulcinella, el gato de Scarlatti, con la técnica del paseo por el teclado. El resultado es una curiosa y divertida convivencia de rigor contrapuntístico, libertad improvisativa jazzística y giros melódicos típicos del blues. El vídeo, que contiene la interpretación del mismo autor a dúo con Elizabeth Joy Roe, nos permite observar las distintas apariciones del sujeto, que empiezan siempre por una secuencia ascendente de bolas rojas.
Tras ver el vídeo, recomiendo una visita a los sitios de los dos pianistas y a su canal de YouTube.
Hoy día todos podemos comer deleitándonos, junto con nuestros huéspedes, con un fondo musical o, si estamos solos, podemos acompañar el rato en la mesa con una escucha atenta de algunas obras musicales. Obviamente eso ha sido posible por la invención y popularización de los aparatos de grabación y reproducción musical. Antes de que eso ocurriese, la música sólo alegraba las mesas de las clases altas, que podían permitirse disponer de músicos a su servicio para tocar cuando quisieran. En realidad también el pueblo llano podía disfrutar de momentos similares, pero sólo muy de vez en cuando, con ocasión de fiestas populares.
En ambos escenarios, tanto en las cortes y en los palacios como en las plazas y en las eras, la música era muy demandada para animar las reuniones gastronómicas y, en consecuencia, se creó un género específico, la música de mesa o, en alemás, Tafelmusik.
En este género destaca una obra de Georg Philipp Telemann, músico del que hoy celebramos el aniversario de su muerte, ocurrida en 1767, cuyo título es justamente Tafelmusik. Más que de una única obra, se trata de una colección de obras como sonatas a dúo, trío y cuarteto, suites de danzas y conciertos para instrumentos solistas. Justamente esta última es la forma de la obra contenida en el vídeo siguiente, el Concierto en Fa para tres violines, cuerdas y bajo continuo, interpretado por los y las estudiantes de los cursos de perfeccionamiento en instrumentos de cuerda del Osaka College of Music. La grabación es de hace un mes y medio.
Podemos hacernos una idea del valor de ser considerado el Rey del Swing simplemente con leer el primer párrafo de la definición de swing recogida actualmente en la Wikipedia:
La palabra Swing hace referencia tanto a un estilo musical dentro de la evolución del jazz, como a una cualidad musical inefable (en un sentido similar al de la palabra duende aplicada al flamenco, la palabra flow aplicada al Hip Hop, la palabra tumbao aplicada a la salsa, o la palabra riddim aplicada al reggae). Se dice de una interpretación (normalmente, vinculada al jazz) que tiene swing cuando se quiere resaltar que el intérprete ha logrado conferirle una cualidad rítmica especial en algún sentido.
Y podemos hacernos una idea de las razones por las que este título recae en Benny Goodman simplemente con escucharle interpretar una de sus obras más conocida, cuyo título está tan lleno de entusiasmo y vitalidad como su música: Sing, sing, sing (with a swing).
Mientras su increible talento como músico de jazz es muy conocido, no lo es tanto otra faceta de su prodigiosa musicalidad: la de clarinetista “clásico”. Varios compositores compusieron pensando en Goodman y le dedicaron alguna obra: en el caso de Aaron Copland, Paul Hindemith y Malcom Arnold esa obra fueron sendos conciertos para clarinete y orquesta. Sin embargo, Béla Bartók le dedicó su única obra de cámara con un instrumento de viento: Contrastes, para violín, clarinete y piano (1938).
El encargo llegó al compositor húngaro por medio de su paisano el violinista Joseph Szigeti, quien le pidió una obra breve en dos movimientos para poder grabarla con Goodman en un disco de 78 revoluciones, en aquel tiempo todavía muy limitados en cuanto a duración. Sin embargo, la obra fue evolucionando en la mente de Bartók hasta llegar a tener tres movimientos, basados sobre ritmos populares húngaros y rumanos (tanto Bartók como Szigeti nacieron en Transilvania, entonces pertenecientes al Imperio austrohúngaro y actualmente dentro de las fronteras rumanas).
En el tercer movimiento, Bartok utiliza un recurso muy poco usado en el violín: la scordatura. Con este término italiano se define el cambio de la normal afinación de las cuerdas (desde el grave hacia el agudo: sol, re, la y mi). En este caso, Bartók sube un semitono la cuarta cuerda y baja la primera el mismo intervalo, quedándose la afinación de la siguiente manera: sol#, re, la y mib. Podemos observar que dos de las quintas que se forman entre cada par de cuerdas no son justas, sino disminuidas (enarmónicamente son trítonos, esto es, diabulus in musica). El movimiento arranca con las cuerdas al aire, provocando un efecto siniestro (parecido al de la entrada del violín en la Danza Macabra de Saint-Saëns) que, al igual que pasa en ésta, se diluye rápidamente en el ritmo de baile.
Tenemos la suerte de poder escuchar esta obra interpretada por los tres músicos citados: el mismo compositor, el violinista que se la encargó y el Rey del Swing, del que hoy celebramos los 101 años del nacimiento.
La versión es completa, pero dividida en tres vídeos: al finalizar el primer movimiento se cargará automáticamente el segundo; lo mismo ocurrirá después con el tercero y último.
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