Daily Archives: 11 agosto 2016
La palabra miedo puede englobar muchas cosas: angustia, presión, vértigo, inseguridad, nervios… Cuando hablamos de miedo escénico, el término se me queda corto. No son iguales las sensaciones que se tienen ante un público que ante un tribunal, o en un evento relevante en nuestra carrera. Tocar delante de otros no siempre es el problema, a veces el centro de todas esas sensaciones que se apoderan de nosotros, ese miedo, viene ligado a la presión que nos ponemos o que otros nos ponen.
Ese miedo que conlleva tantas sensaciones psíquicas y físicas distintas puede condicionarnos hasta límites que ni siquiera sospechamos. Ahora que estamos en plenas olimpiadas, no hay mejor ejemplo que el de la exitosa nadadora húngara Hosszú. Esta deportista que ya ha ganado dos oros en Brasil tiene una historia detrás que encaja con el tema que tratamos hoy.
Cuando Hosszú llegó a las Olimpiadas de Londres en 2012 lo hizo como la favorita. Campeona del mundo en 200 y 400 metros, fue a su cita olímpica con todas las cartas a su favor. Sin embargo, según sus propias palabras “sentí la presión y estaba súper nerviosa antes de la final. Sólo quería que se acabara.” Falló en su prueba estrella. Según cuenta, los músculos se le agarrotaron, no pudo concentrarse y sólo pensaba en que todo acabara de una vez. Terminó cuarta en aquella carrera. Tras la mala experiencia en Londres, llegó incluso a plantearse dejar la natación.
Seguro que más de un músico se ha sentido identificado con las sensaciones que cuenta la nadadora húngara: agarrotamiento de los músculos, nervios, presión, desconcentración y ganas de escapar.
Afortunadamente para el deporte y para ella misma, Hosszú no abandonó. Entrenó incansablemente tras los Juegos de 2012 durante cuatro años. Los resultados han sido claros: no sólo se ha llevado el oro, sino que ha batido un récord mundial. “Estaba un poco preocupada antes de venir a Río por si me venían las mismas sensaciones que en Londres. Pero no fue así. Los últimos cuatro años me estuve preparando para competir, entrené prácticamente durante los cuatro años. No me tomé más de un día libre. Fueron cuatro años duros, pero siento que mejoré mucho gracias a esas temporadas.”
Se trataba de la misma persona, la misma que estuvo en el borde de la piscina en Londres, paralizada, pudo sacar todo su potencial en Rio, con resultados más que positivos. Esto es lo que el miedo puede hacerte, ponerte al borde de abandonar y machacar tu potencial. La peor consecuencia de ese vértigo ante las competiciones (audiciones, exámenes…todo vale) es que te hace dudar de ti mismo, de tus capacidades. Y con esa inseguridad se crea un muro entre tú y tu objetivo.
La presión ante momentos decisivos puede provocar un miedo distinto del miedo escénico, provocado sólo por el temor de presentarse ante un público. Si a este temor le sumamos la presión y preocupación por alcanzar un objetivo, obtenemos una serie de sensaciones muy peligrosas para nosotros mismos y para nuestra carrera.
El camino que tomó esta nadadora fue el del trabajo duro, un entrenamiento riguroso que le ha dado la seguridad que necesitaba. Sin embargo, este trabajo no basta si no va unido a un trabajo más profundo, centrado en nuestro interior: nuestras inseguridades, pensamientos negativos, dudas…
Lo importante es saber que, como hizo esta deportista, el miedo puede superarse, y tras él nos esperan nuestras metas.
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Introduce tu dirección de email:El Doctor Tomás Cotik hace una demostración de este golpe de arco y nos enseña algunas técnicas y ejercicios.
El Staccato -probablemente la técnica de arco más escurridiza- es a menudo erróneamente considerada como una habilidad innata, que se tiene o no se tiene. Pero, aunque se puede llegar a desarrollar una carrera de instrumentista sin él y encontrártelo sólo en unas pocas ocasiones en una partitura, aun así es muy útil y gratificante mejorar y perfeccionar tu sttacato.
He aquí algunos ejercicios y consejos:
1
Pon el arco sobre la cuerda en un punto, presiona y suelta el arco con el dedo índice (haciendo que la madera del arco se acerque a las cerdas, para después relajar la presión). El staccato consiste en una combinación de este movimiento con otro movimiento horizontal del antebrazo.
2
Presiona el arco con el indice como si mordiera la cuerda y, al soltar, deja que el arco se mueva por un instante hacia arriba.
3
Para el staccato hacia arriba, puede resultar útil tener el codo un poco más alto, y el antebrazo en pronación hacia dentro.
4.
Para el staccato hacia abajo, coloca el codo un poco más abajo y el antebrazo en pronación hacia fuera.
5.
Para el staccato empujando, mueve el arco diagonalmente con la punta apuntando lejos de tu cabeza.
6.
Lo contrario es útil para el staccato abajo.
Cuando estás tocando staccato dentro de un contexto, puedes necesitar un instante para reorganizar tu postura, llevando el brazo a la posición más beneficiosa (bajando el codo, pronando el antebrazo o cambiando el ángulo respecto al puente).
9.
Sin arco, haz pivotar tu mano (y el antebrazo) rápidamente atrás y adelante, sintiendo el cambio de peso entre el meñique y el pulgar (el dedo medio sería el eje).
A continuación, disminuye el movimiento, pensando en que el eje está ahora en el pulgar y sintiendo el peso sólo en el meñique.
11.
Junta el índice y el pulgar e imagina que estás cosiendo (los dedos hacen una especie de círculo, yendo en diagonal hacia arriba y hacia abajo). Te darás cuenta de que estás combinando los movimientos del último ejercicio: la pronación del antebrazo y el movimiento horizontal al mismo tiempo.
También puedes imaginar que estás dibujando olas con la palma extendida.
Notas:
- Practica staccato acentuando grupos de 2, 3, 4, 5, 7 u 8 notas. Imagina también diversos ritmos y practícalos a diferentes velocidades. Usa el metrónomo para incrementar la velocidad.
- Todos estos ejercicios pueden ser eventualmente reducidos al mínimo, considerándolos más una sugerencia para provocar una sensación kinestésica que la típica guía “Cómo hacer…”
- Compensa en los extremos para contrarrestar cualquier crescendo o diminuendo no deseado, causado involuntariamente por el peso del arco.
- Experimenta y escucha siempre lo que el arco te está diciendo. Cada arco se siente de forma diferente, y tenemos que aprender de él cómo hacer que suene y reaccione mejor. No olvides que éstas son sólo unas pocas ideas para experimentar con ellas y ayudarte a adquirir un sentido kinestésico, para en su caso llegar a dominar el staccato hacia arriba y hacia abajo. Después de un tiempo, una vez el movimiento ha comenzado, se tiene la sensación de que sale por sí solo, en vez de estar haciéndolo uno mismo cada simple movimiento. Sólo tendrás que supervisar el ritmo, velocidad, y tal vez pensar: “¡Guau… cómo mola!”.
Tomás Cotik interpretando el Hora Staccato de Dinicu:
Tomás Cotik interpretando la Introducción y Rondó Caprichoso de Saint Saens:
Artículo original en inglés en: The Strad
El Doctor Tomás Cotik hace una demostración de este golpe de arco y nos enseña algunas técnicas y ejercicios.
El Staccato -probablemente la técnica de arco más escurridiza- es a menudo erróneamente considerada como una habilidad innata, que se tiene o no se tiene. Pero, aunque se puede llegar a desarrollar una carrera de instrumentista sin él y encontrártelo sólo en unas pocas ocasiones en una partitura, aun así es muy útil y gratificante mejorar y perfeccionar tu sttacato.
He aquí algunos ejercicios y consejos:
1
Pon el arco sobre la cuerda en un punto, presiona y suelta el arco con el dedo índice (haciendo que la madera del arco se acerque a las cerdas, para después relajar la presión). El staccato consiste en una combinación de este movimiento con otro movimiento horizontal del antebrazo.
2
Presiona el arco con el indice como si mordiera la cuerda y, al soltar, deja que el arco se mueva por un instante hacia arriba.
3
Para el staccato hacia arriba, puede resultar útil tener el codo un poco más alto, y el antebrazo en pronación hacia dentro.
4.
Para el staccato hacia abajo, coloca el codo un poco más abajo y el antebrazo en pronación hacia fuera.
5.
Para el staccato empujando, mueve el arco diagonalmente con la punta apuntando lejos de tu cabeza.
6.
Lo contrario es útil para el staccato abajo.
Cuando estás tocando staccato dentro de un contexto, puedes necesitar un instante para reorganizar tu postura, llevando el brazo a la posición más beneficiosa (bajando el codo, pronando el antebrazo o cambiando el ángulo respecto al puente).
9.
Sin arco, haz pivotar tu mano (y el antebrazo) rápidamente atrás y adelante, sintiendo el cambio de peso entre el meñique y el pulgar (el dedo medio sería el eje).
A continuación, disminuye el movimiento, pensando en que el eje está ahora en el pulgar y sintiendo el peso sólo en el meñique.
11.
Junta el índice y el pulgar e imagina que estás cosiendo (los dedos hacen una especie de círculo, yendo en diagonal hacia arriba y hacia abajo). Te darás cuenta de que estás combinando los movimientos del último ejercicio: la pronación del antebrazo y el movimiento horizontal al mismo tiempo.
También puedes imaginar que estás dibujando olas con la palma extendida.
Notas:
- Practica staccato acentuando grupos de 2, 3, 4, 5, 7 u 8 notas. Imagina también diversos ritmos y practícalos a diferentes velocidades. Usa el metrónomo para incrementar la velocidad.
- Todos estos ejercicios pueden ser eventualmente reducidos al mínimo, considerándolos más una sugerencia para provocar una sensación kinestésica que la típica guía “Cómo hacer…”
- Compensa en los extremos para contrarrestar cualquier crescendo o diminuendo no deseado, causado involuntariamente por el peso del arco.
- Experimenta y escucha siempre lo que el arco te está diciendo. Cada arco se siente de forma diferente, y tenemos que aprender de él cómo hacer que suene y reaccione mejor. No olvides que éstas son sólo unas pocas ideas para experimentar con ellas y ayudarte a adquirir un sentido kinestésico, para en su caso llegar a dominar el staccato hacia arriba y hacia abajo. Después de un tiempo, una vez el movimiento ha comenzado, se tiene la sensación de que sale por sí solo, en vez de estar haciéndolo uno mismo cada simple movimiento. Sólo tendrás que supervisar el ritmo, velocidad, y tal vez pensar: “¡Guau… cómo mola!”.
Tomás Cotik interpretando el Hora Staccato de Dinicu:
Tomás Cotik interpretando la Introducción y Rondó Caprichoso de Saint Saens:
Artículo original en inglés en: The Strad