Brain Training para músicos

Publicación: Strings
http://www.allthingsstrings.com/Article-Index/Department/Practical-Musician/Brain-Circuit-Training-for-Musicians
Autor: Patrick Sullivan
Fecha: Julio de 2015
Título original: Brain Circuit Training for Musicians

 

Un cerebro aburrido aprende poco. Ese principio siempre ha tenido sentido para el contrabajista Paul Robinson-y ha impregnado su enseñanza durante décadas. En un campo que ha llevado tradicionalmente a los estudiantes a tocar un pasaje una y otra vez hasta que esté perfecto, Robinson ha adoptado un enfoque distinto. Sus estudiantes cambian de tarea a menudo, pasando de un ejercicio a otro.

“Cuando cambiamos continuamente las tareas que tenemos delante, es como empezar de nuevo cada cinco o diez minutos”, dice Robinson. “Y cuando el cerebro tiene un nuevo comienzo, está más centrado y en sintonía con lo que quiere lograr.” Robinson, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, está emocionado de ver un creciente cuerpo de investigación que apoya su tan celebrada opinión de que la repetición continua no es la mejor manera de aprender música (o cualquier otra cosa). “De hecho, tenemos evidencias científicas”, dice. “No es sólo intuición.”

Robinson se ha inspirado en la obra de Christine Carter, músico y psicóloga, que se ha asociado con la neurocientífica cognitiva Jessica Grahn para estudiar estrategias eficaces de práctica musical en el Western University’s Brain and Mind Institute de Londres, Ontario. Carter está investigando técnicas prácticas provenientes de la psicología cognitiva y del deporte para extraer principios y técnicas que puedan ayudar a los músicos. Algunas de ellas son las técnicas que Robinson ha utilizado con sus propios estudiantes.

Aleatoriedad

Sus ejercicios, que él llama “de la chistera”, son exactamente tal y como suenan: Sus estudiantes escogen al azar entre varias tarjetas con distintas habilidades que requieren entre 3 y 5 minutos de concentración, desde estudios hasta tocar pizzicato en la oscuridad.

“Cada tarjeta es un nuevo reto”, explica. “Es al azar, es interesante, y los mantiene enfocados”.

Para los estudiantes más jóvenes de Robinson, cambiar de tarea es especialmente positivo. “Si le digo a un niño de nueve años que toque escalas menores durante media hora, no creo que consiga gran cosa”, dice. “Pero si le pido que practique escalas menores, luego arpegios y luego golpes de arco… se mantendrá más concentrado”.

Los estudiantes mayores, por supuesto, tienen más paciencia. Pero ellos también se benefician de los cambios en el ritmo de trabajo y la división del tiempo de práctica en múltiples sesiones de tres bloques más cortos de 40 minutos, en lugar de un maratón de dos horas.

Adoptar un estado de mente atlético

Tanto Robinson como Carter dicen que las estrategias de práctica basadas en el cerebro aún no se han extendido de manera considerable en la práctica de la música y la educación, algo que contrasta fuertemente con el mundo del atletismo, donde aplicar la psicología del deporte es elemental.  “Los músicos llevan el peso de la tradición sobre sus espaldas, que es obviamente una fuente esencial de información para nuestra práctica y rendimiento”, explica Carter en un correo electrónico. “Sin embargo, ha llegado el momento de observar a nuestros colegas atletas para incorporar los avances más recientes en la investigación del aprendizaje.” Uno de los conceptos más interesantes, dice, es la idea de “dificultades deseables” -término acuñado por Robert Bjork, investigador de psicología de la Universidad de California-Los Ángeles. La idea es que hacer la práctica más difícil en realidad puede aumentar la retención a largo plazo.

Cuando era una joven clarinetista, Carter utilizaba la típica estrategia de repetición para aprender. Repetía un pasaje difícil una y otra vez, aumentando gradualmente el tempo, buscando la perfección. El fracaso se reducía al mínimo. “Conectaba con mi perfeccionista interior y me sentía cómoda”, dice ella.

Pero no es una forma eficiente de aprender. La forma de practicar de Carter es completamente diferente hoy. Ahora se basa en el tipo de “entrenamiento de circuito” que Robinson enseña. “Práctica intercalada” es el término que se aplica a este enfoque. “En lugar de repetir un pasaje antes de pasar al siguiente, el trabajo en un pasaje se puede alternar con el trabajo sobre otro o más pasajes”, explica Carter.

“Alternar de una pieza a otra es más difícil que la repetición constante, debido a que el cerebro tiene que recrear continuamente la secuencia de comandos de acción para lo que vas a hacer”, dice Carter. “El intercalado requiere un mayor esfuerzo, y este aumento de la actividad mental conduce a una mayor retención, la verdadera meta de la práctica.” Un ejemplo que Carter cita es la manera en que los jugadores de béisbol practican para golpear la bola de distintas formas. Los investigadores demostraron que un horario de práctica aleatoria mezclado con diferentes formas de golpear la pelota era el doble de eficaz que las típicas sesiones en las que los jugadores realizan el mismo golpe en el mismo terreno de juego una y otra vez.

Entrenar el cerebro

Uno de los obstáculos más grandes al que los músicos se enfrentan en la adopción de nuevas técnicas de práctica es en realidad la propia mente humana, que parece jugárnosla para mantenernos trabajando con patrones cómodos de repetición. Cambiar las cosas a menudo no parece más eficaz. En muchos estudios que comparan la práctica repetitiva tradicional con la práctica intercalada, los participantes salieron con la sensación de que habían aprendido más con la práctica tradicional. A pesar de que los estudios demostraron que la práctica intercalada en realidad les condujo a un aprendizaje mucho mayor.

El mejor antídoto para que el auto-engaño es ver los progresos que se hacen por salir fuera de su zona de confort. Carter señala a una de sus alumnas de este año, que mejoró de manera sorprendente. La joven entró en la clase de la clarinetista con baja confianza y un enfoque de toca-y-repite.

“Una vez que se enteró de que hay muchas técnicas posibles para estudiar y de cómo usarlas, se liberó”, dice Carter.

La estudiante empezó a tener experiencias positivas en el escenario por primera vez en su vida. “Ella y todos mis alumnos, lo cual es muy emocionante para mí, viéndoles tomar el control de su aprendizaje”, dice Carter. “Una vez que entienden lo que conduce a la retención a largo plazo, se atreven a aventurarse fuera de la zona de confort, encontrando continuamente nuevas maneras de desafiarse a sí mismos. Al final, esto les da seguridad cuando importa, en el escenario”.

¿Qué son los modos ? 2ª parte

Para los que leísteis la primera entrega del artículo sobre los modos, aquí viene la segunda parte de este recorrido por un tema que a veces puede ser farragoso y tedioso pero que, de la mano de Leonard Bernstein, resulta incluso entretenido.

En la primera entrega hablamos de qué era un modo y repasamos las escalas dórica, lidia y frigia, así que ya solo nos quedan…

Modo mixolidio.

Usando las teclas blancas del piano, este modo comienza en Sol y asciende hasta la siguiente octava. A pesar de su nombre extraño, es uno de los modos más atractivos y populares. Como su vecino, el modo lidio, es un modo que suena a “mayor”, y también como el lidio tiene un sonido peculiar, sólo que esta vez está en una nota diferente.

Ésta es una escala normal de Sol mayor:

Sol mayor

Y ésta es la escala mixolidia:

Sol modo mixolidio

Como veis, el séptimo grado, la sensible de la que hablamos antes, ahora está medio tono más grave de lo habitual. Éste es el único modo de los que suenan a mayor que tiene el séptimo grado rebajado. Y es más, lo creáis o no, la mayoría de la música de jazz, afrocubana y de rock’n’roll debe gran parte de su existencia a este modo mixolidio. Podría mostrados un sinfín de ejemplos, tomemos como ejemplo “Hanky-Panky”, el gran éxito de Jeff Barry y Ellie Greenwich:

¿Recordáis una canción realmente extraordinaria de hace unos años que cantaban los Kinks?

(…)
Al igual que el modo lidio no sirve sólo para producir efectos cómicos, no me gustaría que os quedaseis con la idea de que el modo mixolidio sólo da como resultado jazz o música pop. Puede escucharse tanto en las iglesias como en las discotecas. De hecho, nuestro amigo Debussy, en su preludio para piano titulado La catedral sumergida, utilizó el mixolidio en una espectacular sonoridad de catedral.

(…)

Modo eolio.

En los pocos minutos que nos quedan me gustaría presentar brevemente mis respetos a los tres modos que aún no hemos tratado.
Podemos hacerlo rápidamente porque el primero de ellos, conocido como “eolio” es prácticamente como nuestra escala menor normal. Usa todas la teclas blancas, y es en realidad lo que solemos llamar el “modo menor natural”. Su rasgo característico es, de nuevo, ese séptimo grado rebajado que lo hace tan similar a los modos dórico y frisio que incluso no necesitamos explicarlo más. Entonces “amén”.

La eólico

Modo locrio.

Al sexto modo, que comienza en Si, se le llama “locrio”

Modo locrio

Éste realmente lo podemos olvidar, porque casi no hay música escrita en él, ya que el modo locrio suena raro e insatisfactorio. No es conclusivo debido a que el acorde que se construye sobre su tónica suena muy inestable y no resuelve:


¿Veis a lo que me refiero? Así que hola y adiós al modo locrio.

Modo jónico.

Ahora que ya hemos pasado por los modos de teclas blancas, comenzando en Re y ascendiendo en la escala pasando por Mi, Fa, Sol, La y Si, llegamos al final a Do. Subimos, sólo con teclas blancas, hasta el siguiente Do:
Do mayor dórico
¿Adónde hemos llegado? Sorpresa: ¡a la escala de Do mayor! El viejo, manido y auténtico Do mayor de Bach, Beethoven, Brahms y compañía. Conocido antiguamente como jónico, el modo de Do mayor ha sobrevivido, mucho mejor que sus vecinos, y ha aflorado gloriosamente como rey de toda la música occidental durante doscientos años. Por ejemplo, un grandioso momento en Do mayor de Beethoven festeja a este rey de todos los modos. Me refiero al último minuto -la coda- del más grandioso movimiento jamás escrito en Do mayor: la Quinta Sinfonía de Beethoven. No hay duda alguna. Es un poderoso Do mayor, que Beethoven nos recalca:


Bueno, ahora que ya habéis leído bastante sobre los modos y habéis visto suficientes ejemplos, creo que ya estáis preparados para volver a Fêtes, de Debussy, para tratar de comprenderla ahora. Para refrescados la memoria, recordemos la melodía de la danza inicial en el modo dórico:

Luego, un poco más tarde, viene el cambio al lidio, el modo polaco con la cuarta elevada:

Después, unos segundos más tarde, nos introduce bruscamente en el mixolidio, el jazzístico con el séptimo grado rebajado:

En el primer medio minuto de la obra, Debussy ha usado tres modos diferentes: dórico, lidio y mixolidio, pero ningún modo mayor o menor. En la sección central, cuando la procesión lejana comienza, volvemos de nuevo al dórico:

Y así continúa, un modo tras otro, a lo largo de toda la obra. Pero hay un punto particularmente emocionante, un momento maravilloso cuando chocan la música de procesión y la de danza. El truco está en que ambas están en modo dórico y, por ello, se hacen amigas enseguida. Aquí tenemos la música de la danza, y después viene la de la marcha:

Y aquí están las dos juntas:

Es un sonido asombroso. Os sugiero que escuchéis la obra completa. Espero que la oigáis con nuevos oídos. Debería ser así, ahora que ya sois unos maestros en el arte de los modos. Así, si alguien os pregunta en qué modos está, como mi hija me preguntó, podéis ofrecerle una agradable y larga conferencia.

Y hasta aquí el repaso a los modos musicales de la mano de Bernstein. ¿Creéis que sabríais reconocer ya algunos? Vale, habrá que empezar diferenciando el mayor del menor y, poco a poco…

Para los que no leyeron la primera parte, click aquí:

Qué son los modos musicales

¿Qué son los modos?

¿Nunca te has preguntado por qué las notas de la escala tienen esa estructura y no otra? ¿por qué hay un par de sitios en los que hay una distancia de semitono y en el resto de un tono? ¿a qué obedece eso? Pues simplemente a nuestra sensibilidad musical occidental. Porque hay montones de combinaciones posibles entre las siete notas de una escala, y con todas ellas se puede hacer música, aunque con las que nos solemos sentir más cómodos y habituados es con las escalas mayor y menor. Pero hay muchas más, y cada una se basa en un “modo” diferente.

Así que este artículo trata de explicar qué son los modos, pero para un tema tan teórico mejor os dejo con Mr. Leonard Bernstein quien en sus famosos “Conciertos para jóvenes” lo explicó perfectamente. El siguiente texto son extractos de dichas explicaciones, recopiladas en un estupendo libro llamado “El maestro invita a un concierto“. Algunos de los fragmentos musicales que se mencionan los podéis escuchar en los vídeos del programa que he ido intercalando.

¿Qué es un modo?

(…) Los modos musicales son simplemente escalas, aunque quizá no sean las mismas escalas que practicáis en vuestro instrumento (…)

Pero, antes que eso ¿qué es una escala? simplemente es la manera de dividir la distancia entre una nota y la misma nota repetida una octava más aguda. La forma más conocida y habitual de dividir esta distancia de octava en nuestra música occidental es lo que lamamos “escala mayor”. Y la otra escala famosa es la “escala menor”.

Creo que también la conocéis. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre la mayor y la menor? Mucha gente piensa que la única diferencia es que las escalas mayores suenan alegres y que las menores suenan tristes. Bueno, esto es verdad algunas veces, pero no siempre. La verdadera diferencia está en la disposición de los intervalos en mayores y menores.

Seguramente sabréis que el intervalo más pequeño -es decir, la distancia más corta de una nota a su vecina más cercana- se llama “semitono” (también puede llamarse “segunda menor”). De Do a Do# hay una distancia de un semitono, y de Do# a Re hay de nuevo otro semitono. Pero entre Do y Re hay un tono entero, ya que dos semitonos suman un tono entero. ¿Lo habéis entendido? Esta escala completa de Do mayor es sólo una serie de tonos y semitonos dispuestos en un orden especial. De Do a Re, un tono, de Re a Mi, otra vez un tono, de Mi a Fa, un semitono (…), después vienen tres tonos, de Fa a Sol, de Sol a La, de La a Si, y finalmente de Si a Do, un semitono.

Escala mayor

Esta es la fórmula para cualquier escala mayor, comience en Do, en Mi bemol o en cualquier otra nota: dos tonos, un semitono, tres tonos y un semitono.

La escala menor tiene casi la misma disposición de intervalos, la diferencia principal está en el tercer grado de la escala, que en la escala menor es medio tono más grave.

No importa si empiezas en Do, en Mi bemol o en Fa#, siempre tendrás una escala mayor o menor con la misma disposición de intervalos. Aquí tenemos una escala de Si bemol mayor:

Escala de Si bemol mayor

y una escala de Fa# menor:

Escala de si bemol menor

y una escala de Fa# menor:

Escala de Fa# menor

Y así sucesivamente. Pero lo más importante es recordar que estas dos escalas -mayor y menor- son modos que los compositores de la música occidental han decidido usar de forma casi exclusiva. Pero no son más que dos modos dentro de un gran número de modos posibles. Ahora, antes de contados nada más acerca de los modos, me gustaría introducidos en una obra breve pero maravillosa del gran compositor francés Debussy, una obra basada completamente en modos que no son ni mayores ni menores. Esta brillante pieza, que se llama “Fiestas” (en francés Fetes), usa toda una gama de modos que, por supuesto, aún no conocéis. En ella oiréis sonidos que os parecerán un tanto extraños y extravagantes. Pero al terminar de leer este capítulo, seréis capaces de distinguir gran parte de las peculiaridades de esta pieza.

Así que, imaginad una espléndida fiesta nocturna, con muchas luces de colores y farolillos por todas partes, y unos maravillosos fuegos artificiales en el cielo. Todo el mundo está bailando con trajes antiguos. De repente, en medio de la pieza, la música de baile se detiene y se oye a lo lejos una procesión. Esta música, parecida a una marcha, comienza poco a poco a acercarse. Cuando la procesión ya está cerca, la música de baile y la marcha se escuchan simultáneamente en una excitante mezcla de tumultuosos sonidos. Por último, al final de la obra todo se ralentiza, la multitud se dispersa -lo mismo que la música- y todo acaba en un susurro, el suave eco de la fiesta suspendido en el silencioso aire.

Es una pieza emocionante, que realmente te pone la carne de gallina. Y gran parte de la emoción que nos provoca se debe al uso de estas extrañas escalas, o modos, que no son ni mayores ni menores. Por ejemplo, ya desde el principio, aparece esta sinuosa melodía de danza, que al principio suena como el habitual modo menor, de hecho las cinco primeras notas son exactamente los cincos primeros grados de la escala menor, pero después viene la peculiaridad: la sexta nota no pertenece a ninguna escala menor de las que conocemos:

Eso es lo que la hace peculiar. Pero la melodía de Debussy tiene exactamente la forma de una escala ¿pero qué escala? Es la escala del modo dórico.

Modo dórico.

No dejéis que esa palabra se os atragante, poneos cómodos y veamos con calma qué es el modo dórico y por qué es tan especial. La palabra “dórico” proviene obviamente de los griegos, y de hecho el modo dórico, al igual que otros modos que estamos a punto de descubrir, proceden originalmente de la música de la Antigua Grecia. No sabemos demasiado sobre la música de la Antigua Grecia. Pero lo que sí sabemos es que los modos griegos con el tiempo pasaron a Roma, de donde la Iglesia católica romana los tomó de una forma algo distinta en la Edad Media. Pero la Iglesia mantuvo los antiguos nombres griegos para los modos: dórico, frisio, lidio, mixolidio, eólico, locrio y jónico.

Esto parece un galimatías. Pero es mucho más fácil de entender que de pronunciar, y aún se usan en ciertas iglesias católicas de todo el mundo, en esos bellos cánticos denominados “canto llano”. veamos un breve ejemplo de canto llano en el modo dórico:

Un canto de iglesia, en el modo dórico, que usa exactamente la misma escala y la misma disposición de intervalos que Debussy usó en sus Fetes. Pero ¿cuál es la escala? Es fácil de descubrir. Para encontrar el modo dórico en un piano lo único que hay que hacer es tocar todas las teclas blancas desde un Re (o D en la notación anglosajona) hasta el siguiente.

Escala Dórica de Re

Es fácil. Y esto vale también para los otros modos eclesiásticos: podemos encontrarlos partiendo de una tecla blanca del piano concreta y haciendo una escala usando sólo teclas blancas. ¿No os parece muy práctico? (…)

Desde aproximadamente la época de Bach hasta principios de nuestro siglo, doscientos añosas o menos, nuestra música occidental, como ya dije en su momento, se basó casi exclusivamente en dos modos: el mayor y el menor. No vamos a entrar ahora en las causas pero fue así. Y como la mayoría de la música que escuchamos hoy en día en los conciertos fue escrita a lo largo de esos dos siglos, tendemos a pensar que los únicos modos que existen son el mayor y el menor.

Pero la historia de la música abarca mucho más que esos escasos doscientos años. Antes de Bach hubo una gran cantidad de música cantada y tocada que usó toda una gran cantidad de modos diferentes. En la música de nuestro propio siglo, los compositores se han cansado de estar sujetos todo el tiempo a los modos mayores y menores, y por ello ha surgido un gran renacimiento de esos viejos modos prebachianos. Por eso Debssy los usó, y también los utilizaron otros compositores modernos, com Hindemith  Stravinski, y casi todos los jóvenes compositores de canciones de la música pop de nuestros días. Los modos les han proporcionado un sonido fresco, un desahogo de los viejos y gastados modos mayores y menores. (…)

Y es que el modo dórico es casi como un modo menor común, pero no del todo. Ese casi es una gran diferencia, algo que da a la música un cierto toque antiguo, primitivo, casi oriental. Ésa es la razón por la que el canto llano que escuchamos resulta tan conmovedor, tan antiguo y a la vez tan intemporal. También es la razón por la que la melodía de fetes de Debussy parece tan exótica, como de otra época.

Escuchad también esta sección de la Sexta sinfonía de Sibelius, que también está en el modo dórico, y ved si podéis sentir de nuevo ese carácter de intemporalidad, esa calidad de antigüedad y de lejanía, sólo que en esta ocasión proviene de los lejanos y solitarios bosques de Finlandia.

¿Empezáis ya a percibir el sonido del modo dórico? Pongámonos técnicos por un momento y averigüemos qué es lo que nos provoca este sentimiento. Como ya hemos aprendido, este modo dórico es como nuestro habitual modo menor, con una gran diferencia, que está en el séptimo grado de la escala:

Re Modo dórico:

Escala Dórica de Re

En el modo menor, el séptimo grado (sería Do#) se llama sensible, porque se supone que nos conduce a la nota principal o tónica, que en este caso es Re.

Re menor armónica

Escala armónica de Re menor

Y esa sensible nos conduce a la tónica con el intervalo más pequeño posible, un semitono. Es como si esa sensible estuviera enamorada de la tónica y se sintiese atraída hacia ella. Quiere abrazarla, quiere llegar a ella, y lo consigue.

Pero en el modo dórico, donde el séptimo grado está medio ton más abajo, la distancia de éste a la tónica es de un tono entero. Ya no parece conducirnos con tanta fuerza. No está enamorado de la tónica. Son muy amigos, pero sólo quiere darle la mano. ¿Sentís qué formal y modal suena? En cuanto escuchamos ese “final”, sentimos el peso de muchos siglos, de una cultura diferente, más antigua y oriental. Bach nunca escribió un final como ese. Tampoco lo hicieron ni Beethoven ni Brahms. Pero en nuestro propio siglo se hace constantemente, como por ejemplo, en el tema de los Beatles, “Eleanor Rigby”.

Modo frigio.

Pero ya hemos hablado bastante del modo dórico. Vamos al siguiente (que empieza en Mi): el modo frisio. De nuevo es también fácil de localizar en el piano. Comenzad en Mi, tocad de nuevo sólo las teclas blancas hasta el siguiente Mi y tendréis un modo frigio:

Modo frigio

Se parece mucho al dórico porque tiene la tercera menor y el séptimo grado rebajado.

Otro modo solemne y extraño. Pero también tiene algo muy atípico: es el único modo que comienza con el intervalo de semitono. Desde el primer grado, Mi, al segundo, Fa, hay sólo un semitono. Esto da a la música un peculiar carácter de tristeza, que puede escucharse en gran parte de la música española, hebrea y gitana. Por ejemplo, veamos el comienzo de la Segunda rapsodia húngara de Liszt, con su típica tristeza y su sonido gitano:

Ése es el modo frigio y tiene un sonido muy oriental. Por ello, ha sido muy usado por compositores occidentales durante los famosos doscientos años del período no modal, especialmente cuando querían crear efectos orientales.

Modo lidio

Escalemos al siguiente modo que se llama lidio. Éste, lógicamente, comienza en Fa y, como los otros, usa sólo las teclas blancas en toda la octava.

Escala de Fa Lidio

¿En qué se diferencia el modo lidio de los otros que ya hemos visto? Se parece más al modo mayor que al menor. Esta sería la escala de Fa mayor, buscad la diferencia con el modo lidio.

Escala de fa mayor

Así que el lidio suena a mayor, pero tiene una nota peculiar ¿sabéis cuál? Exacto, veis que la cuarta nota de la escala está medio tono más agudo que la de la escala mayor  o “normal”. Eso es lo que da a este modo un carácter divertido, casi cómico, como si se hubiera tocado a propósito una nota errónea. de hecho, muchos compositores del siglo XX han aprovechado este modo lidio para conseguir efectos cómicos. Por ejemplo, Prokofiev, en su música para la divertida película El teniente Kije, usó este modo con la cuarta elevada al principio de la obra, en un solo de flautín.

Sin embargo, no me gustaría que pensaseis que el modo lidio es sólo cómico. Al contrario, puede ser un modo muy serio. De hecho, beethoven escribió todo un largo y serio movimiento de un cuarteto de cuerda en este modo; y, por supeusto, aún sigue utilizándose en el canto llano de la Iglesia católica romana. Y también Sibelius, que siempre fue un gran amante de los modos, utilizaba constantemente el modo lidio, como en este pasaje de su Cuarta sinfonía.

La nota lidia en este ejemplo no es una nota divertida sino extraña, algo penetrante que parece venir de un lugar lejano. Lo cual parece lógico, porque estos modos vienen de muy lejos, de países de Oriente Medio y de la Europa del Este: de Grecia, Bulgaria, Finlandia, Rusia y Polonia. De hecho, Polonia es uno de los principales lugares de origen de este modo lidio. En las obras de Frédéric Chopin, el compositor polaco más importante, se escucha constantemente, sobre todo en sus piezas de danza de tipo polaco, como las polonesas y las mazurcas.

El lidio tiene un sonido peculiar, tan fresco y ácido como el sabor de un zumo de limón. Y es un sonido muy polaco. De hecho, cuando el compositor ruso Músorgski compuso el tercer acto de su gran ópera Boris Godunov, que transcurre en Polonia, usó este sensacional modo polaco para su Polonaise, que significa “Danza polaca”.

Hasta aquí hemos dado un buen repaso a tres modos importantes: dórico, frigio y lidio -esas escalas con teclas blancas que empiezan en Re, Mi y Fa, respectivamente-. En el próximo artículo echaremos una ojeada a los restantes.

Efectivamente, para que no saliera un artículo demasiado largo y pesado mejor cortamos aquí y dejamos los siguientes modos para un próximo artículo, nuevamente de la mano de Bernstein.

No puedo dejar de recomendaros los vídeos de esta serie en Youtube (en inglés) y el libro que recoge transcritas (y de donde yo he extraído este fragmento) 15 de estas clases magistrales que el maestro Bernstein impartió a lo largo muchos años, y que hoy siguen siendo tan atractivos y reveladores como entonces.

6 escalas que deberías dominar.

Las escalas son un recurso de estudio y práctica habitual para mejorar técnica, sobre todo la rapidez, el ritmo y la afinación. Pero si no profundizas estudiando armonía pueden terminar siendo un ejercicio puramente mecánico y algo descerebrado. A veces se tocan escalas de forma automática y con la cabeza en otra parte, como un trabajo de simple motricidad fina.

Pero las escalas son útiles, además de para ejercitar dedos y cerebro, para interiorizar y reconocer patrones armónicos, modos, funciones, etc. Nos servirá para crear acompañamientos, para improvisar, para componer frases o dibujos en cualquier música de la que conozcamos su estructura. Porque una escala nos define una tonalidad, nos da un patrón base de posiciones y movimientos en el mástil y, en la música popular, esa base nos orienta en un canción determinada. Y cuantas más variantes tenemos para jugar en esa tonalidad, más posibilidades y más riqueza armónica podremos aportar con nuestro violín.

Hablar de escalas y hablar de tonalidad está muy relacionado. Hay unos cuantos “modos” armónicos, cada uno con su propio “aroma” particular, y cada uno de ellos se puede representar con una escala determinada. En este artículo vamos a ver unas cuantas de las que más útilidad podemos sacar a la hora de tocar definiendo acompañamientos e improvisando mayormente con música “no clásica”.

¿Sí, pero qué es una escala?

Una escala es la manera de dividir la distancia entre una nota y la misma nota una octava más aguda.

Una gran parte de la música compuesta popular y comercial se fundamenta en lo que en armonía se denomina “práctica común”, un período que abarca aproximadamente entre la publicación del primer tratado de armonía por Rameau en 1722, y la revolucionaria “Teoría de la armonía” de Schönberg en 1922.

La tonalidad es un sistema en el que una serie de escalas, acordes, frases y progresiones musicales giran en torno a una nota principal llamada tónica. La base de este sistema es la escala más básica de todas, llamada diatónica mayor, jónica, mayor natural o, simplemente:

Escala mayor

Intervalos: 2 2 1 2 2 2 1

La escala mayor proviene del modo griego jónico. El modo mayor suena expansivo, luminoso y estable.

La escala de este modo se caracteriza principalmente por que la distancia entre la 3ª y la 4ª nota, y entre la 7ª y la 8ª es un semitono, y es la escala, junto con la escala menor, que los compositores de música occidental han decidido usar de forma abrumadamente mayoritaria, aunque sean sólo dos dentro de un gran número de modos posibles.

Escala Do mayor natural

Escala menor.

La escala menor proviene del modo griego eólico. El modo menor suena más triste, introspectivo y melancólico que el modo mayor. Con la escala menor la cosa se complica porque no hay un sólo patrón, sino tres.

La escala básica menor es la llamada menor natural. La estructura es esta:

Escala menor natural

Intervalos: 2 1 2 2 1 2 2

Escala menor natural de Do

Pero la escala menor natural presenta problemas armónicos (que sería prolijo explicar ahora) y se procedió a modificarlo para resolver ese desequilibrio armónico, elevando un semitono la séptima nota de la escala. Esto dio lugar a la Escala menor armónica:

Escala menor armónica

Intervalos: 2 1 2 2 1 3 1

Escala menor armónica de Do

Pero a su vez, esta escala tiene el problema del exótico intervalo de segunda aumentada entre la sexta y y séptima notas. Este carácter se suavizó subiendo el sexto grado, dando lugar a la Escala menor melódica, también llamada mixta menor porque es igual a las otras menores en sus cuatro primeras notas mientras que las cuatro últimas tienen la estructura de la escala mayor. Sin embargo, esto es así en la escala ascendente, mientras que en la descendente es como una escala menor natural:

Escala menor melódica

Intervalos: 2 1 2 2 2 2 1 (ascendente)

Escala menor melódica de Do menor

Escalas pentatónicas.

Estas escalas se caracterizan por estar formadas por sólo cinco notas dentro de una octava. Es fascinante ver cómo diferentes músicas populares del mundo se basan en este concepto pentatónico de la melodía. Se las puede encontrar en infinidad de estilos, desde el blues a Debussy, del jazz al rock. Es como una escala universal a partir de la cual armonizar. Aunque hay muchos tipos de escalas pentatónicas, cuando mencionamos “la escala pentatónica” nos solemos referir a la “escala pentatónica mayor”.

Escala pentatónica mayor.

Intervalos: 2 2 3 2 3

Escala pentatónica de Do mayor

si os fijáis, la escala pentatónica mayor es como una escala mayor normal, pero sin la 4ª ni la 7ª notas (al carecer de estas notas, es fácil utilizarla como material melódico sobre acordes de séptima).

Escala pentatónica menor.

Intervalos: 3 2 2 3 2

Escala pentatónica de Do menor

La escala pentatónica menor es, después de la pentatónica mayor, la escala de 5 notas más utilizada, y se suele usar sobre acordes menores. También  se la puede encontrar en el blues, aunque en este estilo será más recurrente usar su típica escala de blues.

Escalas de Blues

Como sabréis, el blues es un género creado por los esclavos africanos de las plantaciones de Estados Unidos. Dadas sus carencias cantaban en un principio “a capella”, pero poco a poco se fueron añadiendo instrumentos de acompañamiento. Características básicas del blues como la “blue note” o la estructura de llamada y respuesta se encontraban ya en estilos de música africana, que al mezclarse con la música occidental que otros inmigrantes aportaron dieron al blues su característico sonido.

El blues influyó en el jazz de forma natural, aportándole algunas de sus características: su estructura básica, las “blue notes”, etc, pero también en la música popular occidental en general, llegando a ser base de géneros como el ragtime, bluegrass, rhytm and blues, rock and roll, funk y, heavy metal, hip-hop, country y música pop.

Las melodías de blues se suelen construir sobre escalas pentatónicas, a las que se les añaden las mencionadas “blue notes”, que son las que le dan ese carácter trágico.

Escala de Blues mayor.

Intervalos: 2 1 1 3 2 3

Escala de blues mayor con blue note

Si tomamos como base la escala pentatónica mayor y le añadimos la “blue note” a distancia de una 3ª menor de la fundamental, obtenemos una escala de blues mayor. Los acordes que se utilizan en blues son generalmente mayores (con séptima menor), así que al tocar esta escala la “blue note” producirá un efecto algo disonante ya que coinciden el modo menor de la escala con el modo mayor del acorde.

Escala de Blues menor o “Escala de Blues”.

Intervalos: 3 2 1 1 3 2

Escala de blues con blue note

Si tomamos como base la escala pentatónica, la “blue note” se añadiría a distancia de cuarta aumentada desde la fundamental. Esta es la escala a la que nos referimos cuando hablamos de una “escala de blues”.

La escala cromática.

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

Escala cromática

Esta escala puede parecer muy tonta, pero no debemos menospreciarla porque es muy fácil creer que se domina pero realmente estar patinando las notas. Sobre todo si haces una escala cromática muy larga sobre una cuerda es fácil terminar perdiendo la tonalidad. Se trata simplemente de una escala de semitonos. A menudo la duda es cómo hacer las subidas y bajadas de posición, si no lo tenemos claro y un poco automatizado  podemos liarnos. Puede ser útil a veces en un tema como escala de transición entre acordes.

Una de propina: escala flamenca

Intervalos:  1 2 1 1 2 1 2 2

Ya que esta página es española ponemos esta escala flamenca, también llamada frigia española. Útil para tocar aflamencado, (que no tocar flamenco, que es otra cosa).

Escala flamenca

Cómo practicar las escalas.

Lo cierto es que hay infinidad de métodos, libros, tendencias, etc. Por poner un ejemplo, hay métodos que suelen comenzar las escalas con el primer dedo, mientras que otros gustan de comenzarlas con el segundo. Aunque lo ideal es dominarlas empezando en cualquier dedo, no voy a decir cuál es el mejor de todos porque lo cierto es que va un poco por modas y por gustos personales.

Hay que tener claro que no hay que practicar simplemente la escala. Eso es el comienzo. Después se deben practicar los arpegios básicos de dicha escala (1ª, 3ª y 5ª notas), los arpegios de séptima (los mismos de antes más una séptima añadida), diferentes intervalos, escalas con dobles cuerdas, etc. Estudiar eso ya nos puede llevar unos buenos años (de hecho debería ser una práctica a realizar durante toda la vida) pero lo ideal ya es explorar más variaciones, los modos griegos, los acordes alterados, etc. Realmente, aparte del puro ejercicio técnico de las escalas, su exploración armónica no tiene límites. Explorar los modos griegos es como probar cocina de muchos países, no dejas de apreciar sabores excitantes y exóticos, y puede enriquecer la música que hagamos, sacándola de la manida tonalidad de siempre.

Las escalas se suelen empezar a practicar más o menos en un nivel entre principiante e intermedio. Y a partir de ahí ya nunca dejaremos de practicarlas.

Hay que practicar las escalas en todas las tonalidades.  Es una buena idea utilizar el Círculo de Quintas (o cuartas) para ir cambiando de una tonalidad a otra.

Qué estudios de escalas usar.

Para la música clásica, popular y occidental:

Para música actual popular y actual:

Jazz scales for violin, viola, cello – Christian Howes. 

Arpegios for jazz violin, viola, celloChristian Howes.

Arpeggios, Rhythms, and ScalesMike Laird. Orientado a la improvisación y el jazz, incidiendo en los acordes de séptima como elemento fundamental en improvisación.

Podríais pensar que dominando esas escalas ya tenéis casi todo hecho pero lo cierto es que el mundo de las escalas es casi infinito, y si no me creéis, descargad y echad un vistazo a este completísimo compendio de escalas.

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Fuentes:

Armonía moderna y otras técnicas compositivas.

¿Qué son los modos? – El maestro invita a un concierto.

 

La importancia de una buena base en la educación musical

Recomendamos leer El Rescate De La Pedagogía Musical

Cuando un niño, movido por el deseo de sus padres o el suyo propio, comienza a estudiar en un Conservatorio, hay un montón de variables que comienzan a funcionar y pueden condicionar más tarde toda su carrera. En el estudio de un instrumento o de la voz hay muchos factores a tener en cuenta. Por un lado, están las cualidades que una persona tiene por genética, llámale talento o como quieras. La capacidad auditiva, la capacidad rítmica, la intuición musical… etc. Sin embargo, como dijo la premio nobel Doris Lessing “El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia”. El talento musical es algo que un niño va a tener fácilmente. Con más o menos cualidades, toda esa materia prima se puede trabajar para moldear a un buen músico. Y aquí es donde entramos los educadores.

La educación musical para el nuevo milenio: El futuro de la teoría y la práctica de la enseñanza y el aprendizaje de la música

Un niño absorbe de una manera increíble cuando es pequeño. Y tiene también una gran capacidad para aprender gracias a su “falta de complejos”. Cogerá un violín, moverá el arco y sonará fatal, pero al niño no le importa esto, porque se divierte con la actividad de tocar el violín, salga el ruido que salga. Es el momento perfecto para enseñarle los movimientos correctos. No es necesario machacarlo con ejercicios. Como hemos dicho, los niños pequeños son muy observadores y absorben todo tipo de información. Sólo con ver a su profesor tocar de la manera correcta, intentarán imitarlo fielmente. Y entonces es cuando llega el momento de las correcciones.

educacion musical

En el sistema educativo musical hay grandes carencias. La primera, en la formación de los propios profesores, que como ya hablábamos en este otro artículo, es casi nula en lo que a pedagogía se refiere. Uno puede ser un gran músico, pero una cosa es serlo y otra enseñar a serlo. Y lo que es más importante, saber enseñar a niños de edades muy tempranas.

El lenguaje musical en las enseñanzas artisticas: Música. Danza. Arte dramático

Cuando un alumno no ha recibido en sus primeros años una buena formación técnica con su instrumento/voz o una buena educación auditiva, se nota en seguida. Este alumno, además de arrastrar deficiencias técnicas, tendrá grandes inseguridades, nacidas de su incapacidad para enfrentarse a partituras cada vez más complejas. Tener que lidiar y aprender movimientos básicos a una edad tardía es mucho más difícil. Aunque se cuenta con la constancia en el estudio que te da la madurez, se carece de esa falta de complejos de la que hablábamos. No se consiguió en su momento la naturalidad al tocar, y ahora habrá que luchar contra movimientos forzados, posturas tensas e incorrectas… Todas estas inseguridades se convierten en un telón que ocultará los talentos con los que este músico cuenta. Por miedo, no tocará con coraje, ni intentará demostrar su valía, sino más bien todo lo contrario. Las inseguridades y los miedos provocarán que sus cualidades musicales se vean enterradas.

La responsabilidad de formar al alumno en sus comienzos es de su profesor, de la implicación que tenga y de los métodos que desarrolle para enseñarle. Uno de los problemas que he observado es que muchos de los músicos que son profesores no lo son por vocación. También muchas veces están en los conservatorios por un corto período de tiempo y no pueden desarrollar un programa educativo. Algunos están en un municipio a la espera de un traslado a su ciudad, o a la espera de una plaza fija. Todos estos factores desmejoran la forma de impartir clase y constituyen una desmotivación para el educador. Y un educador desmotivado se convierte en un mal educador. Tal vez el problema esté en la forma en que se accede a las plazas de profesor, también en parte en el funcionamiento del sistema, y como ya hemos dicho, la falta de formación pedagógica.

Debemos ser conscientes del importante papel que tenemos en el desarrollo de los futuros músicos profesionales. Una buena base técnica y musical ayudará a nuestros alumnos a desarrollar una carrera sana, libre de tensiones y de inseguridades.