¡Feliz viernes!
¡Feliz viernes!
Hace poco escribí un artículo que alababa la heterodoxia, la diferenciación, a la hora de enfrentar el estudio del violín. Pienso a menudo que la homogeneización en los planes de enseñanza, la estandarización de las técnicas, conllevan cierto empobrecimiento creativo, cierta pérdida de carácter en el intérprete. Pero también es cierto que hay que tener un plan, una estrategia de estudio, hay ejercicios que se deben hacer para alcanzar un mínimo de calidad musical. Son dos caras de la realidad, ambas tienen algo de razón. Este artículo va encaminado en ese sentido, pues recorre un plan de estudio para el futuro violinista que en teoría abarcaría todo lo necesario para llegar a ser un intérprete profesional con una formación completa y con una técnica impecable, según los estándares clásicos de la música occidental. El autor es Juan Krakenberg, músico de cámara y especialista en pedagogía de violín y viola, tema sobre el que ha escrito numerosos y eruditos artículos, ha colaborado en diversos medios como EL PAIS y páginas web como mundoclasico.com.
Antes de iniciar nuestro análisis, dejemos una cosa bien clara:
“Nadie puede predecir inicialmente si una criatura joven se convertirá en un profesional, o un aficionado feliz.”
Esto solamente se sabrá después de algunos años de estudios, y aún entonces las cosas se pueden torcer. Una cosa debe ser clara: Si realmente se detecta talento, no debe perderse el tiempo, y las prioridades deben ser definidas sin titubeos. Todo reposará sobre tres pies, como un atril: el profesor, el alumno, y su familia. Si uno de los tres no funciona como es debido, el trípode caerá y las cosas no han de marchar bien. Digámoslo de entrada: aprender el violín a temprana edad es una de las mejores cosas que padres pueden hacer para sus hijos. No importa, a esta altura, si de ello saldrá algún día una carrera o no. Conseguir tocar el violín es bueno para la personalidad del ser humano, estimula la inteligencia (¡más neuronas!) y forma el carácter. El filósofo y educador alemán Steiner, quien fue el creador de las escuelas Waldorf, hizo un análisis del asunto. Sus conclusiones aún son válidas hoy día.
“Aprender el violín a temprana edad es una de las mejores cosas que padres pueden hacer para sus hijos.”
La edad ideal para iniciar los estudios del violín es de 5-6 años. Todo lo que se haga antes de esa edad es útil, siempre que los chicos no se aburran. El énfasis debe estar en que eso constituya un juego más que un aprendizaje, acentuando aspectos tales como canto, ritmo, soltura del cuerpo y disfrute musical. No nos dejemos cegar por las hordas de niños japoneses tocando juntos al unísono. Su cultura es diferente.
“La edad ideal para iniciar los estudios de violín es de 5-6 años.”
Lo que intento exponer aquí es el camino que yo he seguido, y que me ha dado buenos resultados. Hay variaciones infinitas; no pretendo que este sea el único camino y sólo deseo aclarar dudas, si es que las hay, y proponer posibles respuestas. A los 5-6 años conviene empezar con los movimientos grandes, o sea, el movimiento del arco, y desarrollar la mano y el brazo derecho sobre cuerdas al aire. Una preparación muy minuciosa se halla en el libro Nº 1 de Leopold Auer (editado por Carl Fischer, USA), enteramente dedicado a cuerdas al aire, con una suave progresión de detalles útiles, incluyendo ligaduras sobre diferentes cuerdas, y desarrollando ritmo a través de movimiento, desde notas redondas hasta semicorcheas. Después de tocar este dúo con el maestro, el alumnito comienza a interesarse por la cosa, vuelve a casa y cuenta orgulloso: ¡he tocado a dúo con mi profe! Esto llamo yo una iniciación auspiciosa. Así queda garantizada una buena disposición para cosas menos atractivas que seguirán más adelante. La obra de Auer es muy minuciosa, y no hace falta trabajar todo el libro. Con las primeras quince páginas la destreza de arco tendrá un desarrollo suficiente, para empezar a pisar cuerdas. Hay muchas buenas escuelas para principiantes: Los cuadernos de Sheila Nelson, Eta Cohen, Rolland, y también Suzuki. Yo personalmente prefiero el libro Nº1 de la colección Doflein, debido a la alta calidad de la música seleccionada. Doflein originó los 44 Dúos para dos violines de Bartok, y los más sencillos se hallan en este libro. Que un incipiente músico sienta como suena un intervalo de medio tono, la tensión que ello crea hacia su resolución por un acorde que suena bien, es una aventura musical de tal envergadura que todo el mundo debería tener la ocasión de vivir semejante momento, y cuanto antes mejor. Y más aún en nuestros días, cuando la música contemporánea requiere una mente abierta y un oído acostumbrado a disonancias.
Trataré ahora de un tema delicado, a saber, el método Suzuki. Lo he usado con éxito con muchos alumnos y lo recomiendo para futuros aficionados. Pero si un joven demuestra tener talento excepcional yo pasaría cuanto antes a un método más tradicional.
“He usado el método Suzuki con éxito con muchos alumnos y lo recomiendo para futuros aficionados. Pero si un joven demuestra tener talento excepcional yo pasaría cuanto antes a un método más tradicional.”
Suzuki mismo dijo que su método estaba principalmente concebido para formar la personalidad del alumno, y no para producir violinistas. Siempre habrá un pequeño porcentaje que hará carrera, no importa con qué método, y la única cuestión es si se convertirán en buenos músicos. Mucho temo que para un futuro profesional, las armonizaciones de los acompañamientos de la escuela Suzuki dejan mucho que desear, algunas están sencillamente equivocadas o en el mejor caso, de mal gusto. No conviene que los alumnos se acostumbren a esto – no vaya a ser que sufran deformaciones auditivas que luego son difíciles de corregir. No quiero dejar de mencionar aquí el método que ideó uno de mis maestros, Ljerko Spiller, y que existe en versión española. Comienza en tercera posición, una propuesta muy astuta porque evita lo que tanto ocurre con los principiantes: Quieren cerrar el puño de la mano izquierda. El hecho que Spiller desarrolló su trabajo en la Argentina y no en Europa hace que su obra haya resultado menos accesible, pero no por ello de calidad inferior. Él se sitúa con justicia entre los mejores pedagogos del mundo del siglo 20. La fase elemental termina cuando, con ayuda de alguna de éstas escuelas, el alumno haya asimilado las cuatro posturas de los dedos y pueda tocar, sin pensárselo mucho, escalas de una octava en todas las tonalidades hasta 3b o 3#.
¿Qué hacer después¿ Éste es a mi juicio el momento álgido, más delicado, porque ahora comienza también la fase deportiva, o sea, el entrenamiento de los músculos de la mano izquierda y del brazo derecho, o lo que en general entendemos como técnica, y al mismo tiempo la educación musical sobre el instrumento. Es en éste momento en que hay que cuidar que el material sea bueno, accesible (no demasiado difícil), que permita al alumno recrearse, y que prevé tocar a dúo – como recompensa – con el maestro. Yo recomiendo para ello los libros 2 & 3 de Doflein, que se pueden trabajar simultáneamente, con énfasis sobre el Nº 2, y tomando las cosas con más calma con el Nº 3 (3ª Posición). Al terminar el Nº 2 sigue el Nº 4, y si se terminan los libros 2 & 4 más o menos al mismo tiempo que el Nº 3, tanto mejor. Pero – y esto es importantísimo – paralelamente debe trabajarse técnica. Comenzar con dosis modestas de Sevcik op 1 desde el principio, y Sevcik op 2, empezando con el ejercicio Nº 4, y gradualmente aumentando las dosis, a medida que el desarrollo del alumno lo permite.
Sevcik School of Violin Technique Op.1 Book1
“Hay los que prefieren trabajar solamente técnica – generalmente aquellos que tienen pereza mental – y otros hay que se resisten a trabajar técnica. En ambos casos hace falta firmeza para que las cosas se desarrollen orgánicamente.”
Quiero subrayar aquí una vez más: Facilidad no conculca calidad – al contrario! Escalas sobre dos, y más adelante, sobre tres octavas deben ser practicadas durante este periodo. El capítulo anterior ha de durar 3 – 4 años. Ya tenemos un violinista en ciernes, y es ahora que debe decidirse si sigue adelante con el violín o se pasa a la viola. Esto depende antes que nada de la forma como se desarrolló el alumno físicamente. Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido. (Sé que existen ahora violas de tamaño pequeño, pero su sonido – particularmente la cuerda de Do – deja mucho que desear, y por ello prefiero empezar vía el violín El cambio de clave es un ejercicio mental saludable, y nunca tuve problemas con el paso de la clave de sol a la de do.)
“Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido.”
A partir de ahora el joven violinista puede dedicarse al libro Nº 5 de Doflein – 4ª posición y más – y comenzar con estudios y obras. Los estudios de Kayser preparan bien para los de Kreutzer que vienen después, y en cuanto a obras, comenzar con Sonatas de Händel, conciertos de Bach y Mozart, Sonatinas de Schubert y Dvorak.
Si hasta aquí el alumno ha desarrollado un buen sonido, vibrato adecuado, y una afinación exacta, lo más delicado ya se ha conseguido. La edad ideal para iniciar esta fase es de 14/15 años, para que hasta los l8 los estudios de Kreutzer, Rode y Dont hayan podido ser dominados, con las obras de repertorio que corresponden a cada etapa estudiadas en paralelo. Y, no olvidar, escalas sobre tres octavas, con asiduidad, y escalas en terceras y octavas, de forma gradual. Las escalas de Flesch, revisadas por Rostal, constituyen un compendio excelente con digitaciones modernas, lo que no impide que el alumno use los ritmos propuestos por Galamian. Y, por fin, empezar con las Sonatas y Partitas de Bach, obras sine qua non para la formación de un músico cabal. De hecho, todo esto se ha convertido mientras tanto en trabajo muy duro, pero a esta altura nuestro candidato ya se halla plenamente sumergido en un camino sin retorno. Caminará por dicho camino y ya nada le ha de parar.
He aquí un marco de plan de estudios razonable para formar a un violinista útil para la sociedad. Es inútil pretender formar solamente solistas. Si quiere la casualidad – 1 en 1.000.000 – que alguien tiene condiciones para ello, esto se manifestará por sí solo. Embarcar a todos en una carrera hacia el virtuosismo queda reprobado por una cifra: solamente 1 entre 200 alumnos de la Meca del Violín – la escuela Julliard de USA – tendrá una carrera relevante. Los demás serán músicos de buenas orquestas sinfónicas o de conjuntos de cámara.
“Solamente 1 entre 200 alumnos de la Meca del Violín – la escuela Julliard de USA – tendrá una carrera relevante.”
Todo el mundo sabe cuanto cuesta ser aceptado en Julliard. Y aún así, no hay nada de malo con esta realidad. Si los límites de edad arriba mencionados no se cumplen, y los años pasan, aún tendremos violinistas aceptables pero tal vez no de la estatura requerida para ejercer la profesión. Todo depende de la actitud y condiciones físicas del alumno. Es bastante frecuente que algunos violinistas empiecen su carrera profesional a los 25 años de edad. Una carrera de solista queda excluida, pero pueden convertirse en músicos de orquesta eficaces. ¿Porqué subrayo tanto el factor tiempo, si esto es así? La respuesta es sencilla: Cuanto más joven el alumno, tanto más fácil ha de avanzar, con todas las posibilidades abiertas. Perder el tiempo es, en nuestro caso, un lujo. Confieso que he cumplido mis propios límites de tiempo solamente con un puñado de alumnos…!pero les fue bien! Los otros también están felices, algunos serán abogados, otros han de enseñar, y se deleitarán tocando el violín el resto de sus vidas. No hay nada de malo con eso, ¿no es así? Probablemente, los que me leen son o serán miembros de la profesión, lo mismo que yo, y una de las cosas con las cuales tenemos que apechugar es que nadie que no ha tenido contacto con el violín tiene la más mínima posibilidad de entender lo difícil que resulta convertirse en buen violinista.
“…nadie que no ha tenido contacto con el violín tiene la más mínima posibilidad de entender lo difícil que resulta convertirse en buen violinista.”
Es verdad, hay jóvenes con gran facilidad pero muchas veces adolecen de seguridad cuando deben pasar un examen o deben competir. Para obtener buenos resultados, el profesor necesita una buena dosis de suerte para encontrar alumnos donde todos los ingredientes coinciden: Carácter, musicalidad, paciencia, aguante, perseverancia, control del cuerpo, y muchas cosas más. Un buen profesor de violín es, por naturaleza, un optimista. Si no lo fuera, no haría ese trabajo. ¡Las probabilidades en contra son demasiado grandes! ¡Pero que enorme satisfacción se obtiene cuando emerge un buen violinista! Esto es más que una generosa recompensa por las horas interminables que se necesitan para cumplir con este trabajo.
“…el profesor necesita una buena dosis de suerte para encontrar alumnos donde todos los ingredientes coinciden: carácter, musicalidad, paciencia, aguante, perseverancia, control del cuerpo, y muchas cosas más.”
Los enlaces a las obras pedagógicas mencionados provienen de dos fuentes: las obras más recientes con derechos de autor se dirigen a la web de venta de partituras Sheetmusicplus, mientras que las obras más antiguas de autores con coypright ya vencido están extraídas de la librería de partituras de dominio público Petrucci, posiblemente la fuente más grande de partituras libres de derechos en internet. Sin embargo, la necesidad de presentar en el artículo algunas de las obras clave me ha llevado a utilizar también al polemico portal Scribd como fuente para la visualización de algunas obras. Sólo he utilizado aquellas que también se pudieran encontrar en dominio público. No obstante todo lo dicho, yo siempre recomiendo, en la medida en que la economía lo permita, comprar obras editadas: es más práctico, se conservan mejor, más sencillo de usar sobre el atril, y teniendo en cuenta el coste de imprimir folios en una impresora, y que ese tipo de impresiones se suelen terminar deteriorando, tampoco hay tanta diferencia de coste. He buscado una forma de contacto con el señor Krakenberg para solicitarle permiso para publicar su artículo. Sin embargo, la dirección de e-mail que conseguí encontrar parece ser errónea, de modo que desde aquí le agradezco su trabajo y quedo a su disposición por si por cualquier razón quisiera que este artículo no se viera publicado.
Recuerdo que, cuando seguía el Método Suzuki, al avanzar un poco, muchos temas tenían nombres llamativos que se repetían: Gavota, Bourrée, Minueto, etc.
Realmente en aquel entonces nunca me paré a pensar qué sentido exacto tenían esas palabras, aunque intuía que eran algún tipo de forma musical con ciertas características con origen en danzas antiguas. Y más adelante me los he vuelto a encontrar en muchas piezas barrocas, suites, sonatas y partitas de Bach, piezas de Corelli, etc.
Pero, de la misma manera que denominaciones como Andantino o Allegretto, nos informan vagamente del carácter de la pieza, lo de Gavota no me decía nada. Así que creo que, con la ayuda de wikipedia y blogs musicales ya es hora de aprender de dónde vienen estas palabras y qué significan. Porque, igual que si vamos a tocar un tango o un vals, intuimos el carácter que debe tener el tema, lo mismo debería ocurrir con estas formas antiguas.
También llamada Gavotte, gavot o gavote, tiene su origen en una danza popular francesa, y debe su nombre al pueblo de Gavot.
Podríamos decir que lo que la distingue es un tiempo de 4/4 o 2/2, y velocidad moderada, y en que las frases se inician siempre en la mitad del compás, es decir en la tercera nota (suzukis, acordaos de eso en la Gavota de Mignon y la de Lully, la nota fuerte en la segunda parte del compás).
La gavota se hizo popular en la época de Luis XIV de Francia, cuando Jean-Baptiste Lully era el principal compositor. A partir de entonces, otros muchos compositores de la época incorporaron la danza con agregado en suites instrumentales.
En la suite barroca, la gavota es habitualmente interpretada después de la zarabanda, y antes de las giga, o junto con otras opciones como minuet, bouree, rigodón y passepied. La gavota barroca solía ser de forma binaria. Una excepción notable es la forma rondó de gavota escrita por Bach en su Partita nº 3 en mi mayor para violín solo, BWV 1006 (el tercero de sus siete movimientos).
Compositores posteriores, particularmente en el siglo XIX, comenzaron a escribir gavotas iniciadas en el tiempo fuerte en lugar del medio del compás. La famosa Gavota en re de Gossec es un ejemplo (suzukis, podéis hacerlo así, o a la antigua, es decir, remarcando la tercera nota, que a mí me parece más original).
Os dejo una de las más famosas, de las suites para cello de J.S. Bach.
Comparad esta marchosa version con la más clásica, más profunda de Rostropovich
El minueto, también llamado minué, minuet o menuet, diminutivo de menu (diminuto) es una antigua danza tradicional de la música barroca originaria de la región francesa de Poitou, que alcanzó su desarrollo entre 1670 y 1750. De nuevo, como en el caso de la Gavota, fue popularizada por Jean Baptiste Lully al incorporarlas en sus obras. Como baile de corte tiene carácter galante
Grandes compositores de la música clásica se han servido de ella para sus obras, como Wolfgang Amadeus Mozart en su Don Juan, adaptándola como una composición instrumental de ritmo ternario y moderado. Suele tener carácter humorístico y forma parte de sonatas y sinfonías.
Al principio, el minueto de compás ternario era bastante rápido, pero en el transcurso del siglo XVII fue moderando su velocidad. El minueto se compone de dos secciones con repetición de cada una de ellas. Es una de las danzas facultativas de la suite: se inserta, generalmente, después de la zarabanda y antes de la giga. En su forma clásica el minueto comporta:
Es la única danza de la suite conservada en la sonata: en las sinfonías de Joseph Haydn y de Carl Stamitz todavía pueden encontrarse algunos minuetos, pero desaparecieron finalmente sustituidos por el scherzo, que es una evolución digamos “extendida” con mayor profundidad.
Así que ya sabéis, los minuetos del suzuki, sin correr, con ceremonia y que se note bien que es un compás de tres tiempos. Algunos piensan que el minueto 2 hay que hacerlo cuanto más deprisa mejor, y no es así.
Minuetos en la famosa “Musica acuatica” de Haendel acompañados por una bonita danza que, no sabemos si será como antiguamente, pero lo parece:
Efectivamente, este nombre también tiene origen francés (les encantaba bailar) y las primeras noticias escritas que se tienen datan de 1665. Como la Gavota, a la que se asemeja, se popularizó también en el ambiente cortesano que vivió J. B. Lully. Y ahora veamos cómo la define la wikipedia:
Empieza con una negra en anacrusa y su movimiento es sincopado, siendo similar a la gavota, aunque normalmente más extensa. Uno de los más conocidos compositores de bourrés fue Johann Sebastian Bach.
En el bourrée se utilizan dos esquemas rítmicos básicos a la hora de componer:
Estos dos esquemas se combinan. Las melodías suelen comenzar con el primer esquema, luego es indistinto cuál se usa (se usa uno de los dos, se combinan o en ocasiones se varían; la variación más común es la sucesión de dos negras) y el final de la melodía suele terminar con el segundo esquema.
Las blancas y las redondas solo se usan en el final y es sumamente raro encontrar figuras con valores inferiores a la corchea.
Os dejo una bourrée de J.S. Bach que sonará a los que hayan practicado el volumen 3 de Suzuki, pero que fue escrita originalmente para cello.
Esta vez hablamos de una familia de danzas de origen italiano del siglo XVI. De compás ternario, también se la puede encontrar como “corrente”, “coranto” o “corant”.
En el barroco la courante tuvo dos variantes: la francesa y la italiana. El estilo francés se le solía anotar como “courante” mientras que el italiano aparecía cómo “corrente”. Bach incluso distinguía entre ambos en sus suites: especificó “correntes” en las partitas para clave nº 1, 3, 5 y 6; las nº 2 y 4 tienen courantes en estilo y nombre. (La mayoría de los editores modernos no han conservado la distinción de Bach). En el resto de sus suites, los títulos no ofrecen ningún indicio del tipo de que se trata, pero sí la elección de compás (3/4 o 3/8 para la corrente y 3/2 para la courante). tenía muchos acentos cruzados y era una danza lenta. La courante italiana era más rápida, con desarrollo más libre y rápido.
El tipo italiano, (corrente) utiliza el compás ternario rápido (3/4 o 3/8), a menudo con figuraciones triádicas o de escalas en corcheas o semicorcheas regulares. Presenta generalmente una textura homofónica, pero no son infrecuentes los comienzos imitativos.
En una suite barroca, sea italiana o francesa, la courante típicamente se incluye entre la alemanda y la zarabanda, como segundo o tercer movimiento musical.
Los que habéis llegado al volumen 7 del Método Suzuki sabréis que ahí aparecen dos courantes, una de Bach y otra de Corelli.
Os dejo una Courante de una de las partitas de Bach, interpretada de un modo que me ha parecido “muy barroco” seguramente de forma parecida a como se hacía en la época de Bach.
Como este tema no es quizás el más emocionante del mundo, lo dejamos aquí, pero no os relajéis, que todavía quedan muchas otras formas musicales que descubrir, así que seguid atentos a próximas entregas.
Wikipedia
Y unos cuantos más…
Nota: los precios orientativos están referidos a los que hay en España.
Si eres lo suficientemente joven para empezar y quieres que la música sea tu profesión, sí. Si quieres ser bueno en el repertorio clásico, también. Además, el Conservatorio te enseñará no sólo el instrumento, sino que te proporcionará una formación musical más integral y completa. A partir de ciertas edades, es más difícil entrar en conservatorios oficiales. En esos casos habría que optar por escuelas privadas o profesores particulares. De las primeras las hay muy buenas aunque bastante inaccesibles, otras más modestas, o profesores particulares que sirven bien a quienes sólo queremos disfrutar o llegar a tocar a un nivel medio.
Pero nunca se sabe, hay grandes violinistas que casi no han estudiado de forma oficial (aunque no en el ámbito de la música clásica).
Se suele dar una clase a la semana, desde media hora (los niños pequeños que no aguantan mucho rato) hasta una hora (adultos). Además, algunos profesores a veces imparten clases colectivas extra para hacer música en grupo, lo que es muy recomendable. Las clases pueden salir entre 60 y 100€/mes (4 clases), dependiendo del profesor, duración, etc.
Cada “maestrillo” tiene su librillo. El más popular en academias y clases particulares es el Suzuki, pero tampoco creo que sea bueno ceñirse sólo a él. Lo importante es que el profesor tenga criterio y se adapte a las necesidades de cada alumno.
No, puedes ir aprendiéndolo a la vez, poco a poco. Estudiar solfeo sin más, sin tocar ningún instrumento o al menos cantar es una tortura que no se la deseo a nadie.
La verdad… sí, al menos hacerlo bien, pero nada que no se pueda conseguir tomándotelo con ilusión y perseverancia.
Este es uno de los objetos con mayor rango de precios que existen. Para empezar a tontear con el instrumento puedes hacerte con un violín de fábrica chino, pero incluso en este campo los hay mejores y peores. Con 130 o 150€ podrías comprar uno para el primer año (o dos). A partir de ahí, y en los sitios de confianza, el precio va en relación con la calidad, como es natural. Cuando ya lleves unos años y tengas un nivel, te costará conformarte con un violín de menos de entre 2.000 y 3.000€.
Esta respuesta sería muy larga, así que mejor ve al artículo que escribí sobre el tema.
No me gusta decir a nadie que no puede hacer algo. Hay personas que piensan que con bajarse las partituras del método Suzuki y ver un par de vídeos pueden ahorrarse las clases. Lo que sí puedo asegurar es que tardarás el doble de tiempo y probablemente cogerás vicios y malas costumbres que perjudicarán tu técnica. Además, tocar con alguien, aunque sea un profesor, es mucho más enriquecedor que andar viendo vídeos de youtube o páginas como ésta
Pero al final, como este tema da para más conversación, he terminado escribiendo este artículo.
Se suele empezar con un violín barato, hasta que aprendes a coger correctamente el instrumento y el arco, y a afinar medio decentemente. Pero no hay que esperar mucho a intentar cambiarlo por uno mejor, porque practicar con un mal instrumento se hace más difícil e ingrato. Como serás sensato y buscarás un profesor, él te puede aconsejar sobre los mejores lugares para ir a mirar e incluso qué marcas son las más adecuadas. También te puede informar sobre el tamaño adecuado de instrumento. También te vendrá bien leer este artículo. Y este otro.
Antes que nada ¿le has dado resina al arco? Debes tensarlo (sin exagerar, no te pases) y frotar la pastilla de resina a lo largo de las cerdas, de abajo arriba. La primera vez te vas a tirar tus buenos 10 o 15 minutos dale que te pego hasta que las cerdas estén cubiertas de un polvo blanco que es el que hace que vibren las cuerdas. Ten cuidado para que la pastilla de resina no choque con la parte de metal del arco, porque puedes romper la resina y echarla a perder.
Ahora a afinar: lo siento, te tienes que tragar este artículo enterito.
Es curioso que bastante gente ha preguntado por esta cuestión. Diré lo que suelo contestar: el violín eléctrico está bien para ensayar en casa, sobre todo ciertos tipos de música, y ejercicios básicos; te puedes poner los auriculares y tan tranquilo sin molestar a nadie. Pero si has hecho lo que debes y te has apuntado a clases, el profesor no te oirá bien, no podrás tocar con él, y tampoco podrás ofrecer ninguna muestra de tu talento a nadie a menos que vayas cargado con un amplificador. Así que, violín eléctrico vale, pero de segundo violín.
Si preguntas esto es porque estás intentando tocar sin haber contratado clases. Las notas las ha de buscar el oído, no la vista. Pero bueno, a veces se ponen marcas para ubicar las posiciones de los dedos, o se pueden comprar plantillas. Pero yo que tu no lo haría forastero, sin antes consultar con un profesional.
Es culpa tuya ¿qué esperabas? ¡Ve a dar clases de una vez!
-“Tú eres un Suzuki puro.”
La frase de mi profesor de violín me desconcertó momentáneamente, quizá por ciertas connotaciones “raciales” que me asaltaron de repente. Y me puse a pensar que tenía razón hasta cierto punto porque, aunque es verdad que he sido un fiel seguidor del Método Suzuki, también lo es que he picoteado por muchos tipos de ejercicios de todo tipo: los Sevcik, los Wolfhart, los Kreutzer, las dobles de Polo… escalas y ejercicios de la ABRSM, e infinidad de temas de los muchos libros de partituras de todos los estilos, libros a los que soy adicto. Así que no creo ser tan “puro”.
Comencé ya adulto, sintiéndome un poco extraño por haber decidido meterme en ese jaleo entre montones de niños que alborotaban y me miraban como si hubiera repetido curso 15 veces. –“Tú ya irás por el volumen 5 por lo menos ¿no?”– me preguntaban-
He estudiado hasta el volumen 7 con mi profesor, he mirado por mi cuenta el volumen 8 e incluso he probado la versión del concierto de Mozart del volumen 9 (el 10 está en tareas pendientes), así que creo que conozco bastante bien el sistema. Un sistema al que se acusa desde los estamentos pedagógicos tradicionales de producir violinistas que tocan muchas cosas pero desafinan. Lo cual es injusto puesto que no se puede exigir resultados profesionales a un sistema que no tiene como su razón de ser el virtuosismo excelso, sino el acceso natural de los niños (y cada vez de más adultos) al mundo de la interpretación a todo aquel que se sienta atraído por él y quiera vivirlo desde una perspectiva que no tiene porqué ser profesional, pero podría serlo.
Siempre me ha llamado la atención la diferencia de actitud de las personas ante unos instrumentos u otros. Parece que cualquiera puede tocar la guitarra, más o menos como afición, pero nadie espera que toques el violín sólo por placer o como pasión desinteresada, siempre se le presupone una finalidad seria. Y la verdad es que lanzarse al estudio del violín es una aventura enriquecedora de autoconocimiento, de disciplina, de descubrimiento, de dejarse llevar por la música, de aprender a sentirla, que me atrevería a recomendar a todo el mundo con unas mínimas aptitudes.
Al final importa menos el método que se use que la actitud con la que lo trabajes. Como se suele decir, no es el qué, es el cómo. Tocar una escala o cualquier típico ejercicio puede ser aburrido pero no lo hagas mecánicamente; busca afinación y rapidez, claro, pero ponle un día swing, otro día melancolía, otro día intenta que sea como un chiste… El Método Suzuki busca mucho eso: minimizar el puro ejercicio sin musicalidad, alcanzar la técnica sin darte cuenta gracias a que siempre estás interpretando música. Otros métodos buscan también lo mismo (El Método O’Connor...)
Ahora ayudo a mi hija con el Método Suzuki y, enseñando, estoy re-aprendiendo cosas que casi había olvidado.
Son consejos sencillos según mi experiencia; vosotros debéis valorar si os pueden ser útiles o no.
Os dejo una recopilación de vídeos y consejos sobre los primeros temas del volumen 1 del Método Suzuki, recopilados en la comunidad de violinistas aficionados de Taringa, por samvel7.
Hay que tener en cuenta que hay 3 ejercicios para realizar antes de las variaciones del Twinkle en el Vol.1:
Esta canción incluida tanto en el volumen 1 como en el 2 del Método Suzuki. La única diferencia es que en el primero está en La y en el segundo esta en Sol. Allyson no realizó el video para la version del volumen 1, pero esta pieza es sencilla. El ritmo es fácil y el movimiento del arco es similar al de “O come, little children”. Además, tocaremos la tercera cuerda (Re) por primera vez.
Espero que estas primeras consideraciones os sean útiles para empezar. Y espero que también comentéis vuestras experiencias y consejos con el Método Suzuki, o cualquier otro.
European Suzuki