Pavarotti, Caruso y Dalla

Luciano PavarottiA finales del siglo XIX, un muchacho napolitano -hijo de una limpiadora y un obrero al que tuvo que ayudar en su trabajo con tan sólo 10 años para contribuir a la maltrecha economía familiar- empezó una carrera musical que transformó totalmente su vida. Entre 1895 y 1920 Enrico Caruso pisó el escenario de los teatros de ópera más importantes del mundo, además de entrar en millones de hogares gracias a sus discos, una tecnología que acababa de empezar a popularizarse. En el siguiente vídeo podemos oír una de esas grabaciones, en la que, a pesar de la baja fidelidad de esa tecnología primitiva, podemos apreciar la maravillosa voz del tenor interpretando (según el gusto de la época) una de las arias más conmovedoras de toda la historia de la ópera, E lucevan le stelle. El personaje de esta romanza es Mario Cavaradossi -preso político tras la caída de la República Romana, en 1800- en su última hora de vida. Muy pronto le llevarán delante del pelotón de ejecución y en ese momento, junto con su vida, le arrebatarán el amor de su Floria Tosca.

E lucevan le stelle
e olezzava la terra,
stridea l’uscio dell’orto
e un passo sfiorava la rena.
Entrava ella, fragrante,
mi cadea fra le braccia.

Oh! dolci baci, o languide carezze,
mentr’io fremente
le belle forme disciogliea dai veli!
Svanì per sempre il sogno mio d’amore…
l’ora è fuggita,
e muoio disperato!
E non ho amato mai tanto la vita!

Y brillaban las estrellas,
Y olía la tierra,
chirriaba la puerta del huerto,
y unos pasos rozaban la arena.
Entraba ella, fragante,
caía entre mis brazos.

¡Oh, dulces besos! ¡Oh, lánguidas caricias,
mientras yo, tembloroso,
liberaba sus bellas formas de los velos!
Se desvaneció para siempre mi sueño de amor…
el momento ha huido,
¡y muero desesperado!
¡Y no he amado nunca tanto la vida!

A su vez, Lucio Dalla, cantautor italiano fallecido a principios de este año, compuso una canción sobre el mismo tema cuyo título es Caruso. En ella cuenta los últimos días del famoso tenor en su Nápoles natal. Caruso falleció con sólo 48 años por una enfermedad pulmonar que arrastró durante varios meses. Su muerte prematura, ocurrida mientras estaba en el ápice de su carrera, conmocionó al mundo entero y contribuyó a transformar su figura en auténtica leyenda.

La desesperación del Cavaradossi pucciniano se diluye en resignación en el Caruso dalliano: los paisajes, los recuerdos, las metáforas, los gestos, el grito de amor del estribillo, todo en esta poesía es pura melancolía, nostalgia anticipada de lo que se le está escapando junto con la vida, algo que sólo se puede aceptar viviendo más intensamente el presente, disfrutando de los abrazos y miradas de la persona amada (la muchacha a la que abraza en la canción es su mujer Dorothy, veinte años más joven que él) y de la música.

Qui dove il mare luccica
e tira forte il vento
su una vecchia terrazza
davanti al golfo di Surriento
un uomo abbraccia una ragazza
dopo che aveva pianto
poi si schiarisce la voce
e ricomincia il canto.

Te voglio bene assaie
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint’e vene sai.

Vide le luci in mezzo al mare
pensò alle notti là in America
ma erano solo le lampare
e la bianca scia di un’elica.
Sentì il dolore nella musica,
si alzò dal pianoforte
ma quando vide la luna uscire da una nuvola
gli sembrò dolce anche la morte.
Guardò negli occhi la ragazza,
quegli occhi verdi come il mare,
poi all’improvviso uscì una lacrima
e lui credette di affogare.

Te voglio bene assaie
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint’e vene sai.

Potenza della lirica
dove ogni dramma è un falso
che con un po’ di trucco e con la mimica
puoi diventare un altro.
Ma due occhi che ti guardano
così vicini e veri
ti fan scordare le parole,
confondono i pensieri.
Così diventa tutto piccolo,
anche le notti là in America,
ti volti e vedi la tua vita
come la scia di un’elica.
Ma sì, è la vita che finisce,
ma lui non ci pensò poi tanto
anzi si sentiva già felice
e ricominciò il suo canto.

Te voglio bene assaie
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint’e vene sai

Aquí donde el mar reluce
y sopla fuerte el viento
en una vieja terraza
frente al golfo de Sorrento
un hombre abraza a una muchacha
después de que había llorado
luego se aclara la voz
y reempieza el canto.

Te quiero mucho,
pero mucho, mucho, sabes
ya es un cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes.

Vio las luces en el mar,
pensó en las noches allí en América
pero sólo eran las luces de los barcos
y la blanca estela de una hélice.
Sintió el dolor en la música,
se levantó del piano
pero cuando vio la luna salir detrás de una nube
le pareció dulce incluso la muerte.
Miró a los ojos a la muchacha,
esos ojos tan verdes como el mar
luego de repente salió una lágrima
y él creyó ahogarse.

Te quiero mucho,
pero mucho, mucho, sabes
ya es un cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes.

Fuerza de la lírica
donde cada drama es mentira,
y con un buen maquillaje y con la mímica
puedes llegar a ser otro.
Pero dos ojos que te miran
tan cercanos y sinceros,
te hacen olvidar las palabras,
confunden los pensamientos.
Así todo se vuelve tan pequeño,
también las noches allí en América
te das la vuelta y ves tu vida
como la estela de una hélice.
Mas sí, es la vida que se acaba
pero él no se lo pensó mucho
al contrario, ya se sentía feliz
y reempezó su canto.

Te quiero mucho,
pero mucho, mucho, sabes
ya es un cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes.

Todo el mundo habrá reconocido al cantante que compartía escenario con Lucio Dalla en el vídeo anterior, otro tenor que, al igual que Caruso, pervive en la leyenda de la ópera: Luciano Pavarotti. Hoy hace 5 años de su muerte.

Pocos años antes, en su última ópera volvió a dar vida a Mario Cavaradossi, uno de sus personajes favoritos. Después de esa Tosca, que tuvo lugar en 2004 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, sólo apareció en ocasiones muy especiales, como por ejemplo la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006 en Turín, donde cantó otra aria muy conocida de Puccini, Nessun dorma, cuyo apoteósico final era muy apropiado para la ocasión.

Y así es como queremos recordar a Pavarotti el día del aniversario de su muerte, proclamando con su grandiosa voz los últimos y triunfales versos de esta aria.

Dilegua, o notte! Tramontate, stelle!
Tramontate, stelle! All’alba vincerò!

¡Desvanece, o noche! ¡Ocultáos, estrellas!
¡Ocultáos, estrellas! ¡Al alba venceré!

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Curso: Canto y dirección coral

El Centro de Formación de Profesorado de Castellón (CEFIRE) de la Consellería de Educación organiza del 2 al 6 de Julio un curso de Canto y dirección coral. 

El curso está dirigido a los docentes de música de primaria, secundaria y conservatorios. 
Podéis encontrar más información en el siguiente link: CEFIRE-Castellón. La inscripción está abierta.  
La parte de la dirección coral la impartirá Mónica Perales, con una amplia experiencia en la dirección de coros tanto de adultos como infantiles. 
La parte de canto corre a mi cargo. 

ChoralWiki

CPDL_logoEn sus comienzos, allá por diciembre de 1998, la Choral Public Domain Library (biblioteca coral de dominio público) era un sitio web que ponía a disposición de sus visitantes tan sólo seis partituras. Ese número ha ido creciendo progresivamente hasta superar actualmente las 9.000 obras de música vocal de casi 2.000 autores.

La razón por la que un sitio web iniciado por una sola persona y mantenido durante sus primeros 10 años con muy poca ayuda externa ha llegado a crecer tanto se debe a que hace varios años, concretamente en 2005, migró a MediaWiki, el software sobre el cual está instalada la Wikipedia. Como ya vimos acerca del Proyecto Biblioteca Internacional de Partituras Musicales (IMSLP), otro importantísimo repositorio colaborativo de partituras publicadas bajo dominio público, el formato wiki permite la participación activa de los usuarios, que, además de descargar y utilizar libremente las ya existentes, pueden subir nuevas obras, siempre que se trate de trabajos cuyos derechos de explotación económica hayan expirado o que el autor autorice su publicación bajo licencia GNU Free Documentation License.

Por eso actualmente esta biblioteca, un sitio imprescindible para todos los profesionales y aficionados al canto coral, ha asumido el nombre de ChoralWiki.

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Alfred Deller, contratenor

Las voces humanas adultas se suelen clasificar en femeninas y masculinas. Cada uno de estos dos grupos principales se suele dividir en tres por sus registros. Desde el agudo al grave, las femeninas son: soprano, mezzosoprano y contralto, mientras que las masculinas son: tenor, barítono y bajo.

Esta división esquemática -aún siendo sumamente práctica y más que suficiente para clasificar la casi totalidad de la música vocal de los últimos dos siglos y la gran mayoría de la anterior a ese período- no recoge en realidad todas las posibilidades.

Con la técnica adecuada, utilizando de la mejor manera las diferentes cajas de resonancia que tenemos en el pecho y en la cabeza, sin las cuales las vibraciones de las cuerdas vocales serían inaudibles, es posible para un varón adulto ampliar su registro hacia el agudo, más allá de las poco más de dos octavas en las que suele moverse la voz masculina, con el resultado de conseguir cantar las notas que son más propias del contralto o del mezzosoprano y, excepcionalmente, hasta del soprano.

Obviamente, las consecuencias de tal uso de la voz humana no afectan sólo a la altura de los sonidos, sino también al timbre, pues la voz masculina que quiera alcanzar las notas propias de registros femeninos deberá utilizar intensivamente los resonadores de la cabeza y hasta el falsete. Por el efecto que produce, la voz de cabeza también viene definida como registro de tensión, pues adquiere de esa manera un mayor dramatismo del que tiene en el más empleado registro de pecho, de una manera similar a la que ocurre con los instrumentos musicales. Veamos, por ejemplo, dos instrumentos de cuerda frotada: el violín, construido para producir sonidos agudos, tiene una caja de resonancia muy pequeña, que amplifica las notas agudas otorgándoles un timbre brillante y cristalino. El violonchelo, por el contrario, está fabricado para ejecutar sonidos graves, con una caja de resonancia adecuada para esa función. Los sonidos agudos de éste también existen, como sonidos graves, en aquel. Si comparamos una nota aguda del violonchelo con la misma nota en el violín percibiremos una tensión bastante mayor en la primera, pues la vibración procede de una cuerda gruesa y corta (debido al efecto del dedo del ejecutante), mientras que en el violín la misma nota se obtiene con la vibración de una cuerda mucho más fina y, aunque parezca extraño, larga.

Volvamos a la voz humana: hoy en día se acepta el término contratenor para definir al varón que canta en un registro femenino, aunque en su etimología esa palabra sólo definía una voz que contrapuntaba la voz del tenor, da igual si con registro más agudo (contratenor altus) o más grave (contratenor bassus). Por eso, otros términos para definir a estos cantantes, posiblemente más correctos aunque menos empleados debido a la gran difusión del otro, son contraltistas o sopranistas, dependiendo de su ámbito vocal.

Tras siglos de abandono de esa figura musical, eclipsada por las estrellas del canto lírico, el contratenor volvió a imponer su presencia en el mundo musical en la segunda mitad del siglo XX, gracias a Alfred Deller, uno de los protagonistas del redescubrimiento y de la difusión de la música antigua ejecutada según praxis de la época.

Deller, que recordamos hoy por ser el 32º aniversario de su muerte, fue miembro del coro de la catedral de Canterbury hasta que formó, en 1948, su propio grupo, el Deller Consort, que, tras la muerte de su fundador está dirigido por el hijo de éste, Mark.

En la siguiente grabación podemos oír la impresionante voz de Deller, tan rica en matices que consigue sorprendernos en cada nota y, a veces, hasta en medio de un mismo sonido, que transforma enriqueciéndolo con su gran expresividad. La música es The Plaint, una aria de la ópera The Fairy Queen de Henry Purcell.

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Sakura sakura

Sakura en Fukushima (GNU FDL. Wikimedia Commons)Faltan pocos días para la entrada de la primavera, la estación más esperada en todas las culturas, ya que, además de reconfortar los cuerpos alejando el frío, la lluvia, la nieve y la oscuridad de noches largas, alegra los ánimos con una auténtica y exuberante celebración de la vida: las aves migratorias regresan llenando el cielo de cantos y de bailes, otros animales despiertan de su letargo, las semillas brotan y las flores se abren, llenando el campo de olores y colores.

Con la palabra hanami los japoneses definen su tradicional costumbre de contemplar la belleza de las flores, sobre todo de la flor del cerezo cuando llega la primavera, una flor a la que está dedicada una de las más famosas canciones populares de Japón, Sakura sakura (el nombre de esta flor en japonés).

Esta primavera gran parte del país del sol naciente no conseguirá llenarse de flores,  y deberán pasar siglos antes de que en Fukushima puedan nacer unas flores tan bellas como las de la foto, tomada justamente en ese pueblo duramente azotado por la naturaleza y, sobre todo, por la temeridad del ser humano.

Mis alumnos, alumnas y yo tocaremos en clase Sakura sakura para recordar a las miles de víctimas de esta tragedia y para estar cerca del pueblo nipón con nuestros mejores deseos.


ACTUALIZACIÓN (26 de marzo de 2011).
Tras dos ensayos, los alumnos y alumnas del 1º de ESO B al completo han grabado esta canción:
Sakura sakura

 

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