RESEÑA DEL IV CURSO DE REPERTORIO ORQUESTAL PARA CLARINETE 2016

Este pasado fin de semana se ha realizado en la Escuela de Música ” Progresión armónica” de Rivas- Vaciamadrid (Madrid) el IV Curso de repertorio orquestal para Clarinete.

El sábado impartió clases individuales la solista de clarinete de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, Nerea Meyer Arias. Nos gustó sobre todo su manera amable, clara y efectiva de plantear, trabajar y solucionar las cuestiones, tanto técnicas como musicales, que se iban presentando en los solos orquestales. Pudimos trabajar pasajes de las 4ª, 6ª y 8ª Sinfonías de Beethoven, 2ª Rapsodia Húngara de Liszt, Danzas Polovtsianas de Borodin…


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Miguel Espejo Pla, solista de la Orquesta de Radiotelevisión Española, fue el profesor durante la segunda jornada. Podríamos destacar su manera minuciosa de trabajar el aire, el apoyo, la embocadura y la articulación, siempre al servicio de la calidad del sonido y del fraseo adecuados. Escuchamos y aprendimos de los solos de Tosca, Pedro y el Lobo, 9º Sinfonía de Schostakovitsch y un fragmento del inicio del concierto de Mozart.

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Con este IV Curso de Repertorio Orquestal para Clarinete finaliza un ciclo. El año próximo descansamos y aprovechamos para reflexionar sobre lo bueno y lo malo, recordar los aciertos y aprender de los errores para, quizá, más adelante, continuar con este proyecto o una parecido.

Pero no quiero terminar sin destacar la calidad humana de todos los profesores que han querido colaborar con este proyecto, desde Beatriz López a Nerea Meyer, pasando por mis tres profesores, José V. Herrera, Josep Fuster y Miguel Espejo. Todos y cada uno de ellos nos han mostrado su gran nivel como clarinetistas, músicos y Maestros. Estoy agradecida por lo que han compartido con nosotros.

Por último, quisiera dar las gracias a todos los alumnos (en especial a aquéllos que “han repetido”), ya que sin ellos sí que hubiera sido imposible emprender y llevar a cabo esta aventura de aprendizaje.

¡Gracias por leer!


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REFLEXIONES SOBRE LA RESPIRACIÓN EN LA ENSEÑANZA DEL CLARINETE. Parte 2.

Cuando trato el tema de la respiración en la clase de clarinete, hay una frase que siempre evito por todos los medios: “respiras mal”.

Si nos paramos a pensar, ningún alumno respira realmente mal. Las personas que respiran mal están desgraciadamente en el hospital o requieren oxígeno extra para vivir. El resto, hacemos lo que podemos.

Por supuesto hay maneras más o menos adecuadas de respirar para tocar un instrumento de viento. Por supuesto podemos mejorar nuestros hábitos respiratorios, lo cual no sólo favorecerá nuestro desarrollo instrumental en particular, sino también nuestra salud en general.

Levantar los hombros, por ejemplo, no tiene por qué estar directamente relacionado con una respiración “alta” (desaconsejable para una respiración adecuada). Cualquiera que se haya ocupado un poco de la fisiología de la respiración sabe que la cintura escapular es un conjunto de articulaciones “posada” sobre la caja torácica, con la que se une mediante músculos y tendones, pero que necesita de un movimiento mucho más amplio que un pequeño alzamiento de hombros para colaborar con la apertura hacia arriba de la caja torácica. En todo caso, tener los hombros levantados es un signo inequívoco de tensión general y debe evitarse para una buena postura en general y para desarrollar una buena sujeción del instrumento y adquirir una buena técnica de dedos.

A mi personalmente me gusta empezar el trabajo consciente de la respiración para generar un soplo en el instrumento que sea eficaz y ayude a desarrollar un buen sonido.

A veces es más fácil decir “baja los hombros” o, lo que es peor, “no subas los hombros” y ya está, que pasar por un camino más largo y cuidadoso, de observación, concienciación y práctica.

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Lo cierto es que, a partir de cierto punto, “hay que tocar con mucho aire”  y es absolutamente normal que el alumno (tengo en mente un principiante) haga “demasiado” para lograr llenarse o para tener la sensación de que está lleno de aire. Es más que probable que levante los hombros, que tense la cara, el cuello, los brazos y las manitas… Y aún así no “coja” todo el aire que piensa que necesita!

Es ahí donde empiezo el camino de lo que yo llamo la “profundización”. Qué palabreja. Profundizar el aire no es más que observar y aceptar nuestra respiración en reposo (trabajamos en postura tumbada, sentada y de pie) e ir alargando la inspiración para ir, poco a poco, involucrando la musculatura respiratoria más profunda. Empieza un camino de nuevas percepciones y sensaciones.

La construcción de sensaciones a lo largo del aprendizaje instrumental es crucial para mi manera de afrontar la pedagogía instrumental. No sólo en la cuestión de la respiración y el soplo, sino para la totalidad de los elementos técnicos y musicales que se vayan a trabajar. Por otro lado, es de igual importancia la formación del oído, aprender a escuchar y a saber qué es lo que queremos escuchar. La construcción de sensaciones por sí misma quedaría incompleta si no va relacionada con un resultado sonoro concreto.

Por tanto, el trabajo respiratorio fuera del instrumento es vital para mi manera de enseñar a tocar el clarinete: reconocerse a uno mismo en la propia respiración, ir desarrollando sensaciones y creando buenos hábitos respiratorios, relacionarnos de una manera “viva” con el instrumento (para lo cual necesitamos un buen trabajo de embocadura) y generar un soplo eficiente para lograr una sonoridad plena, flexible y adecuada a la música que vamos a interpretar…

¡Gracias por leer!

Cecilia

 


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Qué hacer si tu hijo quiere aprender música

Son muchos los padres que se deciden por introducir a sus hijos en el mundo de la música. Ya sea porque les parece una buena opción para complementar su educación, porque tienen tradición musical en la familia o porque su hijo se lo sugiere. Sin embargo, muchos se ven perdidos a la hora de elegir dónde y cómo puede su hijo estudiar música. He aquí algunas claves.

La edad ideal

Tradicionalmente, se considera la edad más idónea para aprender música los 7 u 8 años. Es una edad ideal, en la que el niño aprende de manera muy rápida y asombrosa y está más receptivo al aprendizaje musical en concreto.

Sin embargo, es posible iniciarse en la música desde los 3 años de edad. Depende de muchas variables, pero sobre todo del niño. A edades muy tempranas es difícil conseguir que los niños se centren en una cosa sino es mediante juegos. De hecho, muchos niños tienen problemas al entrar en preescolar porque son incapaces de mantenerse quietos o callados durante un buen rato. Es normal, ¡son niños! Por otro lado, empezar demasiado pronto les puede frustrar, ya que pueden encontrarse con que les cuesta aprender, o con que es demasiado para ellos.

La edad más tardía para empezar se sitúa en los 10 años. Se ha demostrado que los niños desarrollan ciertas capacidades en algunas fases de la infancia mucho mejor que cuando estas fases pasan. Estos períodos se llaman ventanas de oportunidad: momentos en que las neuronas son más activas y facilitan ciertos aprendizajes. La ventana de oportunidad para la música está abierta entre los 3 y los 10 años. Sin embargo, esto no quiere decir que no se pueda aprender más tarde. Sólo que es la etapa más idónea.

Dónde puede aprender

Hay dos tipos de centros oficiales donde se puede aprender a tocar un instrumento: por un lado están los Conservatorios Profesionales y por otro, las Escuelas Oficiales de Música.

Por su parte, los Conservatorios Profesionales ofrecen dos grados: El grado elemental, que son los cuatro primeros años, y el grado medio, que son seis años más. Para pasar de un grado a otro hay que hacer una pruebas de acceso. Además, el Conservatorio Profesional está orientado a la carrera musical, por lo que te prepara para acceder al Conservatorio Superior para cursar los cuatro años que corresponderían a un estudio universitario. Por último, los Conservatorios permiten obtener una titulación oficial.

Por otro lado, tenemos las Escuelas de Música. Estos centros son más flexibles y se adaptan más al alumno. También ofrecen la posibilidad de, una vez iniciado en la música a través de la Escuela, el alumno pase al Conservatorio. Son centros ideales para aquellos niños que no necesariamente buscan la titulación musical. Así pueden comprobar si la música les gusta, si les llama la atención y después, si se deciden a profesionalizarse.

Además de los centros oficiales, existen también centros privados o profesores particulares. De esta forma no puedes garantizarte un título, pero sí un aprendizaje personalizado guiado por un profesional.

Qué beneficios tendrá

Muchos estudios han comprobado que estudiar música tiene  múltiples beneficios para los niños. Sus capacidades neurológicas aumentan gracias al aprendizaje musical. Es una actividad muy completa, que combina capacidades motrices e intelectuales. ¡Hasta se ha demostrado que los niños que aprenden a tocar un instrumento son mejores en matemáticas! Desde mi propia experiencia, aprender música me ha abierto la mente, me ha hecho más activa en los estudios, más organizada y responsable, más centrada y más sensible.

Estudiar música son todo ventajas para un niño:

  • Aumenta su atuoestima
  • Mejora sus capacidades motoras e intelectuales
  • Mejora su capacidad lingüística
  • Potencia la memoria
  • Aumenta su coordinación y su capacidad de expresión corporal
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Repetir y repetir, ¿sí o no?

Sin duda, a pesar de los avances pedagógicos, la repetición sigue formando parte de la práctica del instrumento. La tradición de la técnica dicta que, cuanto mas repitas un pasaje, mejor te saldrá. Sin embargo, ¿es esto correcto? ¿es la repetición una buena técnica de estudio?

La actividad musical es una actividad compleja, que implica tanto facultades motoras como mentales. Estudiar música y tocar un instrumento conllevan un aprendizaje continuo y diario con el fin de mejorar. Y para aprender, es necesario repetir. Sin embargo, en la repetición no vale todo.

Repetir sí, pero no de cualquier manera.

A la hora de estudiar cualquier materia, desde historia hasta matemáticas, la repetición también juega un papel importante. Sin embargo, la repetición en si misma- por ejemplo, leer un texto una y otra vez,- solo estimula nuestra memoria a corto plazo. Es cuando entran en juego la lectura comprensiva o el procesamiento de la información que se consigue fijar el aprendizaje en nuestra memoria a largo plazo.

La idea de lo que debe sonar.

Muchos estudiantes o intérpretes ya profesionales tienden a acostumbrarse a las faltas: asimilan como correcto algo que no lo es solo porque lo suelen repetir asiduamente. Faltas de precisión rítmica, sonido sucio, falta de calma en la interpretación… etc. Para repetir un pasaje y conseguir mejorarlo siempre se tiene que tener en mente el resultado musical que se busca.

Para practicar mediante la repetición es esencial que exista continuamente una comparación entre lo que es y lo que debe ser. Así conseguimos una práctica activa, hacemos participar a nuestro cerebro en el aprendizaje y optimizamos el tiempo de estudio.

La variedad es la clave.

La técnica de la repetición tiene una gran desventaja, y es que cuando repetimos algo diez o veinte veces seguidas, tendemos a perder el interés en lo que hacemos, a pensar en otras cosas y, por consiguiente, a perder un tiempo de estudio muy valioso. Si el cerebro se aburre, no aprende. ¿Como podemos conseguir mantener la concentración realizando aburridas repeticiones?

Las doctoras Christine Carter y Jessica Grahn se han asociado para estudiar estrategias eficaces de práctica musical. Su estudio evidencia que la práctica variada fomentan un aprendizaje mas rápido y eficaz. Si aplicamos esto a la técnica de la repetición, podemos pensar en una repetición variada: utilizar distintas articulaciones, ritmos, subdivisiones… Hacer que cada repetición sea algo distinto y nos obligue a mantener el cerebro alerta. Según la propia Dr. Carter, “el intercalado requiere un mayor esfuerzo, y esto aumenta la actividad mental, lo cual conduce a una mayor retención, la verdadera meta de la práctica“.

De esta forma, también se puede conseguir una mayor concentración sobre el estudio y una disminución considerable de las faltas. Manteniendo el cerebro mas activo, siempre con la idea de lo que debe sonar, y repitiendo de manera variada, conseguiremos mayor atención y actividad mental y, por tanto, un aprendizaje mas rápido y organizado.

Libro recomendado: Ejercitacion mental para musicos

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